Revista Proceso 1985, 15 de noviembre de 2014
“El Vicentillo” condujo a la detención
de “El Chapo”/J. JESÚS ESQUIVEL
El espionaje de Estados Unidos en
México vive uno de sus momentos más intensos. Un funcionario de la DEA asegura
que hay “cientos de informantes infiltrados en todos los cárteles del
narcotráfico” e incluso esa dependencia ha obtenido más resultados durante el
gobierno de Peña Nieto que en el de Calderón. El mayor logro, confirma, fue la
captura de El Chapo, conseguida gracias
a las delaciones de Vicente Zambada Niebla, El Vicentillo.
WASHINGTON.- La infiltración en los
cárteles mexicanos por parte de la Administración Antidrogas de Estados Unidos
(DEA) y sus testigos protegidos ha sido la clave para capturar, en ambos lados
de la frontera, a capos de la talla de Joaquín El Chapo Guzmán y Vicente
Carrillo Fuentes, El Viceroy, entre otros, según se asegura desde el aparato
gubernamental estadunidense.
La DEA “tiene una lista de cientos de
informantes infiltrados en todos los cárteles del narcotráfico de México”, dice
a Proceso un alto funcionario del Departamento de Justicia de aquel país, quien
condicionó la entrevista a que se le mantuviera en el anonimato, debido a que
mencionaría “información confidencial”:
“Por ejemplo, sin la información que proporcionó
en Chicago (Jesús) Vicente Zambada Niebla, El Vicentillo, no hubiese sido
posible capturar en México al El Chapo y a otros narcotraficantes
importantes.”
Tradición inalterable en los manuales
de operación de las agencias federales de seguridad y espionaje de Estados
Unidos, el reclutamiento de informantes dentro de las filas del crimen
organizado, la diplomacia y grupos terroristas internacionales no ha sido la
excepción en México.
“En el gobierno del expresidente
Calderón no tuvimos mucho éxito con los informantes, tenían miedo; pero a
partir de la extradición –a Estados Unidos– de Zambada Niebla (el 18 de febrero
de 2010), todo cambió”, apunta el funcionario.
El Vicentillo –hijo de Ismael El Mayo
Zambada, ahora dirigente absoluto del Cártel de Sinaloa– fue capturado en marzo
de 2009 en la Ciudad de México por militares mexicanos y amplió su cooperación
con la DEA al llegar extraditado a Estados Unidos.
“Zambada Niebla, antes de ser detenido,
ya cooperaba con la DEA, pero cuando llegó a Chicago nos sorprendió que
estuviera todavía más dispuesto a proporcionar información sobre las
operaciones del Cártel de Sinaloa y de grupos enemigos del que ahora comanda su
padre”, puntualiza el funcionario del gobierno de Barack Obama.
El Vicentillo se convirtió en testigo
protegido de la DEA a cambio de que se le diera una sentencia máxima de 15 años
de cárcel (Proceso 1947). En contraparte, el Departamento de Justicia le
atribuye por lo menos 80% de responsabilidad en la captura del Chapo Guzmán,
que marinos llevaron a cabo el 22 de febrero de este año en Mazatlán, Sinaloa.
“Los datos que dio El Vicentillo fueron
clave para conocer los movimientos tácticos del Chapo y su escolta. Zambada
Niebla dio una lista con los nombres de las personas más cercanas al capo y eso
ayudó a que pudieran interceptarse sus números de celular y otros métodos de
comunicación. Casi todos esos datos se compartieron con el gobierno de México,
que finalmente lo atrapó”, destaca el entrevistado.
Zambada Niebla todavía no ha sido sentenciado.
El Departamento de Justicia y la Corte Federal del Distrito Norte en Chicago
siguen trabajando en el fallo, que pronto se dará a conocer. De hecho, el
gobierno de Obama advierte que este “testigo protegido” es un “activo” de
información muy valioso, que incluso está colaborando para poder capturar a su
propio padre, El Mayo Zambada.
“Se puede creer o no, pero en el crimen
organizado las lealtades no son un credo muy respetado, que digamos. En dos
ocasiones recientes (en la sierra de Durango ambas) estuvimos, junto con el
gobierno mexicano, muy cerca de atrapar al Mayo. Como dicen en México: le
estamos pisando los talones”, expresa el funcionario del Departamento de
Justicia.
La diferencia en el rubro de
informantes y testigos protegidos de la DEA entre el gobierno de Calderón y el
de Peña Nieto es que los criminales se dieron cuenta de que, como al
Vicentillo, les sale más redituable cooperar con las autoridades de Estados
Unidos que con las mexicanas. Incluso, en caso de ser extraditados, delatar y
traicionar a sus compinches les puede facilitar la condonación de algunos de
sus delitos.
“Delincuentes como El Vicentillo nunca
dejan de estar en contacto con gente del narcotráfico de México. Inclusive como
testigos protegidos nosotros les ayudamos y alentamos a que mantengan esos
lazos de comunicación, nos conviene”, admite.
El narcotraficante, gracias a dichos
vínculos, consiguió “información muy importante” que sirvió para capturar a
otros capos después de que cayera El Chapo. El funcionario se niega a dar los
nombres de los traficantes capturados porque mucho de lo que ha dicho Zambada
Niebla “es información clasificada”, aunque acota: “No se necesita la
información, revisa las detenciones en México y en Estados Unidos después de
que arrestaran al Chapo, pero sobre todo de los que pertenecen a grupos rivales
del Cártel de Sinaloa”.
El 10 de abril de este año la DEA hizo
oficial (después de que lo diera a conocer este semanario) que ya no habría
juicio contra El Vicentillo.
La información que ha dado a la DEA el
hijo de El Mayo Zambada es considerada por el Departamento de Justicia como uno
de los éxitos más importantes en materia de inteligencia durante la lucha
internacional contra el narcotráfico.
Consecuencias colaterales
El encargado de convertir en “testigo
protegido” al Vicentillo y de convencerlo de dar información fue Jack Riley,
entonces agente especial a cargo de la División del Medio Oeste de la DEA, en
Chicago,
La labor de Riley para persuadir al
capo y a los hermanos Pedro y Margarito Flores –operadores del Cártel de
Sinaloa en Chicago y acusados de varios homicidios en Estados Unidos– de que
aceptaran ser testigos protegidos a cambio de una condena más bondadosa también
fue redituable para el agente de la DEA.
Por su trabajo en materia de
inteligencia, Michele M. Leonhart, la administradora de la DEA, nombró a Riley
jefe de Operaciones de Inteligencia de la dependencia federal antinarcóticos.
El 20 de octubre pasado, el exjefe de
la DEA en Chicago inició su labor como encargado de todos los programas de
espionaje, manejo de testigos protegidos e informantes a escala nacional e
internacional, y de la cooperación en esta materia con gobiernos extranjeros
como el de Peña Nieto.
En la DEA admiten que, “aunque suene
irónico”, justo cuando el gobierno de Peña Nieto acotó la capacidad de
operación de los 53 agentes que la dependencia estadunidense tiene en todo
México, sus labores encubiertas han tenido más éxito y mejores resultados que
cuando actuaban abiertamente, e incluso en operativos conjuntos con la Policía
Federal, el Ejército y la Marina durante el gobierno de Calderón.
El ejemplo más reciente de esto es la
captura de Juan Francisco Sáenz Tamez, El Panochitas, jefe del Cártel del
Golfo, ocurrida el 9 de octubre en Edinburg, Texas. Con tan sólo 23 años de
edad, El Panochitas asumió el liderazgo del Cártel del Golfo después del
arresto de Mario Ramírez Treviño, en 2013.
Sáenz Tamez escaló muy rápido en el
Cártel del Golfo. Primero trabajó como halcón, luego como contador y jefe de
plaza, y finalmente fue su dirigente. “Gracias a la celeridad de las acciones
de la DEA y de nuestros aliados locales, pudimos identificarlo y detenerlo bajo
un operativo seguro, aquí en Estados Unidos”, señaló Leonhart en un comunicado
que se dio a conocer 12 días después de la captura de ese hombre.
Durante varios días la DEA mantuvo en
secreto los detalles del arresto del narcotraficante originario de Camargo,
Tamaulipas. El entrevistado explica: “Un informante que tenemos en el Cártel
del Golfo habló a la DEA cuando El Panochitas entró a Texas. Desde que cruzó la
línea lo siguieron agentes de la DEA y se le capturó cuando hacía compras”.
–¿Por qué no se dio a conocer esto el
día que lo detuvieron? –se le pregunta.
–Porque no estaba solo, llegó con uno
de sus lugartenientes, cuyo nombre no te daré, quien se nos escapó en un auto
con el cual cruzó la frontera (hacia México) y porque inmediatamente después de
ser esposado, El Panochitas se ofreció a darnos información, incluso sin que
los agentes de la DEA se la pidieran. Por eso el retraso en dar a conocer
oficialmente su arresto: Su deseo de cooperar se tenía que notificar al juez
Zack Hawthorn, de la Corte Federal de Distrito Este en Texas –responde.
La sentencia que reciba Sáenz Tamez
será benévola, según el funcionario. El cabecilla del Cártel del Golfo está
acusado de delitos relacionados con el narcotráfico y lavado de dinero en
Florida, Ohio, Michigan, Mississippi, Louisiana, Pensilvania, Tennessee,
Maryland, Georgia y Washington DC.
Al entrevistado se le pregunta sobre la
captura de Héctor Beltrán Leyva, El H, y la del Viceroy, pero se abstiene de
responder porque, argumenta, estos capos no han sido extraditados a Estados
Unidos. El H fue arrestado el 1 de octubre pasado en San Miguel de Allende,
Guanajuato. Siete días después, el 9 de octubre, en Torreón, Coahuila, fue
detenido El Viceroy en un operativo durante el cual no se hizo un solo disparo,
en parte porque el capo ya estaba jubilado del mando del Cártel de Juárez.
“Pregúntale a las autoridades de México
quién ayudó con información para que capturaran a Carrillo Fuentes”, dice el
funcionario.
–Mejor dígamelo usted.
–A mí no me corresponde, pero lo único
que te puedo decir es que su apodo ocupa la octava letra del abecedario.
De acuerdo con el gobierno
estadunidense, incluso la captura del H se logró por medio de datos
proporcionados por informantes de la DEA en México. Esas filtraciones fueron
compartidas con la PGR, la Secretaría de Gobernación y la de Defensa.
“Es un nivel de intercambio de
información sin precedente, que nos conviene. Confiamos, por ello, que pronto
habrá nuevas capturas gracias a los informantes y a los testigos protegidos”,
concluye.
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