Incluso
Lady Gaga sabe que la marihuana no es inofensiva / William J. Bennett es el autor de The Book of Man: Readings on the Path to Manhood (“El Libro del Hombre: Lecturas en el camino hacia la edad adulta”). Fue secretario de educación de EU de 1985 a 1988 y director de la Oficina de Política Nacional para el Control de Drogas durante la presidencia de George H. W. Bush.
Publicado en CNN
|16-01-14.
El
Presidente George H.W. Bush me nombró como el primer director de la oficina de
política nacional para el control de drogas, o “zar de las drogas”, en 1989.
Peleamos en muchas grandes luchas, de las cuales la mayor fue la propagación
epidémica de la cocaína desde las junglas de Colombia a las calles de los
Estados Unidos. Llevamos a cabo un fuerte ataque contra las drogas a través de
duras medidas de ejecución y educación pública. Contrariamente a los críticos
de la “guerra contra las drogas”, el uso de droga y la adicción se redujeron en
todo el país.
La
cuestión de la legalización de la marihuana era menos prominente que hoy en
día, aunque, hasta entonces, algunos discutían que deberíamos experimentar con
la legalización. Les dije que no en mi período, el costo a la sociedad podría
ser demasiado grande.
Si
no quieres aceptar mi palabra de que puede ser dañina, quizá aceptarás la de
Lady Gaga.
En
una entrevista reciente, la famosa estrella mundial del pop admitió que tenía
una fuerte adicción a la marihuana. “He sido adicta a ella, está en última
instancia relacionada con afrontar la ansiedad y es una forma de
automedicación; estaba fumando 15 o 20 cigarrillos de marihuana al día sin
tabaco”, dijo. “Vivía en otro plano completamente sicodélico, adormeciéndome a
mí misma completamente”.
Lady
Gaga dijo que ella se expresaba para romper el mito que la marihuana es
simplemente una planta inofensiva. “Solo quiero que los chicos jóvenes sepan
que verdaderamente pueden volverse adictos a ella, y que tienen este
sentimiento que no lo harán, y eso en realidad no es cierto”.
En
la actualidad se está llevando a cabo un experimento de uso legal de marihuana
para adultos en Colorado; está acordado otro para iniciar más tarde este año en
Washington. El Juez de la Corte Suprema Louis Brandeis una vez hizo la
observación que en nuestra República democrática, los estados son los
laboratorios de la democracia. Estamos haciendo funcionar unos pocos
laboratorios ahora y veremos qué pasa.
Pero,
como con cualquier debate público, necesitamos escuchar a todas las partes.
Hasta ahora, los defensores de la legalización de la marihuana han dominado el
ámbito público. Esto, sin duda, ha tenido un efecto. De acuerdo a un nuevo
sondeo de CNN, la mayoría de estadounidenses apoya la legalización de la
marihuana. Pero, ¿dónde están las voces de los heridos? ¿Dónde está la
indignación de las familias que han sido perjudicadas?
Sabemos
que están allí fuera. Más estadounidenses fueron admitidos para tratamientos
por el uso de marihuana que por otras drogas ilegales.
He
hablado con padres por todo el país que han perdido hijos por el abuso de las
drogas, no solo marihuana; aunque en muchos casos fue una puerta a las drogas o
parte de su mortífera combinación. La gente ha sido profundamente herida por
accidentes relacionados a las drogas o han gastado miles de dólares en rehabilitación.
Necesitamos oír sus voces.
Durante
mi ejercicio como zar de las drogas, viajé a más de 120 comunidades para ver de
primera mano el impacto de las drogas ilegales. Entre esas visitas, realicé un
viaje a Boston para participar en una redada antidrogas en algunos de los
vecindarios más pobres y peligrosos de la ciudad. Ni una sola vez durante esa
visita un padre o líder comunitario se pronunció a favor de la legalización o
flexibilización de las restricciones a las drogas. Más bien, ellos querían las
drogas confiscadas y los distribuidores de droga tras las rejas. Ellos sabían
del daño que las drogas ocasionaron a sus hijos y comunidades.
Esa
misma tarde, en la Universidad de Harvard se sostuvo una discusión sobre drogas
y la aplicación de la ley. Allí escuché a muchos académicos discutir por la
legalización o despenalización de las drogas.
Es a
duras penas un ejercicio de rigor intelectual para aquellos de clase media y
alta que viven en áreas con poco crimen y violencia que deseen experimentar con
la legalización de las drogas. Viven alejados de la realidad del comercio de
drogas. Mas, si viajan a su centro, a las barriadas y proyectos controlados por
los despiadados distribuidores de drogas, estos intelectuales podrían
reconsiderar su postura.
Es
un mito que la marihuana, porque no es tan dañina como la cocaína, heroína o
alguna otra droga dura ilegal, es segura o suficientemente segura para
garantizar su legalización. Los opositores responden que la marihuana no ha
devastado comunidades o que la droga en sí no puede ser la culpable.
Pero
eso no es cierto. Ha devastado la comunidad de los jóvenes.
La
marihuana es la droga más utilizada en el país, especialmente entre gente
joven. De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Consumo de Drogas y Salud de
2012, “de las 7,3 millones de personas de 12 años de edad o más, clasificadas
con dependencia o abuso de drogas ilícitas en 2012, 4,3 millones de personas
tenían una dependencia o abuso de marihuana”, lo que convirtió a la marihuana
en la droga con el mayor número de personas con dependencia o abuso.
La
comunidad médica ha advertido acerca del peligro.
Un
estudio reciente de la Universidad Northwestern descubrió que los usuarios de
marihuana tienen una estructura cerebral anormal y mala memoria y que el abuso
crónico de la marihuana podría llevar a cambios en el cerebro parecidos a la
esquizofrenia. El estudio también informó que mientras más joven sea la persona
cuando comienza a consumir marihuana, los efectos son peores.
En
su propio informe que arguye en contra de la legalización de la marihuana, la
Asociación médica estadounidense dijo: “El uso frecuente del cannabis durante
la adolescencia ocasional discapacidades persistentes en el desempeño
neurocognitivo y CI, y su uso se asocia con mayores tasas de ansiedad y
trastornos del estado de ánimo y pensamientos sicóticos”.
El
país no puede permitirse un experimento costoso con las drogas. Mientras
realizamos un debate nacional sobre la mejora de los costos sanitarios y el
desempeño educativo, la legalización de la marihuana debilitará esas misiones
vitales.
Esperaremos
y veremos lo que pasa con los experimentos en Colorado y Washington, pero
espero que después de varios años, veremos cómo el uso de la marihuana en los
adolescentes aumentará drásticamente. Los estados llegarán a arrepentirse de
sus decisiones.
Como
el difunto gran politólogo James Q. Wilson observó, “El problema central de
legalizar las drogas es que aumentará el consumo de drogas”, y todo su daño
inherente.
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