El
mito de la “burbuja” capitalina/Patricia Dávila
Revista Proceso # 1909, 2 de junio de 2013;
Aun
cuando el jefe de Gobierno capitalino Miguel Ángel Mancera y el procurador
Rodolfo Ríos Garza insisten en que la Ciudad de México es una burbuja de
seguridad impenetrable, el secuestro de 11 jóvenes el domingo 26 de mayo
muestra que, por lo contrario, hay presencia de células de varios cárteles que
se disputan la plaza. La idea de la capital de la República como una entidad
blindada a la violencia del crimen organizado es un mito más.
Las
células de organizaciones criminales como La Mano con Ojos, Guerreros Unidos,
Nueva Generación y La Familia Michoacana han potenciado la violencia en la
Ciudad de México en sus intentos por apropiarse de la plaza, y en tal escenario
su integrantes recurren lo mismo al narcomenudeo y a los levantones que a los
plagios, la extorsión y las ejecuciones. También suelen torturar a sus víctimas
y los tiroteos entre sicarios de los grupos rivales son frecuentes en la
ciudad, considerada una “burbuja de seguridad” por las autoridades capitalinas.
Los
hechos desmienten esa percepción gubernamental. El pasado 26 de mayo, el
secuestro de 11 jóvenes en el bar After Heaven, ubicado en la Zona Rosa, por un
grupo que vestía uniformes similares a los de la Policía del Distrito Federal,
mostró la vulnerabilidad de esta burbuja. El caso salió a la luz pública cinco
días después, cuando los familiares de los adolescentes se quejaron porque,
dijeron, la autoridad no emitió ninguna versión oficial sobre el caso.
Entre
los desaparecidos se encuentran un hijo de Jorge Ortiz Reyes El Tanque y otro
de Alejandro Sánchez Zamudio El Papis, dos de los jefes de una de las más
violentas bandas de Tepito. Ellos están en prisión desde 2003, según informó El
Universal el pasado 31 de mayo.
Periódicos
y radiodifusoras de la Ciudad de México ya han relacionado este caso con una
presunta venganza del narcotráfico por el asesinato de Horacio Vite Ángel, el
pasado 24 de mayo, en las inmediaciones del bar Black de la colonia Condesa. Según
la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), Vite era un
narcomenudista de la célula conocida como La Unión.
Hasta
el cierre de esta edición (viernes 31 de mayo), el procurador capitalino
Rodolfo Ríos Garza aún sostenía que los casos no tenían relación y se limitaba
a exponer que se estaban revisando las grabaciones de C4 (el centro de control
de la videovigilancia en la ciudad), así como de algunos establecimientos
cercanos al bar donde los jóvenes fueron secuestrados.
“Hasta
el momento no existe certeza de cómo sucedieron los hechos, ya que se carece de
testigos y sólo se cuenta con los testimonios de familiares”, aseguró Ríos
Garza.
A
su vez, el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, sólo declaró que no se
descartará ninguna línea de investigación.
El
caso de los 11 jóvenes contradice a Mancera, quien el pasado 13 de enero se
jactó de que “en el Distrito Federal no existen indicios de que operen grupos
del crimen organizado, como bandas dedicadas al narcotráfico, trata de personas,
robo de autos o extorsiones”.
Olvidó
que el 3 de octubre de 2011, cuando estaba al frente de la PGJDF, informó sobre
el hallazgo de dos cabezas humanas en el cruce de Periférico y Lomas de Sotelo,
delegación Miguel Hidalgo. Los cuerpos estaban dentro de una camioneta con un
mensaje: “Nosotros nos dedicábamos a robar, a asaltar, a extorsionar en la
plaza de La Mano con Ojos. Atentamente: la Nueva Generación del Chapo Guzmán”.
Si
bien el secuestro del 26 de mayo pasado es el más grave, registros periodísticos
de 2009 a la fecha refutan que la capital del país haya estado exenta del
crimen organizado: en el Distrito Federal son recurrentes las decapitaciones,
ejecuciones, tiroteos, cateos, secuestros y explosiones…
La
Secretaría de Marina incluso ha realizado cuatro operativos en busca de
miembros de la delincuencia organizada y presuntos implicados en operaciones de
lavado de dinero: uno en el hotel Vermont, de la colonia Nápoles; otro en
Miguel Laurent, en la Del Valle; un tercero –que se frustró– en la sede del
Grupo Bal, en Polanco, y el cuarto en un domicilio de la Roma, donde los
marinos buscaban explosivos. También realizaron el cateo en una residencia del
Desierto de los Leones vinculada a los Beltrán Leyva.
El
2 de enero de 2012, el periódico Reforma publicó un informe según el cual,
entre diciembre de 2006 y octubre de 2011, se cometieron 3 mil 706 homicidios
dolosos en la capital del país.
Cinco
de las 16 delegaciones –Iztapalapa, Gustavo A. Madero, Venustiano Carranza,
Cuauhtémoc y Álvaro Obregón– concentraron más de la mitad de los crímenes. Las
principales modalidades de los homicidios dolosos fueron el empleo de armas de
fuego (2 mil 104), la utilización de objetos punzocortantes (724) y los golpes
(534).
El
homicidio más reciente –en una balacera– se perpetró la madrugada del 30 de
mayo en prolongación Reforma e Isaac Costero, cerca del complejo habitacional y
empresarial Santa Fe, en un tiroteo entre hombres que viajaban en tres
vehículos. La policía capitalina detuvo a ocho personas, mientras que los
tripulantes de una unidad lograron huir.
Discurso
contradictorio
Miguel
Ángel Mancera insiste en que el Distrito Federal no es vulnerable ante la
delincuencia organizada, pero en las últimas semanas se empeñó en conformar el
Escudo Centro, una estrategia mediante la cual aglutinó a ocho estados del
centro del país con el propósito de “blindar” a la capital del país de las
bandas criminales.
La
segunda semana de abril, el procurador Ríos Garza aseguró a Proceso que la
seguridad estaba garantizada en la capital del país y negó que las bandas del
narcotráfico operaran aquí.
También
habló de Escudo Centro: “Estamos ocho entidades: Guerrero, Morelos, Estado de
México, Tlaxcala, Puebla, Hidalgo, Querétaro y el Distrito Federal. Al encuentro
(realizado el 4 de abril) asistieron también los delegados de la Procuraduría
General de la República en esos estados, lo cual resulta interesante porque no
nada más participaron representantes de la justicia local, sino también de la
federal, porque al darse un delito del fuero común pudiera ligarse uno del
federal”.
Ríos
explicó también que se firmaron las bases de esa estrategia de seguridad
regional, incluidos los cinco delitos de alto impacto que se atacarán de manera
coordinada: robo de vehículos y de transporte, narcomenudeo, trata de personas
y secuestro.
Cuando
se le preguntó sobre la incidencia de esos delitos en el Distrito Federal,
respondió: “No traigo en la cabeza los índices. En algunos delitos tenemos
mayor relación con alguno de los estados. Por ejemplo, en el robo de vehículos
tenemos que ver con el Estado de México y con Morelos, porque al ser la zona
conurbada del Distrito Federal, al robarse un vehículo aquí se van a estos
estados”.
–¿En
cuanto a trata?
–Aunque
se da en todos los estados, el mayor índice delictivo se tiene en Tlaxcala y el
Distrito Federal; aquí hay zonas de mayor incidencia, como La Manzanares y
otras que prefiero no mencionar, porque llevaremos a cabo operativos.
En
cuanto al secuestro, el procurador señaló que en muchas ocasiones privan de su
libertad a una persona en el Distrito Federal pero se le lleva a las entidades
vecinas. Según él, disminuyeron las bandas organizadas que retienen a una
persona durante varios días a cambio de un pago considerable por su rescate. Lo
que existe, dijo, son los secuestros exprés, en los cuales se priva de su
libertad a una persona por un corto tiempo, pues el objetivo es obtener dinero
de manera rápida.
Ríos
dijo también que el narcomenudeo ha aumentado: “Te puedo asegurar que en el
Distrito Federal no hay crimen organizado. No hay lo que llaman un cártel de
narcotráfico. Lo que sí hemos encontrado es el narcomenudeo –personas que en
mínimas cantidades se dedican a la compra-venta de un tipo de sustancia
prohibida, como mariguana y cocaína, principalmente–. Por lo general se da en
la calle, parques, esquinas o en tienditas”.
–Usted
dice que no hay ningún cártel, pero cada vez hay más ejecuciones incluso a
plena luz del día. Hasta el Ejército y la Marina han llevado a cabo cateos en
Polanco, en la colonia Del Valle, en el Desierto de los Leones ¿Nos está
envolviendo la ola delincuencial? –se le pregunta al procurador Ríos.
–Que
yo sostenga que no hay cárteles, lo sostengo; que hayan existido ejecuciones a
plena luz del día no significa que estemos en alerta roja o ante una
inseguridad en el Distrito Federal; al contrario, el tema del homicidio doloso
ha bajado.
“En
los primeros tres meses del año pasado existía un promedio de 2.19 (homicidios
al día) y este año es de 2.13. Es decir, dos homicidios diarios. Todos los días
vemos que la gente puede salir tranquilamente a las 11, 12 o una de la mañana.
Esto demuestra que el Distrito Federal sigue siendo una ciudad muy segura.”
–¿Qué
originó que “se blindara” el Distrito Federal?
–Blindamos
las zonas limítrofes con los demás estados para no permitir que ingresen estos
grupos. Estamos combatiéndolos muy fuerte. Creo que a una banda delictiva se le
puede complicar establecerse en el Distrito Federal porque saben que estamos
muy pendientes; que existen 13 mil cámaras vigiladas por los cuerpos de
seguridad pública y que no hay impunidad; que no nos tiembla la mano para
enfrentar cualquier tipo de delito.
–Resulta
difícil creer que no existan bandas delictivas teniendo cercanas a La Familia
Michoacana, a Los Zetas, a los hermanos Beltrán Leyva, al Cártel de Sinaloa…
–Pero
no están establecidos.
–Respecto
de las narcotienditas, ¿qué cártel las maneja?
–Es
diferente que exista una narcotiendita a que un cártel esté asentado en el
Distrito Federal y aquí no tengamos noticia; tampoco vamos a permitir que lo
haga uno.
–¿Qué
cártel le surte a estas tienditas?
–Si
lo supiéramos, ya no estaría (trabajando).
–¿Entonces,
sí hay uno o dos que meten la droga, pero no saben cuál es?
–No.
No tenemos conocimiento de que exista un cártel en el Distrito Federal.
–Por
ejemplo, en Ciudad Juárez, las narcotienditas las manejan Los Aztecas o Los
Mexicles, de los cárteles de Juárez y de Sinaloa, respectivamente… ¿Aquí
también dependen de una organización? Porque en ninguna parte son autónomas…
–Sí,
pero no hay ninguno establecido en el Distrito Federal.
La
estrategia Escudo Centro
Aunque
ninguno de los grupos de la delincuencia organizada ha logrado consolidar sus
dominios en la Ciudad de México, son varios los que se disputan la plaza desde
el sexenio pasado: La Mano con Ojos, Guerreros Unidos, Nueva Generación y La
Familia Michoacana, entre otros, considera Manuel Ambriz, del Instituto
Nacional de Ciencias Penales (Inacipe).
En
su opinión, Escudo Centro contribuirá a detener la proliferación de los
delitos: “La base de este Escudo es la coordinación, lo cual es importante
porque uno de los problemas que enfrenta la autoridad son los límites
territoriales, con esta conexión entre los estados, al menos en este aspecto se
reduce la problemática que existe para la persecución de los delitos”.
Desde
2009 el narcomenudeo se tipificó como delito de competencia tanto estatal como
federal, y hoy el problema tiene dos vertientes: una, la utilizada por grupos
criminales, que ante la dificultad de pasar droga a Estados Unidos tratan de
colocarla en México a través de grupos regionales, cuyos integrantes se
encargan de vender la droga en colonias y narcotienditas.
–De
acuerdo con el mapeo que ha realizado, ¿cuántas bandas delincuenciales existen
en el Distrito Federal?
–Podemos
mencionar hasta una banda por colonia y nos quedamos cortos. Es difícil
establecer un mapeo específico, pues algunas incluso pueden considerarse
“bandas pirata”; algunas veces se hacen pasar por células de cárteles como La
Familia Michoacana o Guerreros Unidos. Eso dificulta la contabilidad.
–¿Cuáles
son las zonas delictivas de alto nivel?
–Las
de Iztapalapa que colindan con Ciudad Nezahualcóyotl y la delegación Gustavo A.
Madero, en el norte de la ciudad; también algunas colonias de Álvaro Obregón,
Gustavo A. Madero y Cuauhtémoc. Colonias como San Felipe de Jesús, Tepito-La
Lagunilla, La Merced y Guerrero son las que concentran el mayor índice
delictivo.
–¿Cuáles
son los cárteles con mayor incidencia en el Distrito Federal?
–La
vigilancia y la atención a las denuncias han impedido que se asiente algún
cártel. Si fuera otro el caso, habría situación de guerra, como en algunos
municipios del Estado de México, donde las desencuentros entre organizaciones
son evidentes.
“Es
probable que aquí haya uno que mete droga a la zona oriente de la ciudad, así
como a Tepito y las narcotienditas. Por lo que he visto puedo decir que es
posible que La Familia Michoacana esté involucrada”.
El
investigador del Inacipe considera que las ejecuciones realizadas en la Ciudad
de México quizá sean venganzas o ajustes de cuentas, aunque matiza: disputas
territoriales como las registradas en Tamaulipas, Durango o Michoacán aún no se
dan aquí.
–El
jefe de Gobierno afirma que el Distrito Federal está blindado…
–El
que se diga que las bandas delictivas de alta escala no han llegado a
disputarse el territorio es producto de esa coordinación e interés de las
autoridades estatales y federales. De vulnerarse ese blindaje aquí, donde está
la sede de los poderes y gran parte de la estructura financiera del país,
tendría repercusiones negativas para el país.
–Aquí
han sido detenidos narcotraficantes como Sandra Ávila, Édgar Valdez Villarreal
La Barbie (en el Estado de México, a diez kilómetros del Distrito Federal); se
han realizado cateos por parte de la Marina y el Ejército…
–Se
han detenido en zonas aledañas. La ciudad es segura porque ellos aquí pueden
estar tranquilamente sin realizar acciones propiamente delictivas; sólo las
orquestan. Escogen lugares en los cuales pasan inadvertidos.
–En
estados como Durango, el Cártel de Sinaloa es el que proporciona ese cerco de
seguridad para evitar que otros entren. ¿Sucede algo similar aquí?
–El
blindaje se está dando desde las zonas aledañas, principalmente en el Estado de
México. La mayor problemática que se tiene por la disputa del territorio es
entre La Familia y Guerreros Unidos, estos últimos se escindieron de los
Beltrán Leyva tras la detención de La Barbie.
“Están
tratando de establecer un corredor para el trasiego de drogas sintéticas, que
vaya de Guerrero a Tamaulipas, evitando pasar por Sinaloa, porque,
efectivamente, junto con Durango, ese territorio está completamente cubierto
por el Cártel del Pacífico”.
–¿Qué
cártel busca esta alternativa?
–Guerreros
Unidos. Sus integrantes tenían su bastión en Guerrero y en Morelos, ahora
tratan de acercarse a la zona oriente del Distrito Federal y el Estado de
México para, a través de ese corredor, llegar a Querétaro e Hidalgo y de ahí
subir a San Luis Potosí hasta llegar a Tamaulipas.
El
investigador Manuel Ambriz finaliza: “La Familia Michoacana se asentó en el
Estado de México desde el sexenio pasado. Tuvo conflictos con Los Zetas porque
intentaron entrar y cobrar derecho de piso.
“Y
aun cuando a mitad del sexenio calderonista los erradicaron de la plaza, se
mantuvieron en los municipios de Neza y Tlalnepantla, desde donde controlan
parte del narcomenudeo en la capital del país. El resto está bajo los
tentáculos de Guerreros Unidos, Nueva Generación y La Mano con Ojos”.
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