31 may 2013

Fumar, pues mire usted, sí que mata


  • Fumar, pues mire usted, sí que mata/Trinidad Jiménez es secretaria de Política Social del PSOE y ex ministra de Sanidad. Andrés Perelló es eurodiputado.
El País | 24 de mayo de 2013
Hace más de dos años que aprobamos en España, con un amplio consenso, la Ley 42/2010 de medidas sanitarias frente al tabaquismo. En este tiempo transcurrido, hemos de destacar su amplio cumplimiento y el elevado apoyo ciudadano, tanto de fumadores como de no fumadores, a esta medida legislativa.
Son muchos los beneficios en salud pública que aporta esta ley, principalmente el descenso en el número de personas fumadoras. Según la Encuesta Nacional de Salud, la prevalencia de fumadores ha pasado del 26,2% (2006), al 23,95% (2012). Eso supone 950.000 adultos que dejan de fumar definitivamente o jóvenes que no se incorporan, según datos de este mismo mes del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo.
Por otro lado, según datos de la Comisión Europea, entre 2009 y 2012, la exposición al tabaco entre clientes de bares y restaurantes descendió hasta un 70% en España, más que la media europea. Además, existe evidencia científica que muestra la reducción de partículas contaminantes del humo de tabaco en los entornos cerrados de uso público y de los beneficios directos en salud de esta nueva situación, como la reducción de la mortalidad por infarto de miocardio y la reducción de ingresos por asma.

En definitiva, la legislación española sobre tabaquismo está contribuyendo a mejorar la salud de la población. Y, ante el amago del Gobierno de modificar la normativa, es necesario reivindicar los efectos positivos de la ley, favorecer su cumplimiento y, sobre todo, impedir pasos atrás para permitir fumar en determinados espacios cerrados.
Este balance positivo de la ley de 2010 tiene también sentido hacerlo ahora, cuando el Parlamento Europeo debate la nueva Directiva Europea de Productos del Tabaco, que pretende fundamentalmente prevenir el inicio del consumo por parte de los jóvenes y proporcionar una información más precisa sobre las consecuencias para la salud que se derivan del consumo de productos del tabaco.
Sin embargo, la Directiva nació envuelta en una rumorología sin precedentes. Se dijo que iba a prohibir las subvenciones al cultivo del tabaco —que nada tienen que ver en esta norma— y que las máquinas expendedoras desaparecerían de estancos y superficies. Tanto supuesto y tanta incertidumbre provocaron razonables iniciativas en no pocos Parlamentos nacionales y regionales de toda Europa, sin olvidar que, incluso, esta Directiva le costó el puesto al anterior comisario de Sanidad.
Finalmente, el texto presentado por la Comisión hace hincapié en las advertencias sanitarias y en la iniciación al tabaquismo de los jóvenes con medidas que, simplemente, quieren hacer que el tabaco, un producto para nada inocuo, sea menos atractivo.
Por ello, el nuevo articulado propuesto prohíbe los aditivos que nada tienen que ver con el sabor intrínseco del tabaco (como el mentol, el chocolate o la vainilla), no permite la venta de cigarrillos delgados o slim, aumenta el tamaño de las advertencias sanitarias en la superficie del paquete e impide envoltorios de forma engañosa, como pueden ser los paquetes de cigarrillos en forma de pintalabios o de frasco de perfume comercializados hoy en la UE.
Por contra, la Directiva exime de la mayoría de las disposiciones a productos del tabaco como los puros o el tabaco para pipa, cuyo consumo no refiere tanto a los jóvenes.
Aun así, de nuevo, la industria tabacalera está presionando para relajar la normativa, contraponiendo el argumento de los empleos frente al de salud pública, es decir, los mismos argumentos utilizados durante la tramitación de la ley en 2010. Cuando lo cierto es que ya existen numerosos estudios que desmontan el temor al supuesto impacto económico negativo que tiene la legislación que restringe el tabaco, y aseguran que este impacto puede llegar a ser incluso positivo.
Parecería que, estancados en la rumorología, muy pocos detractores de la nueva ley de la Comisión Europea hayan leído la propuesta final, en la que ni se prohíbe ningún tipo de cultivo, ni se coarta la libertad del consumidor, ni se deja a las marcas a merced de un supuesto aumento de las falsificaciones y el contrabando que pueda provocar una debacle de empleos.
El 31 de mayo celebramos el Día Mundial Sin Tabaco para resaltar los riesgos para la salud asociados al consumo de tabaco y promover políticas eficaces para reducir ese consumo. Vale la pena recordar que el tabaquismo es la causa más importante de muerte prematura en la Unión Europea, responsable de casi 700.000 fallecimientos cada año y de un gasto sanitario superior a los 15.000 millones de euros anuales en España (el 15% del total del presupuesto sanitario). Es decir, el Estado recauda un euro en impuestos sobre el tabaco pero gasta dos en costes sanitarios. Por ello es importante reivindicar los beneficios en salud de la Ley 42/2010 de medidas sanitarias frente al tabaquismo y apoyar la Directiva Europea para seguir avanzando y mejorar la salud de los ciudadanos.

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