9 abr 2011

Mujeres del 27

El puzle incompleto: Mujeres del 27 / Fátima Vila | Portada |
Revistadeletras,net 1.04.11;
La escritora granadina Pepa Merlo rescata, para la antología Peces en la tierra, los nombres y versos de las poetisas españolas en torno a la Generación del 27.
Pepa Merlo (Granada, 1969) fantasea con encontrar un día una voz desconocida al otro lado del teléfono. Con contestar a la llamada de un número que no conoce. Un número de un móvil, tal vez un número extranjero, unas cifras que le acerquen la voz de alguien que tiene algo que contarle. Desde que hace casi un año rescatara para la Colección Vandalia los versos de un puñado de poetisas sesgadas, sonríe de medio lado y entorna los ojos cuando habla de su deseo. De esa llamada de una hija o de una nieta, de esa llamada capaz de arrojarle una nueva pista para seguir desenmarañando el hilo de un pasado injustamente perdido. Peces en la tierra (Fundación José Manuel Lara, 2010), es una pieza extraña a medio camino entre el sueño y la cabezonería, una antología necesaria que el tiempo y la costumbre hubieran silenciado si esta escritora granadina no hubiera convertido en propia esta lucha contra el olvido. Antología de mujeres poetas en torno a la Generación del 27, este título rescata para el público el talento de un grupo de escritoras calladas por el destino y la guerra, olvidadas por su género, maltratadas por el tiempo. Desde que se publicara hace un año, su autora, convertida en antóloga y también en detective, fantasea con que alguna de sus protagonistas, un día, se revele a ella y le ayude a completar las claves, a despejar misterios, a incluir más versos perdidos tras tantos años. A terminar el puzle del relato de la vida y la obra de un puñado de escritoras maltratadas por la Historia, y por su sexo.
“El origen de esta antología comienza en Méjico, en una comida en Tres Cruces con Paloma Altolaguirre. Ella, como había visto hacer a su madre durante toda su vida, nos recibió para hablarnos de su padre, Manuel Altolaguirre, y de Luis Cernuda, compartió con nosotros las anécdotas de los hombres de la Generación del 27. En un momento determinado, se refirió a su madre, la poetisa Concha Méndez y caí en la cuenta de cómo en todo aquel tiempo nadie se había acercado a ella sino para preguntarle por aquellos hombres, nunca por ella misma, ni por su obra, ni por su vida. Méndez había sido una mujer valiente, intrépida, capaz de llevar sola una imprenta y enrolarse en un carguero rumbo a Inglaterra. Una mujer fascinante para su tiempo“, Pepa Merlo habla con pasión de aquel almuerzo en el que decidió que alguien tenía que indagar en la memoria de aquellas escritoras que, gracias a las libertades fugaces de una época, compartieron talento, inquietudes y ambiciones de forma natural con aquel grupo poético que se terminó escribiendo con los versos de los hombres.
Así, junto a los nombres más o menos reconocidos como la propia Concha Méndez, Rosa Chacel, Carmen Conde, Josefina de la Torre o Ernestina de Champourcin, Merlo fue descubriendo y reuniendo la experiencia, poemas y extractos biográficos de otras muchas mujeres más o menos perdidas en la memoria del tiempo en un trabajo que descubre un espacio desconocido en una de las etapas más brillantes de las letras españolas. Margarita Nelken, Lucía Sánchez Saornil, Clementina Arderiu, Dolores Catarineu, Casilda de Antón del Olmet, Cristina de Arteaga, Pilar de Valderrama, Concha Espina, Susana March, Elisabeth Mulder, Maria Teresa Roca de Togores o Marina Romero son algunas de las féminas que, desde finales del XIX y hasta el inicio de la Guerra Civil, se desenvolvieron en los ámbitos artísticos del momento compartiendo con los varones influencias, temas y ambiciones. Mujeres que enriquecieron la poesía española con una mirada desconocida sobre las problemáticas y reivindicaciones de su propio sexo, mujeres cuya obra quedó anulada con la llegada de la Dictadura. Mujeres que, en la mayoría de los casos, “se vieron relegadas, después de abrazar las libertades, a callar, a dejar a un lado sus ambiciones poéticas y dedicarse a trabajos que no tenían nada que ver con ellas“.
 El exilio, la clandestinidad o directamente el castigo hacia aquellas mujeres que, en la mayoría de los casos, habían abrazado el bando republicano, segaría para siempre la producción primera de estas autoras que, en la gran mayoría de los casos, fueron víctimas de una involución social hacia el mundo del hogar y la familia. “En algunos nombres podemos apreciar una poesía fresca e innovadora, que no tiene nada que envidiar a la que en ese tiempo hacen algunos de los grandes nombres masculinos. Uno de los casos más curiosos es el de Gloria de la Prada que, con sus cantares, rescata la poesía popular 17 años antes de que lo haga García Lorca“, explica Merlo para quien el problema radica en que nunca llegaremos a saber cómo hubiera sido la evolución de sus voces poéticas, “hasta dónde habrían llegado“. “A escribir se aprende escribiendo y la mayoría dejaría de hacerlo con la llegada del Franquismo. El caso de Lucía Sánchez Saornil, bajo el su seudónimo masculino de Luciano de San-Saor, es un buen ejemplo“, añade Merlo, “Uno de los exponentes más valiosos del ultraísmo, homosexual y anarquista, se refugia en Francia en los primeros años pero luego, temiendo el nacionalsocialismo, vuelve a Madrid donde es delatada. Termina huyendo a Valencia donde vivirá discretamente hasta su muerte“.
Pueblan las páginas de Peces en la tierra un buen número de poemas que van desde el misticismo a las vanguardias, escritos por un abanico de voces y creadoras que, como ocurriría entre sus colegas masculinos, se mueven en diversos espectros poéticos. Destacan junto a los nombres que ciertas antologías ya habían recogido, más por paridad que por justicia, los de poetisas que, para Merlo, han resultado toda una sorpresa. “Las que más me han sorprendido son Marina Romero, Margarita Ferreras, María Cegarra y, sobre todo, Elisabeth Mulder“. Esta última, traductora en España de Pushkin, Keats y Shelley, es para Merlo, el más claro exponente femenino de la poesía política y social del momento, una posición de rebeldía que queda patente en los versos de poemarios como Sinfonía en rojo (1929), algunos recogidos en esta antología.
 “No he querido hacer un tratado feminista pero sí mostrar, sobre todo al mundo literario, que estas mujeres estuvieron aquí y que fueron silenciadas. Primero por la Dictadura, luego por ese desprecio general que siempre ha existido a la literatura escrita por mujeres y que se ha disfrazado de comodidad o de pereza. La fuerza de la costumbre las ha relegado, salvo a un grupo reducido de nombres, al olvido. Un olvido injusto porque entre ellas, al igual que ocurría con los hombres antologados en el 27, las hay de gran calidad y de menos“, añade Merlo quien es consciente de que han sido sus propias ganas, su sentido del deber para con estas mujeres, lo que ha hecho posible que Peces en la tierra vea la luz.
Años de investigación avalan esta antología que, por primera vez, poner en valor y reúne los poemas y los nombres de algunas mujeres prácticamente desconocidas. Una antología que, su autora lo sabe, difícilmente estará completa: “De algunas sólo tenemos algunos poemas, no sabemos si publicaron más y se ha perdido, no sabemos si siguieron escribiendo y guardando sus poemas como Dolores Catarineu. De Esther López Valencia o de Margarita Ferreras, de cuyo poemario Pez en la tierra tomo el título de esta antología, apenas tenemos algunos datos biográficos. Por eso sueño con que algún día suene mi teléfono y sea alguien capaz de ayudarme a completarlo“. Merlo sueña con esa llamada capaz de darle otra clave, una pieza más del puzle de una España que vio quebrarse la ambición literaria de sus mujeres, de un escenario que, por desgracia, siempre estará incompleto.
Fátima Vila
http://unaboquitapresta.blogspot.com
…Señor, ya no más hiel; quiero un momento
ser yo quien el atroz látigo empuñe…
Del poema “Rebeldía” de Sinfonía en rojo (Elisabeth Mulder, 1929)
…Tenía la noche negra
su cabellera enredada;
llegó la hoz de la luna
mordiendo gritos de agua,…
De Poemas A. (Marina Romero

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