Frentes Políticos de Excelsior
VI.Tabiques diplomáticos. Acción: el Departamento de Estado de EU renovó la alerta de viaje a sus ciudadanos de viajar a ciertas regiones de 19 estados del país, por la inseguridad. Reacción: Roberto Campa Cifrián, subsecretario de Prevención y Participación Ciudadana de la Secretaría de Gobernación, afirmó que esta alerta es un trámite burocrático y que incluso la embajada estadunidense reconoció los avances que ha tenido México en seguridad. No gustó a los funcionarios mexicanos la alerta. Ni a nadie.
La opinión de Raymundo Riva Palacio en su columna:
ESTRICTAMENTE PERSONAL
El Financiero, Alertas de viaje, alertas políticas
De rapidez y contundencia, la Secretaría de Relaciones Exteriores no carece. Horas después que el Departamento de Estado emitió una nueva alerta de viaje a México este viernes, la respuesta tajante llegó a Foggy Bottom. Fue una alerta descontextualizada y exagerada, sugirió la cancillería mexicana, porque la seguridad ha mejorado sustancialmente y el b, el delito que más preocupa al gobierno de Barack Obama, bajó 22% el primer semestre de 2014 con respecto al mismo periodo el año pasado. La verdad, lo que diga México leimporta muy poco a los estadounidenses.
A cuatro columnas en la parte superior de su primera plana, el periódico más influyente en la capital de Estados Unidos, The Washington Post, publicó el sábado –desde el viernes, coincidiendo con la nueva alerta, se mantuvo la información en el home de su visitado sitio durante más de 24 horas-, que el secuestro en México se había democratizado. Ya no secuestraban sólo a ricos, reportó, sino también a los pobres.
El Post contrastó la cifra oficial de mil 698 secuestros el año pasado en México, contra los tres mil 38 que registra la Asociación Alto al Secuestro, de Isabel Miranda de Wallace, a quien el diario le da el mismo peso que al gobierno. Bajó 17% el delito en 2013, cita el diario las estadísticas del gobierno; subió 56% en el mismo periodo, contrasta con la ONG de Miranda. En el balance refleja la contradicción del manejo de cifras. ¿A quién creerle? La renovación de la alerta de viaje del Departamento de Estado, que estaba congelada desde el 9 enero, no sólo da la respuesta, sino proporciona información ocultada a los mexicanos sobre la gravedad de la inseguridad en el país.
Sólo en el tema de los secuestros, el crimen que más lacera a la sociedad, el zar antisecuestros, Renato Sales, dice que los estados que registran el mayor número son, en orden de importancia, Tamaulipas, Veracruz, Michoacán y México. Según la cancillería en Foggy Bottom –por el barrio donde se encuentra-, los riesgos en México son significativamente más altos a los reconocidos por el gobierno. En Chihuahua, por ejemplo, que estaba pacificado, la recomendación estadounidense es que no viajen por el estado. Y los empresarios, que extremen precauciones dentro del parque industrial en la capital, y en las zonas de las maquiladoras de Ciudad Juárez y el centro de esa ciudad.
Chihuahua no aparece en el mapa prioritario mexicano. Tampoco Baja California, otro estado otrora pacificado, donde pide aumentar precauciones en Tijuana, Rosarito y las playas de esa zona, muy frecuentadas por los surfistas. Sonora, ignorada por la autoridad federal, es considerada por el Departamento de Estado como un centro del crimen organizado en narcotráfico y trata, donde recomienda no pararse ni en la capital. Igual Zacatecas, cuya actividad criminal provocó que la cancillería de Obama alertara a sus ciudadanos que pasen por Aguascalientes eviten viajar a ese estado. Lo mismo va para quienes deseen ir desde Jalisco.
La radiografía del crimen en México, a través del mapa de la alerta de viaje, es, con perdón del pleonasmo, alarmante. En Coahuila, Durango, Nuevo León y San Luis Potosí, recomienda a sus ciudadanos no ir si no tienen nada “esencial” qué hacer, y que las únicas ciudades relativamente seguras en esas entidades son las capitales. En Sinaloa, precisa que la única ciudad donde encontrarán seguridad durante el día es Mazatlán. En todo el país, la recomendación es no viajar de noche por carretera. En Matamoros, Tamaulipas, la zona metropolitana deMonterrey, y las capitales de Durango y Zacatecas, las cosas van más allá. Los funcionarios estadounidenses tienen que respetar un toque de queda de 12 de la noche a seis de la mañana.
La contaminación criminal afecta a quienes van a Nayarit, a quienes recomiendan que no viajen a los vecinos Durango y Sinaloa, como a los que se encuentran en Jalisco, que no se trasladen por tierra a Michoacán, sugerencia que extienden a quienes están en Colima, con el añadido que les piden extremar precaución en Tecuman, la segunda ciudad colimense en importancia. Para Michoacán pide la cancillería estadounidense que no viajen por carretera, y porque sólo Morelia y Lázaro Cárdenas, por avión, son relativamente seguras.
En Guerrero pide, de plano, no ir ni al noroeste ni al sur del estado. Menos aún a los corredores que conectan con el estado de México por la puerta de Arcelia, en la Tierra Caliente guerrerense. En Acapulco, les dijeron, no vayan más allá de dos cuadras de la costera, para no encontrar problemas de seguridad. En el estado de México la alerta es para la zona conurbada al oriente de la ciudad de México, y en las áreas colindantes con Morelos en Huitzilac y las Lagunas de Zempoala.
El mapa de la inseguridad en México visto a través de la nueva alerta del Departamento de Estado, refleja una realidad de inestabilidad y riesgo mucho más profunda y extensa de lo que han planteado las autoridades mexicanas. El diagnóstico en Washington regresa a la seguridad por la puerta de atrás a la agenda bilateral, de donde con tanto trabajo se ha buscado sacarla en esta administración.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
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