22 nov 2015

Vatileaks 2: cinco personas son las acusadas de divulgar documentos

Vaticano. Cinco personas acusadas de divulgar documentos confidenciales: Lucio Vallejo Balda, su secretario Nicola Maio, Francesca Chaouqui, y los periodistas Gianluigi Nuzzi y Emiliano Fittipaldi.
El Promotor de Justicia es Gian Piero Milano..
Obviamente son presuntos culpables.
La primera audiencia se celebrará el martes 24 de noviembre, a las 10.30 horas,.
Una vez concluida la investigación sobre la sustracción y difusión de documentos reservados, el Tribunal del Estado de la Ciudad del Vaticano ha decidido enviar a juicio a cinco acusados, el sacerdote español Lucio Vallejo Balda, a  Francesca Chaouqui, los periodistas Gianluigi Nuzzi y Emiliano Fittipaldi, y el secretario particular de Vallejo Balda, Nicola Maio.
 El Código Penal del Vaticano, en su artículo 116 bis, considera delito la divulgación de noticias reservadas. De resultar condenados los imputados, las penas pueden oscilar entre los cuatro y los ocho años de reclusión.
Con las investigaciones aún en marcha y antes incluso de que la fiscalía del Vaticano emitiese una acusación concreta, el Pontífice emitió un duro juicio el pasado 8 de noviembre, tras el rezo del Ángelus en la plaza de San Pedro. El Santo Padre recordó que robar estos documentos es un delito y un acto deplorable.
 Una gran cantidad de información aparece en los libros Via Crucis y Avarizia, escritos respectivamente por los periodistas Gianluigi Nuzzi y Emiliano Fittipaldi, puestos a la venta solo unas horas después de la detención del sacerdote español y la dama de relaciones públicas.
Hace solo unos días, la Santa Sede anunció que, además de a los dos miembros de la Cosea detenidos, la fiscalía también había decidido acusar a los periodistas Nuzzi y Fittipaldi por su posible complicidad en el delito de difusión de noticias y documentos reservados. 
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Vatican Insider, 11/13/2015 
Así descubrieron los agentes vaticanos a los «cuervos» de «vatileaks» 2
   En los documentos que tienen en su poder los investigadores están las pruebas del papel que jugaron Vallejo Balda y Chaouqui, y de sus contactos con los dos periodistas. El prelado español creía que su amiga trabajaba para el servicio secreto italiano
GIACOMO GALEAZZI - ANDREA TORNIELLI
De la investigación vaticana sobre la divulgación de documentos reservados, mismos que acabaron en los libros «Avaricia» y «Vía Crucis», surgen pruebas que demuestran no solo las responsabilidades de los dos principales indagados (el prelado español Luis Ángel Vallejo Balda y la italiana Francesca Chaouqui), sino también sus contactos con los dos periodistas italianos Emiliano Fittipaldi y Gianluigi Nuzzi. 
Son estos elementos, adquiridos mediante las perquisiciones e interceptaciones durante la investigación que condujeron durante meses, con la más absoluta reserva, los gendarmes vaticanos guiados por Domenico Giani, los que permitieron convalidar el arresto del monseñor y de su amiga. Hace dos días llegó la confirmación de que también los dos autores de los libros resultan indagados. El procedimiento se encuentra en la fase de la «instructoria sumaria», conducida por el Promotor de Justicia Gian Piero Milano. Hasta el momento no resultan rogatorias enviadas a las autoridades italianas.
Los temores del prelado
«En los últimos tiempos Vallejo vivía casi casi como paranoico -explicó a «La Stampa» un prelado cercano al monseñor español-, se sentía espiado, le decía a todo mundo que su computadora era monitoreada desde fuera. Estaba convencido de que solamente en su oficina había 25 micrófonos para espiarlo, por lo que no hablaba de argumentos confidenciales ni siquiera en el elevador de la Prefectura para Asuntos Económicos».
Es probable que Vallejo, hoy encerrado en una celda, hubiera sentido que los investigadores se estaban acercando a él. Según los testimonios de quienes lo conocen y frecuentaban, también hay otros detalles. A pesar de su estrechísima amistad con Francesca Chaouqui, después de haberla llamado y recomendado firmemente para que fuera incluida en la comisión vaticana para el estudio y la reforma de los órganos económico-administrativos de la Santa Sede, Vallejo Balda comenzó a sospechar que la mujer estaba en contacto con el servicio secreto italiano. El se lo habría dado a entender. La magistratura vaticana quisiera cerrar la investigación con la petición de reenvío a juicio antes de que comience el Jubileo de la Misericordia, que será abierto por Papa Francisco el próximo 8 de diciembre.
Prosiguen los interrogatorios de otras personas que, explicó en un comunicado del miércoles pasado el padre Federico Lombardi, «por razones de oficio podrían haber cooperado en la adquisición de los documentos reservados». Se trata de personas que trabajaban con Vallejo Balda y Chaouqui. Nadie más, además de los dos «cuervos» y los autores de los libros, resulta indagado. Los investigadores del vaticano no habrían recibido todavía información sobre la investigación de la Procuraduría de Terni, que, al estarse ocupando de los problemas financieros de la diócesis, dieron con Francesca Chaouqui y Mario Benotti. Este último es un ex-periodista de la televisión italiana pública Rai, bien conectado en el Vaticano, y hasta hace pocos días era el encargado de la secretaría particular del Subsecretario para los Asuntos Europeos Sandro Gozi. Benotti, que nunca ha ocultado su trato con importantes cardenales, admitió que había tenido conversaciones constantes con Francesca Chaouqui, pero su nombre no figura en la investigación vaticana: no resulta indagado y todavía debe ser convocado para que ofrezca su testimonio. Como se sabe, un fragmento de la investigación de Terni llegó hace algunos meses a las manos del Procurador de Roma, Giuseppe Pignatone.
Los robos en la prefectura
Según las averiguaciones de las últimas semanas, por parte de la Gendarmería, no estarían relacionados con la investigación sobre el nuevo caso «vatileaks» los dos robos que se verificaron hace tiempo en las oficinas de la Prefectura para los Asuntos Económicos de la Santa Sede, durante los que no fueron robados documentos sino dinero. «De cualquier manera, en su momento no fue presentada ninguna denuncia por robo de documentos», aseguró una fuente vaticana. Pero no hay que excluir completamente que los dos robos habrían podido servir para crear una justificación para la sucesiva difusión de documentos.
Todavía se debe esclarecer el motivo que llevó a Vallejo Balda y a Chaouqui a robar los documentos. ¿Qué indujo a un prelado en carrera, protagonista de la investigación interna conducida por la comisión Cosea, a hacer lo que hizo? «Algo se rompió después de que el Papa instituyera la Secretaría para la Economía -explica el prelado que conoce bien al presunto «cuervo»-, y Vallejo fue de alguna manera aislado incluso dentro de la misma comisión Cosea por el cardenal Pell y sus dos hombres de confianza, Joseph Zahra y Jean-Baptiste de Franssu».
La magistratura vaticana investiga sobre la difusión de otro documento, un informe confidencial relacionado con la Apsa y Giampietro Nattino, propietario del Banco Finnat. El Vaticano respondió a la rogatoria ofreciendo a los magistrados italianos la documentación solicitada sobre el caso. En estas semanas se están discutiendo los poderes y las competencias de la Apsa y de la Secretaría para la Economía.
Este articulo fue publicado en la edición del viernes 13 de noviembre  en el periódico italiano «La Stampa»


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