Un discurso para ser
escuchado por el poder
ALEJANDRO GUTIÉRREZ
Y ARMANDO PONCE
Revista Proceso
#1956, 26 de abril de 20014
ALCALÁ DE HENARES,
ESPAÑA.– Diego Valadés, quien formó parte del jurado del Premio Cervantes como
representante de la Unión de Universidades de América Latina (Udual), consideró
que el discurso de Elena Poniatowska al recibirlo “confirma que se trata de una
escritora, además de luminosa en cuanto a sus letras, muy comprometida con la
realidad social del país”.
Lo es, expresó, por
aludir el tema de la violencia que afecta a la mujer, que afecta a los pobres,
que afecta a los indígenas, “y esto es importante decirlo en este escenario”.
Quien fuera
Procurador de la República señaló a la salida del Paraninfo de la universidad
de esta pequeña ciudad a 50 kilómetros de Madrid, que se trató de “un discurso
muy mexicano, no sólo en su contenido literario, sino en el uso de muchos
mexicanismos, lo cual es importante porque es la reafirmación de toda una
cultura, de tal manera que el aplauso que todos escuchamos y del que todos
participamos, corrobora que su discurso tuvo un gran impacto”.
Valadés, en primera
fila durante la entrega del galardón, fue uno de los nueve miembros del jurado
en la sesión del 19 de noviembre pasado, cuando después de ocho votaciones se
eligió por unanimidad a Poniatowska Amor como la ganadora del Cervantes.
Aunque aclaró que
estaba imposibilitado de dar a conocer el proceso de elección y los nombres de
los 29 candidatos, “porque existe el compromiso de no hacer comentarios sobre
el desarrollo de la votación”, sí relata que entre los escritores finalistas
había una gran calidad creativa, tanto en los latinoamericanos, los mexicanos y
los españoles.
“Eso explica también
la cantidad de votaciones, haciendo eliminaciones. Fue una experiencia
enriquecedora para mí.”
El jurista recordó
que aunque no hay un acuerdo expreso, sí existe un entendimiento tácito de que
el Cervantes se otorga un año a un escritor o escritora de España y el otro año
es para América Latina, “de manera que aunque había muy buenos escritores
españoles considerados, el jurado fuera derivando rápidamente hacia América
Latina”.
En opinión del
académico, el discurso de Elena Poniatowska debe ser tomado con mucha atención
en México:
“Yo creo que la voz
de Elena se deja escuchar por la sociedad y que, por lo mismo, debe ser
escuchada también por el poder.”
Incluso enfatizó que
los temas fueron planteados en términos apartidistas, como una observadora y
participante en un proceso social, “cuya autoridad deriva fundamentalmente de
que ha sido siempre muy congruente toda su vida, de manera que esa congruencia
expresada en su creación literaria, expresada en su labor periodística,
expresada en su vida cotidiana y su vida familiar, es lo que le da un gran
valor a este discurso de hoy que fue muy bien recibido”.
Por su parte, Marta
Lamas lo definió como un “discurso político escrito maravillosamente”, en el
que “entretejió aspectos de su obra con una reivindicación política de primer
nivel”:
“Se dio el gusto y
el lujo de mencionar ciertos temas políticos, empezando por la Guerra Civil
Española, hablar de Federico García Lorca, del exilio y del barco Marqués de
Comillas (en el que se trasladaron los republicanos y la familia Poniatowski),
hablar del diplomático mexicano Gilberto Bosques, de Lázaro Cárdenas.”
Y temas actuales,
como los homicidios de mujeres en Ciudad Juárez; los desaparecidos, la
migración, la pobreza y la desigualdad, los que Franz Fanon llamó “los
condenados de la tierra”, los desposeídos y los más vulnerables.
Para la feminista y
amiga de la autora de Tinísima y Leonora, el discurso en sí es un éxito:
“Porque en México
todo mundo sabe quién es Elena Poniatowska, pero aquí cautivó su estilo, su
originalidad, su agudeza y su buen humor.”
Y en plan de broma
añadió:
“Creo que en México
deben estar bastante agradecidos de que no mencionó a nadie por su nombre,
porque ella fue muy respetuosa, pero deja el reto, porque la realidad que
describió es en sí el reto.”
La antropóloga y
colaboradora de Proceso matizó su verdadera participación al comentar con Elena
el contenido del discurso durante su elaboración:
“Sí, fue cierto a
medias. En el primer discurso ella incluía temas de fuera, si bien hablaba de
María Sabina o de Roberto Bolaño, hablaba de otras cosas, y yo le dije:
‘Concéntrate en ti, en lo que tú has dicho y en lo que tú eres’, lo que pasa es
que ella exagera diciendo que yo le enmendé la plana. No es así, sólo le dije
‘acota’, porque estaba abriendo demasiado el espectro.”
Y aunque dijo que
hubiera significado una “culpa honrosísima”, aclaró que todo el mérito es de la
propia escritora.
Consideró también
como “un datazo” que refiriera que el premio lo han ganado 33 hombres y sólo
cuatro mujeres, “porque el canon literario es un canon androcéntrico en la
literatura occidental y también latinoamericana, la mayoría de los críticos y
los jurados suelen ser hombres, y ahora se empieza a ver un poco de conciencia
de lo políticamente correcto de que, si somos la especie humana mitad hombres y
mitad mujeres, y con la cantidad de mujeres escritoras que hay, debería haber
mayor número de mujeres premiadas”.
De ahí que
Poniatowska lamentara en su texto que no se le haya dado el premio a Rosario
Castellanos o a María Luisa Puga, “quienes no tuvieron mejor suerte”.
Lamas subrayó que en
los círculos políticos de México será más fácil que no se den por aludidos con
el discurso, pese a ser de mucho nivel, y sólo derivarlo con lo bueno que hayan
premiado a una mexicana, por lo cual aventuró:
“Va a haber más
celebración que autocrítica.”
A su vez la otra
invitada especial por la escritrora, Sara Poot Herrera, doctora en literatura
hispánica por El Colegio de México y profesora de la Universidad de California
en Santa Bárbara, relató en el claustro de la universidad que estuvo muy cerca
del proceso de elaboración del discurso, “yo lo único que le dije es que ella
debía ser Elena Poniatowska”.
Y “fue maravilloso”,
remató entusiasta, “porque hizo una cosa muy popular; es cuando la pasión se
junta con la razón. Pero atrás de eso popular, tan característico de Elena, hay
una cultura muy profunda, y como diría Alfonso Reyes, ‘arraiga en la
profundidad para que pueda ser popular´. Creo que las palabras de Elena no son
de un discurso folclórico ni folclorista, que igual hubieran tenido su mérito,
sino es muy Elena, porque está tan bien hecho que no muestra sus costuras”.
Poniatowska cerró su
discurso con las palabras “Muchas gracias por escuchar”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario