El ocaso de una estrella de la CIA
John C.
Kiriakou pasará 30 meses en prisión por haber proporcionado a un reportero el
nombre de un agente encubierto
Publicado en
español en Reforma,
The New York
Times, Washington
DC (6 enero 2013).- Viendo hacia atrás,
John C. Kiriakou admite que debió haber pensado mejor las cosas. Pero cuando el
FBI lo llamó el año pasado y lo invitó a que los visitara para que "nos
ayudes con un caso", no lo dudó.
En sus años
como agente de la CIA, después de todo, Kiriakou había trabajado estrechamente
con agentes del FBI en el extranjero. Apenas unos meses antes, había reportado
al FBI un intento de reclutamiento por alguien que creía era un espía asiático.
"Lo que
sea para el FBI", respondió Kiriakou.
Apenas a una
hora de lo que empezó como una charla relajada con los dos agentes (el más
joven quien conversó con él sobre los Acereros de Pittsburgh y el experimentado
investigador con un párpado caído) se empezó a dar cuenta de quién era el
objetivo de la investigación.
Finalmente, el
agente de más edad se le acercó y le dijo, según lo que recuerda Kiriakou, "con el fin de que se sepa todo,
debería decirte que en este momento estamos ejecutando una orden de cateo en tu
casa y estamos incautando tus aparatos electrónicos".
Kiriakou está
programado para ser sentenciado el 25 de enero a 30 meses de cárcel como parte
de un acuerdo con la parte acusadora en
el que admitió haber violado la Ley de Protección de Identidades de
Inteligencia luego de enviar por correo electrónico el nombre de un agente
encubierto de la CIA a un reportero independiente, quien no lo publicó.
La ley fue
aprobada en 1982, dirigida a las publicaciones radicales que deliberadamente
buscaban descubrir agentes encubiertos, exponiendo sus trabajos secretos y poniendo
en peligro sus vidas.
En más de seis
décadas de tensa interacción entre la agencia y los medios de información, John Kiriakou es el primer ex agente de la
CIA en ser condenado por revelar información clasificada a un reportero.
Kiriakou, de
48 años, ganó numerosas menciones en sus casi 15 años en la CIA, algunos de los
que pasó encubierto en el extranjero siguiendo a Al-Qaeda y a otros grupos
terroristas.
En el 2002
dirigió al equipo que encontró a Abu Zubaydah, terrorista especialista en
logística que trabajaba para Al-Qaeda, y a otros milicianos cuya captura en
Paquistán fue elogiada como una victoria notable después de los ataques del 11
de septiembre.
Recibió críticas encontradas en la agencia, que abandonó
en el 2004 por un trabajo como consultor. Algunos elogiaron sus habilidades,
primero como analista y después como agente en el extranjero; otros lo
consideraban un rebelde.
La primera vez
que Kiriakou llamó la atención públicamente fue en el 2007 cuando habló en
televisión sobre la técnica de interrogación por ahogamiento, convirtiéndose
rápidamente en una fuente para los periodistas que cubren el tema de seguridad
nacional, entre ellos este reportero, quien apareció en el proceso contra
Kiriakou el año pasado como Journalist B.
Cuando le dio
el nombre del agente al reportero independiente, dijo, simplemente estaba
intentando ayudar a un redactor a encontrar una fuente potencial y no tenía
intenciones o expectativas de que el nombre alguna vez se hiciera público. De
hecho, éste no se hizo público hasta mucho después de que Kiriakou fue acusado.
No obstante,
siente remordimientos, hasta cierto grado.
"Nunca debí haber proporcionado el nombre",
dijo el viernes en la más reciente de una serie de entrevistas.
"Me
arrepiento de haberlo hecho, y nunca lo haré otra vez".
Al mismo
tiempo, señala, con el apoyo de algunos ex colegas de la agencia, que el caso
en su contra (uno de una serie de seis procesos sin precedentes bajo el mandato
del Presidente Obama por filtrar información a los medios noticiosos) fue
injusto e imprudente como política pública.
Los simpatizantes de Kiriakou son un grupo improbable de
viejos amigos, ex espías, críticos del Gobierno con tendencias de izquierda y
conservadores cristianos que se oponen a la tortura.
Oliver Stone
le envió un mensaje de aliento, igual que varios profesores de la Liberty
University, donde Kiriakou ha sido profesor. Estos ven el caso como una
atrocidad contra un hombre quien arriesgó su vida para defender al país.
Traducción:
Jorge A. López
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