Internet
es un estado de vigilancia/Bruce Schneier es un especialista en seguridad informática y es autor de Liars and Outliers: Enabling the Trust Society Needs to Survive.
CNN, 13 de marzo de 2013:
Voy
a empezar con tres datos.
Uno:
Algunos de los hackers militares de China que están implicados en varios
ataques contra el gobierno y corporaciones estadounidenses fueron identificados
porque accedieron a Facebook desde la misma infraestructura red que usaron para
llevar a cabo sus ataques.
Dos:
Hector Monsegur, uno de los líderes del movimiento hacker LulzSac, fue
identificado y arrestado el año pasado por el FBI. Aunque tuvo buena seguridad
computacional y usó un servicio anónimo de relevo para proteger su identidad,
se descuidó.
Y
tres: Paula Broadwell, quien tuvo un romance con el director de la CIA David
Petraeus, tuvo las mismas precauciones para esconder su identidad. Nunca
ingresó a su correo electrónico anónimo desde la red de su casa. En vez, usaba
redes de hoteles u otras redes públicas cuando le escribía a Petraeus. El FBI
correlacionó los datos de registro de hoteles en varios establecimientos y su
nombre era el común denominador.
Internet
es un estado de vigilancia. No importa si lo admitimos o no, o si nos gusta o
no, estamos siendo rastreados todo el tiempo. Google nos rastrea, tanto en sus
páginas como en otras páginas a las que accedemos. Facebook hace lo mismo;
incluso rastrea a los que no son usuarios de Facebook. Apple nos rastrea en
nuestros iPhones y iPads. Un reportero usó una herramienta llamada Collusion para
rastrear quién los rastreaba: 105 compañías rastrearon su comportamiento en
internet durante un periodo de 36 horas.
Cada
vez más, lo que hacemos en internet está siendo combinado con otros datos sobre
nosotros. Desenmascarar la identidad de Broadwell implicó correlacionar su
actividad de internet con sus alojamientos en hoteles. Todo lo que hacemos
ahora involucra computadoras, y las computadoras producen información como un
subproducto natural. Todo ahora es almacenado y correlacionado, y muchas compañías
hacen dinero al construir perfiles íntimos de nuestras vidas a partir de varias
fuentes.
Facebook,
por ejemplo, correlacione tu comportamiento en línea con tus hábitos de
compras. Y hay más. Hay información de ubicación desde tu celular, hay un registro
de tus movimientos en circuitos cerrados de televisión.
Esto
es una vigilancia ubicua: todos nosotros estamos siendo observados, todo el
tiempo, y la información está siendo almacenada para siempre. Así es como se ve
un estado de vigilancia, y es eficiente más allá de los sueños más locos de
George Orwell.
Claro,
podemos tomar medidas para evitarlo. Podemos limitar lo que buscamos en Google
en nuestros iPhones, y en vez usar navegadores que nos permitan eliminar
cookies. Podemos usar un alias en Facebook. Podemos apagar nuestros celulares y
gastar efectivo. Pero cada vez más, nada de eso importa.
Simplemente
hay demasiadas formas para que uno sea rastreado. Internet, correo electrónico,
celulares, navegadores web, redes sociales, motores de búsqueda: se han vuelto
necesidades, y es ilusorio esperar que las personas se nieguen a usarlos sólo
porque no les gusta ser espiados, especialmente porque el alcance de ese
espionaje es deliberadamente oculto para nosotros y hay pocas alternativas
comercializadas por compañías que no espían.
Esto
no es algo que el libre mercado pueda reparar. Nosotros los consumidores no
tenemos opción. Todas las grandes compañías que nos proporcionan servicios de
internet están interesadas en rastrearnos. Visita una página web y casi es
seguro que ese sitio sepa quién eres; hay muchas formas para ser rastreado sin
cookies. Las compañías celulares suelen deshacer la protección de la
privacidad. Un experimento en Carnegie Mellon tomó videos en tiempo real de
estudiantes en campus y fue capaz de identificar a un tercio de ellos al
comparar sus fotos con sus imágenes públicas etiquetadas en Facebook.
Mantener
la privacidad en internet es casi imposible. Si te olvidas sólo una vez de
habilitar tus protecciones, o haces clic en el enlace equivocado, o si escribes
lo que no debías, y si relacionaste permanentemente tu nombre con cualquier
servicio anónimo que uses. Monsegur sólo se descuidó una vez, y el FBI lo
capturó. Si el director de la CIA no puede mantener la privacidad en internet,
entonces no tenemos esperanza.
En
el mundo de hoy, los gobiernos y las corporaciones trabajan juntos para
mantener las cosas de esa manera. A los gobiernos les complace usar los datos
que las corporaciones recogen —ocasionalmente pidiéndoles que recojan más y los
almacenen por más tiempo— para espiarnos. Y a las corporaciones les complace
comprar información de los gobiernos. Juntos, los poderosos espían a los que no
tienen poder, y no van a ceder sus posiciones de poder a pesar de lo que la
gente quiere.
Solucionar
esto exige una fuerte voluntad de los gobiernos, pero están tan adictos a la
información como las corporaciones. A pesar de las multas, nadie se está
movilizando para tener mejore leyes de privacidad.
Así
que eso es todo. Bienvenido al mundo en que Google sabe exactamente qué tipo de
pornografía te gusta, y sabe más de tus intereses que tu pareja. Bienvenido a
un mundo en el que la compañía de celular sabe exactamente en donde estás todo
el tiempo. Bienvenido al fin de las conversaciones privadas, porque cada vez
más tus conversaciones se hacen a través de correo electrónico, mensajes de
texto o redes sociales.
Y
bienvenido al mundo en donde todo esto, y todo lo demás que hagas o que se haga
en una computadora, es almacenado, correlacionado, estudiado y entregado de
compañía a compañía sin que tú lo sepas o hayas aprobado; y en donde el
gobierno accede a todo sin permiso.
Bienvenido
al internet sin privacidad. Hemos llegado a este punto sin siquiera dar una
pelea.
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