18 may 2014

FCH ...Y él andaba, literalmente, en el agua


...Y él andaba, literalmente, en el agua/ARTURO RODRÍGUEZ GARCÍA
 Revistas Proceso # 1959, a 17 de mayo de 2014
 En las buenas y en las malas, Felipe Calderón, como presidente, movilizaba a su capricho a decenas de efectivos de la Marina para satisfacer uno de sus caprichos: navegar en velero. Aun cuando su conocimiento de las artes marítimas era escaso, se sentía capitán de alguno de los ocho yates que la Armada tenía siempre a su disposición. Incluso inmediatamente después de la muerte de su amigo Juan Camilo Mouriño, el michoacano fue a pasar su luto en cubierta.
 Para su distracción, por festejo y aun en el duelo, durante su mandato Felipe Calderón hizo que la Secretaría de Marina (Semar) pusiera ocho veleros, con tripulación permanente, a su disposición. Como no le gustaba ver armas y escoltas, sólo para su custodia se movilizaban 300 efectivos de las Fuerzas Armadas, quienes desde yates –como el decomisado Dream Seeker– y a bordo de veleros pequeños vigilaron muchas veces la afición presidencial.

Militarismo y tradición michoacana, características del sexenio, dieron nombre a las embarcaciones: El Generalísimo, El Centauro, El Trigarante, El Insurgente, Tahuamari, Tarhitsi, Pirekua y su consentido: El Caudillo.
La identificación de los veleros, así como las aventuras del exmandatario, fueron contadas a Proceso en diciembre pasado por una fuente de la Armada que participó en esa regatas privadas y quien pidió el anonimato. Sustentó su relato con fotografías. Para corroborarlo, este semanario hizo una solicitud de información a la Semar, a la que se le asignó el número de folio 0001300086713, así como consultas a distintas bases de datos.
 La Semar informó sobre la existencia de 104 veleros de diferentes clases. Además de los educativos Cuauhtémoc y Moctezuma, sólo identificó por nombre El Caudillo, El Insurgente y Tarhitsi. Se pudo confirmar la existencia de otras embarcaciones, como El Trigarante y El Centauro, por el comunicado de prensa 036/2010 de la Semar, donde se dijo que estos dos últimos, con El Caudillo, participarían en una competencia.
 Las embarcaciones El Caudillo, Tarhitsi y El Generalísimo son del astillero Nelson Marek, rondan los 40 pies de eslora (longitud de popa a proa) y corresponden a la clase oceánica, la categoría de las embarcaciones más grandes en el velerismo olímpico. En los casos del Tahuamari y del Pirekua, se trata de la clase J/24, más pequeños, y fueron los que Calderón empezó a velear.
 La versión obtenida por Proceso en diciembre de 2013 indicaba que, una vez abandonada la Presidencia, los veleros se encontraban en deterioro, pues la Semar no quería gastar en la renovación de velamen ni otras operaciones de mantenimiento, pues resultaría un gasto ocioso. Por ello se solicitó el registro de mantenimiento de veleros.
 El Caudillo está “en sus calzos”, es decir, sobre soportes, en el Club de Yates de Acapulco, donde también está el Tarhitsi fuera de servicio, de acuerdo con la respuesta de la Semar. Aun sin identificar su nombre, se pudo saber también que 40 embarcaciones de clase Optimist, J/24 y Láser, permanecen ancladas, en calzos, fuera de servicio o anclados y en servicio, en Puerto Vallarta.
 La solicitud de información se realizó el 13 de diciembre pasado, cuando la fuente aseguró que las naves estaban en abandono y mencionó que un radiograma había rechazado la asignación de recursos para mantenimiento.
 Conforme a los documentos entregados por la Semar, la compra de velamen y otros equipos de mantenimiento se efectuó la segunda semana de 2014 en diferentes zonas navales y sumó cerca de 3 millones de pesos, aunque ninguno de los importes se refiere a la compra de velamen para clase Oceánica.
 Para entonces estaba a punto de vencerse el plazo de prórroga de la respuesta a la solicitud que, por cierto, no se entregó hasta el pasado 13 de mayo, excedidos todos los plazos.
 Los veleros clase J/24 –el tipo de embarcación más popular– según la Semar son 11: uno está en Puerto Vallarta, tres en Acapulco y siete en Veracruz. De éstos, cuatro se compraron por un valor superior al millón de pesos en 2012 a la empresa Servicios Marítimos de Acapulco, uno de los proveedores de velerismo de la Semar. De hecho, esa empresa y UK Sailmarkets son las únicas dos que proveen esos insumos a la dependencia que, además, tiene 30 veleros clase Club 420.
 Que la Semar cuente con veleros clase Optimist (38) y Láser (20) no deja de ser llamativo, porque Optimist es un modelo de uso infantil y Láser es juvenil, para adolescentes. La Semar expone sobre el uso de los veleros:
 “Principalmente se utilizan para la capacitación del personal en el arte de la vela; asimismo, son empleados para la participación del equipo de vela de la Semar en las diferentes clases, así como los veleros de vela ligera, como son las clases Club 420, Láser y Optimist, también se utilizan para la enseñanza de los cursos de vela que se imparten en el Centro de Capacitación y Adiestramiento de Vela.”
 Nada se dice sobre actividades de esparcimiento para personal gubernamental, como tampoco en los acuerdos secretariales 30 y 52 que sustentan la existencia de esa disciplina en la Armada. A pregunta expresa sobre uso de los veleros por el Estado Mayor Presidencial o la Presidencia de la República, la Semar rechaza que tengan esa utilidad.
 El amigo Gerard
 En diferentes imágenes el capitán de corbeta retirado Andrés Pablo Gerard Contreras aparece junto a Calderón. Delegado de la Federación Mexicana de Vela, el personaje aparece en dos documentos relacionados con el velerismo calderonista.
 Se trata de donaciones de veleros Nelson Marek: El Caudillo y Tarhitsi. El 19 de marzo de 2008, en el Astillero de la Semar (Astimar-6) en Guaymas, Sonora, se realizó un acto de entrega-recepción. Un grupo de mandos, encabezados por el contralmirante del Servicio de Ingenieros, Germán Álvarez Lobato, entregó a Gerard Contreras el velero Parakata, que fue trasladado a la Octava Zona Naval. Se trata de la embarcación a la que Calderón habría denominado Tarhitsi.
 El otro se refiere al velero El Caudillo. De acuerdo con la documentación remitida por la Semar, el 16 de febrero de 2010 Gerard, como civil, compró por 452 mil pesos la nave Nelson Marek 41 a Francisco Pellicer Graham. Para el 28 de enero de 2011 se concretó la irrevocable donación de Gerard a la Marina sin costo alguno.
 Según el Registro de Servidores Públicos, seis meses después, en agosto de 2011, Andrés Pablo Gerard fue designado coordinador de Deportes Náuticos de la Semar, con un sueldo superior a 21 mil pesos. Continúa en el cargo. El generoso donador de un barco para el gobierno, en su declaración patrimonial establecía que sólo contaba con un velero J/24, tenía un Chrysler Shadow 1990 que compró a crédito y un saldo en el banco de 33 mil pesos.
 Sin embargo hacía más de un año que El Caudillo era utilizado por Calderón y la Semar había emitido comunicados anunciando su participación en regatas, como si el barco fuera de su propiedad.
 El apellido Gerard está ligado a élites militares, por carrera y proveeduría, además de ser muy conocido en el mundo de la política y por Ana Paula, la esposa de Carlos Salinas, y su hermana Gabriela, actual directora general del DIF, esposa del director del IMSS, José Antonio González Anaya.
 Andrés Pablo Gerard es hijo de André Gerard Cortés, un veterano del ejército francés que peleó en Indochina en los cuarenta y fue condecorado, entre otras distinciones, con la Orden de la Legión de Honor, de la cual se volvería decano en México hasta su muerte en 2012.
 En 1996, André y su hijo Andrés Pablo fueron sancionados por un fraude financiero y Chrysler les retiró las concesiones; en tanto, tenedores de bonos los denunciaron por la vía penal (Reforma, 14 de junio de 1996).
 Con el apellido Gerard se repiten los nombres Hipólito, Andrés y Pablo o Paul, durante varias generaciones. De acuerdo con un reportaje de La Jornada (4 de junio de 2000), André es hermano de Hipólito y Enrique Gerard Cortés. Hipólito habría sido el único proveedor de armas del Ejército y las policías durante el sexenio de Carlos Salinas.
 Hipólito Gerard Butler, también empresario, es concesionario de Ford, Honda y Peugeot en el Distrito Federal, dueño de la constructora GIA, padre de las mencionadas Ana Paula y Gabriela, cuyo hermano, otro Hipólito, obtuvo en el gobierno de Calderón diferentes obras, como la construcción del nuevo penal de Oaxaca, según investigación del reportero Álvaro Delgado.
 Además, en los registros de Compranet aparece que GIA obtuvo en 2008 el contrato del gobierno federal para construir el Hospital de Alta Especialidad de Ixtapaluca por un monto de 6 mil 624 millones de pesos, mismo año en que vendió 40 camionetas al Fovissste a través de Ford Camsa.
 El Bicentenario de Calderón
 “El presidente Calderón estaba aferrado a que El Caudillo ganara un torneo, por eso el gobierno le metió mucho dinero a la Copa Bicentenario”, dice el marino consultado.
 La declaración pudo ser corroborada, aunque no el monto invertido por el gobierno en la organización de ese certamen de velerismo inscrito en el quinto lugar de la lista de actividades oficiales por el Bicentenario de la Independencia, que en diferentes aspectos permanece en la opacidad.
 El 9 de diciembre de 2009, las secretarías de Turismo y de Marina, el Fondo Nacional de Fomento al Turismo, el Consejo de Promoción Turística de México (CPTM) y el gobierno de Nayarit emitieron un “boletín conjunto” para informar que con “un esfuerzo multisectorial” se realizaría la “Regata Copa México Nextel Bicentenario” en Bahía de Banderas, Nayarit.
 La Semar, a su vez, emitió el boletín 036/2010 sobre su participación en la regata con veleros de clase Oceánica, Caudillo, Centauro y Trigarante, además de cuatro veleros clase J/24 y dos más –tripulados por un niño y una niña– de la clase Optimist.
 El monto de los gastos de cada dependencia no se especificó en los comunicados y luego de realizar una búsqueda en el portal de Obligaciones de Transparencia sólo se encontraron los registros de dos inserciones pagadas por la Semar para difundir la regata, cuyo monto fue de poco más de 70 mil pesos. El CPTM erogó 7 millones 300 mil pesos para contratar la presencia de la marca “México” en el evento.
 “El presidente quería competir, pero el Estado Mayor no lo dejó”, cuenta el marino.
 Luego de inaugurar la regata, que se acompañó de juegos de playa y otras actividades acuáticas, Calderón navegó con amigos y miembros del gabinete en yate. Aunque no pudo capitanear los veleros que le asignaba la Semar, Calderón mandó a la famosa velerista Galia Moss en su lugar y, bajo su mando, su tripulación ganó.
 El Insurgente ganó el primer lugar en su categoría y el segundo en la Copa Gobernadores; el segundo y el tercer lugares, en el mismo orden que el anterior, fue para El Trigarante… el medallero de la clase Oceánica fue para las embarcaciones presidenciales en una competencia en la que supuestamente participaban 35 países y mil 500 competidores.
 Andrés Pablo Gerard fue uno de los organizadores y responsable de la competencia clase J/24.
 Duelo en el agua
 En noviembre de 2008, días después de la muerte de Juan Camilo Mouriño, Calderón se dirigió a Icacos, donde se ubica la mansión a cargo de la Octava Zona Naval que usan los presidentes de México y que, en su caso, era punto de partida y pernocta para practicar el velerismo.
 “Siempre llevaba su IPod y ponía música, muy alegre y dicharachero. Pedía que lo tratáramos como un marinero más, pero a nosotros nos lo tenían prohibido. Ese día lo acompañó la señora Margarita. No hablaba con nosotros ni con ella. Tenía la vista perdida en la mar, pensativo, se veía afectado, no quería nada ni mover el barco”, recordó el marino.
 Para entonces aún no tenía veleros de clase Oceánica que le permitirían cambiar de sedes, hasta convertir en su favorita la Quinta Maya, esplendorosa mansión bajo resguardo de la Quinta Zona Naval, en Cozumel, remodelada según la fuente en 2010 y 2011 para su mejor atención. Aficionado al futbol, hasta cancha se le construyó en el predio.
 Calderón no tuvo empacho en navegar de Zihuatanejo a Acapulco o llegar sin aviso previo a Cozumel, a donde se trasladaba con urgencia al mariachi de la Marina por órdenes del secretario Mariano Francisco Saynez.
 Según el relato del marino, la navegación se iniciaba a las 7:00 u 8:00 de la mañana. Cada diciembre del sexenio, la Octava Zona Naval quedaba ocupada.
 Para las regatas de Calderón, la Semar y el Estado Mayor disponían de los yates La Lira, El Grumete y el Dream Seeker, pues mientras el entonces presidente veleaba, éstos servían como escolta.
 El Dream Seeker es el yate que se le decomisó a Néstor Moreno, el segundo de a bordo de la Comisión Federal de Electricidad acusado de corrupción en el gobierno de Calderón en un caso que finalmente se desmoronó (Proceso 1877).
 Esos diciembres familiares hacían gala de otros deportes acuáticos. Había actividades de pesca, motos y kayak. Y, naturalmente, paseos en velero, con su tripulación de marinos y él en funciones de capitán, en los que se usaba El Trigarante, pues tiene capacidad hasta para 20 personas.
 –¿A quiénes invitaba? –se le pregunta a la fuente.
 –Al principio al señor Molinar y al señor Nava. Un día fue el señor Abascal, muy al principio. Las invitaciones eran cuando iban a eventos del Cuahutémoc, por ejemplo, la señora canciller, que era muy amiga de la señora Margarita.
 “Un día fue el secretario Gómez Mont y le dijo que a él no le gustaba eso y que aceptaba subirse nomás porque era el presidente.”
 En la solicitud de información se pidieron datos sobre el uso presidencial de veleros, pero la Semar los declaró inexistentes.
 A sus invitados, aun pretendiendo despojarse de su investidura presidencial, Calderón les jugaba bromas. Por ejemplo, les pedía girar una manivela sin función haciéndoles creer que podían voltearse: “Órale cabrón, órale cabrón…”, la tripulación rompía en risas y el invitado, víctima del humor presidencial, se sorprendía angustiado realizando su mayor esfuerzo.
 –¿Qué bebidas llevaban a bordo?
 –Ya sé por dónde va… siempre era cerveza, tequila y whisky. Debíamos llevar camarones, ceviche de pescado y mucha verdura, o sea, botanita de zanahoria, jícama y pepino con limón y chilito. Ya en la casa sí era de comer langostas y cosas así. Pero no se ponía mal, la señora lo controlaba mucho.
 La casa a la que se refiere el marino es la Quinta Maya en Cozumel. El lugar donde se hospedaron los invitados a la boda de Paola Rojas y Luis Roberto Alves Zague, en la que la entonces pareja presidencial, tíos de la comunicadora, fueron padrinos.
 “Todo mundo llegó en aviones del Estado Mayor y se alojó gente.”
 En el iPod de Calderón sonaba siempre la misma música: trova, Los Bukis, Maná y tradicional michoacana. Coincidentemente, la pirekua, como se bautizó uno de los veleros, es un género musical purépecha. Sin embargo, a veces no hacía falta pues, de acuerdo con el marino, un invitado frecuente era David Filio, el trovador de Mexicanto que durante el sexenio calderonista tuvo un programa de televisión en Canal Once.
 El músico, en efecto, aparece en las fotografías con Calderón en velero y su relación es conocida, pues inclusive en agosto de 2012 circuló en redes sociales un video en el que, Calderón cantando y Filio tocando, amenizaban una fiesta con diputados federales panistas electos.
 “Lo peor es que era muy aferrado, a veces nos hacía darle vuelta a la isla a marcha forzada o quería luego luego, un día después, volver a salir. Nadie descansaba. Éramos la tripulación y unos 40 marinos de planta para proveer todo el velerismo”, concluye la fuente.


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