4 sept 2016

La trampa de la gasolina/Carlos Acosta Córdova y Juan Carlos Cruz Vargas,

 La trampa de la gasolina/Carlos Acosta Córdova y Juan Carlos Cruz Vargas,
Revista Proceso #  4 de septiembre de 2016,,
El Proyecto de Presupuesto de Egresos será presentado esta semana –la fecha límite para hacerlo es el jueves 8– y, aparte de lo restrictivo, casi contraccionista, contendrá una sorpresa: la anunciada liberación de los precios de la gasolina, prevista para enero de 2018, se adelantará un año. A partir del próximo enero (en año no electoral) los precios del combustible dependerán de la oferta y la demanda, en un contexto que prevé alzas mundiales en el precio del petróleo.
 Esta semana el gobierno federal enviará al Congreso de la Unión el paquete económico –Iniciativa de Ley de Ingresos, Proyecto de Presupuesto de Egresos y las modificaciones fiscales que considere pertinentes– para 2017, penúltimo año de la administración de Enrique Peña Nieto.
 Pero lo hace, como no sucedió en los primeros cuatro años, en las peores condiciones y con todo en contra: una economía que va en picada, reformas estructurales que no cuajan, descrédito internacional y desconfianza de los mercados financieros hacia la política económica, donde ven una perspectiva negativa. También con el repudio generalizado hacia la persona del presidente Enrique Peña Nieto y su gestión.
Además con un devaluado secretario de Hacienda, Luis Videgaray, que en cuatro años no ha podido hacer crecer la economía más allá del 2% que criticó siempre.
Menos gasto
En el contexto de la presentación del paquete económico 2017 –la fecha límite legal es el jueves 8– se hallan también dos factores clave:

Uno, la urgencia de hacer correcciones en materia de finanzas públicas: abatir el ritmo acelerado del endeudamiento, que alcanzará un inédito 50.5% del PIB este año, el más alto de los últimos 25 años; y alcanzar un superávit primario, es decir, dejar por fin el déficit primario, que resulta de no otra cosa que estar pidiendo prestado sólo para pagar los intereses de la deuda, que es lo que ha estado haciendo la Secretaría de Hacienda.
 Esa urgencia de corregir las finanzas públicas, de hacer que los gastos no superen los ingresos, inducirá al gobierno a presentar un paquete económico más bien restrictivo, austero o inclusive contraccionista. Menos gasto, pues.
 Y dos, los factores políticos. El paquete económico llega en un momento de crisis del partido en el gobierno, que perdió en las elecciones de junio de este año siete de las 12 gubernaturas en juego.
 Por eso, para intentar recuperar parte de lo perdido, o no seguir perdiendo, el gobierno no presentará en el paquete económico –lo ha reiterado el secretario de Hacienda– cambios en el ámbito tributario: ni creación de nuevos impuestos ni alzas en las tasas de los ya existentes, que además ya lo había comprometido en el llamado Acuerdo de Estabilidad Tributaria, luego del golpazo que significó la reforma hacendaria que entró en vigor en 2014.
 Además en el paquete económico incluirá la propuesta de adelantar para enero próximo la liberalización de los precios de la gasolina, prevista para el mismo mes, pero de 2018, en la reforma energética.
 Es decir que el precio de la gasolina ya no será administrado por Hacienda, sino por el mercado. Si suben las gasolinas, Hacienda podrá lavarse las manos y decir: yo no tengo nada que ver… es el mercado.
 Y lo más probable es que suban, toda vez que el precio del petróleo, si bien sigue incierto e inestable el mercado internacional de hidrocarburos, apunta hacia el alza.
 Y eso prefiere hacerlo en 2017 y no en 2018, que es el año más importante en materia electoral, cuando se decidirá la sucesión presidencial.
 Sin embargo, Hacienda lo hace violentando lo estipulado por la reforma constitucional en materia energética, que establece determinados pasos y condiciones para liberalizar el precio de los combustibles.
 El adelanto
 Y la primera en protestar por la liberalización anticipada es la comisionada presidenta de la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece), Alejandra Palacios Prieto, quien advierte que, si no hay condiciones de competencia, hay un mayor riesgo de que los precios se disparen.
 –El gobierno ya ha sugerido que van a adelantar para el próximo año la liberalización del mercado de los combustibles, ¿sería una medida correcta? –se le pregunta a la también maestra en administración y políticas públicas del Centro de Investigación y Docencia Económicas, en una entrevista hecha la semana anterior, cuando todavía no había confirmado Hacienda que iban a hacer la propuesta en el paquete económico de 2017.
 Fue apenas la semana pasada cuando, primero el subsecretario de Ingresos, Miguel Messmacher Linartas, en una entrevista radiofónica, y después el secretario de Hacienda, en una comparecencia ante legisladores del PRI, lo confirmaron.
 Videgaray argumentó que se hará la propuesta porque hasta ahora no ha habido inversión privada nacional en el sector de los energéticos.
 Y dejó sugerido que no es mayor problema si los precios de las gasolinas suben. La gasolina no la consume todo el mundo; sólo los que tienen automóvil, dijo y agregó que las gasolinas las consumen fundamentalmente las personas de mayores ingresos en este país. Es 10% de la población la que consume la mayor parte de la gasolina en el país.
 Entonces, la titular de la Cofece respondió así:
 –¿Por qué lo habrían de adelantar? No lo sé. Hay que preguntárselo a ellos. Lo que sí puedo decir es que si lo van hacer, deberían prestar atención a algunas recomendaciones que hicimos, que son más de 20 y versan sobre distintos temas, que van desde infraestructura, señalización de precios, acceso a puertos, aeropuertos, ferrocarriles y demás, para que cuando se libere el precio de la gasolina haya la mayor concurrencia de participantes y eso haga que entre las empresas se dé la competencia, y eso tiene el efecto de disciplinar el precio.
 Pero advierte que “si no hay competencia, el riesgo es que cuando tú liberes el precio, este se vaya al cielo porque tienes a un monopolio vendiendo un producto y nadie está controlando ese precio”.
 Como parte de su mandato de promover la adopción de principios de competencia por parte de las autoridades, la Cofece dio a conocer, en julio pasado, el trabajo Transición hacia mercados competidos de gasolina y diésel, en el que identifica una serie de posibles obstáculos a la competencia, así como propuestas de solución. El documento fue entregado a las cámaras del Congreso de la Unión y a todas las dependencias involucradas en el tema.
 Durante la entrevista, Alejandra Palacios se muestra siempre convencida de que, por donde se le vea, el país no tiene las condiciones para transitar a un mercado de gasolinas con libre fluctuación de precios, pues todavía se adolece de infraestructura insuficiente, incertidumbre entre los inversionistas ante la imprecisión en las distintas regulaciones que norman el mercado, además del control que tiene Pemex en los diferentes eslabones de la cadena de producción.
 Aún más grave, explica, el precio de las gasolinas, lejos de disminuir, como lo prometió el gobierno de Enrique Peña Nieto en el caso de una apertura del mercado, se incrementará por una combinación de muchos factores: la logística, los precios internacionales del petróleo, el tipo de cambio y el margen que busquen obtener las diferentes empresas que participarán.
 Como la entrevista se realizó la semana previa a las declaraciones de Messmacher y Videgaray, Alejandra Palacios respondió así a la pregunta de cuál será el escenario luego de la liberalización de los precios de los combustibles:
 A partir de enero de 2018 el precio de la gasolina se va liberalizar y los mexicanos no estamos acostumbrados. Estamos muy mal acostumbrados a que los precios de las gasolinas no fluctúen como fluctúa el precio del huevo, de la leche y de la carne, del maíz y de muchos otros productos que consumimos los mexicanos a diario, porque así van fluctuando los mercados.
 “Entonces, digamos que si hay un aumento en el precio de la gasolina porque se incrementó el precio del petróleo, no es algo que nos debiera sorprender, porque eso es lo que va a pasar. Cuando se libere el precio, vamos a ver fluctuaciones en el precio, porque el precio no lo va a determinar alguien, sino el mercado, y el mercado lo definirá en función de lo que cueste la gasolina, lo que cueste importarla, lo que cueste almacenarla, lo que cueste llevarla a las estaciones de servicio.”
No obstante, a la comisionada presidenta de la Cofece le preocupa un eventual adelanto en la apertura del mercado de las gasolinas y pone el dedo en tres renglones en los que las diferentes autoridades deben trabajar de forma urgente y en el corto plazo.
En primer lugar, la política de suministro. Palacios explica que a raíz de la reforma, los comercializadores van a estar obligados a tener un porcentaje de gasolina en reserva. “Esa es la política de suministro, que siempre haya almacenado un porcentaje en este país, si por cualquier riesgo no se puede importar gasolina, o se cierran refinerías, para que siempre haya equis número de días de gasolinas en este país para poder venderla”.
Sin embargo, ese número de días todavía no está definido por la Secretaría de Energía, y la relevancia radica en que para quienes quieran participar en el mercado, la política de suministro tendrá impacto sobre sus costos.
 “Entonces, los días que se fijen en la política de suministro tendrán impacto en los costos de quienes vayan a participar en el mercado, y esas empresas que vayan a participar ya necesitan conocer esos costos para hacer sus corridas financieras, para ver si les conviene o no entrar. Esa política se tiene que definir de manera inmediata”, advierte.
 Infraestructura agotada
 En segundo lugar, quiénes y a qué precio van a tener acceso a la infraestructura de Pemex en cuanto a almacenamiento y transporte. La Cofece da cuenta de que en varias regiones del país la infraestructura está saturada y se va a tener que desarrollar una nueva.
 Dice Palacios Prieto: “Lo que hace falta es definir es si Pemex está obligado a compartirla con terceros, cuáles van a ser las reglas de acceso a esa infraestructura. Todavía no está claro. Lo que sí se prevé es que haya más demanda del uso de la infraestructura de Pemex que la capacidad de esa infraestructura”.
 Añade que no existe una regla, por la oferta disponible que hay; ni se sabe cómo le van a hacer para asignarles a los interesados la magnitud de infraestructura que soliciten. “Nosotros ahí lo que recomendamos es que Pemex haga una especie de subasta para ver quién está dispuesto a pagar más para tener acceso a su infraestructura”.
 El otro tema que se debe resolver con urgencia –dice la entrevistada– es el acceso a puertos, ya que 40% de las gasolinas que consume el país entra a través de sus diferentes puertos. La mala noticia es que sólo Pemex tiene la infraestructura necesaria para importarla.
 “Como antes solamente Pemex podía importar gasolina, y sólo esa empresa tiene infraestructura en los puertos para recibir gasolina, no está claro si Pemex está obligado a compartirla con terceros y a qué costo. Esa reglamentación también hay que definirla. Es decir, que los terceros sepan si van a tener acceso o no a la infraestructura de Pemex, y si sí, bajo qué condiciones. Y que Pemex sepa también bajo qué términos tendrá que compartirla.”
 A partir del pasado 1 de septiembre los precios de los combustibles quedaron así, por disposición de la Secretaría de Hacienda: Magna, 13.98 pesos el litro; Premium, 14.81, y diésel, 14.45 pesos por litro. Es decir, en el año han registrado un aumento, respectivamente, de 6.2%, 5.6% y 4.9%.
 Pero si se comparan esos precios con los registrados al cierre de 2012, los aumentos en lo que va de este gobierno, han sido de 29.3% para la Magna, 30.3% para la Premium y 29.3% para el diésel.
 La consejera presidenta de la Cofece considera que la Secretaría de Hacienda no ha tenida una correcta estrategia de comunicación en materia de precios de los combustibles.
 “La verdad, es muy arriesgado decir ahorita que el precio de la gasolina va a bajar; no debería decirse. Es muy improbable, muy improbable, que el precio de la gasolina vaya a ser menor al día de hoy.
 El gobierno, en particular la Secretaría de Hacienda, lo que debió hacer, cuando promovía la reforma energética, es decir cómo iba a bajar el precio de un producto que va a ser liberado, y que dicho precio ya no va a depender de ti, sino del mercado.
 “En un mercado liberado, tú no te puedes comprometer a un precio. Yo no me podría comprometer con un precio para el huevo, la leche o el maíz. La cadena o formación de precio de esos productos depende del mercado”, concluye.



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