12 mar 2012

Zaldívar hizo bien. No merece linchamientos

Columna TOLVANERA / Roberto Zamarripa
Montaje
Reforma, 12 de marzo de 2012
Grabando que estamos gobernando. Toma uno, después del corte comercial. Toma todo, TV, gracias a los favores recibidos.
La propuesta del ministro de la Corte Arturo Zaldívar de declarar la inocencia y liberar a la francesa Florence Cassez no comienza con un alegato jurídico, sino con la transcripción de las transmisiones televisivas de un montaje, según el cual, la AFI, entonces dirigida por Genaro García Luna, realizó para difundir un supuesto golpe contra secuestradores en diciembre del 2005.
El alegato de Zaldívar no escatima detalle. Los rehenes fueron colocados a modo, los plagiarios fueron traídos de otro lugar para hacerlos aparecer en la casa de seguridad, el operativo policiaco fue fingido, la solicitud de filmación llegó desde las instalaciones policiacas a los estudios televisivos. Y los reporteros fueron guiados para preguntar por la secuestradora francesa, quien, no obstante, alegó haber sido detenida en otro lado y no en el rancho donde transcurrió la escenificación.
Zaldívar no descubre sino recupera.

"Cuando la condujeron al rancho, la pusieron en un lugar rodeada de armas donde se encontraban los secuestrados y entonces llegó el AFI y la televisión", declaró Charlotte Cassez, madre de Florence a la reportera Mónica Delgado (Reforma, 22/01/06).
Semanas después, el 5 de febrero de 2006, en el programa televisivo Punto de Partida, la reportera Yuli García documenta, por primera vez, la escenificación de la supuesta detención de Israel Vallarta y Florence Cassez y un presunto rescate de víctimas de secuestro.
La revelación de Yuli García obligó a Genaro García Luna, el 10 de febrero de 2006, a admitir la escenificación.
El ministro Zaldívar ha recogido polvos de aquellos videos, un sexenio después. Ha tomado un caso espinoso. Una extranjera acusada de secuestradora en un país nacionalista agobiado por la inseguridad. Un caso dirimido en las pantallas antes que en tribunales en un país donde el poder monopólico de las concesionarias de la televisión crece conforme la confianza en la impartición de la justicia disminuye. ¿Cuál es la relación entre una cosa y otra? Simple y dramática: para legitimar el maltrecho Estado de Derecho hay que usar la pantalla más que la investigación policiaca. Tiene más peso el golpe mediático que la prueba jurídica.
No es un asunto aislado. Hace tiempo que México entró al sendero de la gobernabilidad virtual. La popularidad de los políticos confundida con apoyo es inflada con apariciones en la televisión. La espotización de la política y la renta de estaciones televisivas para los políticos ha sustituido la argumentación, el debate, la persuasión. Si lo hacen para ganar una elección igual para simular gobernabilidad o decir que vencen al crimen.
Más allá de la trascendental propuesta de defender el debido proceso, la presunción de inocencia y la obligada rectitud en la actuación de policías, procuradurías y jueces, la propuesta del ministro Zaldívar pega en la línea de flotación de una administración que ha hecho del show mediático la legitimación de sus acciones.
"La policía violó de forma clara y contundente los derechos fundamentales de la recurrente y decidió continuar con su conducta contraria a la Constitución, procediendo a montar un escenario a través del cual pudiese imputar la responsabilidad de tres secuestros a Florence
Cassez. Pues bien, esta escenificación ajena a la realidad -que se sucedió a partir de la violación a la asistencia consular y a la puesta sin demora- tiene repercusiones directas e inmediatas en la violación al derecho fundamental a la presunción de inocencia", dice la propuesta de Zaldívar a la Corte.
Al montaje le ha seguido el chantaje. La prioridad son las víctimas, dijo García Luna, el funcionario estelar, artista y productor de los grandes golpes donde los criminales son presumibles en pantallas antes que en barandillas.
En su libro A la sombra de mi vida, Florence advierte que un empresario de nombre Eduardo Margolis podría estar tras su detención, pues tuvo un conflicto con su hermano Sebastián por motivos de negocios. Durante su detención, los policías le advertían a la francesa que Margolis estaba muy enojado con los Cassez.
"Mi mejor amigo dentro de la Comunidad Judía y con el cual hemos librado batallas en el mismo tema es Eduardo Margolis. Es una persona a la cual yo aprecio y además tiene un baluarte en el tema de la seguridad", declaró recientemente al portal Enlace Judío una de las principales opositoras a la liberación de Cassez, Isabel Wallace.
Conforme a los testimonios de Cassez, Margolis es cercano también a García Luna y, según declaraciones ministeriales, fue amigo íntimo del secuestrador Israel Vallarta. Por ello llama la atención esa oposición mancomunada García Luna-Wallace en un caso que destila irregularidades. Y extraña la irracional cruzada del Ejecutivo contra el Poder Judicial.
Zaldívar hizo bien. No merece linchamientos.
tolvanera06@yahoo.com.mx

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