4 dic 2013

La reforma migratoria. Se vale soñar!


¡Buena Estación Galarza!
Los sueños se cumplen...pero a veces no nos toca verlos, a veces si..
Hace unos días escribí sobre la muerte de un amigo, que me dijo –hace años  que había tenido un sueño, soñó que un jesuita llegaba a ser el líder de la iglesia católica: “¿imagínate Fred que llegará un jesuita al papado?-,
Toño no le toco verlo, murió en noviembre de 2006. Y me acordé de él cuando en marzo de 2013 llegó un jesuita dirigiendo a ser papa se llama Francisco. Y esta haciendo muchos de los cambios que mi amigo soñaba,
¡Como es la vida!

La reforma migratoria es un sueño.
Me viene a la mente a las personas que escucharon en vivo a Marthin Luther King con aquel discurso ante la estatua de Lincoln en Washington DC, 28 de agosto de 1963.
“Todavía, tengo un sueño. (...)
Tengo un sueño de que, un día, esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo.
Sostenemos como verdades evidentes que todos los hombres nacen iguales. (...)
Tengo un sueño de que mis cuatro hijitos un día vivirán en una nación donde no se les juzgará por el color de su piel, sino por su carácter....

Esta es nuestra esperanza. (...)
Con esta fe podremos, de una montaña de desesperación, labrar una piedra de esperanza.
Con ésta fe, podremos transformar el cencerreo discordante de nuestra nación en una hermosa sinfonía de hermandad.
Con ésta fe, podremos trabajar juntos, orar juntos, luchar juntos, ir juntos a prisión, escalar en lo alto en busca de nuestra libertad, sabiendo que un día seremos libres".
Cinco años después aquel hombre soñador era asesinado: a las 18 horas del 4 de abril de 1968, en un balcón de un hotel en Memphis, Tennessee, Martin Luther King fue asesinado. El magnicida le disparó una bala con un rifle que le provocó destrozos mortales. Falleció una hora después en un hospital, tenía 39 años de edad.
El asesino, fue un hombre blanco que se había escapado de la prisión, se llamaba James Earl Ray.
Cuando se conoció su muerte, la rabia y la violencia se propagaron en forma de disturbios por más de un centenar de ciudades de EU; ¿era el final amargo de una era de sueños y esperanzas?
¡No!
Cuando la bala le destrozó el cuello a Luther King, ya su movimiento había conseguido importantes cambios en las estructuras de poder de la sociedad norteamericana.
¡Lo mataron a él pero no a su sueño!
Claro que el movimiento por los derechos civiles no fue un camino de rosas, hubo muchos decesos; odios y rencores se generaron. Pero al final hubo buenas cosechas, como la Civil Rights Act de 1964, firmada por el demócrata Lyndon Johnson -aunque a decir verdad impulsada por el malogrado John F. Kennedy; el acta prohibió la discriminación en el trabajo por motivos de raza o género, y los trabajadores negros y las mujeres comenzaron a rechazar el tratamiento de segunda clase que se les daba en muchas industrias y servicios.
Un año después, se modificó el sistema electoral de EU al garantizarse el derecho al voto de los negros.
Desde hace casi 50 años muchas cosas han cambiado en ese país, desde el surgimiento de los movimientos de protesta a favor de los derechos civiles.
Sin esas movilizaciones, que abrieron las puertas de las reformas políticas, Barack Obama no hubiera llegado a ser Presidente.
Por cierto "Yo tengo un sueño" está inspirada en la poesía de otro gran norteamericano Walt Whitman:
 “No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,
que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y las poesías
sí pueden cambiar el mundo.
(...)
No dejes nunca de soñar,
porque en sueños es libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores:
el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso...”
Un abrazo Gerardo, y no sejes de soñar, llegará la reforma y se cumplirá el sueño de millones de compatriotas que viven y sobreviven allende la frontera, y a diferencia de  mi amigo sacerdote- se llamaba Antonio Roqueñi-, veremos cumplidos esos sueños, PD.
¡Se vale soñar!
Diría John Lennon.
"You may say I'm a dreamer 

But I'm not the only one 
I hope someday you'll join us 
And the world will live as one!
Un abrazo
FA
+++
Dreamers/Gerardo Galarza 
Excelsior, 01/12/2013
Su reacción fue como en sus buenos tiempos. Lo mostró como el candidato que convenció para que lo eligieran Presidente de Estados Unidos. Ante el reclamo, que interrumpió su discurso en San Francisco, California, de un grupo de inmigrantes para que frene las deportaciones que separan a familias, Barack Obama respondió:
“Respeto la pasión de la gente joven. Pero usted debe saber que éste es un país de leyes, es parte de nuestra tradición. La solución fácil es gritar y pretender que yo puedo hacer algo violando nuestras leyes. No vamos a resolver un problema violando las leyes. Lo que propongo es el camino duro: usar nuestro proceso democrático para lograr ese mismo objetivo”.
Ese mismo lunes 25 de noviembre, a cientos de kilómetros de ahí, en la frontera con México, miembros de la Patrulla Fronteriza y Migración y de las Aduanas repetían el mismo discurso con otras palabras, menos políticas, más emocionales: “Me comprometí a cumplir la ley. Sé muy claro que ocho de cada diez personas tienen buenas intenciones y vienen a buscar trabajo para mantener a sus familias y las otras dos son criminales, pero tengo que cumplir la ley y la ley dice que si no tienes documentos, eso es una violación a la ley”.
Lo que queda claro es que en Estados Unidos hay una devoción por el respeto a la ley, por impedir la impunidad. “El que la hace, la paga” parece ser su divisa. Lo mismo para una multa, a veces estratosférica, por una violación a los reglamentos de tránsito, que por un delito que puede conducir a la pena de muerte. Que hay muchos problemas de la aplicación de justicia, sin duda, como en todos lados. No hay mundo perfecto. Pero el simple caminar en las calles de Washington, de Tucson, San Diego o Nogales, hace sentir el imperio de la ley. ¿Por miedo? Es probable, pero funciona. También en la economía y en la política. Y todo se refleja en el nivel de la calidad de vida para los ciudadanos, acostumbrados a no votar por quienes les prometieron y no les cumplieron o  asumieron decisiones contrarias a lo que ellos consideran sus intereses. Que hay pobres y homeless, sí, también, pero entre los nuestros y los de ellos también hay diferencias. Ni modo. Por eso nuestros mexicanos, nuestros latinoamericanos, sueñan con ingresar a Estados Unidos y poder establecerse allá.
 “Usted tiene el poder para hacerlo”, gritó el joven indocumentado Ju Hong, estudiante de ciencias políticas de la Universidad de California en Berkeley, en una exigencia común en los sistemas políticos donde el Presidente decide todo, como ocurre en muchos de los países de donde provienen quienes migran hacia Estados Unidos. (Ahora quienes estudian, los dreamers, tienen un plazo de gracia de dos años, decretado por el propio Obama en agosto pasado).
 El camino duro de Obama es modificar las leyes en materia de migración. No es, de ninguna manera, una reforma a la Constitución de ese país. Enmienda constitucional, les llaman allá. De 1788 a la fecha, la Constitución de Estados Unidos sólo ha sufrido 27 enmiendas.
 Ese sería prácticamente un camino imposible. La más reciente de las enmiendas fue ratificada en 1992, pero había sido propuesta en… 1789.
 En Estados Unidos, en México, en el mundo, los analistas dicen que la reforma migratoria de Obama está muerta. En la Casa Blanca, los asesores del Presidente estadunidense todavía muestran su optimismo: creen que antes de que termine el actual periodo de sesiones, el 13 de diciembre, podría haber buenas noticias. Pocos tienen esa confianza. Las diferencias internas entre los republicanos sobre ese y otros temas lo impedirán. Organizaciones civiles estadunidenses de defensa de derechos humanos y migratorios hacen sus cuentas y creen que la reforma migratoria podrá regresar al debate en el Congreso hasta el año 2017.
 Pero hay una certeza en todos. Tendrá que haber reforma migratoria y un día la habrá. Los republicanos están conscientes de los costos políticos que implican oponerse a ella.
 Hoy, la popularidad del presidente Obama está en su nivel más bajo. Sin embargo, de acuerdo con las encuestas, si hoy fueran las elecciones presidenciales y Hillary Clinton fuese la candidata del Partido Demócrata, ganaría la Casa Blanca por amplio margen (lea hoy la nota correspondiente en nuestra sección Global). Esa será la nueva apuesta. Por eso la certeza de que un buen día habrá reforma migratoria. Los soñadores, cantaría el inmigrante John Lennon, son muchos… y necesarios

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