El
Ejército sirio expulsa al Estado Islámico del desierto
- Tras 10 meses bajo la ley del Califato, este pueblo de mayoría cristiana un una ciudad fantasma
Un
soldado sirio inspecciona el poblado de Al Qariatein este lunes tras la
expulsión del ISIS.
Nota de NATALIA
SANCHA/ El Pais, Al
Qariatein (Siria) 4 ABR 2016 - 22:27 CDT
Con
ráfagas al aire y coreando "¡A Raqa!" celebraron los uniformados
sirios su victoria en Al Qariatein, a 120 kilómetros al suroeste de Palmira. La
ofensiva duró 48 horas, que finalizó este lunes con la expulsión del poblado de
los yihadistas del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés).
El
jefe sirio de Antigüedades asegura que el 80% de la ruinas de Palmira está en
buen estado
“Tuvimos
varias horas muy duras de combates, pero luego los terroristas huyeron en
masa”, grita el soldado Talal, de 26 años y originario de Homs, para hacerse
oír entre los interminables disparos de celebración. La moral de los soldados
roza su punto álgido que tras cinco años en el frente comienzan a acumular
victorias. Victorias en las que ha jugado un papel decisivo el apoyo de la
aviación rusa que desde el pasado septiembre ampara desde el aire a las tropas
sirias en el suelo. Si hoy lograban echar del desierto la última bolsa de
yihadistas, la semana pasada el Ejército sirio y las milicias aliadas
recuperaban Palmira.
El
júbilo de los uniformados contrasta con el desolador paisaje. Situado en pleno
desierto, tras diez meses bajo la ley del Califato y tres de combates, este
pueblo de mayoría cristiana se antoja una ciudad fantasma. Ni rastro de los
15.000 vecinos que habitaban sus calles. Los cierres de las tiendas están
reventados, los muros derrumbados y varios edificios siguen en llamas. El
interior del monasterio ha sido saqueado y posteriormente calcinado. Varios
soldados caminan delante del muro en el que una pintada reza el ya célebre
eslogan yihadista: “El Estado Islámico. Perdura y avanza”. Los muros exteriores
del edificio colindante están reventados dejando a la vista dormitorios,
salones y cocinas.
En
su huida y como ocurriera en Palmira, los terroristas han dejado un reguero de
minas, por lo que varias unidades acordonan el centro de la ciudad y donde el
ISIS plantó una de sus sedes. El vaivén de uniformados es constante y sus botas
esquivan montones de ropas esparcidas por las calles, casquillos de munición o
restos de comida. Tras Al Qariatein, último remanente del ISIS, la nueva
frontera de la Siria leal se desplaza al noreste de Palmira. Ahora el Ejército
de Bachar el Asad promete poner rumbo hacia Deir Ezzor primero y a Raqa
después.
La
tregua en vigor entre el régimen y varias facciones rebeldes, de la que se
excluye al ISIS y a Al Qaeda, ha dado un respiro a un Ejército que combatía en
múltiples frentes con efectivos limitados. Al apoyo ruso, se suman las milicias
aliadas. “Planeamos detenidamente la operación”, dice el oficial sirio al mando
en el terreno. “Entramos por varios flancos simultáneamente para cercar a los
terroristas”, apostilla. Así describe la misma táctica que se empleó en Palmira
en coordinación con “las fuerzas amigas” como dicen los oficiales del Ejército
sirio.
Coalición
de fuerzas aliadas
Tanto
en Palmira como en Al Qariatein, estas milicias amigas son visibles y
contribuyen con experimentados combatientes en terrenos como el de Líbano, Irak
o Afganistán. Rusos, iraníes y afganos en Palmira. Milicianos libaneses del
partido chií Hezbolá, combatiente del Partido Social Nacionalista Sirio (SSNP,
por sus siglas en inglés) y fuerzas de las Defensas Nacionales en Al Qariaten.
“Nuestra unidad fue la primera en entrar”, afirma Boutros Sheikh a cargo de la
unidad del SSNP. La coordinación dentro de esta coalición de fuerzas aliadas ha
permitido que cada grupo atacara por un flanco al poblado, y ello bajo el
liderazgo de los oficiales sirios. “Han caído unos 50 mártires en los últimos
tres meses”, dice el oficial de terreno quien cifra en 1.500 el grueso de
yihadistas que han huido de Al Qariatein.
En
plena tregua, bajo amparo de la aviación rusa y con el apoyo de las fuerzas
aliadas, los soldados sirios confían en reconquistar Raqa en los próximos
meses.
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