Obama
en México/Editorial.
El País, 5 de mayo de 2013
Mejorar
una estrategia común en la lucha contra el narcotráfico beneficiará las
relaciones entre ambos países

Todo
indica que, pese a los buenos propósitos, los recelos mutuos y las dificultades
fronterizas relacionadas con la inmigración ilegal y el tráfico de drogas y
armas siguen ensombreciendo las relaciones bilaterales entre EE UU y un país de
crecientes expectativas económicas. Pero la oportunidad de reforzar el bloque
económico y político norteamericano es un factor arrollador.
México
dispone de un buen aliado. Obama ha lanzado una reforma migratoria que debería
regularizar a 11 millones de emigrantes, casi la mitad mexicanos. Su presión,
poco recompensada todavía, para reforzar los controles sobre las armas de fuego
será beneficiosa también al otro lado de Río Grande. Peña Nieto, por su parte,
lidera una interesante agenda de reformas económicas y representa a un país
emergente con grandes posibilidades de complementar el crecimiento del norte en
beneficio mutuo.
Mejorar
una estrategia común en la lucha contra el narcotráfico beneficiará las relaciones
entre ambos países y la seguridad y el bienestar de millones de personas. Todo
ello depende, en buena medida, de la sintonía que ambos mandatarios sean
capaces de establecer.
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