6 oct 2015

Andrea Tornielli entrevista al historiador Andrea Ricardi

VATICAN INSIDER, A 6 D OCTUBRE DE 2015
Andrea Tornielli entrevista al historiador Andrea Ricardi, fundador de la Comunità Sant’Egidio.
Habla sobre el caso Charamsa, sobre el viaje a Cuba y EU  y sobre el encuentro a puerta cerrada en «La Civiltà Cattolica»  dedicado al futuro de la Iglesia.
«No reduzcamos al Papa en un esquema, cómodo para los que quieren restarle potencia, diciendo, por ejemplo, que afronta de esta manera el drama de la pobreza porque viene de Sudamérica, o que actúa o habla de cierta manera porque es jesuita». 
¿La ‘salida del armario’ de mons. Charamsa, Secretario adjunto de la Comisión teológica internacional y oficial de la Congregación para la Doctrina de la Fe, pone en dificultades a Francisco?
-A mí me parece que es un problema personal y, más en general, de una manera de vivir las relaciones humanas, interpersonales y de amistad dentro de la Curia: es obvio que la historia de monseñor Charamsa no comenzó ayer o hace una semana. Si acaso, la cuestión pone en dificultades a la Congregación para la que trabajaba. Pero no comprendo por qué un problema personal se convierte en una cuestión institucional o, incluso, de gobierno del Papa. Por lo demás, durante los últimos 50 años ha habido bastantes abandonos del sacerdocio, y hasta más clamorosos.

En su opinión, ¿esta jugada tan mediática a la vigilia del Sínodo representa un punto a favor para la parte más conservadora, como algunos comentadores han afirmado tras el clamoroso anuncio del monseñor?
-Sinceramente no veo el motivo. La declaración ante las cámaras fue hecha por un teólogo que trabaja en la Congregación para la Doctrina de la Fe, guiada por el cardenal Müller que, con o sin razón, es señalado como uno de los exponentes más visibles de esa que usted define la parte más conservadora. No veo por qué podría o debería reforzarla…
Según su opinión, ¿el Papa ha sido malinterpretado, como en los últimos días han dado a entender algunos cardenales italianos?
-Quien hable en público está sujeto a interpretaciones. Pero en el caso del Papa me parece que su lenguaje es claro y que ha expresado muy bien sus intenciones. El Papa es malinterpretado por los que tienen interés para interpretarlo a su manera, para jalarle la sotana con tal de apoyar las propias ideas, o por los que parecerían casi contentos encerrándolo en un cliché predeterminado con el objetivo de disminuir su mensaje. Francisco no es mal interpretado y no necesita «decodificadores» que se auto-nombren tales. Decidió hablar al pueblo, como un Papa y un pastor. Las personas simples comprenden al Papa, lo que dice, lo que indica a la Iglesia. Basta ver la realidad, observar, escuchar.
Sorprenden sus afirmaciones sobre los «intérpretes». Por ejemplo, ¿es cierto que para comprender a Francisco hay que subrayar su proveniencia latinoamericana o jesuítica?
-Cada hombre tiene la propia historia y es hijo de una historia. Pero encerrar a Francisco dentro de un cliché quiere decir reducir el alcance de su mensaje. Jorge Mario Bergoglio es un jesuita y un obispo latinoamericano, obviamente, pero reducir sus gestos y sus palabras a esta identidad significa reducir la realidad a un esquema. No se explica todo con las raíces. Hay una carga original en la historia de Francisco que, de alguna manera, explotó con la elección como Papa. Los que lo conocían antes de su elección dicen que sigue siendo el mismo de siempre, pero también una persona que se mueve en una nueva dimensión y con una responsabilidad mayor. No reduzcamos al Papa a un esquema, me permitiría decir, cómodo para los que quieren restarle potencia, diciendo, por ejemplo, que afronta de esta manera el drama de la pobreza porque viene de Sudamérica, o que actúa o habla de cierta manera porque es jesuita. No hay que ser ningún estratega de la comunicación para darse cuenta de que tras estas insistencias puede existir, en el fondo, la actitud de quien no quiere dejarse poner en en discusión por lo que el Papa testimonia, para continuar como siempre. De hecho, la resistencia al Papa no proviene solo de los tradicionalistas, sino también de quienes no se dejan sacudir, el partido de los flojos.
Usted participó en el seminario a puerta cerrada que organizó la revista «La Civilte Cattolica». Ciertos círculos mediáticos que hornean cotidianamente ataques contra el Papa lo presentaron incluso como una comisión oculta que estaba preparando el documento final del Sínodo. ¿Puede explicarnos de qué se trató?
Fue una iniciativa organizada desde hace tiempo y que no tenía nada que ver con el Sínodo. El hecho de que se tratara de un seminario sin público, con diferentes estudiosos que dialogaron y se confrontaron durante algunos días sobre la reforma de la Iglesia, no significa que hubiera algo «secreto». ¡Se publicará todo en un libro! El futuro de la iglesia fue afrontado desde diferentes perspectivas. Yo insistí sobre el tema de la reforma del clero, que el Vaticano ha hecho parcialmente.
¿Qué piensa sobre el reciente viaje de Papa Francisco a Cuba y Estados Unidos?
-Me pareció el viaje de la madurez del Pontificado. Hay que considerarlo con atención. Muchos habían expresado temores preventivos en público, sobre todo en relación con la etapa norteamericana de la visita. Me parece que Francisco logró hablar al corazón de los ciudadanos de los Estados Unidos, desde sus valores, de los valores de los padres fundadores de su país. Habló como americano a los americanos. Me pareció muy significativo el llamado a superar la polarización que dirigió tanto a la política como a la Iglesia. Una perspectiva necesaria, aunque el camino sea largo y difícil, como demuestran las polémicas de los días posteriores al viaje en los ambientes político-mediáticos principalmente estadounidenses en relación con el significado del saludo a Kim Davis y al ex-alumno Yayo Grassi. ¡No hay que exagerar la importancia de estos hechos! Habría que acostumbrarse al hecho de que el Papa se encuentra con personas, y no que no ponga sellos sobre las decisiones de las últimas. Un encuentro con el Papa no es un reconocimiento oficial: vislumbrar detrás de estos encuentros un apoyo a determinadas posturas es erróneo e indebido. Si el Papa quiere apoyar una postura, tiene muchas formas para hacerlo abierta y claramente.



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