Mi
madre ya no ha ido al mar/Fabio Morábito
Mi
madre ya no ha ido
al
mar
lleva
una buena cantidad de años
tierra
adentro,
un
siglo de interioridad
cumpliéndose.
Se
ha resecado de sus hijos
y
vive lejos
en
toros consanguíneos.
Es
como una escultura de sí misma
y
sólo el mar
que
quita el fárrago
acumulado
en la ciudad
puede
acercarla a su pasado,
hacia
su muerte verdadera,
y
hacer que crezca nuevamente.
Mi
madre necesita algún
estruendo
entre los pies,
Una
monótona insistencia en los oídos,
una
palabra adversa
y
simple que la canse,
y
necesita que la llamen,
oír
su nombre en otros labios,
pedir
perdón
y
hacer promesas,
ya
no se tropieza
en
nada sustantivo.
Y
yo tengo que armarme de valor
para
llevarla al mar
armarme
de mis años
que
he olvidado,
reunirme
con mi madre en otro tiempo,
con
un yo mismo que enterré
y
que ella guarda
sin
decirme nada.
Tengo
que armarme de valor
para
perder confianza
en
lo que sé,
tengo
que regresar al día
en
que mi risa quedó trunca
entre
las páginas de un libro,
cerrar
el libro y completar la risa,
cerrar
todos los libros y reírme,
cerrar
todos los ojos que he ido abriendo
para
que nadie me agrediera.
Estuvo
bien ya de crecer,
es
hora de desdibujarme,
lo
que aprendí enhorabuena,
lo
que olvidé también,
es
hora de ser hijo de alguien
y
de tener un hijo
y
un esqueleto para ir al mar,
para
morir
con
cada hueso sin pedir ayuda.
Salí
hace años a rodearla a ella
para
volver al mar más solo
o
acaso fui a rodear el mar
para
ser hijo de otro modo de mi madre,
ya
no me acuerdo qué buscaba,
nadie
recuerda lo que busca,
mi
madre ya no ha ido
al
mar,
es
todo lo que sé,
y
no llevarla es no reconciliarme
con
el mar, no ver el mar
como
se ve después de niño,
también
no ver cómo es mi madre
ahora,
no saber nada de mí mismo.
FABIO MORÁBITO. Poeta,
ensayista y narrador de origen egipcio nacido en Alejandría en 1955.
Hijo
de padres italianos, vivió parte de su
infancia y adolescencia en Milán,
trasladándose con su familia a Ciudad de México donde reside desde los quince
años.
Es
autor de los libros de poesía "Lotes baldíos" Premio Carlos Pellicer
en 1985; "De lunes todo el año" Premio Aguascalientes en 1991, y
"Alguien de lava" 2002, contenidos en "La ola que regresa"
, poesía reunida en 2006.
Como
ensayista obtuvo en el año 2006 el premio "Antonin Artaud" por
"Grieta de fatiga"; como escritor de literatura infantil el "Premio White Raven" en 1997 por
"Cuando las panteras no eran negras", y como traductor, vertió al
español la obra completa de Eugenio Montale, y la obra "Aminta" de
Torcuato Tasso.
Parte
de su obra ha sido traducida al alemán, inglés, francés, portugués e
italiano.
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