l Estado Islámico pierde su última salida al exterior en la frontera
turca
Tras los avances kurdos, la ofensiva de las tropas de Ankara deja acorralado al ISIS en su feudo sirio
Nota de Juan Carlos Sanz
Corresponsal en Oriente Próximo
El País, Jerusalén 4 SEP 2016 - La intervención del Ejército turco ha dejado acorralado por primera vez
al Estado Islámico (ISIS, por su siglas en inglés). Su única puerta al mundo
exterior –los cerca de 20 kilómetros de frontera que todavía controlaba entre
Siria y Turquía– cayó este domingo en manos de las tropas de Ankara, según
informó el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos. La muerte de Abu
Mohamed al Adanani, su portavoz y hombre fuerte en Siria, en un ataque el
pasado martes le sorprendí en pleno retroceso.
Después de haber perdido más de un 40% de su califato en Irak, y casi un 10% en
territorio sirio, y con 45.000 de sus milicianos caídos en combate o en
bombardeos aéreos, el ISIS se ve cercado en sus feudos de Mosul y Raqa. Los
avances de las fuerzas chiíes y kurdas iraquíes, en el primer caso, y las
ofensivas de rebeldes kurdos sirios y tropas turcas, en el segundo, han
expulsado a los yihadistas suníes de gran parte de sus conquistas de 2014.
“Es la última salida que le queda para comunicarse con el resto del
mundo, y estamos a punto de cerrarla”, advirtíe ya el jueves un portavoz del Pentágono. “La
coalición encabezada por Estados Unidos apoya con bombardeos aéreos las
operaciones turcas”. La estrategia es clara: eliminar las vías de suministro
del ISIS antes de lanzar una ofensiva en toda regla como su bastión y capital, Raqa, a orillas del río Éufrates. El propio
presidente Barack Obama le ha recordado este domingo a su homólogo turco, Recep
Tayyip Erdogan, en la cumbre del G-20 en China la necesidad de "terminar
el trabajo" contra el Estado Islámico. Washington está apoyando el avance
turco con bombardeos aéreos y con el despligue de un nuevo sistema de cohetes.
Con la implicación de una potencia suní como Turquía en el conflicto
parece alejarse también el peligro de una resistencia numantina de la población
civil sometida al califato, mayoritariamente suní, ante una invasión de fuerzas
kurdas en sus tierras ancestrales. Ankara utiliza como punta de lanza en las
operaciones al hasta ahora semi inactivo Ejército Libre de Siria (ELS). Estados
Unidos no quiere volver a cometer tampoco los errores de la guerra de Irak. Ya
no basta con derrotar al ISIS, sino que hay que saber gestionar después la
victoria.
La ofensiva turca también busca poner coto al expansionismo kurdo sobre
áreas tradicionalmente suníes o turcomanas (minoría procedente de la antigua
colonización otomana). El estallido de la tensión étnica solo beneficiaría a
los yihadistas suníes. “Turquía no pretende imponer una zona de exclusión área
en su frontera, sino una zona de exclusión kurda”, pronostica Joshua Landis,
editor del portal Syria Comment y veterano analista del conflicto. “Pero esta
incursión”, concluye, “eleva las probabilidades de que Siria acabe dividida en
áreas controladas por el Gobierno y por rebeldes árabes y kurdos”.
Mapa del ISIS en Siria e Irak
El Pentágono estima que el ISIS cuenta aún con unos 30.000 combatientes.
Como se ha observado durante los últimos días en la batalla de Yarablus, han
preferido replegarse a posiciones seguras antes que enfrentarse a los tanques
turcos, que contaban con apoyo aéreo y de comandos de fuerzas especiales.
También optaron por replegarse este sábado en Al Rai. Sus milicias no han ofrecido la fiera resistencia
que mostraron hace dos años ante el avance kurdo en Kobane o, más
recientemente, Mambij.
Avance de El Asad en la batalla de Alepo
Cuando ya se han cumplido dos años del inicio de los bombardeos aéreos de
EE UU contra las posiciones del Estado Islámico en Siria e Irak y casi un año
después del comienzo de la intervención de Rusia, el tablero de la guerra
muestra la consolidación del régimen —apoyado por Moscú y Teherán, junto con
aliados chiíes como la guerrilla libanesa de Hezbolá— y de los rebeldes suníes
—respaldados por Estados Unidos, Turquía, Arabia Saudí y otras monarquías del
Golfo–. Ninguno de los dos bloques parece estar en condiciones de derrocar a la
otra parte, como se ha comprobado a lo largo de agosto en Alepo, donde fuerzas
rebeldes y gubernamentales han roto sucesivamente el frente enemigo cuando
parecían cercadas. Este domingo las tropas del régimen dieron de nuevo un
vuelco en el estratégico distrito suroccidental de Ramusa, al reconquistar
posiciones clave que les habían arrebatado hace un mes las milicias rebeledes,
informa Reuters. Los barrios orientales controlados por los insurgentes han
quedado otra vez cercados.
Los kurdos de las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), que persiguen
instaurar su autogobierno en el noreste del país, libraban en beneficio
territorial propio una guerra particular contra el ISIS, pero se mostraban
aparentemente neutrales en Alepo. Los yihadistas del califato han presenciado
desde posiciones cercanas a la batalla sin tomar parte en los combates.
El acuerdo de alto el fuego apadrinado por EE UU y Rusia que estuvo en
vigor en febrero y marzo pasados amparaba a todos los contendientes excepto a
los yihadistas del Estado Islámico y del Frente al Nusra, denominado ahora
Frente de la Conquista tras haber proclamado que rompía su vasallaje con Al
Qaeda. El acoso que han sufrido los grupos calificados por la ONU como
“terroristas” ha sido sin embargo desigual. “Todas las fuerzas rivales —las
leales al gobierno del presidente Al Asad, los rebeldes suníes e incluso los
kurdos— parecen haber estado ocupados hasta luchando entre sí en lugar de
contra el Estado Islámico”, recuerda Aron Lund, investigador del centro
Carnegie para Oriente Próximo. Este experto en el conflicto sirio sostiene que
tras la perdida de territorio —el elemento central y distintivo del yihadismo
radical del ISIS–, “por primera vez en dos años [desde la proclamación del
califato], la tesis de una ofensiva contra Raqa comienza a resultar factible”.
NATALIA SANCHA
En el mapa del conflicto sirio los choques entre las tropas de Bachar el
Asad y el Estado Islámico son escasos. La cúpula militar siria admite entre
bastidores que la lucha contra el ISIS no está entre sus prioridades. Con
recursos limitados, las tropas regulares y las milicias aliadas se centran en
recuperar las urbes clave y las arterias que las conectan entre sí. “El ISIS
está aislado en pleno desierto, sin acceso a Turquía y en una zona ampliamente
deshabitada y alejada que a su vez es bombardeada a diario por los
norteamericanos”, admite un alto cargo de la inteligencia militar en Damasco.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario