Operación Limpieza... de imagen/JESúS CANTU
Revista Proceso, 1675 (www.proceso.com.mx), 7/12/2008
Una revisión de las entrevistas que Felipe Calderón concedió a varios comunicadores de medios electrónicos es reveladora, pues permite conocer a profundidad su concepción del gobierno que encabeza.
Con motivo del primer tercio de su mandato, el presidente aprovechó para hablar de su gestión con un grupo escogido de ellos. Aunque se desconoce cuál fue el procedimiento para seleccionarlos, es evidente que fue muy riguroso. Así lo indica el número de entrevistas y los perfiles de quienes las realizaron. Sus respuestas y planteamientos brindaron información fundamental en torno a sus acciones de gobierno.
En El Noticiero de Joaquín López-Dóriga que transmite el Canal 2 de Televisa, Calderón comentó que tiene "un buen equipo de seguridad". Después, en el programa radiofónico del mismo conductor, dijo que tenía "un muy buen equipo económico". Añadió: "La verdad, sin falsas pretensiones de modestia, México tiene uno de los mejores equipos económicos del continente". A Ciro Gómez Leyva le dijo que contaba con un secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, que tenía "un gran talento político e inteligencia". Es de notarse que el presidente no se refirió en absoluto al gabinete social.
En lo que respecta al gabinete de seguridad, el rubro más cuestionado, le comentó a López-Dóriga: "Tengo desde luego la seguridad de que cuento con un buen equipo en materia de seguridad. Y no sólo hablo por el procurador (Eduardo Medina Mora) y el secretario de Seguridad Pública (Genaro García Luna), sino por el general secretario de la Defensa (Guillermo Galván) y el almirante secretario de Marina (Francisco Saynez Mendoza). La verdad es un muy buen equipo que está enfrentando una tarea descomunal. Y de hecho el tener un buen equipo ha permitido, incluso, que la Operación Limpieza hiciera posible detectar la infiltración del crimen organizado en las instituciones del gobierno federal.
"Para decirlo con toda claridad, intuíamos, y no sólo yo, quizá muchos mexicanos, que había penetración del crimen organizado en las estructuras del poder. Es una gran ventaja para mí saber dónde está esa penetración, dónde las infiltraciones y las fugas de información, para actuar con contundencia."
En el noticiario radiofónico de Pedro Ferriz de Con, Imagen informativa, el presidente prosiguió con su defensa de García Luna. Insistió en que no existe ninguna prueba en su contra, y agregó que le constaba la entrega y dedicación que ha mostrado el funcionario. Reconoció que en la Secretaría de Seguridad Pública, así como en la Procuraduría General de la República, ha habido involucrados en hechos delictivos, pero se les ha detenido. Añadió que el hecho de que un subprocurador se involucrara en hechos ilícitos no quiere decir que el procurador, "en quien tengo plena confianza, tenga alguna participación en actividades delictivas. Al contrario, de lo que se trata es de seguir depurando y limpiando".
Sin embargo, su confianza en el gabinete de seguridad contrasta con su temor de que el avionazo en el que perdió la vida Juan Camilo Mouriño pudiera haberse debido a un atentado, y con su declaración de que cuando llegó a la Presidencia desconocía qué tan dañados estaban los aparatos de seguridad. También manifestó que el tema de la inseguridad era "más grave de lo que había imaginado".
Los alfiles
El secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, inició su carrera policiaca hace casi 20 años. En 1989 ingresó al Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) y desde hace 10 ha trabajado en los más altos niveles de las policías federales; primero como coordinador general de Inteligencia para la Prevención de la Policía Federal Preventiva, y después como director General de Planeación y Operación de la Policía Judicial Federal.
Por su parte, el procurador Eduardo Medina Mora acaba de cumplir ocho años en labores de seguridad pública. En diciembre de 2000 asumió el cargo de director general del Cisen; después, al final del sexenio de Vicente Fox, fue titular de la Secretaría de Seguridad Pública.
Con esas trayectorias y puestos, únicamente hay dos razones para que ambos funcionarios desconocieran el grado de infiltración del crimen organizado en los cuerpos de seguridad del Estado: incapacidad o complicidad. En ello no hay vuelta de hoja, a pesar de las defensas presidenciales.
El mismo día en que el presidente los invitó a formar parte de su gabinete, estos colaboradores debieron alertarlo acerca del estado en que se encontraban las cosas. Por eso llama la atención la respuesta que el mandatario dio a la pregunta de Leonardo Curzio, del noticiario radiofónico Enfoque:
-¿Se imaginó que los aparatos, los cuerpos de seguridad que recibió hace dos años estaban tan dañados?
-No, no lo sabía. Tenía una percepción, una idea, como la tenemos muchos mexicanos, de que había un problema serio, pero no me imaginaba la magnitud y la gravedad del problema. Al conocer ya en detalle minuciosos informes y reportes de inteligencia, me percaté de que el deterioro era mucho mayor de lo que se percibía.
Esta respuesta es muy similar a la que dio a Javier Alatorre, conductor del noticiario Hechos de Televisión Azteca:
-¿Cambió de alguna manera la perspectiva que Calderón tenía del país, de sus problemas, hace dos años?
-Sí, hay algunos que eran más graves de lo previsto, como el tema de la inseguridad; me encontré con que era más grave de lo que había imaginado.
Con Óscar Mario Beteta, de Radio Fórmula, el presidente reconoció que la decisión de involucrar al Ejército en la lucha contra el narcotráfico la tomó con información parcial:
"Fue hasta después del primer operativo conjunto en Michoacán, el 6 de diciembre, cuando verdaderamente descubrimos el enorme grado de penetración que el crimen organizado había tenido en las estructuras de poder en todos los ámbitos, municipal, estatal, e incluso federal. En ese momento decidimos actuar, aunque fuera en el largo plazo, para tener la certeza de que recuperaríamos no sólo la seguridad pública, sino claras condiciones de certidumbre, de paz y de tranquilidad para los mexicanos."
Y la paranoia colectiva por la inseguridad también lo invadió el 4 de noviembre, pues tanto a López-Dóriga como a Ferriz de Con les confesó haber pensado que el avionazo en el que falleció Mouriño fue producto de un atentado. Al primero le comentó: "Yo honestamente, Joaquín, en el primer momento, como muchos mexicanos, pensé que pudo haberse tratado de un atentado; era inevitable tener esa hipótesis en la cabeza..."
Tanto la desinformación a la que debió enfrentarse al inicio de su mandato, así como sus temores, contrastan con la defensa a ultranza que ha hecho de su gabinete de seguridad.
Las entrevistas muestran que el presidente cree mucho en los impactos psicológicos, más allá de los impactos reales de sus acciones, pues al hablar de cómo se debe reaccionar ante la crisis económica que se avecina, con López-Dóriga señaló: "Hay que resolver las dos cosas: la parte técnica, económica, de fondo, y también la parte de expectativas, de liderazgo adaptativo que nos permita enfrentar y superar esta adversidad".
Y si esta misma lógica se aplica a la inseguridad, seguramente los operativos conjuntos contra la delincuencia organizada también tienen la intención de impactar en las percepciones ciudadanas.
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