Transa millonaria
Existe un grupo mafioso conocido como el Grupo Los Cabos, que es dueño del PRD en Baja California Sur
Columna Itinerario Político/ Ricardo Alemán
Publicado en Excélsior, 12 de septiembre de 2011;
Pocas veces se puede documentar, con pelos y señales, la multimillonaria ganancia económica que puede atesorar un grupo político mafioso, como el llamado Grupo Los Cabos, que por casi una década depredó impunemente el estado de Baja California Sur.
La historia comienza en noviembre de 2007, cuando César Uzcanga Amador —entonces regidor del cabildo de San José del Cabo— encabezó la invasión del Ejido La Ballena, de 655 hectáreas. Para invadir el predio, Uzcanga Amador contó con el apoyo del alcalde de Los Cabos, en esos años, Luis Armando Díaz, quien envió a la policía municipal. A su vez, el desmonte de la tierra estuvo a cargo del Sistema de Agua Potable del municipio, cuyo titular era Antonio Agúndez Montaño, nada menos que hermano del gobernador de Baja California Sur, por el PRD, Narciso Agúndez Montaño.
Todo ese grupo mafioso es conocido como el Grupo Los Cabos, son dueños del PRD en Baja California Sur y, por casi una década, se apropiaron de alcaldías, negocios turísticos de todo tipo, permisos de construcción, concesiones de taxis y se convirtieron en activos promotores de invasiones multimillonarias de tierra. Al tiempo, presionaban a empresarios turísticos con paros de taxistas, cierre de válvulas de agua potable y cobro de “diezmo” por la construcción de hoteles y empresas del ramo.
Hace semanas, el alcalde de Los Cabos, Antonio Agúndez Montaño, retrasó por meses la inauguración de un centro comercial en Los Cabos, porque los empresarios no le entregaron su “diezmo”.
Para fortuna de los sudcalifornianos, el Grupo de Los Cabos empezó a ser diezmado, ya que César Uzcanga Amador fue detenido y se encuentra a disposición del juez penal en Cabo San Lucas, bajo el proceso 202/2011, acusado por presunto fraude específico, delito que no alcanza fianza, ya que se trata de un delito grave. Sin embargo, apenas es el primero de un grupo mafioso que por más de una década se escudó en el PRD para enriquecerse hasta niveles demenciales.
Lo que pocos recuerdan es que el fundador del Grupo Los Cabos se llama Leonel Cota Montaño, quien fue presidente nacional del PRD, impuesto por Andrés Manuel López Obrador, y quien pretendió regresar por el control de su grupo mafioso. Fue echado, una vez que perdió toda su influencia en la entrega de candidaturas a puestos de elección popular, que son la verdadera mina de oro para un puñado de pillos como los que se apoderaron de Baja California Sur en la última década.
¿Pero de qué hablamos cuando decimos “una mina de oro? No lo van a creer. El predio de La Ballena, en el ejido de San José del Cabo, tiene 655 hectáreas. Esa extensión de tierra fue fraccionada en 17 mil lotes, con un costo, cada uno, de 110 mil pesos.
El gobierno municipal de Los Cabos entregó 17 mil claves catastrales —con la fabulosa recaudación fiscal que todo eso significa—, en tanto que los lotes fueron vendidos “en abonos fáciles” de tres mil pesos mensuales.
A pocos meses de invadido y fraccionado el terreno de La Ballena, fueron vendidos los 17 mil lotes y se pagó un anticipo de cuatro mil 500 pesos por cada uno. Así, la primera recaudación fue de 76 millones 500 mil pesos, sin contar los 51 millones mensuales recaudados por las mensualidades de tres mil pesos.
En los primeros cuatro años el negocio del Grupo Los Cabos recaudó la bicoca de dos mil 448 millones de pesos. ¿Qué tal el negocito?
Además del fraude, se documentó que, durante la invasión, la policía municipal de Los Cabos abrió paso a los contingentes de invasores, golpeando y deteniendo a los ejidatarios que defendieron sus predios.
La policía municipal era dirigida por Jorge Joel Cota Ruiz —otro miembro del clan fundado de Leonel Cota—, hoy delegado del municipio de Santiago. Pero eso no es todo. Resulta que al señor Erick Rodríguez Cossío —yerno de César Uzcanga Amador— le fue entregada la concesión para brindar protección, vender el agua potable e instalar la luz en los 17 mil lotes. Todo un negocio multimillonario, operado con la bandera del PRD y con el eslogan de “Primero los pobres”.
Ya está en prisión el eslabón más débil de la cadena. Nada hay todavía contra de Leonel Cota Montaño, su primo y ex gobernador Narciso Agúndez Montaño, y menos en contra del hermano de éste, hoy alcalde de Los Cabos, Antonio Agúndez Montaño.
¿Qué tal con la honestidad valiente?
Y, claro, muchos saldrán en defensa de los pillos.
EN EL CAMINO. Por cierto, un triunfo de Marcelo. Los otros pillos, los del SME, dejan el Zócalo.
Twitter:
Todo ese grupo mafioso es conocido como el Grupo Los Cabos, son dueños del PRD en Baja California Sur y, por casi una década, se apropiaron de alcaldías, negocios turísticos de todo tipo, permisos de construcción, concesiones de taxis y se convirtieron en activos promotores de invasiones multimillonarias de tierra. Al tiempo, presionaban a empresarios turísticos con paros de taxistas, cierre de válvulas de agua potable y cobro de “diezmo” por la construcción de hoteles y empresas del ramo.
Hace semanas, el alcalde de Los Cabos, Antonio Agúndez Montaño, retrasó por meses la inauguración de un centro comercial en Los Cabos, porque los empresarios no le entregaron su “diezmo”.
Para fortuna de los sudcalifornianos, el Grupo de Los Cabos empezó a ser diezmado, ya que César Uzcanga Amador fue detenido y se encuentra a disposición del juez penal en Cabo San Lucas, bajo el proceso 202/2011, acusado por presunto fraude específico, delito que no alcanza fianza, ya que se trata de un delito grave. Sin embargo, apenas es el primero de un grupo mafioso que por más de una década se escudó en el PRD para enriquecerse hasta niveles demenciales.
Lo que pocos recuerdan es que el fundador del Grupo Los Cabos se llama Leonel Cota Montaño, quien fue presidente nacional del PRD, impuesto por Andrés Manuel López Obrador, y quien pretendió regresar por el control de su grupo mafioso. Fue echado, una vez que perdió toda su influencia en la entrega de candidaturas a puestos de elección popular, que son la verdadera mina de oro para un puñado de pillos como los que se apoderaron de Baja California Sur en la última década.
¿Pero de qué hablamos cuando decimos “una mina de oro? No lo van a creer. El predio de La Ballena, en el ejido de San José del Cabo, tiene 655 hectáreas. Esa extensión de tierra fue fraccionada en 17 mil lotes, con un costo, cada uno, de 110 mil pesos.
El gobierno municipal de Los Cabos entregó 17 mil claves catastrales —con la fabulosa recaudación fiscal que todo eso significa—, en tanto que los lotes fueron vendidos “en abonos fáciles” de tres mil pesos mensuales.
A pocos meses de invadido y fraccionado el terreno de La Ballena, fueron vendidos los 17 mil lotes y se pagó un anticipo de cuatro mil 500 pesos por cada uno. Así, la primera recaudación fue de 76 millones 500 mil pesos, sin contar los 51 millones mensuales recaudados por las mensualidades de tres mil pesos.
En los primeros cuatro años el negocio del Grupo Los Cabos recaudó la bicoca de dos mil 448 millones de pesos. ¿Qué tal el negocito?
Además del fraude, se documentó que, durante la invasión, la policía municipal de Los Cabos abrió paso a los contingentes de invasores, golpeando y deteniendo a los ejidatarios que defendieron sus predios.
La policía municipal era dirigida por Jorge Joel Cota Ruiz —otro miembro del clan fundado de Leonel Cota—, hoy delegado del municipio de Santiago. Pero eso no es todo. Resulta que al señor Erick Rodríguez Cossío —yerno de César Uzcanga Amador— le fue entregada la concesión para brindar protección, vender el agua potable e instalar la luz en los 17 mil lotes. Todo un negocio multimillonario, operado con la bandera del PRD y con el eslogan de “Primero los pobres”.
Ya está en prisión el eslabón más débil de la cadena. Nada hay todavía contra de Leonel Cota Montaño, su primo y ex gobernador Narciso Agúndez Montaño, y menos en contra del hermano de éste, hoy alcalde de Los Cabos, Antonio Agúndez Montaño.
¿Qué tal con la honestidad valiente?
Y, claro, muchos saldrán en defensa de los pillos.
EN EL CAMINO. Por cierto, un triunfo de Marcelo. Los otros pillos, los del SME, dejan el Zócalo.
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