En la mira
Jesusa Cervantes
Revista mexicana Proceso # 1741, 14 de marzo de 2010;
Es el enemigo a vencer… no sólo para panistas y perredistas, sino hasta para sus propios correligionarios del PRI, en particular para su rival político, Manlio Fabio Beltrones. En días recientes, Enrique Peña Nieto supo lo que es estar en la mira. En su contra fueron usadas todas las armas disponibles por el momento, hasta la que representa Televisa, el consorcio que lo ha llevado al primer lugar en el rating por la Presidencia para 2012. Y supo también de lo que es capaz Felipe Calderón cuando decide tomar desquite. Todo con el impúdico telón de fondo del incremento de impuestos de cuyo resultado disfruta ahora el presidente, a quien el diputado Rubén Moreira, priista él, gritó desde la tribuna: “¡Espurio!”
El hecho de que Enrique Peña Nieto se haya visto obligado a aceptar la existencia de un convenio para asegurar la aprobación de la miscelánea fiscal calderonista en la Cámara de Diputados a cambio de que el partido en el gobierno, el PAN, no acordara alianzas electorales con el PRD, se debió a que alguien filtró una copia del documento firmado por las dirigencias nacionales del PRI y del PAN al senador Manlio Fabio Beltrones.
De acuerdo con la versión del diputado panista Javier Corral confiada a Proceso y confirmada por legisladores del PRI, Beltrones amenazó al gobernador mexiquense con difundir el contenido del documento. Así que Peña Nieto no tuvo otro remedio que adelantarse y hacer pública la existencia del convenio.
En la sesión de la Cámara de Diputados del martes 9, cuando sorpresivamente la dirigente nacional del PRI, Beatriz Paredes, llevó el tema a debate e hizo leer el contenido del acuerdo, Corral dijo desde la tribuna:
“En ese convenio está el representante de un solo gobernador, el gobernador Enrique Peña Nieto; pero como Manlio Fabio Beltrones tenía copia del convenio y ya había organizado (revelar su existencia) con la principal empresa promotora de la campaña de Peña Nieto, que es Televisa, entonces se adelantó Peña Nieto a divulgar el acuerdo secreto que no prestigia a la política.”
Es decir, para Corral, Beltrones estaría cobrando así a Televisa el favor de haberla exentado por dos años de pagar impuestos al haber entrado al triple play mediante la telefonía celular. La filtración del documento a la televisora pudo haber hecho sentir acorralado al gobernador del Estado de México, lo que para algunos priistas habría sido más costoso para él que el hecho de haber reconocido el trueque con el PAN.
El 11 de febrero, un día después de que el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, renunció a su militancia panista –por su presunto rechazo a las alianzas entre el PAN y el PRD–, Peña Nieto aceptó la existencia del pacto:
“Fue un acuerdo general tomado, que se tomó entre los partidos. Y bueno, hoy vemos, después de pasar el tiempo, pareciera que hubiese omisión, que hubo un olvido a este propósito de mantener fidelidad y lealtad a las condiciones partidarias y que hoy se observan distintas alianzas.”
Según la versión que Javier Corral confió a Proceso, días antes de esa confesión alguien hizo llegar a Beltrones una de las cuatro copias que existían del convenio. Tras una reunión con algunos de sus colaboradores en el Club de Industriales, el líder de los senadores priistas decidió informarle al gobernador que lo haría público. “Por eso Peña Nieto se adelantó”, puntualiza el legislador panista.
El miércoles 10, Corral dijo en la tribuna de la Cámara de Diputados que Peña Nieto expuso el pacto entre los dirigentes del PRI y del PAN para “obligar a su cumplimiento, despropósito de un talento pequeño pero de una perversidad grande”.
Legisladores de la bancada del Estado de México afines a Enrique Peña Nieto corroboraron que “alguien del PAN-gobierno le hizo llegar” a Beltrones el convenio para minar la figura del gobernador del Estado de México.
A ello atribuyen el hecho de que Peña Nieto haya fabricado la escena del 2 de marzo en la que confirmó a un noticiario de Televisa la existencia del pacto PAN-PRI y reveló que varios gobernadores priistas participaron en el acuerdo, pero sólo él firmó el documento.
“Es parte de la pugna que existe entre ambos por la candidatura presidencial del partido hacia 2012”, dicen los legisladores mexiquenses que solicitaron el anonimato.
El perdedor
El diputado panista Javier Corral sostiene que el encono entre priistas y panistas exhibido los días 9 y 10 en la Cámara de Diputados desnuda la lucha al interior del PRI por la candidatura presidencial.
“La amenaza verdadera” al sistema de partidos, considera, no son las coaliciones electorales entre PAN y PRD, sino “los poderes fácticos, los intereses económicos, la voracidad insaciable de unos cuantos que a costa de nuestros pleitos, a costa de nuestras diferencias, siempre sacan la mayor tajada, expolian a los partidos y reciben jugosas ganancias.
“El origen de estos problemas es la capacidad de los poderes fácticos para imponer decisiones al Congreso e imponer candidatos a los partidos políticos, e incluso la dinámica del pleito entre nosotros.”
En el fondo, dice, “el PRI enfrenta por primera vez el riesgo de que se le imponga desde fuera un candidato ineluctable a la Presidencia de la República”.
Más allá de las apreciaciones del legislador panista, la realidad es que Peña Nieto fue el gran perdedor de este sainete político: en la sesión del miércoles 10 en la Cámara de Diputados se convirtió en el tema central.Y casi se queda solo, pues de los cerca de 100 legisladores peñistas (agrupados en el Estado de México, Tamaulipas, Durango, Hidalgo, Quintana Roo y Yucatán), solamente los mexiquenses acudieron en su defensa, junto con un par de Hidalgo: Jorge Romero Romero y Omar Fayad.
El silencio priista en torno a Peña Nieto se acrecentó con las huestes de Manlio Fabio Beltrones, unos 60 diputados que se mantuvieron como simples espectadores durante las cinco horas en las que el puntero en la carrera por la candidatura priista en 2012 fue acremente cuestionado y atacado, al extremo de ser acusado de matar a su esposa.
El diputado y presidente del PAN, César Nava, marcó la pauta al sostener en tribuna que Pena Nieto fue “el peticionario, el presunto beneficiario y el divulgador” del convenio. De paso, reveló que el pacto antialianzas no se hizo explícito en el convenio porque “el gobernador Peña Nieto pidió expresamente que esa obligación no quedara por escrito y le fue concedida esa petición sobre la base de la buena fe y el honor”.
Incluso, retó tanto al gobernador mexiquense como a la presidenta nacional del PRI, Beatriz Paredes, a un debate y a someterse a la prueba del polígrafo para saber quién miente y quién dice la verdad sobre el condicionamiento de avalar los impuestos.
Fuera de los diputados peñistas, nadie más habló en su descargo. Si acaso Beatriz Paredes se refirió a la importancia del Estado de México por el caudal de votos que representa. El resto de su intervención la utilizó para defenderse ella misma de Nava, quien le reprochó su falta de palabra por negar reiteradamente el compromiso del PRI para avalar el paquete económico.
Entre los legisladores que dieron la cara por Peña Nieto estuvieron Humberto Benítez Treviño, Alfonso Navarrete Prida, Amador Monroy Estrada, Armando Corona Rivera, Jorge Hernández Hernández y los más rijosos: Héctor Guevara Ramírez, Rodrigo Reina Liceaga y Adán Rubí Salazar, los que amenazaron con impedir futuros acuerdos legislativos y hasta con la ingobernabilidad.
Lo menos que dijeron los panistas de Peña Nieto fue que él era el verdadero problema o un candidato presidencial construido desde Televisa, “un hombre –sostuvo Javier Corral– ayuno de ideas, pero con el primer lugar en el rating de la televisión mexicana”.
Carlos Alberto Pérez Cuevas lo acusó de ser el candidato presidencial de Carlos Salinas de Gortari, y Eugenio Arriaga Rojas cuestionó el peso del resto de los gobernadores y legisladores priistas, a quienes preguntó si son “lacayos” del gobernador del Estado de México.
El señalamiento más temerario contra el mandatario estatal fue el de la panista mexiquense María Elena Pérez de Tejada Romero: “incluso el gobernador –que no lo digo yo, lo dicen muchos medios– está acusado de haber matado a su mujer”.
El legislador Adán Rubí Salazar demandó airadamente que la diputada panista se retractara, “a efecto de que podamos tener –escuche lo que voy a decir– condiciones en este Poder Legislativo de gobernabilidad, de viabilidad en los acuerdos que se están requiriendo. Si no es así, reitero subrayadamente, las condiciones de ingobernabilidad van a seguir creciendo el mismo día de hoy en adelante. Le pido a la diputada que retire sus palabras. Son calumnias, es una difamación que no puede permitirse en el seno del Poder Legislativo”.
Para los priistas, el embate contra Peña Nieto estuvo preparado, y así lo confirmó el vicecoordinador de la bancada del PRI, Jorge Carlos Ramírez Marín, quien confió a Proceso que desde el inicio de la sesión los panistas le avisaron que irían con todo; incluso que a cada señalamiento en contra de su líder nacional, César Nava, responderían con acusaciones en contra de Beatriz Paredes. “Y así fue”, dijo.
Durante todo el enfrentamiento, los que callaron fueron los legisladores afines a Manlio Fabio Beltrones, a quien el dirigente del PAN, César Nava, dejó a salvo de cualquier intervención en la negociación del convenio.
“La dirigencia del PRI, Beatriz Paredes como su presidenta, representa al PRI en su conjunto. Me queda claro, con el paso de los meses, que el PRI nunca tuvo la intención de cumplir este acuerdo, ni siquiera intentaron honrar su acuerdo. La misma noche del 30 de octubre ya lo estaban incumpliendo con la primera votación en el Senado. Ni Peña Nieto ni Beatriz Paredes tenían intención de cumplir este acuerdo. Tan no lo tenían que no lo hicieron del conocimiento del coordinador del Senado, Manlio Fabio Beltrones”, dijo Nava en una conferencia de prensa el jueves 11.
A pesar de que ya tenía el convenio en sus manos, Beltrones se deslindó el mismo día en que Peña Nieto reveló por primera vez la existencia del pacto electoral PAN-PRI, el 11 de febrero: “Yo nunca he sido documentado al respecto de que pudo haber alguna negociación. Con el grupo parlamentario del PRI en el Senado nunca hubo una negociación de esa naturaleza ni hubiéramos permitido que eso sucediera”, declaró. Y de paso, descargó en Peña Nieto la responsabilidad del acuerdo entre PAN-PRI.
Beltrones machacó a Peña Nieto el jueves 4, en pleno aniversario del PRI, aprovechando que el dirigente panista César Nava había confirmado que sí hubo un trueque por el paquete económico:
“Si algo ha significado al PRI en el Senado ha sido el respeto por la palabra empeñada para la construcción de acuerdos. Queremos dejar en claro que ningún integrante de nuestro grupo parlamentario conoció, se comprometió o signó acuerdo alguno. No podría ser de otra forma: cambiar votos por pactos deshonestos nunca lo haríamos”, expresó en un comunicado de prensa, en el que acusó al PAN y a la administración de Felipe Calderón de ser, “además de mediocres, mentirosos”.
Tres días después, el coordinador de los senadores priistas remató: “Dejemos atrás el debate sobre los agravios y el reparto de culpas y pasemos a lo urgente: cómo afianzar la recuperación y el crecimiento económico, cómo superar el tremendo impacto de la crisis sobre el desempleo… Ha sido suficiente el debate sobre los agravios. La evidencia está en la mesa y cada quien ha tomado nota sobre las responsabilidades”.
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