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Proceso
# 1959, a 17 de mayo de 2014
El
sábado 10, quince meses después de nacido, el movimiento armado de las
autodefensas de Michoacán, que despertó simpatías dentro y fuera del estado,
desapareció formalmente y se convirtió en un remedo de corporación policiaca
bajo la conducción del gobierno. Su iniciador y vocero intermitente, José
Manuel Mireles, fue destituido y quedó fuera del proyecto del comisionado
Alfredo Castillo y de su excompañero Estanislao Beltrán; éste afirma que los
grupos se están depurando y podrán actuar sin esconderse, en tanto que el
gobierno sigue vanagloriándose de detenciones y decomisos. Lo resume así el
activista Francisco Jiménez Pablo: “las corporaciones policiacas y militares
están corrompidas, en tanto que las autodefensas están partidas”.
Tras
15 meses de multiplicarse y avanzar en territorios que dominaban Los Caballeros
Templarios, el sábado 10 las autodefensas michoacanas desaparecieron
oficialmente y por orden del gobierno federal se transformaron en fuerzas
rurales a cargo de la Secretaría de Seguridad Pública estatal.
Así
se cumplió la sentencia que el líder de uno de esos grupos y exvocero de todos
ellos, el doctor José Manuel Mireles, lanzó días antes de su destitución: que
el movimiento ciudadano que ganó más simpatías en el país en los últimos años
al combatir al crimen organizado, sería suprimido por considerarlo una amenaza
para el gobierno de Enrique Peña Nieto.
No
obstante, para el nuevo vocero de las fuerzas rurales, Estanislao Beltrán, Papá
Pitufo, este cambio benefició al movimiento en su afán de limpiar a Michoacán
del crimen organizado, porque lo depurará de la gente que buscaba su propio
beneficio y le permitirá actuar libremente y con las armas en la mano para
recobrar la paz en la entidad.
Beltrán
confía que con la transformación de los grupos de autodefensa en defensas
rurales se avance en la pacificación del estado, se evite el surgimiento de
organizaciones paramilitares como las colombianas y se acabe con el crimen
organizado, que fue el objetivo inicial del movimiento.
Pero
apenas desaparecieron las autodefensas y salieron a la calle con uniforme de
defensas rurales, la violencia asomó una vez más. El domingo 11 fueron
encontrados los restos de cinco hombres asesinados en la colonia Santa Bárbara
de Uruapan; entre ellos estaba Magdaleno Zarco Bruno, hermano de un integrante
de las autodefensas de Uruapan.
El
martes 13, en el camino viejo a Zumpimito, de la misma ciudad, Verónica Alejandra
Romero Valencia, esposa del servidor público del área de urbanismo municipal
Armando Gómez Mier, fue asesinada de dos disparos cuando hacía ejercicio.
Y
el día siguiente, en una conferencia de prensa que ofrecieron en la Ciudad de
México, comuneros indígenas de San Miguel de Aquila denunciaron que la
violencia, los secuestros y la venta de protección continúan, pero ahora los
llevan a cabo nuevos grupos criminales que desde octubre de 2013 se hacen pasar
por autodefensas y son avalados por el comisionado federal para Michoacán,
Alfredo Castillo Cervantes.
El
presidente del Comisariado de Bienes Comunales de Aquila, Octavio Villanueva
Magaña, señaló que las acciones gubernamentales no han disminuido la
inseguridad en la región, donde las supuestas autodefensas exigen cuotas
mensuales de 700 mil pesos por darles seguridad.
No
obstante el gobierno federal sigue exaltando sus avances en la pacificación del
estado. Según la Comisión Nacional de Seguridad, desde el pasado 14 de enero
–cuando entró en vigor el acuerdo para el apoyo federal de la seguridad en la
entidad– hasta el 27 de febrero se detuvo a 675 presuntos delincuentes, se
liberó a 10 víctimas de secuestro y se decomisaron 418 kilos de mariguana y 61
de droga sintética, así como 255 armas ligeras, 30 granadas y un lanzacohetes.
Al
respecto el dirigente nacional de la Coordinación Nacional Plan de
Ayala-Movimiento Nacional, Francisco Jiménez Pablo, advierte que el plan de
seguridad impulsado por el gobierno de Peña Nieto en Michoacán, con la creación
de guardias rurales, “pervierte el proyecto comunitario, porque las
corporaciones policiacas y militares están corrompidas, en tanto que las
autodefensas están partidas: hay unos que apoyan a Mireles y otros a Papá
Pitufo. Lo que vemos es que con ese planteamiento se está dando paso, a mediano
plazo, al paramilitarismo y a comunidades luchando contra comunidades”.
En
un recorrido por varios municipios se comprobó que el plan de transformar las
autodefensas en guardias va lento, pues aún no se realiza en los municipios de
Buenavista Tomatlán, Múgica, Apatzingán, Uruapan, San Juan Nuevo, Pátzcuaro,
Parácuaro, Tingambato, La Mira, Taretan y Ziracuaretiro, que permanecen
resguardados por la Policía Federal y el Ejército.
En
Tancítaro, Los Reyes, San Sebastián, Cotija, Barranquillas, Peribán y Gabriel
Zamora las autodefensas se inconformaron con el cambio, pues al desarmarse sus
integrantes quedan indefensos ante el crimen organizado. Además hasta ahora no
saben cuál será su sueldo o si tendrán prestaciones como el seguro de vida,
pues en la ley no existe la figura de “defensa rural”.
Las
fracturas
En
su primer año los grupos de autodefensa ciudadana se mantuvieron unidos y
liberaron de Los Caballeros Templarios a 24 municipios, lo cual no consiguieron
los gobiernos de Felipe Calderón ni de Enrique Peña Nieto, al mando de las
fuerzas armadas y con sus políticas sociales.
En
esos 12 meses, encabezadas por Mireles, las autodefensas tuvieron índices de
popularidad y de aceptación ciudadana muy altos. La empresa encuestadora
Gabinete de Comunicación Estratégica realizó tres mediciones entre enero y mayo
pasados, en los que más de la mitad de los consultados, en Michoacán y en el
resto del país, manifestaron una muy buena y buena opinión sobre ese
movimiento.
Todavía
en la encuesta telefónica del pasado martes 13 se le preguntó a la ciudadanía
si creía que el objetivo de las autodefensas michoacanas era restablecer la
seguridad pública y combatir al crimen organizado. Más de la mitad contestó que
sí.
Sobre
la posibilidad de que la violencia en el estado disminuyera con la
“regularización” de las autodefensas como defensas rurales, 48% de los
consultados en Michoacán dijo que sí bajaría, 28% que aumentaría y 9.8% que
seguiría igual. En el resto del país las tendencias fueron casi las mismas,
excepto que 36% creían que el cambio aumentaría la violencia en la entidad.
A
principios de 2014 el panorama empezó a cambiar para las autodefensas. El 4 de
enero Mireles sufrió un accidente aéreo que lo tuvo retirado un mes y medio. El
17 de ese mes, desde Washington, el secretario de Estado estadunidense, John
Kerry, admitió su preocupación por el surgimiento de las autodefensas en
Michoacán.
En
un encuentro preparativo a la reunión entre los presidentes de Canadá, México y
Estados Unidos en Toluca, Kerry dijo que Washington “no teme pero sí está
preocupado” por la situación en Michoacán y está “preparado para tratar de ser
útil en lo posible”.
Desde
entonces Peña Nieto abandonó la estrategia de contención que había establecido
en 2013 y dispuso que una fuerza conjunta de 10 mil soldados y policías
persiguiera y detuviera a los cabecillas de Los Caballeros Templarios, nombró a
Alfredo Castillo comisionado federal para Michoacán y dio los primeros pasos
para transformar a las autodefensas. A Mireles lo hizo a un lado aprovechando
su convalecencia.
La
noche del 13 de enero Joaquín López Dóriga difundió en su noticiario de
Televisa un video en el cual, aún con huellas del accidente en el rostro,
Mireles decía: “Aceptamos regresar a nuestra comunidades de origen y
reincorporarnos a nuestras actividades cotidianas. Recuerden que sólo somos
civiles, somos gente de trabajo y de bien que asumimos una responsabilidad que
no nos correspondía porque por más de 12 años no hubo quien nos las resolviera”.
Horas
después, ya en la madrugada, en un nuevo video que grabó en la casa de su amiga
Talía Vázquez, exdiputada perredista por Michoacán, Mireles aclaró que había
sido engañado para hacer esa declaración y que no estaba de acuerdo con el desarme
de las autodefensas hasta que se limpiara Michoacán del crimen organizado. Sus
diferencias con el gobierno de Peña Nieto se acentuaron.
El
27 de enero Castillo se puso de acuerdo con algunos representantes del Consejo
General de Autodefensas, depusieron a Mireles como vocero, instalaron en su
lugar a Estanislao Beltrán y pactaron el inicio del desarme. Días después, el 4
de febrero, en una entrevista con el diario español El País, Mireles rechazó el
convenio: “Ninguno de nosotros vamos a ir a registrar las armas de las
autodefensas. Están burlándose unos de otros. No hay algo realmente formal,
todo es teatro”, dijo. Y lo reiteró en el noticiario de Carmen Aristegui en MVS
Noticias.
“A
partir de esas declaraciones el Cisen y la PGR me quitaron todo el apoyo, los
escoltas y la camioneta blindada. Me abandonaron a mi suerte, pensé que me iban
a matar”, recordó Mireles, consultado al respecto por Proceso.
Principio
y fin
Antes
de iniciar el movimiento, el 24 de febrero del 2013, Beltrán no tenía la barba que
hoy lo identifica. “Como no tenía tiempo por andar de aquí para allá me la dejé
crecer”, explicó a este reportero en febrero pasado, cuando los grupos de
autodefensas devolvían a sus dueños huertas de aguacate en Tancítaro. El mote
de Papá Pitufo se lo pusieron sus compañeros, y le agradó tanto que mandó
ponerlo en la funda de su pistola.
Originario
de la comunidad de Punta del Agua, municipio de Buenavista Tomatlán, cuando era
un joven normalista solía leer a Carlos Marx, Federico Engels, José Stalin y al
Che Guevara. Es ganadero y limonero, fue extorsionado por Los Caballeros
Templarios. Conocía de años a Mireles. Cuando el doctor recuperó el
conocimiento tras cuatro días de inconsciencia en un hospital de la Ciudad de
México, pidió a los agentes federales que lo resguardaban que llevaran a
Beltrán, porque era el único en quien confiaba. “No tengo familia”, les dijo
Mireles.
Papá
Pitufo se convirtió en un personaje clave para la estrategia del gobierno
federal en la “regularización” de las autodefensas. Las dos veces que Mireles
ha sido destituido como vocero y miembro del Consejo de Autodefensas, Beltrán
lo reemplazó con el apoyo y la anuencia del gobierno federal.
De
hecho, Castillo negoció con Beltrán y otros representantes del Consejo General
de Autodefensas –entre ellos Alberto Gutiérrez, el Comandante Cinco–, la salida
de Mireles de este órgano, que es la máxima autoridad del movimiento, al
acusarlo de la muerte de cinco jóvenes en una barricada de Caleta de Campos,
Lázaro Cárdenas, el pasado 27 de abril.
Las
diferencias entre Mireles y Beltrán se ahondaron el pasado jueves 1 en una
reunión de los jefes de las autodefensas con Castillo en las instalaciones de
la 43 Zona Militar, en Apatzingán. Papá Pitufo llevó hasta allá a un grupo de
familiares de los cinco jóvenes muertos para que le achacaran la
responsabilidad de los asesinatos a Mireles.
Al
terminar el encuentro, en el cual participaron otros líderes, Mireles se veía
molesto y no quiso hablar a la prensa, pero flanqueó a Beltrán cuando éste
desconoció a la autodefensa de Caleta de Campos y advirtió que se investigaría
al responsable de la muerte de los jóvenes para castigarlo, “sea quien sea”.
La
ruptura entre Mireles y Beltrán fue evidente el miércoles 7 cuando una fracción
del Consejo de Autodefensas emitió un comunicado para destituir al primero como
líder y vocero oficial del movimiento armado.
Sobre
este cambio, el llamado Comandante Cinco dijo que “desafortunadamente el doctor
comenzó a hacer declaraciones que no van con la realidad. Anda en (la Ciudad
de) México sin permiso del consejo, que lo integran 34 coordinadores, y habla
mal del movimiento”. Añadió que tiene “deficiencia mental”.
El
martes 6 Mireles difundió un video en el que pedía diálogo directo con el
presidente Peña Nieto y señalaba que temía por su vida. “Mi destitución es en
represalia por pedir ese diálogo”, confió al reportero ese día.
Beltrán,
entrevistado por teléfono el jueves 15, dice que todo tiene un principio y un
fin. Se refiere a la conversión de las autodefensas en fuerzas rurales y al
periodo en que Mireles dirigió el movimiento.
Sostiene
que la transformación en fuerzas rurales servirá para depurar a las
autodefensas, que fueron infiltradas por bandas criminales: “El objetivo de la
lucha era la libertad de nuestro pueblo y que eso no se perdiera. En un inicio
era una lucha bonita, realmente de defender a la gente. Teníamos
enfrentamientos diarios, pero a través de que fuimos desarticulando el crimen
organizado y fuimos avanzando se incluyeron algunas gentes que no conocemos y
que tal vez llevaban otro objetivo. No quiero decir quién, pero se veía que ya
no era el mismo interés, era para dominar una plaza, como el caso de Lázaro
Cárdenas.
“¿De
qué manera podemos meterlos en cintura? Legalizándonos. El crimen no se va a
legalizar porque son aquellos que tienen algún problema con la justicia. Eso es
lo que estamos viendo, esta es la razón de la legalización, nosotros seguimos
siendo para el pueblo las autodefensas, aunque para el gobierno seamos una
corporación policiaca. Nosotros vamos a mantener la unidad, vamos a mantenernos
firmes, va a permanecer el Consejo General.”
–¿Cómo
es que se van a mantener, si lo que les daba la fuerza era la autonomía e
independencia del gobierno? Esto les daba legitimidad y eran un ejemplo para
otras partes.
–Todo
lo que inicia tiene un término. Nosotros no podemos seguir y seguir y seguir…
tenemos que aterrizar y lo vamos a hacer. La fuerza la vamos a mantener, pero
tenemos un fin. Yo, Estanislao Beltrán, nací y tengo que morir, todo tiene un
término. Entonces necesitamos que esto tenga un buen término, no queremos que
pase como en Colombia, que esto se salga de control y al rato nos estemos
matando entre nosotros. Queremos la paz y la tranquilidad, no el crecimiento de
otros grupos.
–¿Qué
va a pasar con Mireles? ¿Ya no está en los planes de ustedes?
–Ya
he dicho que para mí es un amigo. Lo respeto, es un gran luchador, pero dentro
del movimiento hay reglas y la máxima autoridad de las autodefensas es el
Consejo General, es la asamblea general que determina lo que hay que hacer, si
decide que yo ya no sea vocero, hay que aceptarlo. Eso no lo dispone nadie, ni
yo: es el consejo.
–Entonces
él ya no va a participar…
–Yo
no sé, él ha hecho muchas cosas… me reservo, yo soy su amigo y nunca he dicho
una mala palabra en su contra. Allá él si quiere hablar mal de mí, yo no quiero
entrar en esa dinámica, en esa discusión. Sólo soy una persona que trata de
decir la verdad y hacer las cosas bien, que el objetivo de la lucha no se
pierda.
–El
objetivo de la lucha es limpiar Michoacán del crimen organizado. ¿Cree que
ahora, como fuerzas rurales, van a lograr eso?
–Creo
que más bien hay cosas que no podemos decir y que están dentro del plan de
trabajo. En su momento se van a enterar, pero va a ser mejor porque ahora vamos
a poder andar con la libertad y no escondiéndonos. Vamos a ser parte de una
corporación policiaca y ellos también (serán parte) de nosotros.
–Las
autodefensas nacen con el sueño de limpiar Michoacán. ¿Continúa ese sueño?
–Claro,
lo estamos haciendo, no hemos dejado un minuto de hacerlo. El hecho de que le
llamaban autodefensas y ahora fuerzas rurales no quiere decir que ya cambió; el
objetivo es el mismo. No se ha perdido nada.
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