La
cacería, paso a paso/Información de la revista sinaloense RÍODOCE
RÍODOCE
Revista Proceso 1947, 23 de febrero de 2014;
La
madrugada del sábado Joaquín El Chapo Guzmán fue capturado en un golpe
cuidadosa y sigilosamente preparado por autoridades tanto de México como de
Estados Unidos. El hombre por el que la DEA ofrecía 5 millones de dólares, el
narcotraficante que llegó a ser colocado por la revista Forbes en la lista de
los más ricos del mundo, el capo que fue considerado el consentido de los
gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón, volvió al sitio que ya fue
su hogar: el penal de alta seguridad del Altiplano. En esta edición, que por
razones obvias llega con retraso a manos de sus lectores, Proceso ofrece
pormenores de la cacería, en medio de un contexto significativo: el acuerdo
secreto del Vicentillo, hijo del Mayo Zambada,
para conseguir la suspensión de su juicio en Chicago a cambio de
información privilegiada.
Una incursión de la Marina a la sindicatura de El Salado, Sinaloa, el jueves 13 dio comienzo a todo. En un recorrido por la zona, marinos detuvieron a varios halcones, entre ellos a los hermanos Apolonio y Cristo Omar Sandoval Romero, quienes trabajaban para Ismael El Mayo Zambada.
Una incursión de la Marina a la sindicatura de El Salado, Sinaloa, el jueves 13 dio comienzo a todo. En un recorrido por la zona, marinos detuvieron a varios halcones, entre ellos a los hermanos Apolonio y Cristo Omar Sandoval Romero, quienes trabajaban para Ismael El Mayo Zambada.
A
partir de estas capturas le pudieron tender una trampa a Joel Enrique Sandoval
Romero, El 19. Al ser detenidos, los halcones pidieron hablar por teléfono con
su hermano, de quien dependían. Lo llamaron en presencia de los efectivos de la
Armada; El 19 les ofreció dinero a cambio de que los soltaran. “¿Cuánto puedes
juntar?”, le preguntaron. “Cien mil dólares”, fue la respuesta. “Vente, pues”.
Joel
Enrique Sandoval, encargado de las comunicaciones del Cártel de Sinaloa en esa
región, fue aprehendido a su llegada al rancho Aguazarca, cerca de El Álamo,
pueblo donde nació El Mayo.
A
media mañana del viernes 14 un avión de la Marina llegó al aeropuerto de
Culiacán. Detrás de él aterrizó un helicóptero artillado. Al menos cinco
hombres esposados y con los rostros cubiertos fueron bajados a toda velocidad
del helicóptero y subidos al avión, el cual despegó de inmediato.
A
los cinco detenidos les decomisaron –informó la Procuraduría General de la
República (PGR)– 91 armas de fuego, cartuchos, cuatro vehículos y 286 mil
pesos. A cuatro de los capturados los internaron en el Centro Federal de
Readaptación Social 3 en Matamoros, Tamaulipas. El 19 fue enviado al Cefereso
1, El Altiplano, en el Estado de México.
Un
lunes sorprendente
Hacia
las 4:30 de la madrugada del lunes 17 dos helicópteros artillados de la Marina
aterrizaron en el terreno baldío de la vieja central camionera de Culiacán,
predio perteneciente a Juan Manuel Ley.
Después
se sabría que las dos aeronaves habían despegado de un buque de la Armada
anclado frente a Cospita, en el extremo sur del municipio de Culiacán.
La
Armada ya tenía objetivos concretos, pues desde el mediodía del domingo 16 sus
efectivos habían sitiado un domicilio en la calle Río Humaya, de la colonia
culiacanense de Guadalupe. Sin bloquear la calle se apostaron frente a una casa
sin número, entre Manuel Bonilla y Domingo Rubí.
No
fue sino hasta la madrugada del lunes 17 cuando entraron al inmueble. Decenas
de marinos bloquearon con sus vehículos al menos cinco cruceros; pusieron
“ponchallantas” y levantaron las tapas de las alcantarillas para impedir la
circulación. Versiones de los vecinos dicen que de ahí se llevaron a un hombre,
aunque oficialmente ni la PGR ni la Marina informaron nada. El inmueble estuvo
custodiado hasta la tarde del jueves 20.
Al
mismo tiempo fueron cateados otros 12 domicilios, entre ellos dos en la colonia
Libertad, dos en Colinas de San Miguel y uno en la colonia Capistrano. En éste
último fue detenido Mario Hidalgo Argüello, El 70, quien sustituyó a Carlos
Adrián Guardado Salcido, El 50, muerto en agosto de 2013 en un enfrentamiento
con militares. Otro capturado fue presentado como Mario López Osorio.
Al
ser informada oficialmente la detención de estos dos presuntos operadores del
cártel de Sinaloa, la PGR dijo que ambos eran objetivos de la operación
iniciada la madrugada del lunes “en seguimiento a las labores de inteligencia
desplegadas desde días pasados en el estado de Sinaloa por la Agencia de
Investigación Criminal de la Procuraduría General de la República, en
coordinación con la Secretaría de Marina Armada de México”.
El
70 o El Picudo pertenecía al círculo cercano de Joaquín El Chapo Guzmán.
La
misma madrugada del lunes 17 la Marina cateó una casa de Griselda López Pérez,
expareja de Guzmán Loera. La misma casa que el 12 de mayo de 2010 había sido
allanada por la Policía Federal, con el apoyo del Ejército, y donde la mujer
fue detenida y liberada horas después en la Ciudad de México.
Cuando
los marinos llegaron sólo encontraron al velador. Abrieron la puerta a golpes y
revisaron el lugar; se llevaron algunas pertenencias de Griselda López, entre
ellas fotografías. Los uniformados se marcharon pero al día siguiente
regresaron a resguardar el lugar. No se retiraron hasta la tarde del jueves 20.
En la casa pegaron calcomanías que decían: “Inmueble asegurado, averiguación
previa PGR/SEIDO/UEITA/25/2014”.
El
Culiacán subterráneo
El
mismo lunes 17 hubo cateos en otras dos casas de la colonia Libertad, centro
neurálgico de operaciones del Cártel de Sinaloa. Esta colonia y las Díaz Ordaz,
Ejidal, Pemex y Nuevo Culiacán forman una maraña habitacional conectada por el
subsuelo a través de las redes de drenaje pluvial, rutas de escape de los
criminales.
Ambos
inmuebles cateados estaban conectados vía el drenaje pluvial.
El
martes 18 la PGR informó que en estas dos casas se encontraron más de 3 mil
kilos de drogas (cocaína y mariguana), armas (entre ellas cohetes y granadas),
más de mil cartuchos y vehículos, algunos blindados. Al día siguiente se sabría
que entre los vehículos asegurados había una patrulla clonada de la Policía
Municipal y otra de la Marina.
La
droga estaba escondida en plátanos y pepinos de plástico.
Una
de estas dos casas fue construida hace tres años. Los albañiles trabajaron día
y noche hasta que la levantaron y después se dedicaron a los “detalles”: un
pasadizo –al cual se llega desde la tina de baño– hasta el drenaje pluvial,
cámaras de video, ventanales blindados… un diseño muy parecido al de la
fortaleza que habitaba El 50 cuando fue sorprendido por el Ejército, el 3 de
agosto de 2013.
El
otro inmueble –de características similares– había sido construido apenas en
2012, luego de que el arroyo que corría por la calle fue entubado y convertido
en drenaje.
La
PGR estuvo informando desde la tarde del lunes 17 del resultado de los
operativos coordinados con la Armada y –luego se sabría– con la estadunidense
administración antidrogas (DEA). Anunció la detención del 19 y de sus
cómplices, el decomiso de casi cien armas y vehículos, pero no dijo nada acerca
de los otros cateos del mismo día.
La
tarde del martes dio a conocer en conferencia de prensa el decomiso de las
drogas y las patrullas clonadas e informó sobre las rutas subterráneas de
escape.
Las
casas cateadas permanecieron resguardadas por la Marina hasta la tarde del
jueves 20. En una de ellas, frente a la preparatoria Augusto César Sandino, en
la colonia Libertad, fue improvisado un campamento a donde fueron llevados
todos los vehículos asegurados.
La
tarde del miércoles 19, por lo menos dos agencias de autos de lujo, Mercedes
Benz y Dodge Auto Country, también fueron cateadas y de ellas se llevaron al
menos cinco vehículos usados, todos al mismo campamento de la colonia Libertad.
A
partir del descubrimiento de las patrullas clonadas, la Marina empezó a
interceptar vehículos de la Policía Municipal y a cotejar credenciales y
armamento de los uniformados.
La
Policía Municipal y el Ejército fueron mantenidos al margen del operativo de la
Marina.
El
miércoles 19, durante los festejos del Día del Ejército Mexicano, el comandante
de la Novena Zona Militar, Miguel Hurtado Ochoa, aceptó que se trataba de un
operativo exclusivo de la Marina y advirtió que El Chapo Guzmán y El Mayo
Zambada eran sus objetivos. El propio gobernador sinaloense aceptó el lunes 17
que la Armada no le había informado de los operativos, por temor a las
“filtraciones”.
Desde
el lunes 17 y el resto de la semana no hubo madrugada en Culiacán en la que no
se escuchara el vuelo de los helicópteros de la Marina sobre prácticamente
todos los puntos de la ciudad. Pero fue el jueves 20 cuando se asestó el golpe
más contundente hasta ese momento: en Colinas de San Miguel fue capturado Jesús
Peña González, El 20, considerado el hombre más cercano al Mayo Zambada.
La
detención, trascendió de fuentes policiacas no oficiales, ocurrió en la casa de
una hermana suya, donde se había escondido. La PGR informó que en esa casa se
encontraron drogas y armas. En el mismo informe la Procuraduría dijo haber detenido
a los hermanos Kevin Alonso y Karim Elías Gil Acosta, supuestamente en posesión
de armas y drogas.
Después
de la detención del 20 sobrevino una calma inusitada en Culiacán. Los marinos
empezaron a retirarse de las casas que habían tenido ocupadas, desmantelaron el
campamento de la colonia Libertad y se llevaron los vehículos asegurados.
El
viernes 21 transcurrió sin sobresaltos, aunque con rumores de que habían
detenido a uno que otro “cachorro” del narco.
La
captura mayor
Las
primeras versiones empezaron a llegar a México por medio de funcionarios del
Departamento de Estado de Estados Unidos, quienes afirmaban que la mañana del
sábado 22 la DEA había detenido al Chapo Guzmán, y que más tarde el gobierno
mexicano haría el anuncio.
A
las 9:20 de la mañana la agencia AP ya ponía en circulación un despacho
preliminar donde anunciaba que “el capo del Cártel de Sinaloa, Joaquín El Chapo
Guzmán, fue detenido durante la noche de este viernes en un hotel de Mazatlán,
Sinaloa, por autoridades mexicanas y de Estados Unidos”.
En
realidad el capo fue aprehendido al amanecer del sábado 22 en una operación
quirúrgica, donde no se disparó ni un tiro. Varias camionetas de la Marina
rodearon el edificio de condominios Miramar –en la avenida del Mar, entre
avenida de los Deportes y Río Elota, en Mazatlán– y un pequeño grupo subió
hasta el cuarto piso. Llegaron a la habitación 401 y detuvieron a un hombre que
estaba en la cama.
Era
El Chapo Guzmán.
También
aprehendieron a un ayudante, cuyo nombre no se había dado a conocer hasta el
cierre de esta edición.
En
la habitación, de 50 metros cuadrados, no había nada desordenado, salvo en la
recámara. Los efectivos de la Armada derribaron la puerta, aprehendieron a
Guzmán Loera y a su ayudante y salieron con los dos hombres para subirlos a una
camioneta CVR blanca para llevarlos al aeropuerto de Mazatlán.
La
Marina resguardó el edificio durante las primeras horas de la mañana. Al
mediodía desalojó el lugar.
Uno
de los condóminos entrevistados por Ríodoce afirmó haber visto varias veces a
una persona de baja estatura en el edificio, entrar y salir a la habitación
401, pero que nunca se imaginó que se trataba del narcotraficante más buscado
del mundo.
Dijo
que lo único que le parecía raro es que su cuarto siempre tenía mucha basura.
El
Chapo Guzmán había escapado muchas veces a los operativos del gobierno mexicano
y de la DEA, siempre monitoreando y anticipándose a sus movimientos. En febrero
de 2012 estuvo a punto de ser atrapado, según dio a conocer el titular de la
entonces SIEDO, José Cuitláhuac Salinas. Los hechos habrían ocurrido la última
semana de febrero, un día después de que se realizó en Cabo San Lucas, Baja
California Sur, una reunión del G-20, donde participaron jefes de Estado de los
cinco continentes para discutir temas económicos. A esa cumbre asistieron la
secretaria de Estado estadunidense Hillary Clinton y el entonces presidente
Felipe Calderón.
El
hecho se hizo público. Pero hubo otros que no. Unos en los cuales el capo
estuvo a punto de ser atrapado en operativos que fueron “abortados”, algunos
“extrañamente como dijo a Ríodoce un expolicía federal que participó en esas
acciones.
Una
de ellas ocurrió en Culiacán poco antes de la de febrero de 2012 en Los Cabos,
cuando un grupo especial de la Policía Federal, apoyado logísticamente por la
DEA, viajó de Mazatlán a Culiacán para atrapar a un “blanco”. Se trataba del
Chapo. Había sido localizado en la colonia Libertad.
Esa
vez el convoy policiaco llegó hasta a un kilómetro y medio del “objetivo”, pero
los propios agentes de la DEA abortaron la operación sin dar explicaciones.
Cuando los federales –quienes viajaban en vehículos no oficiales– se retiraban
fueron interceptados por patrullas de la Policía Ministerial; luego de
identificarlos los dejaron ir.
El
otro intento de captura fue más espectacular. Ocurrió la mañana del 3 de agosto
de 2013 cuando en un operativo del Ejército en la colonia El Vallado, de
Culiacán, murió El 50, encargado de las ejecuciones y ajustes de cuentas ordenados
por El Chapo en la capital de Sinaloa.
Los
soldados sitiaron una vivienda que –después se sabría– contaba con blindajes,
cámaras de seguridad y túneles de escape.
Ahí
el Ejército fue atacado y se produjo un tiroteo que duró al menos cuatro horas.
El saldo oficial fue de tres soldados y un policía heridos; una jovencita
herida en una pierna y tres civiles muertos, dos en el interior de la casa y
uno más que llegó a atacar a los soldados desde el exterior. En la cochera de
la casa quedó tirado el cuerpo de Carlos Adrián Guardado Salcido, El 50.
Un
día después la PGR dio a conocer lo que aseguró en esa casa: cerca de 14 mil
cartuchos, 20 granadas, armas y cinco vehículos. También se aseguró un
lanzacohetes marca L-JUD, modelo AH-296 y un cohete L-JUD, modelo A-IX-I.
Ese
día circuló la versión de que alguien había escapado del lugar y que El 50
realmente se había sacrificado para salvar a su jefe. El sicario recibió un disparo
en la nuca que le desfiguró la cara.
Versiones
extraoficiales confirmaron a Ríodoce que en esa casa había estado el Chapo y
había escapado por el drenaje. Agregaban que Guzmán había sido auxiliado por
policías municipales.
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