El interno 1438/ANABEL
HERNÁNDEZ
Revista
Proceso
No. 1903, 21 de abril de 2013;
“Le
voy a platicar un día en la vida de Noé o del interno 1438. Me levanto a las
5:30 horas o mejor dicho me levantan (que no es lo mismo que me despiertan,
porque duermo muy poco), pues a esa hora suena un silbato e inmediatamente me
tengo que incorporar, vestirme (si me da tiempo de rasurarme, si no, después) y
pararme frente a mi reja (de lo que se infiere, estoy tras las rejas), en mi
estancia, no ‘celda’, que para no perder la costumbre es la número 1; unos
segundos antes se prende una luz y se escucha una voz de mando que dice: ‘¡Pase
de lista!’. Y una vez que el comandante en turno se encuentra frente a mí,
pronuncia mis apellidos, a lo que debo contestar fuerte y claro: ‘¡Noé,
señor!’.”
Así
relata el extitular de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en
Delincuencia Organizada (SIEDO, ahora SEIDO) Noé Ramírez Mandujano –acusado por
la Procuraduría General de la República de trabajar para la delincuencia
organizada– sus primeros días en
prisión, en una carta fechada el 26 de mayo de 2009, tres meses después de que
se le dictó auto de formal prisión y fue recluido en el Centro Federal de
Readaptación Social de Tepic, donde permaneció cuatro meses y 54 días.
La
misiva está dirigida a un colaborador suyo con quien estableció el compromiso
de mantenerse en contacto todo el tiempo que durara en prisión. La última de
sus comunicaciones está fechada el 3 de febrero de 2013.
Desde
que fue detenido en noviembre de 2008 la principal arma de defensa de Ramírez
Mandujano fue papel, un repuesto de tinta –ni siquiera le permitían tener una
pluma– y una voluntad férrea para probar su inocencia.
Defensa
“a mano”
–¿Cómo
se siente ahora? –se le pregunta en una entrevista concedida a Proceso el
martes 16.
(El lunes 15 el juez primero de distrito de
Procesos Federales, Mauricio Fernández de la Mora, con sede en Tepic, Nayarit,
en presencia de Ramírez Mandujano y un representante de la PGR, dictó sentencia
absolutoria, ordenó su liberación inmediata e instruyó al procurador general
Jesús Murillo Karam para que se actúe contra los servidores públicos que
recabaron pruebas falsas en su contra.)
–Bien.
Se puede decir que se hizo un trabajo importante en las conclusiones, muy
detallado… yo lo hice –responde con voz clara y fresca las preguntas, pese a
los años de encierro y el largo viaje que hizo por carretera con su familia
desde el penal donde estaba recluido hasta la Ciudad de México.
“Todos
los documentos los hacía a mano y los enviaba por correo a mi casa y mi esposa
los transcribía. Cada tres días yo enviaba un sobre con los documentos. Mi defensa
estuvo basada no sólo en argumentos sino en pruebas.”
Ramírez
Mandujano habla con el aplomo de quien durante 10 años fue uno de los
principales persecutores de la delincuencia organizada en México. El “pez
gordo” de la Operación Limpieza, que supuestamente combatía la corrupción de
funcionarios públicos vinculados con el crimen organizado, ahora se convierte
en el motivo por el que los tres procuradores del sexenio de Felipe Calderón
–Eduardo Medina Mora, Arturo Chávez Chávez y Marisela Morales– serán investigados.
La
PGR armó las acusaciones de supuesto involucramiento de Ramírez Mandujano con
el Cártel de Sinaloa y los Beltrán Leyva con base en nueve testigos
colaboradores que declararon con falsedad: Roberto López Nájera, con nombre
clave Jennifer; David; Saúl; Emiliano; Ricardo; Socorro; Mario; Sergio Barragán
Villarreal, con clave Mateo, y Richard Arroyo Guízar, hijo de Reynaldo Zambada
–hermano del Mayo Zambada–, con el seudónimo de María Fernanda.
–Cada
imputación que me hicieron la destruí no con mi dicho sino con documentos
–afirma el exzar antidrogas.
Pudo
probarle al juez que, contradiciendo los dichos de los testigos protegidos, él
fue quien inició las averiguaciones previas contra Barragán Villarreal por 15
homicidios cometidos en 2007, entre ellos el de Jaime Meraz Martínez,
exdirigente estatal del PRD ejecutado el 15 de enero de 2007 junto con su
esposa, su hijo y un taxista por un par de desconocidos que irrumpieron en su
domicilio en Gómez Palacio, Durango.
Y
también fue quien abrió la averiguación previa contra Édgar Valdez Villarreal y
Arturo Beltrán Leyva por el homicidio de presuntos zetas, grabado en video y
subido a You Tube en diciembre de 2005.
La
farsa de “Jennifer”
“¡Yo
encabecé mi propia defensa, me bloquearon totalmente!”, señala. “La estrategia
de la PGR era bloquearme todos los medios de defensa para que el juez dudara”.
Jennifer
dijo que lo había visto reunirse en el restaurante Champs Elysees de Paseo de
la Reforma el 10 de septiembre de 2007, después de las 15:00 horas, con un
integrante del cártel de los Beltrán Leyva y recibir del mismo 450 mil dólares
en efectivo como parte del pago mensual por la supuesta protección al Cártel de
Sinaloa. Pero a esa hora el entonces titular de la SIEDO estaba en el aeropuerto
a punto de abordar un avión a Las Vegas para participar en un acto al que fue
invitado por David Gaddis, director de la DEA en México.
El
Instituto Nacional de Migración dio información falsa respecto de su salida y
entrada del país; mintió y dijo que no había ningún registro de salida de
septiembre de 2007, pero sí de entradas, aunque tampoco ninguna en septiembre.
El juez que le dictó auto de formal prisión no le dio valor probatorio a los
sellos en su pasaporte que demostraban su salida y entrada al país en esas
fechas.
–¿Hasta
cuándo la DEA entregó la información de que efectivamente usted iba a viajar a
Las Vegas?
–La
DEA no contestó en tres años. No sé por qué, pero finalmente tuvieron que
hacerlo. El agregado encargado de despacho de la Oficina de Aduanas y
Protección Fronteriza dijo que ingresé el 10 de septiembre de 2007 a la hora
que yo había señalado y que salí la tarde del 13 de septiembre de 2007.
–Los
cárteles de la droga tenían la protección de autoridades federales, es evidente
que operaban libremente. Si usted y otros que fueron encarcelados no eran
quienes los protegían, ¿quiénes lo hacían? –se le pregunta.
–Si
yo no soy quien protegía a los narcotraficantes y ni los que ya salieron libres
¿entonces quiénes los protegían? Me respondo: ¿serán acaso los que siguen
libres? –contesta.
–¿Quiénes?
–No
quiero incurrir en lo que hicieron los testigos en mi contra. Los que estábamos
adentro no, porque las organizaciones criminales seguían operando. Yo no sé
quiénes sean, pudiera decir mi propia opinión pero no en este momento.
–¿La
PGR debe investigar quiénes eran o son?
–Debe
investigarse quiénes eran los funcionarios públicos que los protegían y que se
sancione conforme a derecho.
Ramírez
Mandujano señala que durante su juicio hubo careos con Jennifer, quien
repetidamente ante el juez se contradecía, incluso en la descripción física que
hizo de él. El Ministerio Público ofreció como prueba de cargo el testimonio
del testigo protegido Felipe, pero la PGR nunca lo pudo presentar.
–¿Por
qué inventaron testimonios en su contra?
–Creo
saber por qué, pero eso me lo reservo por el momento.
-¿Qué
piensa del papel que jugó el entonces procurador Eduardo Medina Mora?
–Esto
es una farsa en la que varias personas estuvieron implicadas.
–¿Y
de Marisela Morales?
–Los
hechos hablan por sí mismos. Ahí está el resultado. ¿Cuál Operación Limpieza?
Fue operación cochinero, lo turbio, lo sucio.
–¿Participará
de alguna forma en las investigaciones que ordenó el juez a la PGR sobre la
fabricación de pruebas en su contra?
–Eso
le corresponde al señor procurador y a los responsables de hacerlo. Yo quiero
dedicarme a mi familia. Fueron cuatro años de abandono, pero ellos siempre
estuvieron a mi lado. No tiene caso hacer algo que los vuelva a preocupar.
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