El papa Francisco presidió el tradicional Vía
Crucis en el Coliseo.
Se instalaron pantallas
gigantes en la zona de los Foros Imperiales. Además, se calcula que al menos 50
países siguieron en directo la celebración a través de las televisiones.
A las 21:10 horas Francisco llegó hasta el Monte Palatino- como es tradicional-, una explanada justo frente al anfiteatro romano. Allí fue recibido por el alcalde de Roma, Ignazio Marino, y tras saludarlo se puso un sobretodo blanco. Luego se trasladó bajo un mirador adornado con telas de color rojo. No obstante los gritos de emoción y los aplausos de la gente, prefirió mantener la concentración en su rostro.
A las 21:10 horas Francisco llegó hasta el Monte Palatino- como es tradicional-, una explanada justo frente al anfiteatro romano. Allí fue recibido por el alcalde de Roma, Ignazio Marino, y tras saludarlo se puso un sobretodo blanco. Luego se trasladó bajo un mirador adornado con telas de color rojo. No obstante los gritos de emoción y los aplausos de la gente, prefirió mantener la concentración en su rostro.
Los
textos de las meditaciones y las oraciones propuestas para cada estación las realizó monseñor Giancarlo Maria Bregantini, arzobispo de
Campobasso- Boiano, por petición del papa.
Un
trabajador junto con un emprendedor, dos extranjeros, dos personas en un centro
de rehabilitación, dos personas sin hogar, una familia, dos presos, dos
mujeres, dos enfermos, dos niños, dos ancianos, custodios de Tierra Santa, dos
religiosas, y el cardenal Vallini -en la primera y en la última-, fueron los
encargados de llevar la cruz en cada una de las estaciones.
El
Vía Crucis del Coliseo duró aproximadamente una hora y tres cuartos (media
hora más que el año pasado), por lo que finalizará en torno a las 23.00 horas.
Las
meditaciones, escritas por monseñor Bregantini, fueron leídas por la
actriz italiana Virna Lisi y el periodista Orazio Coclite. La voz guía de la
oración fue de Simona De Santis. Las personas que llevarán la Cruz no la
siguen en procesión desde el inicio, sino que la esperan en cada estación.
Durante la Vigilia Pascual fueorn bautizados por el Papa 10 catecúmenos: 5 procedentes de Italia, y los otros de
Bielorrusia, Senegal, Líbano, Francia y Vietnam.
No estaba previsto que el papa hablara, al final del rito que recordó las 14 estaciones del camino de Jesús hacia el Calvario. Así lo había anticipado el portavoz vaticano Federico Lombardi. Pero finalmente el pontífice decidió compartir una breve reflexión
Palabras del Santo Padre al finalizar el Vía Crucis
No estaba previsto que el papa hablara, al final del rito que recordó las 14 estaciones del camino de Jesús hacia el Calvario. Así lo había anticipado el portavoz vaticano Federico Lombardi. Pero finalmente el pontífice decidió compartir una breve reflexión
Palabras del Santo Padre al finalizar el Vía Crucis
Dios
ha puesto sobre la Cruz de Jesús todo el peso de nuestros pecados, todas las
injusticias perpetradas por cada Caín contra su hermano, toda la amargura de la
traición de Judas y de Pedro, toda la vanidad de los prepotentes, toda la
arrogancia de los falsos amigos.
Era una Cruz pesada, como la noche de las personas abandonadas, pesada como la muerte de los seres queridos, pesada porque resume toda la fealdad del mal. Sin embargo, es también una Cruz gloriosa como el alba de una noche larga, porque representa en todo el amor de Dios que es más grande que nuestras iniquidades y que nuestras traiciones. En la Cruz vemos la monstruosidad del hombre, cuando se deja guiar por el mal; pero vemos también la inmensidad de la misericordia de Dios que no nos trata según nuestros pecados, sino según su misericordia.
Era una Cruz pesada, como la noche de las personas abandonadas, pesada como la muerte de los seres queridos, pesada porque resume toda la fealdad del mal. Sin embargo, es también una Cruz gloriosa como el alba de una noche larga, porque representa en todo el amor de Dios que es más grande que nuestras iniquidades y que nuestras traiciones. En la Cruz vemos la monstruosidad del hombre, cuando se deja guiar por el mal; pero vemos también la inmensidad de la misericordia de Dios que no nos trata según nuestros pecados, sino según su misericordia.
Frente
a la Cruz de Jesús, vemos casi hasta tocar con las manos cuánto somos amados
eternamente, frente a la Cruz nos sentimos 'hijos' y no 'cosas' u 'objetos',
como afirmaba San Gregorio Nacianceno dirigiéndose a Cristo con esta oración:
"Si no existieras tú, mi Cristo, me sentiría criatura acabada. He nacido y
me siento disolver, como duermo descanso y camino, me enfermo y curo, me
asaltan sin número los tormentos, gozo del sol y de cuanto fructifica la
tierra. Después muero y la carne se convierte en polvo como la de los animales,
que no tienen pecados. Pero yo, ¿qué tengo más que ellos? Nada sino Dios, si no
existieras tú, Oh, Cristo mío, me sentiría criatura acabada. Oh, Jesús, guíanos
desde la cruz hasta la resurrección, y enséñanos que el mal no tendrá la última
palabra, sino el amor, la misericordia y el perdón. Oh, Cristo, ayúdanos a
exclamar nuevamente: ayer estaba crucificado con Cristo, hoy soy glorificado
con Él. Ayer había muerto con Él, hoy estoy vivo con Él. Ayer estaba sepultado
con Él, hoy he resucitado con Él".
Finalmente,
todos juntos, recordamos a los enfermos, recordamos a todas las personas
abandonadas bajo el peso de la Cruz, para que encuentren en la prueba de la
Cruz la fuerza de la esperanza, de la esperanza de la Resurrección y del amor
de Dios".
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