¡NO FUE FUENTE OVEJUNA!/ Fred Álvarez
Retrospectiva
Gracias a los medios hemos sido
testigos de un hecho terrible, de un salvajismo brutal, innenarable y
espeluznante . El lugar: la comunidad de San Juan Ixtayopan en la delegación
Tlahuac del Distrito Federal.
Tres agentes de la Policía
Federal Preventiva que cumplían su trabajo en contra de la delincuencia
organizada fueron apresados, linchados y dos de ellos murieron al ser quemados
vivos por habitantes del pueblo.
Además en las imágenes en los medios vimos a familias enteras que como
espectadores daban su visto bueno, vimos a jóvenes y ancianos convertidos en
una verdadera horda de salvajes que no escuchaban ni entendían razones,
mientras un camarógrafo fríamente filmaban las escenas e incluso e
entrevistaban a las víctimas minutos antes de ser ejecutados de la manera más
vil e inhumana.
Una explicación fácil sería que se trata de una comunidad con usos y
costumbres cansada de la delincuencia organizada y ante la falta de justicia
está decidida a todo incluso a convertirse en un tribunal que los llevó a
hacerse justicia por propia mano; una especie de Fuenteovejuna. Pero darle esa
connotación al hecho sería simplista y pondríamos a Lope de Vega por los
suelos, ya que su obra clásica describe una verdadera revuelta de una población
fundamentalmente de campesinos humillados por el sistema feudal en donde no
había justicia.
¡En este caso no! No hay ninguna
justificación de lo sucedido.
La noticia ya dio vuelta al mundo
y esas imágenes de brutalidad perdurarán durante mucho tiempo.
Lástima por los
ciudadanos de San Juan Ixtayopan que van a quedar marcados como una comunidad
en donde la anomia social imperó, en
donde ya no caben las normas, valores y principios.
En este momento ya hay gente indignada, ciudadanos que piden que no se
les considere como salvajes, ya que son gente honesta y trabajadora. Pero eso
no basta: ¡Sí conocen a los verdaderos responsables deben denunciarlos!
Además hay que recordar que estos hechos se han hecho frecuentes en este
tipo de poblados.
Por otro lado, quizá lo más grave, es que los hechos de ayer demostraron
-una vez más- la falta de competencia, la falta de coordinación y logística, la
falta de inteligencia y una nula
prevención de los acontecimientos.
Ello es preocupante debido a que los asesinados no eran simples agentes;
pertenecían al cuerpo élite de la Policía, al área de inteligencia. La pregunta
al secretario de Seguridad Pública Federal es ¿dónde quedó la inteligencia?
Sobretodo debido a que hace tan sólo 15 días, muy cerca de ahí, en Milpa Alta,
la población incendio un vehículo policiaco impidiendo que se ejerciera el uso
de autoridad.
Las autoridades como siempre se
están echando la bolita, y no asumiendo la responsabilidad compartida.
El Secretario de Seguridad Pública Federal, Ramón Martín Huerta, critica
que las autoridades policiacas del Distrito Federal no hayan informado con
oportunidad; dijo que en ningún
momento fueron informados por la Jefa
Delegacional; y lo único que recibieron fue información confusa.
Y quizá tenga razón el Secretario Martín Huerta. ¿Como poder interpretar
la retirada de la Delegada Fátima Mena ¿Acaso recibió ordenes de no intervenir?
¿O simplemente demostró no tener el liderazgo para controlar la situación? Por cierto liderazgo que si asume cuando de
convocar a marchas de apoyo se trata. ¡Es evidente su responsabilidad
compartida!
Es evidente también que las autoridades estaban enteradas de la gravedad
del caso y no quisieron o no pudieron intervenir. Las respuestas del Secretario
de Seguridad Marcelo Ebrard de que no
pudieron llegar debido a la falta de recursos, no convencen a nadie.
Además, no es la primera vez que sucede. En otras ocasiones el gobierno
del Distrito Federal no ha mandado la fuerza pública para no quedar como represor,
y claro que eso no es prudente y menos
en plena campaña electoral.
La pregunta final es. ¿Esa imagen dantesca de ayer corresponde a una
Ciudad de la Esperanza?
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