La
Línea Dorada: vicios, defectos, desperfectos e irresponsabilidad/RAÚL
MONGE
Revista Proceso # 1950, 16 de marzo de 2014
Las
fallas que obligaron a dejar fuera de servicio 11 de las 20 estaciones de la
Línea Dorada del Metro –lo cual sumió en el caos a las vialidades del
suroriente de la ciudad– se produjeron por una serie de errores y omisiones de
las autoridades capitalinas. Dictámenes de empresas especializadas advertían
acerca de los riesgos de accidente por la falta de mantenimiento adecuado, pero
nadie quiso hacer caso. La magna obra del sexenio de Marcelo Ebrard se vuelve
ahora una pesada carga –que incluye reclamo de cuantiosos pagos atrasados– para
la administración de Miguel Ángel Mancera.
La
noche del pasado 25 de febrero, el jefe de Gobierno del Distrito Federal (GDF),
Miguel Ángel Mancera Espinosa, recibió en sus remozadas oficinas del primer
piso del viejo Ayuntamiento de la ciudad a su predecesor, Marcelo Ebrard
Casaubón.
De
lo ahí sucedido, ambos dan sus propias versiones.
Sin
abundar en detalles, y en entrevista realizada en sus oficinas de la colonia
Condesa, Ebrard cuenta que en dicho encuentro únicamente se abordaron dos
temas: la sucesión en el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y de manera
colateral los problemas técnicos, legales y financieros que arrastra la Línea
12 del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro, la Línea Dorada.
“Tenía
información de primera mano de que Miguel Ángel pretendía truncar mis
aspiraciones para contender por la dirigencia nacional del PRD. Por eso lo
busqué, para que me aclarara personalmente si dicha versión tenía sentido y, de
ser cierta, que me diera sus razones.”
Sin
soltar en ningún momento su iPad, el exjefe de gobierno capitalino prosigue:
“Mancera negó todo. Me dijo que no tenía ni alentaba ningún movimiento para
anular mi participación en la contienda interna para dirigir al PRD. Es más, me
aseguró que él no iba a participar en ningún sentido en el proceso”.
El
80% de la conversación entre ambos, puntualiza, versó sobre la sucesión en el
PRD. El resto del tiempo lo ocuparon en platicar de la controversia legal que
el GDF mantiene con el grupo de constructores de la Línea Dorada –Ingenieros
Civiles Asociados, S.A. de C.V.; Carso Infraestructura Construcción, S.A. de
C.V., y Alstom Mexicana, S.A. de C.V.– y que reclama desde diciembre de 2012 el
pago de casi 5 mil millones de pesos por los ajustes y adecuaciones hechos al
proyecto ejecutivo de la obra.
Según
Ebrard, Mancera no le insinuó siquiera que tenía pensado cerrar por inseguras
11 de las 20 estaciones de la Línea Dorada, en cuyos 24.5 kilómetros se
invirtieron 26 mil 274 millones de pesos, 11 mil millones más de lo previsto.
Del total, el gobierno federal aportó 2 mil millones.
El
sábado 1 Mancera se refirió públicamente al encuentro con Ebrard, pero negó que
el tema central de la conversación haya sido la contienda por la dirigencia
nacional del PRD. “Con el licenciado Ebrard me reuní para ver el tema de la
Línea 12”, puntualizó.
“Como
saben”, aclaró a los reporteros que lo entrevistaron, “no hemos terminado el
litigio que tenemos con el consorcio. Ese punto es el que ocupó la plática, fue
intercambio de información nada más”.
Trece
días después de su encuentro con Ebrard, Mancera decidió cerrar parcialmente la
Línea 12, apoyado en el sombrío diagnóstico elaborado por un consultor belga
contratado expresamente por el director del metro, Joel Ortega, exsecretario de
Seguridad Pública del DF y quien rompió con aquél a raíz de la tragedia de la
discoteca New’s Divine en 2008.
Además
Ortega filtró a la prensa un dictamen de la firma alemana ILF Consulting
Engineers de fecha 4 de marzo que alertaba sobre el eventual riesgo de
descarrilamiento de trenes por diversas fallas técnicas y estructurales
detectadas en 11 de las 20 estaciones, las elevadas.
Las
observaciones de dicho reporte no son nuevas. La misma empresa ya había
elaborado dos dictámenes para las autoridades capitalinas, concretamente para
el director general del Proyecto Metro del DF (PMDF), Enrique Horcasitas Manjarrez
–cuyo hermano es vicepresidente de Construcción Civil de ICA– y para el propio
Ortega.
Catálogo
de desperfectos
El
3 de octubre de 2013 el coordinador técnico de ILF, Mario Alberto Lezama
Estrada, entregó un primer dictamen sobre el desgaste ondulatorio de los rieles
y el deterioro del material rodante de la Línea 12, Tláhuac-Mixcoac.
En
el sistema de vías se encontraron las siguientes fallas: defectos ondulatorios
sobre el hongo de riel y alineación en curvas, nivel longitudinal de la vía, arqueamientos
en curvas, perfil de balasto y desniveles transversales fuera de tolerancia,
así como fisuras en durmientes y compactación del balasto en vía.
En
el material rodante los expertos encontraron ruedas con achatamiento en la
superficie de rodamiento, fuerte desgaste de las ruedas en la zona central de
rodamiento y falta de reperfilado de ruedas.
Con
base en tales observaciones, ILF recomendó a las autoridades capitalinas
realizar una serie de trabajos correctivos y de mantenimiento preventivo, además
de solicitar al fabricante de los trenes que realice dos estudios, uno de
compatibilidad rueda-riel desgastados en aparatos de vía y otro para conocer el
origen del achatamiento de las ruedas con la correcta operación del sistema de
antideslizamiento.
El
8 de octubre de 2013 el director de Diseño de Instalaciones Electromecánicas
del PMDF, Sotero Díaz Silva, hizo llegar al subdirector general de
Mantenimiento del metro, Óscar L. Díaz Palomas, el oficio “urgente”
GDF/SOS/OMDF/DDIE/0904/2013, con una serie de recomendaciones correctivas y
preventivas para “minimizar el problema presentado por el desgaste ondulatorio
de los rieles de la Línea 12”.
De
entrada el reporte subraya que “el desgaste ondulatorio es un fenómeno que
siempre estará presente en las vías férreas (proceso normal de desgaste debido
a la operación)”.
Luego
de resaltar que el diseño de vías cumple con las especificaciones del PMDF y la
normatividad aplicable, Díaz Silva recomienda que para minimizar el desgaste
ondulatorio se lleven a cabo a “la brevedad posible” los siguientes trabajos:
verificación de las microfisuras del riel; cambio de agujas dañadas, durmientes
y elementos fijos; renivelación, realineación, recuperación de nivel de balasto
y recompactado de las vías por el método mecanizado.
Esas
tareas no se llevaron a cabo o se hicieron mal, lo que llevó a suspender el
servicio en las 11 estaciones elevadas de la Línea Dorada.
Al
final Díaz Silva le recuerda al subdirector general de Mantenimiento del metro
que está por vencerse el año de garantía previsto en el contrato, por lo cual
le pide le informe a la brevedad de los vicios ocultos detectados hasta ese
momento, “para efectuarle al consorcio constructor los requerimientos legales
que conforme a la normatividad aplicable procedan”.
Casi
un mes después, el 14 de noviembre del mismo año, ILF presentó a las
autoridades del PMDF un nuevo dictamen sobre el desgaste de los rieles en la
Línea 12.
Suscrito
por el coordinador técnico y el representante legal, Mario Alberto Lezama Estrada
y Cristóbal G. Bonilla Galicia, respectivamente, el reporte refiere en su parte
inicial que el 30 de octubre de 2012 la consultora ILF dictaminó y certificó
los sistemas de señalización, pilotaje automático, mando centralizado, energía
eléctrica en alta tensión, subestación eléctrica en alta tensión, subestaciones
de rectificación, distribución de tracción y catenaria, telefonía de trenes,
telefonía directa y automática y vía.
Con
base en tales observaciones la empresa determinó que la Línea 12 reunía las
condiciones de seguridad para operar, como finalmente sucedió.
Sin
embargo, desde entonces hizo una acotación: “Se indicó que con la indebida
operación, la falta o inadecuado mantenimiento preventivo y correctivo, así
como las intervenciones a los equipos después de la puesta en servicio, podrían
verse alteradas las condiciones actuales de funcionamiento”, por lo que se
recomendó que el mantenimiento preventivo y correctivo se aplicara
estrictamente y ajustándose a los programas y manuales aprobados.
Lezama
y Bonilla recuerdan también que en aquel tiempo se hicieron una serie de
recomendaciones puntuales a las autoridades capitalinas en lo que compete al
sistema de vías que inciden directamente en la circulación de los trenes, a fin
de que éstas fueran consideradas por el consorcio constructor y así mantener
los rangos de operación y seguridad del sistema de vías.
En
el catálogo de recomendaciones, ILF pone especial énfasis en el sistema de
vías. Dice: “Se recomienda monitorear los rieles con el fin de que se realice
la liberación de los esfuerzos cuando sea necesario, porque un punto que incide
directamente en la seguridad y que evita un descarrilamiento es mantener la vía
en la tensión especificada”.
Pero
en su dictamen de noviembre de 2013 la firma alemana encontró que los sistemas
de vías adolecen de una “notoria y oportuna” ausencia de mantenimiento
preventivo y correctivo.
En
relación con el diseño de vías, dictaminó que cumple con las especificaciones
del PMDF y de la normatividad aplicable.
El
19 de noviembre de ese mismo año el director de Diseño de Instalaciones
Electromecánicas del PMDF, Sotero Díaz Silva, giró el oficio
GDF/SOS/PMDF/DDIE/1066/2013 al subdirector general de Mantenimiento del metro,
Óscar L. Díaz González Palomas, en el que le hace notar que, en apego al
contrato, el consorcio constructor, es decir, las empresas ICA, Alstom y Carso
“deben garantizar las condiciones de operación en seguridad de las
instalaciones del sistema de vía mediante los mantenimientos necesarios, por un
año a partir del 30 de octubre de 2012.
Asimismo
refiere que con base en el dictamen entregado por la firma consultora ILF las
causas que incrementan el desgaste ondulatorio de las vías tienen su origen en
la falta de mantenimiento correctivo y preventivo oportuno del material
rodante.
Díaz
Silva sostiene que como el PMDF no tiene relación contractual con el proveedor
de los trenes (CAF), “me permito solicitar su valiosa ayuda para verificar y/o
llevar a cabo a la brevedad posible” las recomendaciones formuladas por los
expertos de ILF.
En
relación con el sistema de vías, aconsejó llevar a cabo de manera inmediata los
siguientes trabajos: medición del desgaste ondulatorio para conocer las
afectaciones de los rieles; eliminar las microfisuras o proceder al cambio de
rieles; cambiar agujas, durmientes y elementos fijos dañados, y renivelar y
realinear las vías, entre otras medidas.
A
la luz del más reciente dictamen de ILF, de fecha 4 de marzo, que detonó en el
cierre parcial de poco más de la mitad de las estaciones de la Línea 12, las
autoridades responsables de la operación del Metro no cumplieron con los
programas de mantenimiento preventivo y correctivo, o de plano lo hicieron mal.
El
pleito legal
La
Línea 12 arrastra también conflictos legales desde 2012.
El
13 de diciembre de ese año las empresas del consorcio (ICA, Carso y Alstom)
entablaron un juicio ordinario civil contra el GDF para reclamar el pago de 3
mil 834 millones 676 mil 82 pesos más IVA por obras adicionales,
extraordinarias y/o diferentes a las contratadas fuera del alcance del contrato
de obra a precio alzado y tiempo determinado número 8.07 C0.01T.2.022, más 118
millones 260 mil 99 pesos por gastos financieros por el atraso de pagos.
En
el desglose de los trabajos adicionales, la parte demandante da cuenta puntual
de cada uno de los contratiempos que enfrentó en algunos tramos de la línea,
entre ellos por la contaminación del subsuelo que, en algunos casos, llegó a
tener 100% de riesgo de explosividad y obligó a parar hasta casi un año para
limpiar la zona.
Fue
el caso, por ejemplo, de los tramos Zapotitlán-Nopalera y Zapata, que conecta
con la Línea 3 (Indios Verdes-CU).
La
Consejería Jurídica del GDF contestó a la demanda los días 26 de febrero, 4 de
marzo y 2 de abril de 2013: en todos los casos argumentó que por tratarse de un
contrato a precio alzado no podía modificarse. Los trabajos extraordinarios,
adujo, forman parte del proyecto integral, por lo que el reclamo de la parte
demandante resulta improcedente. Además se opuso a la excepción de
incompetencia porque el consorcio no agotó la vía administrativa para hacer
valer sus reclamaciones.
El
23 de abril la juez Ana Mercedes Medina Guerra dio la razón al Jurídico del GDF
y declaró fundada la excepción de incompetencia. “El contratista debe agotar el
procedimiento administrativo que convencionalmente se hubiere pactado para
realizar su ajuste antes de optar por demandar judicialmente la rescisión del
contrato”, argumentó.
Posteriormente,
el 9 de mayo el consorcio promovió una controversia contractual ante las
empresas supervisoras Integración de Procesos de Ingeniería, S.A. de C.V.;
Lumbreras y Túneles, S.A. de C.V.; Ingeniería, Asesoría y Consultoría, S.A. de
C.V., y Consultoría Integral de Ingeniería, S.A. de C.V., en la que solicitó la
no procedencia de los trabajos faltantes que exigía PMDF.
En
ese procedimiento, el área contratante determinó que el consorcio estaba
obligado a ejecutar las obras solicitadas por PMDF.
El
siguiente 28 de mayo el consorcio presentó ante los supervisores otra
controversia contractual para reclamar el pago de trabajos extraordinarios.
Tampoco procedió.
El
7 y el 23 de agosto el consorcio promovió un procedimiento de conciliación ante
la Contraloría Interna de la Secretaría de Obras del GDF, en el que reclama el
pago de 4 mil 550 millones 325 mil 839 pesos por trabajos extraordinarios.
El
pasado 29 de enero el contralor interno de la Secretaría de Obras, Ernesto de
la Puente Gallegos, resolvió que “al no haberse dirimido en el fondo la controversia
motivo de la discrepancia se determina que no existe reconocimiento de pago
alguno a favor del consorcio”, por lo que quedan a salvo los derechos de las
partes para presentar controversia ante los tribunales competentes del DF sin
perjuicio de que el PMDF ejerza las facultades y atribuciones que la ley le
confiere para exigir el cumplimiento del contrato por la Línea 12 del metro.
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Las
fallas técnicas, según la ASF/SARA
PANTOJA
LA
CAPITAL
La
construcción de la Línea 12 del metro, la obra emblemática del gobierno de
Marcelo Ebrard en el Distrito Federal, ha estado bajo la lupa desde el 23 de
septiembre de 2008, cuando arrancaron los trabajos, y hasta la fecha por
rebasar el presupuesto inicial y alcanzar los 26 mil millones de pesos, sin
considerar que las empresas contratistas reclaman gastos extraordinarios por
casi 5 mil millones de pesos.
Cuando
Ebrard asumió la jefatura de Gobierno del Distrito Federal encontró el Proyecto
Metro del Distrito Federal (PMDF) como unidad administrativa del Sistema de
Transporte Colectivo (STC), entonces bajo la dirección de Francisco Bojórquez.
Sin embargo, Ebrard la transformó en una entidad paraestatal desconcentrada y,
en consecuencia, en un sujeto obligado por la Ley de Transparencia y Acceso a
la Información Pública del Distrito Federal.
El
10 de noviembre de 2009, cuando se incluyó en el Sistema Infomex, comenzó el
bombardeo de solicitudes de información de empresarios, investigadores,
académicos, periodistas y ciudadanos preocupados por el elevado costo del
megaproyecto y las afectaciones que implicaba su construcción.
Según
una nota informativa del Instituto de Acceso a la Información Pública y
Protección de Datos del Distrito Federal (Infodf) fechada el 18 de febrero de
2010, en los primeros 100 días de ser sujeto obligado, el área dirigida por
Enrique Horcasitas recibió 299 solicitudes de información, es decir, un
promedio de tres al día.
Sin
embargo, la cuarta parte de las respuestas de la dependencia (25) fue motivo de
recursos de revisión porque los ciudadanos no quedaron satisfechos con éstas.
Desde
su creación a la fecha, el PMDF ha recibido 2 mil 321 solicitudes de
información pública sobre la Línea 12: en 2009 fueron 95; 567 en 2010; 485 en
2011, y 638 en 2012. El año pasado bajaron a 482 peticiones y hasta el reciente
28 de febrero eran 54. De ese universo de solicitudes, el PMDF fue objeto de 92
recursos de revisión.
Pero
el hecho de recibir más solicitudes de datos no hace al PMDF el ente público
más cristalino. Según el Índice Global de Mejores Prácticas de Transparencia
2013 –disponible en la página del Infodf– esta área ocupó el lugar 23 en el
rubro “Mejores prácticas de transparencia”.
El
sitio colocó al proyecto en el lugar de los “descalificados” automáticamente
para participar en el ranking de todas las dependencias del gobierno capitalino.
El argumento: “Incumplimiento de recomendaciones en materia de transparencia”,
según la tercera evaluación-solventación de recomendaciones del Infodf.
Mala
calidad
El
pasado miércoles 12, un día después de que el STC cerró parcialmente la Línea
12, el exjefe de gobierno Marcelo Ebrard informó que la construcción realizada
por el consorcio ICA-Alstom-Carso fue sometida a 10 auditorías. De ellas, cinco
fueron de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), que hizo 46
recomendaciones; el resto las realizó la Contaduría Mayor de Hacienda de la
Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), que emitió 103 observaciones.
Ebrard
aseguró que “todas fueron atendidas en su totalidad, en tiempo y forma”, por el
gobierno capitalino y que la Línea 12 “es la obra pública más auditada en los
últimos años y en ninguno de los Informes de Resultados de las cuentas públicas
de 2008 a 2012 se señalan irregularidades”.
Sin
embargo, en la auditoría 10-A-09000-04-1148, que practicó en 2010, la ASF
encontró cuatro irregularidades. El documento, del que Proceso tiene copia,
hace constar que los trabajos no cumplieron con el manejo y control de las
bitácoras de obra civil y obra electromecánica; tampoco se asentó lo relativo
“a los trabajos mal ejecutados y de mala calidad”, además de que no se llevó
registro relacionado con las penalizaciones por el incumplimiento del programa
convenido.
La
ASF detectó trabajos de “mala calidad” en los frentes de los talleres de
Tláhuac y la estación del mismo nombre, así como en el intertramo
Tláhuac-Tlaltenco, estación Periférico Oriente, y su intertramo con la estación
Calle 11. Estas cuatro estaciones están entre las 11 que fueron cerradas el
martes 11 a causa del peligro que implican sus fallas, de acuerdo con el STC.
Además, se encontraron errores en la estación Parque de los Venados y su
intertramo con la de Zapata.
Las
anomalías detectadas: los elementos estructurales construidos de concreto
armado, con muros, columnas, escaleras y trabes, tenían expuesto el acero
estructural y eso generó “segregación, abombamiento y fracturas en el concreto
hidráulico”. Las cuatro irregularidades fueron solventadas por el consorcio,
según la resolución de la ASF.
En
2011 la ASF realizó la auditoría 11-A-09000-04-03000, en la que se incluyó el
monto de los recursos federales asignados a la obra por la Secretaría de
Comunicaciones y Transportes (SCT) y los provenientes del Fondo Metropolitano
del Valle de México. El estudio arrojó ocho observaciones, de las cuales cinco
fueron solventadas por el consorcio constructor y tres derivaron en solicitudes
de aclaración.
Entre
los señalamientos se encontró que en la estación Ermita las áreas del proyecto
ejecutivo no correspondían con las ejecutadas, pues no se construyeron espacios
de la pasarela de correspondencia (a la Línea 2). Tampoco se elaboró un paso
para el peatón en dirección al poniente de Tlalpan, un puente para el cruce de
la calle Popocatépetl ni un área de acceso. Todo eso implicó mil 558.87 metros
cuadrados sin construir, equivalentes a 32 millones 157 mil pesos no
ejecutados. La ASF pidió una aclaración de esos gastos.
Otra
observación hecha por los auditores federales incluyó las filtraciones de agua
en varios puntos: los andenes de la estación Ermita en dirección a Tláhuac, la
estación Atlalilco y la pasarela para transbordar a la Línea 8
Constitución–Garibaldi, el túnel del cadenamiento sobre la calzada Ermita
Iztapalapa en dirección a Tláhuac y en la galera de ventilación en el tramo de
las estaciones 20 de Noviembre, Insurgentes Sur y Mixcoac.
La
constructora presentó muestras fotográficas que acreditaban la reparación de
las filtraciones y el dictamen de seguridad estructural que descartaba riesgos
para los pasajeros.
La
ASF ubicó la tercera falla en el paradero sur de la estación Tláhuac, donde no
se cumplió con los requerimientos en materia de accesibilidad para personas con
discapacidad motriz y visual.
Además,
destacó que la obra se puso en operación el 30 de octubre de 2012, cuando aún
faltaban 34 escaleras mecánicas, tres elevadores, dos aceras móviles en la
estación Zapata, 11 torniquetes, 66 salidas de emergencia, 42 cámaras y una
grúa viajera, seis equipos de aire acondicionado en oficina y una vía de
mantenimiento para trenes. Como trabajos pendientes por ejecutar, señaló:
pintura, códigos de tubería hidráulica, sanitarios y bajas de agua pluvial,
entre otros.
Aún
con esos detalles, el dictamen que emitió la ASF fue: “Con Salvedad”.
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