Sor Openibo: algunos obispos no quedaron contentos con mi intervención, pero en el encuentro hubo escucha. «¿El Papa y el feminismo? Con él en la Iglesia las cosas cambian, ¡bien hermano Francisco!»
Vatican Insider, Pubblicato il 25/02/2019
IACOPO SCARAMUZZI
ROMA
Las religiosas que dirigen la Unión Internacional de las Superioras Generales (Uisg) y que participaron en la cumbre sobre los abusos sexuales presidido por el Papa en el Vaticano con los presidentes de las Conferencias Episcopales de todo el mundo (del 21 al 24 de febrero) expresaron satisfacción por el clima de «escucha» recíproco que se instauró tras las primeras «resistencias», y expresaron el deseo de que en el futuro se de más valor a la voz femenina, por ejemplo introduciendo el derecho al voto para las mujeres en el Sínodo.
Participaron en la conferencia de prensa, que se llevó a cabo en la sede de la Uisg y que fue moderada por sor Bernadette Reis, de Estados Unidos, y el director “ad interim” de la Sala de Prensa vaticana Alessandro Gisotti), la presidenta sor Carmen Sammut (de Malta), la secretaría general, sor Pat Murray (de Irlanda), y cuatro de las superioras que forman parte del comité directivo: sor Aurora Torres (de México), sor Maria Theresia Hornamann (Alemania), son Monica Joseph (de la India) y sor Veronica Openibo (Nigeria), una de las tres mujeres que intervinieron en la asamblea plenaria de la cumbre sobre los abusos. También estuvo presente, entre los periodistas que asistieron a la conferencia de prensa, otra de las relatoras de la Cumbre, la periodista mexicana Valentina Alazraki. «Cuando entré por primera vez en el aula en donde se llevaban a cabo los trabajos de mi grupo de trabajo, me pregunté: ¿cómo irá? ¿Yo, única mujer, y los demás, cardenales y obispos hablando sobre este argumento?», contó sor Hornamann. «Al inicio no sabía bien dónde estaba. Y no hablé durante el primer día. Nunca había visto en mi vida a tantos obispos juntos… Pero después, en los días siguientes pude decir mi opinión, y fui escuchada». Sor Openibo dijo que precibió que «algunos obispos no quedaron contentos» con su intervención durante la plenaria, en la que dijo claramente que el de los abusos es un problema también en África y Asia, pero también subrayó la importancia capital que atribuye a la tutela de los menores, puesto que está en juego «la credibilidad de la Iglesia». Las culturas, dijo, deben ser respetadas, pero también «evangelizadas».
En el grupo de trabajo, contó, algunos obispos y cardenales le preguntaron lo que «algunos cardenales y obispos me pidieron que explicara mejor», sobre qué quería decir «con mi discurso, por ejemplo cuando dije que, en mi opinión, los seminarios menores deberían cerrar porque los chicos son demasiado jóvenes para tomar una decisión de ese tipo». Al final, dijo la religiosa nigeriana con una sonrisa, en su grupo lingüístico, en el que trabajaron también dos cardenales, ella fue apodada “el tercer cardenal”. Sor Joseph, también única mujer en su grupo de trabajo, dijo que estaba «feliz» de haber participado y de haber visto una «gran apertura» en las discusiones, pero añadió: «Me habría gustado que hubiera más mujeres…».
Sor Sammut indicó que en su grupo lingüístico había una «enorme diferencia entre los obispos, algunos a la cabeza de cientos de obispos y otros prácticamente sin una Conferencia Episcopal; algunos con gran experiencia en el campo de la tutela de los menores y otros sin experiencia: había un gran deseo de enseñar, de aprender; había gran responsabilidad para compartir y mucha ayuda recíproca. Yo –afirmó– tengo mucha confianza en que las cosas puedan salir adelante». Y sor Murray se dijo «impresionada por el dese que demostraron los participantes de aprender y salir adelante. Al principio había un poco de resistencia, algunos tendían a decir: “este problema no existe en mi parte del mundo”. Pero luego todos decían: “No puedo decir que no existe, tal vez todavía no ha surgido”».
Según la religiosa irlandesa (que insistió en el «largo viaje de sufrimiento» que ha vivido la Iglesia irlandesa, incluidas las religiosas, por los abusos cometidos durante décadas) en la cumbre vaticana había una «real gratitud» por la presencia de la voz femenina. También sor Torres dijo que encontró una «atmósfera de gran escucha» en su grupo y quiso subrayar que refleja que la Iglesia con el Papa Francisco quiere afrontar el problema de los abusos «no solo colegialmente, involucrando a todos los obispos, sino también sinodalmente, con la participación de obispos, religiosos y laicos».
Insistiendo en que el comité directivo de la UISG fue invitado a participar en la cumbre vaticana, a diferencia de lo que sucede en los Sínodos, en los que las mujeres religiosas cuentan solamente con tres sitios, e insistiendo también en que el comité de organización está «orgulloso» de la intervención de sor Openido, sor Sammut expresó la esperanza de que «la cumbre sea un ejemplo para el futuro, para que las mujeres puedan tener una mayor voz en los Sínodos y en los demás encuentros vaticanos». La religiosa maltesa confirmó que se espera a la posibilidad para que las mujeres voten en el Sínodo de los obispos: «Nosotras esperamos que un día se llegue a este punto, al derecho de voto, aunque no sabemos cuándo». Y también aclaró que «los religiosos hombres nos están apoyando en este camino».
Sor Hornamann, por su parte, dijo que no considera que las mujeres podrán votar en el próximo Sínodo sobre la Amazonia (del 6 al 27 de octubre de este año), y contó que durante el encuentro sobre los abusos un obispo le dijo que no sabía que las monjas no votaban en los Sínodos: «tenemos ante nosotros un camino muy largo…», dijo la religiosa alemana.
Las superioras, muy conmovidas con los testimonios de cinco supervivientes de abusos de todos los continentes (con los que comenzó el primer día de la cumbre), así como con los testimonios de algunas víctimas que intervinieron a puerta cerrada al final de cada uno de los tres días de trabajo, refirieron que también el tema de la violencia contra las religiosas fue mencionado durante el encuentro, pero, como explicó sor Openibo, el argumento de la cumbre eran «los abusos contra los menores». Sor Murray refirió que «no hay números» sobre este fenómeno, sino más bien «testimonios verbales». También recordó que no solo se trata de abusos sexuales, sino también de diferentes tipos de molestias. Un tema sobre el cual, dijo, es necesario un empeño a todos los niveles en la educación y en la sensibilización, dijo la secretaria general de la UISG, recordando la nota con la que la organización acaba de invitar a las religiosas que han sufrido abusos a denunciarlos abiertamente. Las religiosas recordaron que el trabajo para defender a los menores y la lucha contra los abusos continuará después de la cumbre vaticana: si las asociaciones de víctimas no están satisfechas con el resultado de la cumbre vaticana, «hay episcopados, como en los Estados Unidos, Canadá, Irlanda, Alemania y Austria, en los que la Iglesia ha hecho mucho» y, como sea, «los obispos ahora se han empeñado y tendrán que rendir cuentas», dijo sor Openibo. Quien también subrayó: «Debemos ser personas de esperanza y resurrección».
La nigeriana respondió a las preguntas de algunos periodistas que «el Papa es un hombre argentino, es más italo-argentino, ha pasado por todos los niveles de la Iglesia… Acaso a veces las palabras que usa son diferentes de las que nos gustan, pero hay que decir que con él en la Iglesia el cambio es una realidad. ¡Hermano Francisco –prosiguió usando el apelativo que utilizó en su intervención durante la plenaria para dirigirse al Papa jesuita–, muy bien! Amén».
La Unión Internacional de las Superioras Generales cuenta con más de 1850 miembros, que representan a más de 600 mil religiosas de vida apostólica a nivel mundial. En la cumbre del vaticano participaron las ocho superioras del comité directivo de la Uisg y que participaron en la, además de la secretaria general, sor Murray, y la superiora de las salesianas, Yvonne Reungoat. La Uisg ha publicado dos declaraciones sobre el tema de la protección de los menores y de los adultos vulnerables: una el 25 de noviembre de 2018 (titulada “Contra toda forma de abuso”) y otra el 19 de febrero de 2019, junto con la Unión Internacional de Superiores Generales (Usg), titulada “El abuso de los niños es un mal donde sea y en todo tiempo: este punto no es negociable”. Al margen de la asamblea plenaria que se llevará a cabo del 6 al 10 de mayo próximos, la Uisg organizará en Roma dos talleres, uno sobre las nuevas tendencias de los orfanatos y otros sobre la protección de los menores.
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