En las instalaciones del Campo Marte, el Presidente Calderón hizo entrega este miércoles 3 de junio a los titulares de SEDENA y Marina la Condecoración Por la Patria, al General Galván Galván; y la de Perseverancia Excepcional Primera Clase, al Almirante Saynez Mendoza, por 50 años de servicio.
“Gracias al liderazgo de estos hombres de armas -subrayo- y al arrojo y empeño que día a día muestran los integrantes de las Fuerzas Armadas de México, hemos decomisado cantidades récord de drogas, de armas y de dinero, y se han capturado, como nunca, a delincuentes de la más alta peligrosidad. Pero más allá de estos avances, debemos recordar siempre que nuestra lucha es por construir un México de legalidad y de orden, un México donde impere la justicia y la libertad; un México seguro, donde cada mexicana y cada mexicano, cada familia, incluyendo las familias y los hijos de los soldados y marinos de México, puedan desarrollarse integralmente a plenitud”
Discurso del Presidente
General Guillermo Galván Galván, Secretario de la Defensa Nacional.
Almirante Mariano Francisco Saynez Mendoza, Secretario de Marina.
Señoras y señores Secretarios de Estado y Procurador General de la República.
Señores Almirantes, Capitanes, Oficiales y Guardiamarinas.
Señores Generales, Jefes, Oficiales y Tropa.
Soldados y marinos de México.
Señoras y señores:
Hoy, el Ejército Mexicano, la Fuerza Aérea, la Armada de México y el Gobierno de la República, nos unimos en el merecido reconocimiento a dos de nuestros mejores compañeros.
Hombres de armas que tienen el honor y la responsabilidad de dirigir las instituciones que son pilar y fundamento de nuestras Fuerzas Armadas: el General Guillermo Galván Galván, Secretario de la Defensa Nacional, y el Almirante Francisco Saynez Mendoza, Secretario de Marina.
Para mí es motivo de orgullo y satisfacción el hacerles entrega de las Condecoraciones por la Patria y al Mérito Excepcional, por sus 50 años de servicio a las Fuerzas Armadas; 50 años de sacrificio y arduo trabajo para salvaguardar la libertad y la soberanía de México; 50 años de entrega irrestricta en defensa del país.
Por primera vez en la historia moderna de México, los dos responsables de las Fuerzas Armadas: el Secretario de Defensa y el Secretario de Marina, cumplen, estando en activo, medio siglo ininterrumpido de servicio.
El Presidente Francisco I. Madero dedicó su libro de la Sucesión Presidencial, en 1910, a todos los mexicanos en quienes no haya muerto la noción de Patria y que noblemente enlazan esta idea con la de la libertad y de la abnegación; a esa pléyade de valientes defensores que nunca han faltado a la Nación en sus días de peligro.
Tanto el General Guillermo Galván Galván como el Almirante Mariano Francisco Saynez Mendoza son dignos herederos de tales principios y valores. El gran esfuerzo y tesón, que han mostrado estos hombres de armas a lo largo de cinco décadas de lealtad en defensa de la Nación, confirman su sentido del deber y del honor, su rechazo a la conformidad o al abandono.
Su firme convicción para legar a las mexicanas y a los mexicanos del mañana una Patria más justa, más segura y soberana.
El General Guillermo Galván, egresado del Heroico Colegio Militar, cuenta con una intachable trayectoria profesional, que lo ha puesto al mando de diversas unidades del Ejército y le ha hecho acreedor a altas distinciones, entre las que destacan las condecoraciones nacionales de Servicios Distinguidos, Legión de Honor y ocho de Perseverancia, por servicios ininterrumpidos.
Además ha sido merecedor de preseas internacionales por diversos gobiernos del mundo, entre los que se encuentran el de Guatemala, el de Brasil y el de Perú.
Por su parte, el Almirante Mariano Francisco Saynez Mendoza, graduado de la Heroica Escuela Naval Militar, se distinguió a lo largo de su carrera como valeroso Comandante de varias unidades de superficie, así como de diversas flotillas de nuestra Armada.
También se ha distinguido a lo largo de su carrera naval con condecoraciones, como la de Perseverancia Excepcional Tercera y Segunda Clase, por haber cumplido 40 y 45 años en el servicio activo de la Armada de México.
Sin duda, son muchas las lecciones de patriotismo y lealtad que estos dos grandes mexicanos nos han dado en medio siglo de entrega sin reservas al servicio de la Nación.
Ellos son y deben ser un ejemplo para todos ustedes soldados y marinos de México, cadetes que inician ahora su carrera militar; porque como ustedes, ellos han cumplido con valentía y rectitud las delicadas misiones que la Patria les ha encomendado.
Como buenos militares se han entregado a la defensa de los valores supremos de la Nación: la libertad, la justicia, la paz, la democracia, la unidad, la soberanía exterior y la seguridad interior del país.
Como ustedes, han puesto la vida al servicio de México y jamás han dado, y sé que jamás darán, un paso atrás ante las condiciones de elevada peligrosidad que el cumplimiento del deber les exige.
Han realizado sacrificios de carácter personal y familiar, han trabajado sin descanso, muchas veces lejos del hogar, para defender lo más valioso que tiene México.
El testimonio de vida de estos dos hombres de armas es muestra de valentía y congruencia en la construcción de un México mejor. Fieles a la doctrina militar en la que han abrevado la mayor parte de su vida, han tenido la fuerza para sostener sus convicciones, y no sólo la fuerza, sino la congruencia vital, tan escasa en nuestro tiempo, de ser coherente, no sólo entre lo que se piensa y lo que se dice, sino entre lo que se piensa y lo que se hace.
México enfrenta hoy el desafío histórico de poner un alto a las amenazas más serias a la seguridad interior que integran, precisamente, la delincuencia y el crimen organizado, de hondas raíces transnacionales.
Ante los embates de esta amenaza, el Gobierno Federal emprendió una lucha sin cuartel para consolidar en beneficio de los mexicanos el Estado de Derecho y consolidar la seguridad para todos los nuestros.
En esta difícil tarea, la participación de nuestros soldados y marinos, comandados por el General Guillermo Galván y el Almirante Mariano Francisco Saynez, ha sido clave para asestar fuertes golpes a las estructuras operativas, logísticas y financieras de las redes criminales que no tienen precedente.
Gracias al liderazgo de estos hombres de armas y al arrojo y empeño que día a día muestran los integrantes de las Fuerzas Armadas de México, hemos decomisado cantidades récord de drogas, de armas y de dinero, y se han capturado, como nunca, a delincuentes de la más alta peligrosidad.
Pero más allá de estos avances, debemos recordar siempre que nuestra lucha es por construir un México de legalidad y de orden; un México donde impere la justicia y la libertad; un México seguro donde cada mexicana y cada mexicano, cada familia, incluyendo las familias y los hijos de los soldados y marinos de México, puedan desarrollarse integralmente a plenitud.
En esa misión crucial para la Patria, el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea han sido y serán una sólida columna de estabilidad y certidumbre. En todo momento, con lealtad y nobleza, las Fuerzas Armadas han asumido el lugar que la Nación y la historia les tienen reservado: al lado de la sociedad y como garantes del Estado de Derecho y de la Carta Magna.
Como Presidente, he tenido la oportunidad de constatar la desinteresada entrega y el servicio leal de estos dos colaboradores del Gobierno de la República.
El pueblo de México sabe que no ha sido fácil, que ha tocado a este Gobierno enfrentar riesgos sin precedente y amenazas de la mayor envergadura. Sin embargo, aún en los más difíciles momentos, ha estado presente siempre la disposición y voluntad, tanto del General Galván, como del Almirante Saynez para cumplir sin restricciones su deber.
A nosotros nos ha tocado el honor de servir a México en circunstancias extraordinariamente adversas, que han implicado, no sólo esfuerzos extraordinarios, sino los más variados riesgos, incluido, el de la vida.
Pero más que considerarlo una fatalidad, sé que para los hoy galardonados, como para un servidor, se trata de un verdadero privilegio el servir a la Patria en momentos tan singularmente difíciles.
Los mexicanos sabemos que frente a cualquier adversidad se cuenta, precisamente, con las Fuerzas Armadas, con los soldados y marinos de México. Los mexicanos saben que contamos con militares de honor, valor y patriotismo a toda prueba, en la delicada labor que ustedes realizan, bajo el mando de estos dos leales hombres, a quienes hoy reconocemos, ustedes están construyendo Patria y engrandeciendo a nuestro querido México.
Soldados y marinos de México.
Señoras y señores.
En 1868, el Presidente Benito Juárez se dirigía con estas palabras al General Mariano Escobedo: El Gobierno ha visto siempre en usted a uno de los mejores servidores públicos del país, y no hace más que cumplir con su deber, al guardar a usted todas las consideraciones a las que es acreedor por sus buenos antecedentes como patriota y como militar.
Con ese mismo espíritu de agradecimiento sincero por toda una vida de servicio a la Nación, hoy reconocemos al General Guillermo Galván Galván y al Almirante Mariano Francisco Saynez Mendoza.
Como Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, les felicito por esta Condecoración, justamente merecida, y les instruyo a que sigan honrando su buen nombre y a que sigan honrando a México con la misma voluntad, patriotismo y valentía con la que lo han hecho a lo largo de sus carreras militares.
Cumplan con su deber como lo han hecho: con gallardía y dignidad, con eficacia y lealtad, con profundo amor a México, que sé que ha sido la causa medular de tan brillante trayectoria.
El país lo necesita, la Patria se los agradece y los mexicanos se los reconocemos.
Enhorabuena y muchas felicidades.
Almirante Mariano Francisco Saynez Mendoza, Secretario de Marina.
Señoras y señores Secretarios de Estado y Procurador General de la República.
Señores Almirantes, Capitanes, Oficiales y Guardiamarinas.
Señores Generales, Jefes, Oficiales y Tropa.
Soldados y marinos de México.
Señoras y señores:
Hoy, el Ejército Mexicano, la Fuerza Aérea, la Armada de México y el Gobierno de la República, nos unimos en el merecido reconocimiento a dos de nuestros mejores compañeros.
Hombres de armas que tienen el honor y la responsabilidad de dirigir las instituciones que son pilar y fundamento de nuestras Fuerzas Armadas: el General Guillermo Galván Galván, Secretario de la Defensa Nacional, y el Almirante Francisco Saynez Mendoza, Secretario de Marina.
Para mí es motivo de orgullo y satisfacción el hacerles entrega de las Condecoraciones por la Patria y al Mérito Excepcional, por sus 50 años de servicio a las Fuerzas Armadas; 50 años de sacrificio y arduo trabajo para salvaguardar la libertad y la soberanía de México; 50 años de entrega irrestricta en defensa del país.
Por primera vez en la historia moderna de México, los dos responsables de las Fuerzas Armadas: el Secretario de Defensa y el Secretario de Marina, cumplen, estando en activo, medio siglo ininterrumpido de servicio.
El Presidente Francisco I. Madero dedicó su libro de la Sucesión Presidencial, en 1910, a todos los mexicanos en quienes no haya muerto la noción de Patria y que noblemente enlazan esta idea con la de la libertad y de la abnegación; a esa pléyade de valientes defensores que nunca han faltado a la Nación en sus días de peligro.
Tanto el General Guillermo Galván Galván como el Almirante Mariano Francisco Saynez Mendoza son dignos herederos de tales principios y valores. El gran esfuerzo y tesón, que han mostrado estos hombres de armas a lo largo de cinco décadas de lealtad en defensa de la Nación, confirman su sentido del deber y del honor, su rechazo a la conformidad o al abandono.
Su firme convicción para legar a las mexicanas y a los mexicanos del mañana una Patria más justa, más segura y soberana.
El General Guillermo Galván, egresado del Heroico Colegio Militar, cuenta con una intachable trayectoria profesional, que lo ha puesto al mando de diversas unidades del Ejército y le ha hecho acreedor a altas distinciones, entre las que destacan las condecoraciones nacionales de Servicios Distinguidos, Legión de Honor y ocho de Perseverancia, por servicios ininterrumpidos.
Además ha sido merecedor de preseas internacionales por diversos gobiernos del mundo, entre los que se encuentran el de Guatemala, el de Brasil y el de Perú.
Por su parte, el Almirante Mariano Francisco Saynez Mendoza, graduado de la Heroica Escuela Naval Militar, se distinguió a lo largo de su carrera como valeroso Comandante de varias unidades de superficie, así como de diversas flotillas de nuestra Armada.
También se ha distinguido a lo largo de su carrera naval con condecoraciones, como la de Perseverancia Excepcional Tercera y Segunda Clase, por haber cumplido 40 y 45 años en el servicio activo de la Armada de México.
Sin duda, son muchas las lecciones de patriotismo y lealtad que estos dos grandes mexicanos nos han dado en medio siglo de entrega sin reservas al servicio de la Nación.
Ellos son y deben ser un ejemplo para todos ustedes soldados y marinos de México, cadetes que inician ahora su carrera militar; porque como ustedes, ellos han cumplido con valentía y rectitud las delicadas misiones que la Patria les ha encomendado.
Como buenos militares se han entregado a la defensa de los valores supremos de la Nación: la libertad, la justicia, la paz, la democracia, la unidad, la soberanía exterior y la seguridad interior del país.
Como ustedes, han puesto la vida al servicio de México y jamás han dado, y sé que jamás darán, un paso atrás ante las condiciones de elevada peligrosidad que el cumplimiento del deber les exige.
Han realizado sacrificios de carácter personal y familiar, han trabajado sin descanso, muchas veces lejos del hogar, para defender lo más valioso que tiene México.
El testimonio de vida de estos dos hombres de armas es muestra de valentía y congruencia en la construcción de un México mejor. Fieles a la doctrina militar en la que han abrevado la mayor parte de su vida, han tenido la fuerza para sostener sus convicciones, y no sólo la fuerza, sino la congruencia vital, tan escasa en nuestro tiempo, de ser coherente, no sólo entre lo que se piensa y lo que se dice, sino entre lo que se piensa y lo que se hace.
México enfrenta hoy el desafío histórico de poner un alto a las amenazas más serias a la seguridad interior que integran, precisamente, la delincuencia y el crimen organizado, de hondas raíces transnacionales.
Ante los embates de esta amenaza, el Gobierno Federal emprendió una lucha sin cuartel para consolidar en beneficio de los mexicanos el Estado de Derecho y consolidar la seguridad para todos los nuestros.
En esta difícil tarea, la participación de nuestros soldados y marinos, comandados por el General Guillermo Galván y el Almirante Mariano Francisco Saynez, ha sido clave para asestar fuertes golpes a las estructuras operativas, logísticas y financieras de las redes criminales que no tienen precedente.
Gracias al liderazgo de estos hombres de armas y al arrojo y empeño que día a día muestran los integrantes de las Fuerzas Armadas de México, hemos decomisado cantidades récord de drogas, de armas y de dinero, y se han capturado, como nunca, a delincuentes de la más alta peligrosidad.
Pero más allá de estos avances, debemos recordar siempre que nuestra lucha es por construir un México de legalidad y de orden; un México donde impere la justicia y la libertad; un México seguro donde cada mexicana y cada mexicano, cada familia, incluyendo las familias y los hijos de los soldados y marinos de México, puedan desarrollarse integralmente a plenitud.
En esa misión crucial para la Patria, el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea han sido y serán una sólida columna de estabilidad y certidumbre. En todo momento, con lealtad y nobleza, las Fuerzas Armadas han asumido el lugar que la Nación y la historia les tienen reservado: al lado de la sociedad y como garantes del Estado de Derecho y de la Carta Magna.
Como Presidente, he tenido la oportunidad de constatar la desinteresada entrega y el servicio leal de estos dos colaboradores del Gobierno de la República.
El pueblo de México sabe que no ha sido fácil, que ha tocado a este Gobierno enfrentar riesgos sin precedente y amenazas de la mayor envergadura. Sin embargo, aún en los más difíciles momentos, ha estado presente siempre la disposición y voluntad, tanto del General Galván, como del Almirante Saynez para cumplir sin restricciones su deber.
A nosotros nos ha tocado el honor de servir a México en circunstancias extraordinariamente adversas, que han implicado, no sólo esfuerzos extraordinarios, sino los más variados riesgos, incluido, el de la vida.
Pero más que considerarlo una fatalidad, sé que para los hoy galardonados, como para un servidor, se trata de un verdadero privilegio el servir a la Patria en momentos tan singularmente difíciles.
Los mexicanos sabemos que frente a cualquier adversidad se cuenta, precisamente, con las Fuerzas Armadas, con los soldados y marinos de México. Los mexicanos saben que contamos con militares de honor, valor y patriotismo a toda prueba, en la delicada labor que ustedes realizan, bajo el mando de estos dos leales hombres, a quienes hoy reconocemos, ustedes están construyendo Patria y engrandeciendo a nuestro querido México.
Soldados y marinos de México.
Señoras y señores.
En 1868, el Presidente Benito Juárez se dirigía con estas palabras al General Mariano Escobedo: El Gobierno ha visto siempre en usted a uno de los mejores servidores públicos del país, y no hace más que cumplir con su deber, al guardar a usted todas las consideraciones a las que es acreedor por sus buenos antecedentes como patriota y como militar.
Con ese mismo espíritu de agradecimiento sincero por toda una vida de servicio a la Nación, hoy reconocemos al General Guillermo Galván Galván y al Almirante Mariano Francisco Saynez Mendoza.
Como Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, les felicito por esta Condecoración, justamente merecida, y les instruyo a que sigan honrando su buen nombre y a que sigan honrando a México con la misma voluntad, patriotismo y valentía con la que lo han hecho a lo largo de sus carreras militares.
Cumplan con su deber como lo han hecho: con gallardía y dignidad, con eficacia y lealtad, con profundo amor a México, que sé que ha sido la causa medular de tan brillante trayectoria.
El país lo necesita, la Patria se los agradece y los mexicanos se los reconocemos.
Enhorabuena y muchas felicidades.
intervenciones del Gral SECRETARIO GUILLERMO GALVÁN GALVÁN:
Licenciado Felipe Calderón Hinojosa, Presidente de la República y Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas; distinguidos miembros del presídium, damas y caballeros, compañeros de armas.
El Ejército y Fuerza Aérea mexicanos son instituciones armadas permanentes. Su creación y sostenimiento, a lo largo de la historia, es una decisión del pueblo que las conforma y avala para defender la integridad, independencia y soberanía de la Nación.
Reflejan una pirámide jerárquica, cuyo uniforme en la urbe o en la campiña proyecta con marcialidad fuerza y mesura, arrojo y también responsabilidad, equilibrio y tentadora simbiosis, para quien quiere dar a su vida un hondo significado.
La carrera militar única y sin sesgos es forja emocionante, competitiva y ardua, pero siempre alentadora y dignificante. El Instituto Armado es ámbito donde el recurso humano es el activo más importante; pilar fundamental y objeto de atención prioritaria.
Su manejo incluye la administración individual, con el objetivo de obtener de cada persona el máximo rendimiento y para proteger sus derechos.
Estas medidas comprenden acciones tendentes a mantener su eficiencia y una moral elevada en toda circunstancia, interviniendo en ello una muy amplia gama de actividades que se manifiestan a través de un Código Deontológico motivador, que nutre la visión de largo plazo y enaltece el espíritu de superación para construir un proyecto de vida.
Dicho proceso, cuyo fin es el concretar una evolución integral de cada mujer u hombre, tiene entre sus guías una ruta sustentada en los sistemas educativo, de adiestramiento y, muy señaladamente, en el de ascensos y recompensas.
Éste, como en todos los ejércitos del mundo, tiene la trascendental función de reconocer y premiar al mérito, estimula al estudiante que destaca en su rendimiento académico, alienta el espíritu deportivo de quienes sobresalen en alguna rama de esta disciplina, reconoce al maestro que entrega lo mejor de sí mismo en la cátedra diaria, enaltece la valentía de aquellos compañeros que ejecutan actos de heroísmo excepcional con riesgo de su vida.
Galardona a los Generales, Jefes, Oficiales y Tropa que realizan actos de notoria trascendencia en la campaña contra el narcotráfico. Agradece con la Condecoración de Retiro a quienes cumplen de manera digna su tiempo en el activo.
De ahí que las divisas en nuestra vestimenta reflejan trayectoria, logros y compromisos de cada uno.
Lugar especial ocupa la Condecoración de Perseverancia que representa la suma de tiempo, trabajo y esmero ininterrumpidos; la perseverancia es esfuerzo continuo, compendio de disciplina, lealtad, entrega, humildad y temple, taxativas premisas para obtener resultados positivos.
Es exigencia de lo ético, como axioma para el liderazgo, aplicación de todo lo que se nos enseña en las escuelas y en los campos de entrenamiento, ejercicio de los que se abreva en las unidades y cuarteles en todo el territorio nacional.
Perseverancia es constante axiológica. No debe existir un soldado sin valores, no se puede ser militar sin virtudes.
Destaca la lealtad a México y a toda la cadena de mando, asumiendo un compromiso de entrega absoluta a los fines superiores. Perseverar lleva implícita la aceptación de los desafíos que la defensa nacional impone, es permanencia activa y constancia sistemática, como carácter esencial para el desarrollo institucional.
Es actitud positiva frente a los obstáculos que interfieren la consecución de las metas y obliga a insistir en todo proyecto.
A través de la perseverancia se es capaz de alcanzar cualquier propósito. Esa tenacidad es reconocida a partir de que cumplimos los primeros 10 años del Instituto Armado con la Medalla de Quinta Clase, y así cada lustro se otorgan las correspondientes a la Cuarta, Tercera, Segunda, Primera, Especial, Extraordinaria, Institucional y por la Patria; esta última cuando se logra el medio siglo de servicios.
Cincuenta años en la vida militar de un hombre obliga a la reflexión profesional y afectiva, más aún si este trayecto se ha recorrido sin interrupciones y con rumbo firme.
Hoy encarno la emoción de recibir con profundo honor la máxima clase de esta divisa, cuya denominación la adopta de nuestra concepción nacionalista más elevada y con referencia a la convicción de servicio.
Patria es herencia ancestral, escuela cotidiana de grandeza y esfuerzo. A la Patria la moldeamos entre todos, todos los días y es deber y pasión fraguarla cada vez mejor más grande y sólida.
Me enorgullece mencionar que este acto no tiene preexistencia y reviste inigualable significado, pues es la primera ocasión que la Máxima Autoridad Castrense entrega esta Presea personalmente a su Secretario de la Defensa Nacional.
Le agradezco profundamente, señor Presidente, la deferencia que me ha dispensado.
Recibo la presente recompensa con gran satisfacción, como integrante de una antigüedad de este cuerpo militar, que el primer día de 1959 me recibiera en sus filas. Son el Ejército y Fuerza Aérea de la República, en todo caso, los destinatarios de este reconocimiento por haber permitido que uno más de sus oficiales haya podido recorrer el sendero por el que transitaron otros generales, quienes tienen ya un sitial distinguido.
Esta Condecoración pertenece en justicia también, a mi familia toda, compañeros y subordinados, quienes con tesón y talante optimista siempre han vigorizado mi vocación.
Señor Presidente:
Es menester reconocer en usted al Comandante Supremo, que desde el primer día de su mandato expresó su firme propósito de mejorar las condiciones de vida del personal militar en activo en situación de retiro y la de sus derechohabientes.
Sus acciones de mando y moral, como el incremento de los haberes, cuotas de alimentación, seguros de vida, créditos hipotecarios, programas de becas y adquisición de material y equipo, sólo por mencionar algunas, son inéditas y alentadoras.
Su afecto hacia las tropas es evidente.
Eventos como el pasado 20 de noviembre, en este mismo escenario, donde hizo entrega de ascensos y recompensas en todas las jerarquías, su reciente presencia en Ciudad Juárez para reconocer el esfuerzo y trabajo de las tropas, y otros actos en los que ha intervenido son muestra clara de una empatía recíproca.
Le agradecemos su voluntad y preocupación para fortalecer la profesión miliciana como una vertiente de oportunidades, donde permanente se alienta a sus integrantes para vivir mejor.
Compañeros de armas:
Es muy satisfactorio contar con la guía de nuestro Mando Supremo, con él hemos vivido momentos que ponen a prueba nuestra capacidad de reacción, temple y equilibrio.
En su liderazgo encontramos una fuerza avezada para superar cualquier obstáculo y caminar por senda segura.
Los exhorto a seguir perseverantes, teniendo presente que trabajar por la Patria nutre, fortalece y pertrecha ánimo. Ese, ese es el verdadero espíritu de esta Condecoración, que desde hoy me rebostuce como soldado.
Muchas gracias.
-MODERADOR: Hace uso de la palabra el ciudadano Almirante Mariano Francisco Saynez Mendoza, Secretario de Marina.
-SECRETARIO MARIANO FRANCISCO SAYNEZ MENDOZA: Licenciado Felipe Calderón Hinojosa, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos y Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas; General Guillermo Galván Galván, Secretario de la Defensa Nacional, compañero y amigo; distinguidos Secretarios de Estado que conforman el Gabinete; señores Almirantes, Generales, Capitanes, Jefes, Oficiales, Clases, Tropa y Marinería; distinguidas damas y caballeros:
Es para mí motivo de gran satisfacción y honor recibir el día de hoy, de manos del señor Presidente de la República, este reconocimiento a mi trayectoria de marino militar.
Sin lugar a dudas, el día de hoy es uno de los más importantes y emotivos de mi vida. Al interior de mi mente se acumula una enorme cantidad de recuerdos, que intentan robar a veces mi presente por la nostalgia que invade mi persona.
Creo que es oportuno dar vuelta atrás al reloj de mi vida y en un justo reconocimiento a las personas que me han apoyado, evocar su recuerdo.
Agradecer, primero que nada, a mis padres por concederme la vida y por sus enseñanzas, que fueron guía y soporte de este gran amor que siento por México.
Mi padre, que hoy ya no se encuentra entre nosotros, como marino militar fue mi ejemplo de entereza, lealtad, honestidad y guía de las actitudes ante los diversos retos que el hombre del mar tiene que hacer frente.
Mi madre, aquí presente, y a quien pudiera agradecer de manera infinita por todo lo que me ha dado, hoy quiero sintetizar expensándole mi amor, mi reconocimiento a su devoción y amor para con todos quienes tuvimos la suerte de ser sus hijos.
Para mi esposa, quien me ha acompañado durante los últimos 40 años en esta travesía en la Armada, compartiendo bonanzas y sorteando tempestades, y a quien sin su apoyo, amor y entusiasmo, quizás el día de hoy no estuviera aquí con ustedes. Mi agradecimiento, amor y respeto para toda mi vida.
A mis hijos, de los que siempre me he sentido orgulloso como eslabones generacionales de la familia, quiero ofrecerles en correspondencia a ese amor filial, siempre manifiesto en sus actos, mi agradecimiento por tantos y tantos momentos felices que me han dado a lo largo de sus vidas.
Son para mí la razón de mucho del esfuerzo que me ha permitido alcanzar mis objetivos profesionales y a mis nietos, quienes son el relevo natural que en ellos confiaré mi descendencia.
Para mis amigos y compañeros expreso también mi reconocimiento por su comprensión y apoyo a lo largo de tantos años de convivencia, a veces de tristeza, y otras muchas de alegría y regocijo.
Quiero agradecer, por supuesto, a los jefes y mandos que he tenido a lo largo de mi vida, desde los Cadetes, Oficiales, Capitanes y Almirantes que en su momento fueron la estructura de mi formación, guía de pensar y actuar; para todos ellos mi más sincero reconocimiento.
De manera muy especial quiero expresar a mi actual Comandante, el señor Presidente de la República, mi agradecimiento por la oportunidad y la confianza que me ha brindado al concederme la distinción de participar en su Gabinete y de que me permite el honor de comandar a la Secretaria de Marina, Armada de México, distinción a la que sólo iguala mi devoción por servir a esta Institución.
Esta Institución en la que me he conducido con el compromiso contraído, desde mi juventud, hace más de 50 años cuando juré lealtad a nuestro Lábaro Patrio y me comprometí servir a México, así como defender a sus instituciones, hasta con mi vida, si fuera necesario.
Reconozco que mi desempeño desde esa época que ingresé a la Heroica Escuela Naval Militar, como Cadete, se ha influido y guiado por los principios legados por todos los marinos militares que me han antecedido y que tienen como referencia obligada los principales hechos históricos, como el ocurrido el 23 de noviembre de 1825, cuando se consolidó la Independencia de nuestro país, por la Armada de México, al hacer capitular al último bastión español, acantonado en San Juan de Ulúa.
Y el de 1914 con los héroes José Azueta y Virgilio Uribe, quienes junto con el pueblo veracruzano dieron muestra de unión, hermandad y patriotismo al defender el territorio nacional ante la intervención extranjera.
En ambos hechos históricos quedó de manifiesto el deber primordial de las Fuerzas Armadas de garantizar la soberanía y seguridad de nuestra Nación.
Como marino y como hombre, en todas las comisiones que me han sido asignadas, he intentado observar de manera íntegra estos principios, convencido de que su cumplimiento nos conduce por el camino que debemos seguir todos los que hemos tenido el privilegio de servir en la Armada de México, siempre buscando alcanzar y proteger los más altos anhelos de la sociedad mexicana, de vivir con tranquilidad y en paz, y con la firme convicción de así contribuir al engrandecimiento de la Nación, a la que solemnemente juramos defender.
Hoy en día garantizar la soberanía nacional y el Estado de Derecho son un Mandato Supremo, que rige el actuar de la Armada de México y de todos y cada uno de quienes formamos parte de esta Institución.
Y aunque los tiempos han cambiado al surgir nuevas amenazas, la misión sigue siendo la misma: preservar la soberanía de la Nación, las libertades y la democracia, pues son estos los elementos esenciales para alcanzar el bienestar y el desarrollo al que anhelamos los mexicanos.
Señor Presidente:
De forma particular y en el ejercicio del delicado e importante encargo como Secretario de Marina, asignado por usted, los retos de la presente Administración desde el principio han sido de vital trascendencia, toda vez que involucran una de las más importantes exigencias de la ciudadanía, el derecho a la seguridad.
Como Alto Mando de la Armada de México y responsable de esta Institución, hemos decidido, en estricto cumplimiento a sus instrucciones, hacer nuestra la premisa de operar sin descanso, a fin de combatir la delincuencia organizada, resguardar la integridad del territorio, la libertad, la soberanía y de realizar todas nuestras acciones, en aras de que las familias mexicanas mejoren su calidad de vida.
Sabemos que los riesgos y amenazas actuales no afectan sólo el presente, pues su solución o su posterga tienen una repercusión directa hacia el futuro de nuestro pueblo. Son el legado que ofreceremos a las futuras generaciones.
Y por ello, quienes integramos la Armada de México, al contribuir con dicho fin, nos sentimos orgullosos y comprometidos de participar en operaciones que coadyuvan al orden y a la seguridad de los mexicanos, sin importar los sacrificios que conlleva el cumplimiento del deber.
El mejor legado que puedo transmitir a las nuevas generaciones de marinos es el coraje por la superación, el valor de la perseverancia y el compromiso de la lealtad a las instituciones.
Señor Presidente:
Sirva el reconocimiento de que soy objeto por usted en mis 50 años de servicio, para ratificarle mi compromiso de que continuaré con la firme determinación de alcanzar los objetivos planteados a nuestra Institución.
En la Armada de México reiteramos la confianza en usted, como nuestro Comandante Supremo y estamos convencidos de que la responsabilidad que nos compete en apoyo del bien común es lograr que todos los mexicanos podamos vivir mejor, y sólo hay un camino para lograrlo, el de la legalidad, y quienes no entiendan o quieran entender que el apego a la legalidad es lo que debe prevalecer, están muy equivocados.
Y estamos seguros que podemos alcanzar los objetivos con el liderazgo que usted nos ha mostrado.
Y una vez más, le agradezco esa distinción, en nombre de toda la Armada de México.
El Ejército y Fuerza Aérea mexicanos son instituciones armadas permanentes. Su creación y sostenimiento, a lo largo de la historia, es una decisión del pueblo que las conforma y avala para defender la integridad, independencia y soberanía de la Nación.
Reflejan una pirámide jerárquica, cuyo uniforme en la urbe o en la campiña proyecta con marcialidad fuerza y mesura, arrojo y también responsabilidad, equilibrio y tentadora simbiosis, para quien quiere dar a su vida un hondo significado.
La carrera militar única y sin sesgos es forja emocionante, competitiva y ardua, pero siempre alentadora y dignificante. El Instituto Armado es ámbito donde el recurso humano es el activo más importante; pilar fundamental y objeto de atención prioritaria.
Su manejo incluye la administración individual, con el objetivo de obtener de cada persona el máximo rendimiento y para proteger sus derechos.
Estas medidas comprenden acciones tendentes a mantener su eficiencia y una moral elevada en toda circunstancia, interviniendo en ello una muy amplia gama de actividades que se manifiestan a través de un Código Deontológico motivador, que nutre la visión de largo plazo y enaltece el espíritu de superación para construir un proyecto de vida.
Dicho proceso, cuyo fin es el concretar una evolución integral de cada mujer u hombre, tiene entre sus guías una ruta sustentada en los sistemas educativo, de adiestramiento y, muy señaladamente, en el de ascensos y recompensas.
Éste, como en todos los ejércitos del mundo, tiene la trascendental función de reconocer y premiar al mérito, estimula al estudiante que destaca en su rendimiento académico, alienta el espíritu deportivo de quienes sobresalen en alguna rama de esta disciplina, reconoce al maestro que entrega lo mejor de sí mismo en la cátedra diaria, enaltece la valentía de aquellos compañeros que ejecutan actos de heroísmo excepcional con riesgo de su vida.
Galardona a los Generales, Jefes, Oficiales y Tropa que realizan actos de notoria trascendencia en la campaña contra el narcotráfico. Agradece con la Condecoración de Retiro a quienes cumplen de manera digna su tiempo en el activo.
De ahí que las divisas en nuestra vestimenta reflejan trayectoria, logros y compromisos de cada uno.
Lugar especial ocupa la Condecoración de Perseverancia que representa la suma de tiempo, trabajo y esmero ininterrumpidos; la perseverancia es esfuerzo continuo, compendio de disciplina, lealtad, entrega, humildad y temple, taxativas premisas para obtener resultados positivos.
Es exigencia de lo ético, como axioma para el liderazgo, aplicación de todo lo que se nos enseña en las escuelas y en los campos de entrenamiento, ejercicio de los que se abreva en las unidades y cuarteles en todo el territorio nacional.
Perseverancia es constante axiológica. No debe existir un soldado sin valores, no se puede ser militar sin virtudes.
Destaca la lealtad a México y a toda la cadena de mando, asumiendo un compromiso de entrega absoluta a los fines superiores. Perseverar lleva implícita la aceptación de los desafíos que la defensa nacional impone, es permanencia activa y constancia sistemática, como carácter esencial para el desarrollo institucional.
Es actitud positiva frente a los obstáculos que interfieren la consecución de las metas y obliga a insistir en todo proyecto.
A través de la perseverancia se es capaz de alcanzar cualquier propósito. Esa tenacidad es reconocida a partir de que cumplimos los primeros 10 años del Instituto Armado con la Medalla de Quinta Clase, y así cada lustro se otorgan las correspondientes a la Cuarta, Tercera, Segunda, Primera, Especial, Extraordinaria, Institucional y por la Patria; esta última cuando se logra el medio siglo de servicios.
Cincuenta años en la vida militar de un hombre obliga a la reflexión profesional y afectiva, más aún si este trayecto se ha recorrido sin interrupciones y con rumbo firme.
Hoy encarno la emoción de recibir con profundo honor la máxima clase de esta divisa, cuya denominación la adopta de nuestra concepción nacionalista más elevada y con referencia a la convicción de servicio.
Patria es herencia ancestral, escuela cotidiana de grandeza y esfuerzo. A la Patria la moldeamos entre todos, todos los días y es deber y pasión fraguarla cada vez mejor más grande y sólida.
Me enorgullece mencionar que este acto no tiene preexistencia y reviste inigualable significado, pues es la primera ocasión que la Máxima Autoridad Castrense entrega esta Presea personalmente a su Secretario de la Defensa Nacional.
Le agradezco profundamente, señor Presidente, la deferencia que me ha dispensado.
Recibo la presente recompensa con gran satisfacción, como integrante de una antigüedad de este cuerpo militar, que el primer día de 1959 me recibiera en sus filas. Son el Ejército y Fuerza Aérea de la República, en todo caso, los destinatarios de este reconocimiento por haber permitido que uno más de sus oficiales haya podido recorrer el sendero por el que transitaron otros generales, quienes tienen ya un sitial distinguido.
Esta Condecoración pertenece en justicia también, a mi familia toda, compañeros y subordinados, quienes con tesón y talante optimista siempre han vigorizado mi vocación.
Señor Presidente:
Es menester reconocer en usted al Comandante Supremo, que desde el primer día de su mandato expresó su firme propósito de mejorar las condiciones de vida del personal militar en activo en situación de retiro y la de sus derechohabientes.
Sus acciones de mando y moral, como el incremento de los haberes, cuotas de alimentación, seguros de vida, créditos hipotecarios, programas de becas y adquisición de material y equipo, sólo por mencionar algunas, son inéditas y alentadoras.
Su afecto hacia las tropas es evidente.
Eventos como el pasado 20 de noviembre, en este mismo escenario, donde hizo entrega de ascensos y recompensas en todas las jerarquías, su reciente presencia en Ciudad Juárez para reconocer el esfuerzo y trabajo de las tropas, y otros actos en los que ha intervenido son muestra clara de una empatía recíproca.
Le agradecemos su voluntad y preocupación para fortalecer la profesión miliciana como una vertiente de oportunidades, donde permanente se alienta a sus integrantes para vivir mejor.
Compañeros de armas:
Es muy satisfactorio contar con la guía de nuestro Mando Supremo, con él hemos vivido momentos que ponen a prueba nuestra capacidad de reacción, temple y equilibrio.
En su liderazgo encontramos una fuerza avezada para superar cualquier obstáculo y caminar por senda segura.
Los exhorto a seguir perseverantes, teniendo presente que trabajar por la Patria nutre, fortalece y pertrecha ánimo. Ese, ese es el verdadero espíritu de esta Condecoración, que desde hoy me rebostuce como soldado.
Muchas gracias.
-MODERADOR: Hace uso de la palabra el ciudadano Almirante Mariano Francisco Saynez Mendoza, Secretario de Marina.
-SECRETARIO MARIANO FRANCISCO SAYNEZ MENDOZA: Licenciado Felipe Calderón Hinojosa, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos y Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas; General Guillermo Galván Galván, Secretario de la Defensa Nacional, compañero y amigo; distinguidos Secretarios de Estado que conforman el Gabinete; señores Almirantes, Generales, Capitanes, Jefes, Oficiales, Clases, Tropa y Marinería; distinguidas damas y caballeros:
Es para mí motivo de gran satisfacción y honor recibir el día de hoy, de manos del señor Presidente de la República, este reconocimiento a mi trayectoria de marino militar.
Sin lugar a dudas, el día de hoy es uno de los más importantes y emotivos de mi vida. Al interior de mi mente se acumula una enorme cantidad de recuerdos, que intentan robar a veces mi presente por la nostalgia que invade mi persona.
Creo que es oportuno dar vuelta atrás al reloj de mi vida y en un justo reconocimiento a las personas que me han apoyado, evocar su recuerdo.
Agradecer, primero que nada, a mis padres por concederme la vida y por sus enseñanzas, que fueron guía y soporte de este gran amor que siento por México.
Mi padre, que hoy ya no se encuentra entre nosotros, como marino militar fue mi ejemplo de entereza, lealtad, honestidad y guía de las actitudes ante los diversos retos que el hombre del mar tiene que hacer frente.
Mi madre, aquí presente, y a quien pudiera agradecer de manera infinita por todo lo que me ha dado, hoy quiero sintetizar expensándole mi amor, mi reconocimiento a su devoción y amor para con todos quienes tuvimos la suerte de ser sus hijos.
Para mi esposa, quien me ha acompañado durante los últimos 40 años en esta travesía en la Armada, compartiendo bonanzas y sorteando tempestades, y a quien sin su apoyo, amor y entusiasmo, quizás el día de hoy no estuviera aquí con ustedes. Mi agradecimiento, amor y respeto para toda mi vida.
A mis hijos, de los que siempre me he sentido orgulloso como eslabones generacionales de la familia, quiero ofrecerles en correspondencia a ese amor filial, siempre manifiesto en sus actos, mi agradecimiento por tantos y tantos momentos felices que me han dado a lo largo de sus vidas.
Son para mí la razón de mucho del esfuerzo que me ha permitido alcanzar mis objetivos profesionales y a mis nietos, quienes son el relevo natural que en ellos confiaré mi descendencia.
Para mis amigos y compañeros expreso también mi reconocimiento por su comprensión y apoyo a lo largo de tantos años de convivencia, a veces de tristeza, y otras muchas de alegría y regocijo.
Quiero agradecer, por supuesto, a los jefes y mandos que he tenido a lo largo de mi vida, desde los Cadetes, Oficiales, Capitanes y Almirantes que en su momento fueron la estructura de mi formación, guía de pensar y actuar; para todos ellos mi más sincero reconocimiento.
De manera muy especial quiero expresar a mi actual Comandante, el señor Presidente de la República, mi agradecimiento por la oportunidad y la confianza que me ha brindado al concederme la distinción de participar en su Gabinete y de que me permite el honor de comandar a la Secretaria de Marina, Armada de México, distinción a la que sólo iguala mi devoción por servir a esta Institución.
Esta Institución en la que me he conducido con el compromiso contraído, desde mi juventud, hace más de 50 años cuando juré lealtad a nuestro Lábaro Patrio y me comprometí servir a México, así como defender a sus instituciones, hasta con mi vida, si fuera necesario.
Reconozco que mi desempeño desde esa época que ingresé a la Heroica Escuela Naval Militar, como Cadete, se ha influido y guiado por los principios legados por todos los marinos militares que me han antecedido y que tienen como referencia obligada los principales hechos históricos, como el ocurrido el 23 de noviembre de 1825, cuando se consolidó la Independencia de nuestro país, por la Armada de México, al hacer capitular al último bastión español, acantonado en San Juan de Ulúa.
Y el de 1914 con los héroes José Azueta y Virgilio Uribe, quienes junto con el pueblo veracruzano dieron muestra de unión, hermandad y patriotismo al defender el territorio nacional ante la intervención extranjera.
En ambos hechos históricos quedó de manifiesto el deber primordial de las Fuerzas Armadas de garantizar la soberanía y seguridad de nuestra Nación.
Como marino y como hombre, en todas las comisiones que me han sido asignadas, he intentado observar de manera íntegra estos principios, convencido de que su cumplimiento nos conduce por el camino que debemos seguir todos los que hemos tenido el privilegio de servir en la Armada de México, siempre buscando alcanzar y proteger los más altos anhelos de la sociedad mexicana, de vivir con tranquilidad y en paz, y con la firme convicción de así contribuir al engrandecimiento de la Nación, a la que solemnemente juramos defender.
Hoy en día garantizar la soberanía nacional y el Estado de Derecho son un Mandato Supremo, que rige el actuar de la Armada de México y de todos y cada uno de quienes formamos parte de esta Institución.
Y aunque los tiempos han cambiado al surgir nuevas amenazas, la misión sigue siendo la misma: preservar la soberanía de la Nación, las libertades y la democracia, pues son estos los elementos esenciales para alcanzar el bienestar y el desarrollo al que anhelamos los mexicanos.
Señor Presidente:
De forma particular y en el ejercicio del delicado e importante encargo como Secretario de Marina, asignado por usted, los retos de la presente Administración desde el principio han sido de vital trascendencia, toda vez que involucran una de las más importantes exigencias de la ciudadanía, el derecho a la seguridad.
Como Alto Mando de la Armada de México y responsable de esta Institución, hemos decidido, en estricto cumplimiento a sus instrucciones, hacer nuestra la premisa de operar sin descanso, a fin de combatir la delincuencia organizada, resguardar la integridad del territorio, la libertad, la soberanía y de realizar todas nuestras acciones, en aras de que las familias mexicanas mejoren su calidad de vida.
Sabemos que los riesgos y amenazas actuales no afectan sólo el presente, pues su solución o su posterga tienen una repercusión directa hacia el futuro de nuestro pueblo. Son el legado que ofreceremos a las futuras generaciones.
Y por ello, quienes integramos la Armada de México, al contribuir con dicho fin, nos sentimos orgullosos y comprometidos de participar en operaciones que coadyuvan al orden y a la seguridad de los mexicanos, sin importar los sacrificios que conlleva el cumplimiento del deber.
El mejor legado que puedo transmitir a las nuevas generaciones de marinos es el coraje por la superación, el valor de la perseverancia y el compromiso de la lealtad a las instituciones.
Señor Presidente:
Sirva el reconocimiento de que soy objeto por usted en mis 50 años de servicio, para ratificarle mi compromiso de que continuaré con la firme determinación de alcanzar los objetivos planteados a nuestra Institución.
En la Armada de México reiteramos la confianza en usted, como nuestro Comandante Supremo y estamos convencidos de que la responsabilidad que nos compete en apoyo del bien común es lograr que todos los mexicanos podamos vivir mejor, y sólo hay un camino para lograrlo, el de la legalidad, y quienes no entiendan o quieran entender que el apego a la legalidad es lo que debe prevalecer, están muy equivocados.
Y estamos seguros que podemos alcanzar los objetivos con el liderazgo que usted nos ha mostrado.
Y una vez más, le agradezco esa distinción, en nombre de toda la Armada de México.
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