17 mar 2014

Manifiesto a favor de una gracia/Javier Gómez de Liaño


Manifiesto a favor de una gracia/Javier Gómez de Liaño es abogado y juez en excedencia.
Publicado en El Mundo |17 de marzo de 2014,
En el oficio de defender al prójimo y también en el de escribir, suceden cosas muy raras y desconcertantes, cuyos motivos ignoro. Digo esto porque un grupo de gente respetable me ha pedido que redacte un documento en el que reunir un buen puñado de firmas con el plausible propósito de que el Gobierno que preside Mariano Rajoy indulte a Baltasar Garzón. También me solicitan que sume mi nombre al suyo y para convencerme alegan que nadie mejor que yo conoce las razones a favor de la gracia, sobre todo después de que el pasado 4 de marzo ‘El País’ sacara a colación el indulto que se me concedió en 2002 y la autora de la crónica hablase de varas de medir diferentes o, si se prefiere, comparase mi caso con el del señor Garzón.
Confieso que hace muchos años que me propuse no firmar manifiestos ni proclamas a favor o en contra de nada ni de nadie, pero como el ruego tiene cierto tono de emplazamiento, casi de desafío, y desde la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que declaró que los jueces que me juzgaron no fueron imparciales, el tiempo ha transcurrido hasta hoy con suficiente holgura, creo que, sin quebrantar mi promesa, puedo acceder a la petición y de ahí el texto que me he permitido elaborar.

Manifiesto que para su firma y rúbrica ofrece un grupo de partidarios de Baltasar Garzón, a quienes la condena de su señoría les produjo una terrible desazón y desde entonces viven sumidos en una profunda sima de tristeza.
Los abajo firmantes, fulanos, menganos, zutanos y perenganos, cuyas circunstancias personales constan en el acta notarial adjunta, ante la proximidad de la decisión que el Gobierno que preside don Mariano Rajoy Brey ha de tomar en relación al indulto de quien fue juez de la Audiencia Nacional, don Baltasar Garzón Real, MANIFIESTAN:
1. Como sin duda todo el mundo recuerda, hace ahora poco más de dos años que la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo condenó a don Baltasar Garzón Real como autor de un delito de prevaricación y contra las garantías constitucionales, a la pena de multa de 14 meses con una cuota diaria de 6 euros y a 11 años de inhabilitación especial para el cargo de juez o magistrado, con pérdida definitiva del cargo y de los honores anejos.
2. También damos por sabido que la condena del juez Garzón, según los magistrados que la decretaron, se fundó en haber intervenido, al margen de la legalidad y vulnerando el derecho de defensa, las conversaciones que los imputados del caso Gürtel mantuvieron en prisión con sus abogados defensores.
3. Tras la sentencia, la Asociación de Magistrados Europeos para la Democracia y las Libertades (Medel), en el mes de mayo de ese mismo 2012 solicitó el indulto en favor del señor Garzón y reclamaba la remisión total de la pena con todas sus consecuencias lo que habría de comportar el reintegro de su señoría en la carrera judicial.
4. A juicio de los solicitantes del indulto, aquella condena fue el error más grave de toda la historia judicial española y la pena impuesta desproporcionada y de una indiscriminada severidad, a lo que añadían que los servicios prestados por don Baltasar Garzón habían sido ingentes y su prestigio no sólo rebasaba nuestras fronteras sino que incluso iba más allá de los mares.
5. Pero ocurre que siete magistrados de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo han informado, lo mismo que el Ministerio Fiscal, en sentido desfavorable a la gracia del indulto y que lo han hecho después de recordar que, según la jurisprudencia de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Alto Tribunal, el Gobierno a la hora de indultar tiene que expresar las razones de justicia, equidad o de utilidad pública que haya visto para dar la gracia. También señalan que la pena impuesta al señor Garzón no fue desproporcionada, que el daño causado por el condenado no resultó irrelevante o banal, pues su modo de actuar supuso la destrucción de la esencia del proceso justo y que aquél no ha mostrado el menor indicio de arrepentimiento, como sinónimo de retorno voluntario al orden jurídico vulnerado por la acción delictiva perpetrada.
6. Quienes suscribimos somos sabedores de que la ausencia de contrición lleva aparejada la consecuencia jurídica de la denegación del indulto y que, por tanto, esa actitud del señor Garzón sin duda que no habrá de beneficiarle, como tampoco le servirá de ayuda que cuando conoció el informe negativo a la concesión de la gracia exclamara que el Tribunal Supremo quería humillarle y que le dejasen en paz, algo parecido a cuando dijo que la sentencia que le condenó había sido una aberración.
7. Admitimos, pues, que estos comportamientos están regular, tirando a mal, pero también hay que comprender que de las cuatro virtudes cardinales, la prudencia y la humildad nunca caracterizaron al señor Garzón lo suficiente para evitarle ciertos inconvenientes y que es una pena que precisamente, por eso, por desconocer el límite de su propia estima cayese en el vértigo que le llevó a aplicar la ley de manera tan primaria como probablemente lo hiciera.
8. No obstante lo anterior, si mediante este folleto nos dirigimos a los ciudadanos de bien es porque creemos que la grandeza de sus corazones no habrá de permitirles encogerse de hombros ante el naufragio de la brillante carrera judicial del señor Garzón, destruida por el maremoto de la justicia penal, como le sucedió al juez Gómez de Liaño a quien también se indultó, aunque a éste y porque él así lo quiso poco útil le fue el acto graciable, pues al día siguiente del otorgamiento pidió la excedencia voluntaria.
9. A todos los hombres y mujeres de buena voluntad queremos deciros que Baltasar Garzón no es tan malo como algunos piensan que es y el Tribunal Supremo afirma que lo es, aunque ni a los primeros ni a los segundos les falten motivos para pensarlo. Los mismos cueros tienen todos los jueces al ingresar en la carrera y sin embargo, cuando van cogiendo trienios, el ritmo del escalafón se complace en variarles como si fuesen de cera y en destinarlos por sendas diferentes. Hay jueces a quienes el azar les lleva por el camino de las flores, y jueces a quienes se les manda tirar por el camino de los cardos y de las chumberas. Aquellos gozan de un mirar sereno y al aroma de su felicidad sonríen con la cara del inocente; estos otros sufren del sol violento de la llanura y arrugan el ceño como las alimañas por defenderse. Hay mucha diferencia entre adornarse las carnes con arrebol y colonia, y hacerlo con tatuajes que después nadie ha de borrar ya (…); o sea, como el protagonista de ‘La familia de Pascual Duarte’.
10. Y poco más, salvo proclamar que esta declaración es una súplica de clemencia. La formulamos en nombre propio y en el de tantos y tantos que, como nosotros, noche tras noche permanecen en vela rogando al cielo que les ayude a conseguir que la justicia amortigüe el dolor del señor Garzón. Por favor, hagamos todo lo que esté a nuestro alcance, que es mucho, para remediar la desgracia. Nunca la gracia estuvo más justificada. Si por ventura, previa deliberación del Consejo de Ministros, el Gobierno pusiese delante de Su Majestad el Real-Decreto de concesión del indulto a don Baltasar Garzón, tengan por seguro que serán muchos los ciudadanos que habrán de celebrarlo y que en su día, mediante el voto, premiarán a don Mariano Rajoy Brey por haber resultado ser persona de espíritu elevado sabedor de que aplicar la misericordia al señor Garzón, lejos de lo que pueda pensarse, reforzará la autoridad moral del Estado y acrecentará la confianza de un pueblo en la Justicia.
Por todo lo expuesto
SUPLICAMOS LA ADHESIÓN a la petición de indulto que se tramita en el Ministerio de Justicia y que, cumplimentado ya el trámite de informes preceptivos del Ministerio Fiscal y del Tribunal sentenciador, el expediente se eleve al Consejo de Ministros para que el Gobierno otorgue el indulto a don Baltasar Garzón Real de las penas que, día a día, extingue apartado de la judicatura y de este modo ponga término a los sufrimientos que con tal motivo viene padeciendo. Es merced que esperamos alcanzar.
Envío adjunto al proyecto de manifiesto. Muy señores míos: Ruego que no vean en este texto razones estrictamente jurídicas y comprueben que tampoco echo mano de motivaciones políticas. El argumento que ofrezco para que se pueda indultar a Baltasar Garzón es sentimental, que no lastimero, sin llegar, desde luego, a ilusiones humedecidas con lágrimas de amante frustrado. Lo que les mando es lo que pienso. Piénselo ahora ustedes y obren con arreglo a su sabio entender y prudente querer. Ojalá que acierten a dar en la diana que la iniciativa se merece. Me despido con un consejo: no hagan caso a los clementes a la violeta, a los moralizadores de impúdicos gabanes, a los progresistas de salón, a los profetas de la ira de Dios y a los apóstoles de soluciones mágicas que, en buena ley e inteligente norma, hace tiempo que deberían estar prohibidos por decreto.

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