La
ruta de la confrontación/Rafael Croda.
Revista Proceso # 1947, 23 de febrero de 2014
Ante
la crisis política en Venezuela se intensifican las tensiones dentro del
chavismo. Sus dos principales corrientes mantienen una soterrada pugna. Una de
ellas la lidera el mandatario Nicolás Maduro; la otra, Diosdado Cabello,
presidente del Parlamento y cabeza visible del ala militar, cuyos oficiales
ocupan puestos de poder clave: ministerios, gubernaturas, alcaldías, empresas,
bancos públicos… Algunos analistas advierten que, pese a la manifiesta lealtad
de los militares a la revolución bolivariana, no todos estarían de acuerdo en
inmiscuir al ejército en acciones de represión contra la oposición civil, que
también se encuentra dividida…
BOGOTÁ.-
Venezuela está inmersa en una tensa encrucijada, en la cual convergen las
protestas sociales, los brotes de violencia que engrosan la lista de muertos y
heridos y un entorno de creciente perturbación política, que día a día amaga
con desbordarse.
Los
estudiantes y la oposición permanecen en las calles bajo el asedio de civiles
encapuchados. El desabasto de productos básicos y la escasez de dólares para
pagar las importaciones de un país que sólo produce petróleo, no ceden, y el
presidente Nicolás Maduro ya aseguró que frente a cualquier intento por
derrocarlo llevaría la revolución bolivariana “hasta más allá de los límites,
porque estamos decididos a todo”.
El
mandatario y sucesor de Hugo Chávez también ha señalado que no aceptará
chavistas violentos en sus filas, pero no todos acatan sus órdenes. El martes
18 fue removido por “desobediencia” el director del Servicio Bolivariano de
Inteligencia Nacional (Sebin), general Manuel Gregorio Bernal, y las
movilizaciones estudiantiles aún son atacadas a tiros por grupos armados que
los universitarios identifican como los “colectivos”.
Estos
“colectivos”, que Maduro pidió no satanizar, son organizaciones que se
reivindican como “revolucionarias”, pero que más bien actúan como grupos de
choque. Sus integrantes se movilizan en cuadrillas de motocicletas por las
principales ciudades. Portan pistolas o revólveres y algunos disponen de
fusiles. Echan tiros al aire, amedrentan y, en determinadas situaciones,
disparan a matar contra los manifestantes.
En
las marchas del martes 18, ocho estudiantes resultaron heridos de bala –dos de
ellos de gravedad– en la suroccidental Valencia, capital del estado Carabobo.
Génesis Carmona –Miss Turismo de la entidad y estudiante de ciencias sociales
en la Universidad Tecnológica de esa ciudad– recibió un disparo en la cabeza.
Un día después murió y su deceso incrementó la tensión nacional. Fue la cuarta
víctima fatal de la ola de protestas que remece a Venezuela desde principios
de este mes. Ese mismo día se produjo la muerte de otro manifestante en el
suroriental estado de Bolívar.
“Estamos
en presencia de una ruta de violencia estructural que va a avanzar durante los
próximos meses. Hay un clima de polarización extrema y existe mucha
preocupación, especialmente por estos grupos paramilitares y parapoliciales que
actúan al margen de la ley, sin la contención de los organismos del Estado”,
dice a Proceso Rocío San Miguel, abogada y maestra en seguridad y defensa.
De
acuerdo con la presidenta de la ONG Control Ciudadano, una guerra civil en
Venezuela es inviable en estos momentos “porque no hay dos bandos con capacidad
de fuego. El monopolio de las armas lo tiene el Estado. Pero sin duda
transitamos a una espiral de violencia anárquica en donde puede haber una
represión abierta del oficialismo a sectores vistos como opositores y
críticos”.
Jesús
Peña Cedillo, doctor en ciencias políticas de la Universidad Simón Bolívar
(USB), considera en cambio que la prensa internacional ha magnificado lo que
ocurre en Venezuela: “No hay una situación de crisis explosiva. Las protestas
están muy focalizadas y no estamos ante un escenario que remotamente se parezca
a lo que hemos vivido en el pasado (como en 2002, cuando se produjo un golpe de
Estado que depuso a Chávez por 48 horas y un paro petrolero que hizo caer la
economía 8.9%), aunque, por supuesto, puede aumentar esta confrontación. Es el
escenario que intenta construir la oposición”.
Peña
Cedillo, partidario crítico del chavismo, sostiene que dentro del ese amplio
movimiento político-militar que gobierna Venezuela desde 1999 coexisten
sectores moderados “con otros más radicalizados” que suelen jugar un papel más
protagónico en coyunturas como la actual.
Francisco
Ameliach es chavista, mayor del Ejército y gobernador de Carabobo. El lunes
pasado, mediante su cuenta de Twitter llamó a los integrantes de las Unidades
de Batalla Bolívar-Chávez (UBB-CH) “a prepararse para el contraataque
fulminante”. Un día después se produjo el ataque armado de los “colectivos”
contra la marcha estudiantil en Valencia, que dejó siete heridos y provocó la
muerte de Génesis Carmona.
Ameliach,
quien pertenece al grupo político del presidente de la Asamblea Nacional,
Diosdado Cabello –un militar retirado considerado el número dos del régimen,
después de Maduro–, atribuyó los hechos a un plan de la oposición para
“inyectar odio y crear violencia”.
Poder
verde olivo
El
presidente Maduro sorprendió al país el martes 18 al decretar, a través de un
aviso en la Gaceta Oficial, el cese del general Bernal como director del Sebin.
Dos días antes el mandatario había dicho durante un mensaje a la nación que ese
servicio de inteligencia había desobedecido sus órdenes durante los hechos
violentos que se produjeron el miércoles 12 en Caracas, cuando tres
manifestantes perdieron la vida por impactos de bala.
Maduro
señaló que funcionarios de dicha dependencia “incumplieron directamente las
órdenes del director del Sebin de ese día (el miércoles 12): acuartelarse y no
salir a la calle. Yo mandé acuartelar al Sebin en la madrugada”.
En
remplazo de Bernal –a quien el presidente había designado jefe del organismo de
inteligencia el mes pasado, en una ceremonia en que lo calificó de “hijo de
nuestro comandante Chávez y un hombre leal”– nombró al general Gustavo González
López, otro alto oficial cercano a Diosdado Cabello.
Dentro
de las mismas filas del chavismo se habla de la existencia de una pugna de
poder entre Cabello y el presidente Maduro. El diputado opositor Ismael García
dice que los dos principales herederos políticos de Chávez protagonizan “una
pelea a cuchillo”.
Cabello
es el militar con mayor poder político en Venezuela y el líder de la generación
1987 de la Academia Militar de Venezuela, conocida como “los montilleros”,
porque fue bautizada con el nombre del general Tomás Montilla. Se trata de 216
suboficiales y oficiales del ejército que conformaron el núcleo duro de la
intentona golpista que encabezó Chávez el 4 de febrero de 1992 contra el
entonces presidente Carlos Andrés Pérez. Ellos han copado posiciones clave de
poder en el país, desde ministerios, gubernaturas, alcaldías, instituciones
estatales, empresas y bancos públicos, hasta guarniciones y comandancias
militares en todo el territorio.
Además
de presidente de la Asamblea Nacional, Cabello es el vicepresidente del
gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Su hermano menor, José
David, es director del Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y
Tributaria (Seniat). El teniente Jesse Chacón, compañero de armas, es ministro
de Energía Eléctrica.
En
2012 más de 80% de los coroneles ascendidos por Chávez a generales fueron
“montilleros”. El comandante murió en marzo de 2013. Tres meses antes había
designado a Maduro como su sucesor. Cabello, que tiene grado de capitán, quedó
como el número dos. Es poderoso y protagónico. El pasado 31 de enero anunció la
remoción de 43 altos oficiales de la Fuerza Armada Nacional (FAN) destacados en
la frontera con Colombia, como parte de una estrategia para combatir el
contrabando de alimentos, mercancías y combustible hacia el vecino país.
El
diputado opositor Andrés Velázquez afirma: “Está claro que este gobierno tiene dos
o más cabezas, con Maduro por un lado y Diosdado por otro, y dentro de las
mismas FAN hay puntos de vista encontrados entre los militares enchufados en el
gobierno, que son un grupo muy corrupto que ha hecho mucho dinero, y otro
sector de la oficialidad que no está metido en esos negocios”.
Matices
La
cuarta parte de los ministros de Maduro la conforman militares, entre ellos el
del Interior, Miguel Rodríguez Torres, y el de Finanzas, Marco Torres. El
Ministerio de Defensa está a cargo de la almirante Carmen Meléndez, quien el
martes 18 escribió en su cuenta de Twitter: “Insistimos en el diálogo y la
pacificación como vías para resolver diferencias y para crecer en la
dificultad”.
La
abogada San Martín considera que el gobierno tiene la adhesión del alto mando
militar y a través de él “controla unas 300 posiciones clave de poder de fuego
que hay en el país. Sin embargo, es difícil prever, en un desencadenamiento de
eventos, si pudiera haber altos mandos militares que se movieran para mostrar
su desacuerdo con una probable utilización de la FAN para reprimir a los
venezolanos. Esto vendría dado por la medida de la represión en la que pudiera
estar involucrada la Fuerza Armada Nacional”.
–¿Usted
cree que habría sectores de la FAN que no apoyarían una eventual represión de
las movilizaciones sociales como las que protagonizan los estudiantes? –se le
pregunta.
–Sin
duda alguna, hay sectores militares, muy importantes, que no estarían de
acuerdo con una represión indiscriminada que involucre el uso de las armas
contra la población civil. Los hay en el gobierno y hay gobernadores de
procedencia militar que no apoyarían violaciones masivas a los derechos
humanos. El 52% de los 23 gobernadores del país son militares. Allí hay figuras
que son extremas, pero hay figuras que son moderadas.
Para
el politólogo Peña Cedillo, en la FAN existen individualidades “que en
determinado momento quisieran dar una patada a la mesa, pero la posibilidad de
que la institución, como un todo, se enfrente al proceso político venezolano
que está en curso, es mínima” porque las posiciones de mando las tienen los
generales chavistas promovidos en los últimos años.
Sostiene
que las supuestas diferencias entre Maduro y Cabello son “una carta que se
manipula y se maneja con un gran desconocimiento de lo que realmente sucede en
Venezuela. Lo que yo entiendo que intenta hacer la derecha venezolana en este
momento es generar un proceso de conflicto nacional que haga propicia una
conciliación con los sectores más moderados dentro del chavismo, pero esa es
una discusión que no pasa por el eje ‘civiles versus militares’, sino que se va
a resolver en una discusión dentro del movimiento chavista, entre los más
radicales y los que prefieran una transición más pausada al socialismo”.
Fisuras
de la oposición
Mientras
el movimiento estudiantil asume la vanguardia de las movilizaciones y la
protesta social, la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) acusa fisuras
internas que han minado el liderazgo de Henrique Capriles, quien fue el candidato
presidencial de esa coalición política en los comicios de abril del año pasado,
en los cuales enfrentó a Maduro.
Los
resultados oficiales le dieron un apretado triunfo a Maduro, con apenas 1.49
puntos de diferencia sobre Capriles, quien objetó la elección y se consolidó
como la principal figura opositora.
En
la actual coyuntura, sin embargo, sectores de la MUD –encabezados por Leopoldo
López y María Corina Machado– acusaron a Capriles de excesiva cautela frente a
la grave crisis económica que padecen los venezolanos y decidieron, por su
cuenta, convocar a los ciudadanos a volcarse a las calles para propiciar “la
salida” del chavismo del poder.
Capriles
expresó su desacuerdo y dijo que la protesta social “debe tener objetivos
porque el ‘vete ya’ no sirve por sí solo”. Señaló que con López y Machado, a
quien los analistas ubican en el ala derechista de la MUD, “no hay ruptura sino
visiones distintas”.
López
fue detenido por la Guardia Nacional el martes 18 acusado de incendio, daños,
instigación a delinquir y asociación para delinquir, entre otros delitos que,
según el presidente Maduro, ocurrieron al término de la multitudinaria marcha
estudiantil del miércoles 12, frente a la sede de la Fiscalía, donde murieron
dos manifestantes por impactos de bala.
“Con
esta detención, Maduro convirtió en héroe al líder más radical de la
oposición”, comentó la politóloga e internacionalista colombiana Sandra Borda.
Llamó
la atención que Diosdado Cabello se encargara, en persona y conduciendo su
propio vehículo, de trasladar a López a comparecer ante el juez y a una prisión
militar en la que permanece recluido. Maduro dijo que de esa manera se trató de
proteger la vida del detenido, ya que “un alto dirigente de la oposición” tenía
planes de asesinarlo.
El
diputado Velázquez, líder de la izquierdista Causa R, afirma que Venezuela vive
una crisis inédita que plantea un enorme desafío al régimen, ya que, “para
empezar, no está Chávez, quien tenía un liderazgo para manejar las situaciones
adversas que le tocó vivir e inspiraba confianza a su propia gente, lo que no
ocurre con Maduro, que es un recién llegado y su talante no es el de Chávez, de
reciedumbre, de autoridad”.
Otro
factor adicional, apunta el legislador, es que el país vive una severa crisis
económica. La inflación alcanzó el mes pasado un índice anualizado de 56.3%,
nivel nunca visto en los 15 años de chavismo, al tiempo que la escasez de
productos básicos en este país (que tiene las mayores reservas de petróleo en
el mundo, con 296 mil 500 millones de barriles) es crónica.
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