Revista
Proceso # 2079, 4 de septiembre de
2016...
En el sexenio que gobernó el país, Felipe Calderón ocultó los terrenos e
inmuebles que adquiría y no aparecen ni en sus declaraciones de conclusión del
encargo. Ahora que Margarita Zavala, su esposa, quiere llegar a la Presidencia,
a los dos les entró un repentino afán de transparencia. Sólo que mientras
Calderón admite parte de su riqueza inmobiliaria, Zavala recurre a un truco
publicitario para mostrar sólo parte de su patrimonio.
La evolución de la fortuna del matrimonio que aspira a regresar a la
residencia oficial de Los Pinos es un misterio en los más recientes cuatro
años, porque Zavala se ha negado a presentar su 3de3, es decir, hacer públicas
sus declaraciones patrimonial, de intereses y fiscal.
Para ocultar su patrimonio Zavala alega que no es servidora pública ni
dirigente de un partido político, pero la iniciativa civil 3de3 prevé que las
puedan presentar “personas de interés público”, como lo hizo el aspirante
presidencial sin partido Jorge G. Castañeda, el único hasta ahora.
Confesa aspirante presidencial en 2018 y quien ha advertido que si no es
por el PAN lo hará por la vía “independiente”, Zavala deberá detallar cuáles
son los bienes, ingresos y gastos de ella y de su marido, quien recién fue
contratado como consejero de Avangrid, una de las mayores empresas de
generación de electricidad en Estados Unidos y que pertenece a la trasnacional
española Iberdrola.
También deberá detallar sus potenciales conflictos de intereses, sobre
todo porque ella y Calderón tienen vasta parentela incrustada en la política y
en los negocios, y aunque muchos de los familiares de ambos han desertado como
militantes del PAN –como varios de los hermanos de Margarita–, hacen campaña
para ella, quien sólo admite entrevistas obsequiosas.
Existen antecedentes del tráfico de influencias: un ejemplo fue el pago
de 12 millones de pesos que ordenó Calderón al PAN, en 2006, para la empresa de
Diego Hildebrando Zavala, hermano de Margarita, documentado por Julio Scherer
García en su libro Calderón de cuerpo entero.
Las casitas según el marido
Calderón ha sido reacio a la transparencia y a la rendición de cuentas en
su trayectoria política: como coordinador de los diputados del PAN se opuso a
hacer público el patrimonio de los funcionarios, como él mismo lo hizo cuando
fue director de Banobras, al autoasignarse el crédito para su casa.
En la declaración correspondiente a 2012, cuando ya había adquirido propiedades,
tampoco incluyó el patrimonio de su esposa ni sus cuentas bancarias, como
consta en la página de servidores públicos de la Secretaría de la Función
Pública.
Sin embargo, ante el proyecto presidencial de Margarita Zavala hacia la
elección de 2018, Calderón ha tenido un repentino afán de transparencia y, sin
que se precise la fecha de la modificación, en su última declaración
patrimonial hace una pormenorizada descripción de la prosperidad inmobiliaria
de él y su esposa, incluyendo información que ocultó durante su gestión.
Por ejemplo, por vez primera Calderón admite públicamente que en junio de
2008 se convirtió en socio de su esposa y de su vecino Oscar Fernández Prado en
un edificio contiguo al condominio que habita, en la calle de Cóndor 227, que a
su vez éstos habían comprado, en 2003, junto con María Enriqueta Santos Corral,
en 5 millones 100 mil pesos.
Calderón le compró la propiedad a Santos Corral en 3 millones 640 mil
pesos, gracias a un crédito por 2 millones 612 mil pesos de Scotiabank, a pagar
en 20 años, pero que pagó completo menos de un daño después, el 28 de mayo de
2009, “con recursos del declarante y recursos provenientes de diverso crédito
(sic) obtenido el 14 de mayo de 2009 con IXE Banco, S.A., por la cantidad de 1
millón 900 mil pesos, actualmente cubriéndose mensualmente”.
Así, como socio de su esposa y de su compadre, Calderón detalla que
“corresponden al declarante dos departamentos y un estudio, a su cónyuge dos
departamentos y al copropietario dos departamentos” del edificio de Cóndor 227.
También Calderón reconoció públicamente la compra de la casa contigua a
la suya en la privada de Cóndor 231, identificada como “Casa 9” –de 234 metros
cuadrados–, junto a la 8, la suya, que era propiedad de María Enriqueta Santos
Corral, quien le vendió también los departamentos.
Calderón compró la casa en 4 millones 860 mil pesos, gracias a un crédito
hipotecario de Scotiabank por 3 millones 888 mil pesos. Pero aunque reportó ese
préstamo en su declaración patrimonial pública, no está relacionado con las
propiedades que él mismo dijo haber adquirido en 2008 (Proceso 1741).
Esa nueva propiedad se la rentó a un precio desconocido a Heriberto Félix
Guerra, el último secretario de Desarrollo Social de su gobierno, quien la
habitó desde que tomó posesión, en diciembre de 2009, hasta casi el fin del
sexenio.
A tres meses del fin de su gobierno, el 13 de agosto de 2012, Calderón
vendió esa casa 640 mil pesos más cara de lo que la compró. Según cuenta él
mismo, la vendió en 5 millones 500 mil pesos, de los cuales 2 millones 356 mil
pesos los destinó “al pago de los gastos de acondicionamiento y mantenimiento”
de la casa familiar. El resto, 3 millones 144 mil pesos, fue lo que debía del
crédito hipotecario que absorbió el comprador.
Contrario a lo que decían sus declaraciones patrimoniales, Calderón
reveló, el 29 de septiembre de 2010, en una comida con empresarios, que era
dueño de una “cabañita” cuya ubicación no precisó, pero que se ubica en
Ayapango, Estado de México.
El reportero Daniel Lizárraga fue a ese lugar, próximo al municipio de
Amecameca, y describió que la “cabañita” es en realidad un lujoso chalet de 255
metros cuadrados, construido en un terreno de poco más de cuatro hectáreas,
propiedad de Calderón y Zavala.
Y sí: Zavala, la aspirante presidencial, compró en 1997 un terreno de 19
mil 475 metros cuadrados; y en mayo de 2007 adquirió en 100 mil pesos otros 9
mil 805 metros cuadrados. Calderón, quien en 2008 sumó a ese predio 12 mil 477
metros cuadrados, declara que adquirió éstos en 130 mil pesos.
Son más de cuatro hectáreas ubicadas al pie de los volcanes Popocatépetl
e Iztaccíhuatl, que gustan a Calderón y Zavala: “En dicho predio el declarante
y la cónyuge concluyeron la construcción de una casa habitación”.
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