1Vatican Insider, 11/18/2015
México;
un sacerdote exorcista hacia los altares
Juan
Manuel Martín del Campo
EL
RETRATO DE JUAN MANUEL MARTÍN DEL CAMPO
Juan
Manuel Martín del Campo podría convertirse en el primer exorcista beato de
América Latina. Su biografía cita el episodio del exorcismo y de la sanación de
una mujer en 1994
ALVER
METALLI
En
la nueva tanda de futuros beatos aprobada a fines de septiembre por la Congregación
para la Causa de los Santos, muy pocos notaron que se incluye uno que se
distinguió en vida por ser un activo y reconocido exorcista. Se llama Juan
Manuel Martín del Campo, de nacionalidad mexicana, que nació en Lagos de
Moreno, en el Estado de Jalisco, en 1917. Pero
la mayor parte de su vida transcurrió en el Estado de Veracruz, durante los
años de la persecución religiosa, como seminarista, como párroco, como
profesor, como confesor y capellán y como director espiritual, en una época en
que las leyes mexicanas prohibían que la Iglesia desarrollara actividades
públicas. Y nada menos que como exorcista, “un antiguo rito de sanación del
demonio” que Martín del Campo practicó desde 1987 hasta 1995, un año antes de
su muerte en 1996 debido a un cáncer de próstata. Eran años difíciles para la
Iglesia mexicana, a la que Juan Pablo II visitó entonces en dos oportunidades,
1979 durante la presidencia de López Portillo –cuando celebró una misa en
Veracruz a orillas del mar- y en 1992, cuando gobernaba Salinas de Gortari.
Un
biógrafo de Juan Manuel Martín del Campo afirma que el candidato a beato,
“Conocido por su entrega y devoción al ministerio, su paciencia para confesar a
los fieles y ser un sacerdote docto y lleno de piedad, encontró especial
reconocimiento por realizar diversos exorcismos en la región, siendo uno de los
más conocidos el ya mencionado, en el Centro de Especialidades Médicas del
Estado de Veracruz (CEM)”.
El
caso citado, uno de los muchos que el sacerdote trató durante los 7 años que
recibió el mandato como exorcista del obispo de su diócesis, lo narra Rafael
González Hernández, postulador de la causa, en su libro “Yo soy el Padre
Martín”, usando como fuente principal un cuaderno de apuntes donde el sacerdote
anotaba los pedidos que recibía. El año que realizó ese exorcismo, noviembre de
1994, en el Centro de Especialidades Médicas ocurrió algo insólito. La madre de
una enfermera que trabajaba en el hospital se acercó al sacerdote para
informarle que había una paciente originaria de una localidad llamada
Papaloapam, que presentaba “manifestaciones raras” que ni siquiera los médicos
podían resolver, y que tenían la apariencia de “manifestaciones diabólicas”. Los
apuntes dicen que algunos días después un médico del mismo centro le pidió
ayuda, de lo que se deduce que no fue inmediato y que el padre Martín del Campo
se tomó tiempo para evaluar de qué se trataba. El médico admitió delante del
sacerdote, y éste lo registra, que las terapias no hacían efecto y que la
mujer, lejos de mejorar, empeoraba cada vez más, “provocando miedo en médicos y
enfermeras”. El sacerdote decidió ir a ver. Con el permiso de los especialistas
examinó a la mujer, llegó a la conclusión de que se trataba de un caso grave y
decidió realizar un exorcismo. El libro del biógrafo y postulador Rafael
González Hernández reproduce estas palabras presumiblemente tomadas de los
apuntes del exorcista: “Me dijeron que cuando ya iba en los pasillos del
nosocomio, sin que la enferma lo supiera, ésta empezó a decir con voz
distorsionada "ya viene el Martín, ya viene el Martín, jajajaja",
seguido por carcajadas inconexas. Entré inmediatamente y la pude ver con
detenimiento, pude ver su rostro herido por la presencia del espíritu del
mal". El libro registra también que: “La mujer fue liberada y algunos
miembros del personal médico se convirtieron a la fe católica, y se colocó una
cruz en la entrada del CEM”.
El
vocero de la Iglesia católica de Xalapa, Juan Manuel Suazo Reyes, confirmó en
una entrevista que los cinco cardenales y los ocho obispos del Consejo de
Obispos y Cardenales “determinaron de manera unánime otorgarle el nombramiento
de venerable, título que se sumó al de Siervo de Dios”. La causa del sacerdote
exorcista fue introducida en el Vaticano el 12 de marzo de 2011 y aprobada por
la Comisión de teólogos el 25 de noviembre de 2014, también por votación
unánime.
Si
el camino de Juan Manuel Martín del Campo hacia los altares prosigue, y nada
hace pensar que eso no ocurra, podría ser el primer sacerdote exorcista de
América Latina en ser beatificado.
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