3 jun 2009

Dilemas

Gobernar y “campañear”/ José Carreño Carlón
Publicado en El Universal, 3 de junio de 2009;
Hay actos de gobierno que pueden acabar con las posibilidades de una campaña, y hay actos de campaña que pueden acabar con las posibilidades de un gobierno. ¿Cómo incidirán en esta campaña los actuales actos de gobierno, y qué márgenes de acción le quedarán al gobierno tras sus actos de campaña?
Tras la inicial aprobación pública del operativo para detener a decenas de funcionarios michoacanos presuntamente coludidos con organizaciones criminales, crecieron los cuestionamientos de políticos y medios.
Ayer llegó la controversia al Consejo Nacional de Seguridad Pública. Y quedó clara una señal de alerta: el riesgo que corren las funciones de gobierno y los procesos políticos por la real o eventual utilización de la lucha contra el crimen con fines electorales, como lo advirtió también ayer GEA en el Décimo Reporte de sus Escenarios Políticos 2007-2009.


Pero si el de Michoacán fue un golpe con fines electorales, éste habría sido de muy corta duración y lo habrían arruinado improvisaciones tales como no haber previsto la elaboración de respuestas a las reacciones que ahora se acumulan.
Y si, por el contrario, los arraigados están, en efecto, coludidos con el crimen, y su defensa política y mediática ha logrado colocar en la agenda pública la duda razonable, entonces el potencial de respuesta de las organizaciones criminales parecería mayor que el del Estado: ya no sólo en capacidad de fuego bélico, sino también en su capacidad del fuego político y mediático.
Dilema perversoLos dos supuestos son graves.
Si hay una treintena de detenidos sin justificación legal sólida, como expresión de un golpe propagandístico —y si con ese golpe se ha alterado desde el gobierno federal la vida de un estado gobernado por otro partido—, estaríamos, como se ha cuestionado, ante una agresión a la legalidad y al pacto federal.Pero si —en el otro supuesto— los arraigados son de verdad miembros o cómplices del crimen organizado y están siendo capaces de revertirle el golpe al gobierno que se atrevió a enfrentarlos, entonces sí que estaríamos ante una muestra inequívoca de que no sólo el gobierno sino el país habrían quedado a merced de las organizaciones criminales.El hecho de hoy es que la agenda de los medios les plantea a audiencias y lectores un dilema perverso entre dos versiones de gobierno fallido: o éste dio un golpe mediático que puede declararse
fallido si queda exhibido que no tuvo más sustento que el de un acto de propaganda, o dio un verdadero golpe contra la delincuencia, que podría resultar fallido si el gobierno sigue perdiendo la iniciativa en el campo de la comunicación sobre la secuela del operativo.
Este dilema echa por tierra las reacciones de quienes recelan en automático de las intenciones electorales en la gestión gubernamental de las crisis más recientes: de la contingencia sanitaria al golpe al entramado político michoacano.
Crisis y campañas
En este punto, se ha pretendido establecer que a país revuelto, ganancia electoral del gobierno en funciones. Pero la ventaja política o electoral a obtener por los gobiernos con su manejo de situaciones críticas no puede sostenerse como axioma, es decir, como proposición clara y evidente que no necesita demostración. Necesita demostrarse en cada caso, igual que se suelen demostrar, en otros casos, grandes pérdidas políticas —incluso la pérdida del poder— por un mal manejo de crisis.
Lo que sí es cierto es que en esta época y en la forma actual que adopta la democracia en el mundo, bajo el concepto de “campaña permanente”, todo acto gubernamental tiene implicaciones electorales, negativas y positivas. Se gobierna entre crisis sucesivas y en campaña permanente.
En inglés, campaña (campaign) es nombre y también es verbo. En español sería algo así como “campañear”. “I love campaigning”, confiesa Bill Clinton en sus memorias entre crisis y crisis. Pero lo que ahora está por verse es el resultado de la gestión de Felipe Calderón en este su doble accionar de gobernar y “campañear”.
jose.carreno@uia.mx

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