Paso
libre a la mariguana/J.
JESÚS ESQUIVEL
Publicado en la revista Proceso # 1909, 2 de junio de 2013
A
los agentes de Aduanas y Protección Fronteriza les preocupa que la introducción
de mariguana a Estados Unidos se haya elevado en los últimos meses. Más aún,
sostienen que el presidente Peña Nieto frenó el programa de cooperación
bilateral en materia antidrogas no obstante que la DEA le proporcionó
información para atrapar al suegro del Chapo Guzmán. Tampoco comprenden al
embajador Eduardo Medina Mora, quien el pasado 28 de mayo dijo que lo
prioritario no debe ser poner fin al tráfico de drogas, sino darles a los
ciudadanos el derecho de vivir en paz con sus familias.
NOGALES,
ARIZONA.- Desde que Enrique Peña Nieto congeló la cooperación con Estados
Unidos en materia de inteligencia, el flujo de estupefacientes al mercado
estadunidense que corre entre Sonora y Arizona se ha incrementado de manera
significativa, revelan las estadísticas oficiales de confiscaciones de
mariguana.
Los
580 kilómetros de colindancia entre Sonora y Arizona son el territorio
predilecto del Cártel de Sinaloa, cuyos integrantes meten la yerba a cualquier
hora del día, como pudo corroborar Proceso en un recorrido por esta zona que le
ofreció la Patrulla Fronteriza estadunidense.
“Están
pasando mucha droga”, admite en Tucson la agente fronteriza Crystal Amarillas
ante el reportero y el fotógrafo Eduardo Miranda, al inicio del recorrido en
esta franja que divide a las ciudades hermanas de Nogales: la de Sonora y la de
Arizona.
Aun
cuando la detección y confiscación de narcóticos en Estados Unidos es tarea de
la agencia federal antidrogas (DEA, por sus siglas en inglés), en la frontera
Arizona-Sonora son los agentes asignados a Aduanas y Protección Fronteriza
(CBP, por sus siglas en inglés), como Amarillas, quienes decomisan la mayor
parte de los estupefacientes.
“Los
narcotraficantes mexicanos se aprovechan de este desierto para pasar mariguana,
heroína y metanfetaminas”, explica Amarillas mientras su mirada recorre las
cercas de este entorno fronterizo cuya orografía ofrece una mayor ventaja a los
narcotraficantes mexicanos que a los agentes estadunidenses.
Del
lado mexicano las casas de Nogales están enclavadas en cerros y sirven como
observatorios a los halcones al servicio de los encargados del trasiego de
drogas. En las de Nogales, Arizona, los agentes y los vehículos de CBP quedan
muy abajo; algunas se ubican a tres o cuatro metros del cerco divisorio, cuya
altura apenas rebasa los cinco metros.
Los
halcones se la pasan observando nuestros movimientos”, dice Amarillas, al
tiempo que señala hacia el caserío del lado mexicano.
Este
semanario obtuvo más de 100 páginas de documentos “clasificados” con resúmenes
de las reuniones semanales entre representantes de México y de Estados Unidos.
En ellos se muestra cómo durante los primeros meses del gobierno de Enrique
Peña Nieto el tráfico de mariguana que llega a Arizona procedente de Sonora se
ha incrementado.
Al
estado del norte de México se le considera una de las principales rutas para el
trasiego de drogas; lo controlan Joaquín El Chapo Guzmán y su lugarteniente
Ismael El Mayo Zambada (Proceso 1908).
En
las páginas clasificadas se hace el recuento de la mariguana confiscada por CBP
entre el 1 de diciembre de 2012 y el 12 de mayo último en las ciudades de
Douglas, Naco y Willcox; en ellas se refleja la intensidad del trasiego de
drogas realizado por el Cártel de Sinaloa a través del desierto de Arizona.
Según
el documento 0298.13/Reunión binacional de seguridad fronteriza, fechado el 13
de enero último, en diciembre pasado los agentes de CBP confiscaron en las
ciudades de Douglas, Naco y Willcox 3.6 toneladas de mariguana procedente de
Sonora.
Decomisos
al alza
En
enero de este año los decomisos se elevaron a 4.2 toneladas en esos mismos tres
puntos; en febrero fueron 6.05, en marzo 5.8, en abril 5.3 y 1.03 en los
primeros 12 días de mayo.
Amarillas
explica que la mayoría de las mulas (cargadores) de droga que utilizan los
narcotraficantes mexicanos son indocumentados centro y sudamericanos. Mientras
lo hace, la radio de su vehículo recibe un mensaje de uno de sus colegas, quien
la alerta sobre un posible cargamento de narcóticos en las inmediaciones del
desértico paraje.
“Creo
que tienes suerte”, dice Amarillas a Eduardo Miranda, dándole a entender que
tendrá la oportunidad de presenciar uno de los momentos de acción más esperados
y peligrosos para los agentes de CBP, mientras pide a sus colegas que le envíen
las coordenadas de ubicación de los presuntos narcotraficantes.
Mientras
llega la información, Amarillas advierte: “Lo más importante de este trabajo es
saber esperar el momento oportuno para tener éxito”. Y cuando su colega le dice
que dos hombres colocaron una escalera sobre el cerco de acero y pasaron cuatro
bultos hacia territorio estadunidense, comenta que el cargamento pasaría no muy
lejos del centro de Nogales.
El
encargado del operativo anuncia por radio el cruce de la carga. Los demás
agentes de CBP esperan el momento para lanzarse contra los presuntos
narcotraficantes.
“Tenemos
que esperar, porque si las mulas están cerca de la línea y descubren que los
tenemos vigilados, se regresan a México con la carga”, explica Amarillas.
Había
pasado casi una hora desde que recibió la alerta de su colega cuando la agente
le comenta a su interlocutor: “Vamos para allá”, al tiempo que su vehículo sale
disparado hacia un caserío localizado a 50 metros del cerco fronterizo, del
lado de Nogales, Arizona.
En
ese momento cinco de sus colegas, armados con rifles de alto poder, cargaban ya
los cuatro bultos decomisados que estaban envueltos en cinta canela y tenían
las iniciales MA y un número, lo cual indica que supuestamente pertenecían al
Mayo Zambada.
“Es
mariguana, son como unas 100 libras (45 kilos)”, declara sonriente el agente
que descubrió la carga y coordinó el despliegue. No obstante las dos personas
que pasaron la yerba lograron escapar por la misma escalera que utilizaron para
pasar la droga.
El
operativo culmina alrededor de la una de la tarde, lo que indica que el
trasiego ocurre a cualquier hora en esta frontera. La confiscación es el primer
golpe al narcotráfico del agente que ubicó a las mulas, por lo que no dejaba de
sonreír. Del otro lado de la frontera los halcones observaban el
acontecimiento.
En
estas tierras desérticas son comunes las cortinas de humo que los
narcotraficantes mexicanos lanzan a los agentes de CBP. Suelen permitir que les
confisquen pequeños cargamentos mientras introducen otros más voluminosos por
otro punto de la frontera. Es probable que así lo hayan hecho esta vez.
“Importa
que logramos confiscar algo, vigilar toda esta frontera es muy difícil”,
subraya Amarillas e inicia el camino de regreso a Tucson.
Las
estadísticas incluidas en los documentos señalan que del 1 de diciembre de 2012
al 12 de mayo pasado, CBP confiscó 26.130 toneladas de mariguana en los tres
puntos fronterizos identificados: 13.9 en Douglas, 5.4 en Naco y 6.7 en
Willcox.
Otro
documento indica: “El 21 de enero de 2013 se registró la incursión de un avión
ultraligero al noroeste de la ciudad de Douglas, que dejó caer 74 kilos de
mariguana que serían recibidos en tierra por una persona que fue detenida y quien
resultó de nacionalidad estadunidense. Este tipo de incursiones no se
registraban en los últimos seis meses por esta frontera con México”.
Reportes
del Cisen
Cinco
días después de que las autoridades de Estados Unidos hicieron esta observación,
otro de sus informes indica que el Centro de Investigación y Seguridad Nacional
de México (Cisen) destacó: “El 26 de enero se localizó un cuerpo sin vida en un
puente del ferrocarril en Agua Prieta (Sonora, al otro lado de la línea de
Douglas). Fue un ajuste de cuentas, el primero en su tipo que se registra en
esta ciudad”.
Según
otro expediente, en la primera semana de febrero de este año el Cisen informó:
“Por medio de la Unidad de Atención y Seguimiento a Incidentes Fronterizos, en
febrero se recibieron 86 alertas, 36 de las cuales fueron por tráfico de droga,
13 por tráfico y portación de armas y el resto relacionadas con el cruce
fronterizo de personas. La cifra ubicó en el segundo lugar de alertas recibidas
al corredor Sonora-Arizona, después del de Tamaulipas-Laredo”.
Agua
Prieta, una de las ciudades más tranquilas de Sonora y plaza controlada por El
Chapo Guzmán y su organización, comienza a registrar un incremento en la
comisión de actos criminales.
“En
febrero de 2013 –destaca otro reporte del Cisen fechado la primera semana de
marzo– en Agua Prieta hubo cuatro homicidios y el decomiso de 2.6 kilos de
heroína. La situación preocupa, ya que los incidentes de violencia están
dejando de ser aislados.”
El
16 de marzo, de acuerdo con el orden cronológico de los expedientes obtenidos
por Proceso, las autoridades estadunidenses informaron a sus contrapartes
mexicanas sobre “la incursión de dos aviones ultraligeros en el este de
Douglas. Sin embargo, y debido a que las aeronaves fueron detectadas mientras
regresaban a territorio mexicano, no fue decomisado ningún enervante”.
Y
aun cuando en esa región sonorense sólo hubo un homicidio en marzo, según el
Cisen, la tranquilidad se derrumbó los días siguientes. El 11 de abril, el
mismo centro reportó que “en los primeros 10 días de ese mes ya se habían
registrado tres homicidios en Agua Prieta”.
Los
asesinatos, las incursiones de aviones ultraligeros y el creciente tráfico de
mariguana de Agua Prieta hacia Arizona sólo fueron el preludio. La madrugada
del 30 de abril el gobierno de México capturó en esa ciudad sonorense a Inés
Coronel Barrera, suegro del Chapo Guzmán.
La
DEA ubicó a Coronel Barrera y se lo entregó a la Secretaría de Marina de México
(Proceso 1908), en un intento por romper el hielo que Peña Nieto impuso a la
cooperación bilateral en materia de inteligencia para combatir al narcotráfico.
En
otro de los documentos fechado el 30 de abril de 2013, la Patrulla Fronteriza
reporta que ese y el día anterior “se detectó la presencia de por lo menos
cuatro aviones ultraligeros” presuntamente armados en Estados Unidos, y precisa
que sólo se identificó la entrada de las aeronaves a México.
En
otro incidente similar, ocurrido el 6 de mayo, la Patrulla Fronteriza reporta
la incursión de un avión ultraligero al este de Douglas. En esa ocasión se
detuvo a los dos ciudadanos estadunidenses que recogieron la mariguana lanzada
desde el avión, aunque no se especifica la cantidad decomisada.
En
otro documento del 9 de mayo, el Cisen informa que en abril hubo “dos
incidentes de violencia en Agua Prieta con resultados fatales, además de tres
registrados con anterioridad. Ello provocó que a partir de mayo se
instrumentaran patrullajes coordinados por el Ejército, en los que participan
las policías Federal, Estatal y Municipal”.
Sin
embargo, en los documentos clasificados no se hace ni una sola mención del
arresto de Coronel Barrera.
Los
decomisos de los últimos meses tienen inquietos a los agentes de CBP. Y aunque
no lo dicen en público, saben que el gobierno de Peña Nieto paró temporalmente
el intercambio de información de inteligencia sobre la lucha contra el
narcotráfico.
El
28 de mayo, en una cena a la que asistieron académicos, analistas políticos,
diplomáticos y exdiplomáticos en el Instituto México del Centro Woodrow Wilson,
el embajador Eduardo Medina Mora definió los objetivos de la nueva estrategia
de seguridad en su país:
“Desde
una perspectiva nacional –dijo–, el objetivo no debería ser poner fin al
tráfico de drogas, porque está más allá de nuestro alcance, sino darle a los
ciudadanos el derecho de vivir en paz con sus familias y en sus comunidades.”
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