El factor
Chuayffet/SANTIAGO IGARTÚA
Revista
Proceso
No. 1896, 3 de marzo de 2013
El
elegido por Enrique Peña Nieto para dirigir el embate político contra Elba
Esther Gordillo fue el enemigo íntimo de ésta, Emilio Chuayffet Chemor. Tras su
designación al frente de la SEP, lanzado el proyecto de una reforma educativa
como el golpe fundamental de la administración que comienza, la maestra fue el
blanco de sus alusiones en las repetidas advertencias sobre la intención del
Estado de “retomar la rectoría” de la educación.
En
los medios de comunicación y en el análisis de los expertos, Chuayffet estaba
llamado a ser, una vez más, el opositor de la líder del SNTE. De su historia de
desencuentros dan cuenta las palabras de la propia Gordillo, en 2005, tras ser
expulsada del PRI, el partido que la empoderó.
“Chuayffet
declaró que estaba excomulgada. En efecto: me ‘excomulgarán’ de una secta cuyo
credo es la mentira, la simulación, la traición y la ambición desmedida (…) Yo
no profeso la religión de la mentira, por ello nunca estaré de rodillas en el
altar de Roberto Madrazo. Esa es tarea de individuos como Emilio Chuayffet”,
escribió La Maestra sobre el hoy secretario.
Desde
2003, a partir de la confrontación de Roberto Madrazo y Emilio Chuayffet con
Elba Esther, a la que disputaron la coordinación de la bancada priista en el
Congreso y a quien acusaron de traición por su cercanía con el presidente
Vicente Fox, el exgobernador mexiquense ordenó someter a la maestra a una
auditoría por indicios de una malversación de casi 20 millones de pesos durante
su breve periodo al frente de la bancada tricolor en la Cámara de Diputados.
Elba,
a quien Chuayffet calificaba de frívola y chantajista, acusó al también
exsecretario de Gobernación de atacarla por no favorecer sus “intereses
personales”.
“No
hay marcha atrás”
Decidido
a causarle a Gordillo un daño irreversible, en su regreso al poder el PRI la
sacudió el séptimo día de diciembre, cuando la mandamás de la educación fue
excluida de todo espacio en las designaciones estratégicas de la SEP. En la
Subsecretaría de Educación Básica, que en el sexenio de Felipe Calderón se
ofrendó al yerno de la lideresa, Fernando González, fue designada Alba Martínez
Olivém, según Chuayffet para “poner en práctica la política educativa,
escuchando a todos los sectores sociales y no sólo a un determinado grupo”.
Tres
días más tarde, en ausencia de Gordillo –que sí acudió a la toma de protesta de
Peña Nieto–, el presidente firmó y entregó al Legislativo la iniciativa de
reforma al artículo tercero constitucional para refrendar la intención del
Estado de retomar la “rectoría” en la política educativa, entregada por
completo al SNTE durante la docena panista. En la propuesta destacaba la
evaluación magisterial sin excepción, con criterios “justos y objetivos”.
En
esa ocasión, en el vestíbulo del Museo Nacional de Antropología, Chuayffet
afirmó que el tema “institucional” de la educación no se reduciría a “reuniones
entre personas”, y advirtió:
“De
aprobarse esta iniciativa, el Constituyente Permanente será el que adopte
decisiones que ya no pueden postergarse: la obligación de la evaluación, que no
es potestativa y que producirá consecuencias jurídicas; y la no sujeción de la
evaluación a caprichos o a intereses particulares.”
“El
que repruebe se va, y eso no es pactable”, dijo el secretario, y desató la
furia de Elba Esther, que ante la amenaza anunció el inicio de la Jornada
Nacional de Defensa de la Educación Pública y Maestros, además de declarar al
magisterio en “resistencia”.
El
secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, declaró entonces: “La
creciente influencia de poderes fácticos frecuentemente reta la vida
institucional del país y se constituye en un obstáculo para el cumplimiento de
las funciones del Estado mexicano”.
En
entrevistas posteriores, el titular de la SEP se ufanó de que, con o sin Elba
Esther, habría reforma.
El
17 de diciembre se hizo público que Chuayffet y Gordillo se habían reunido.
“Intercambiamos puntos de vista sobre la reforma (educativa) y quedamos de
vernos en una reunión próxima para tratar los temas estrictamente operativos de
la misma”, dijo el funcionario. La segunda cita no se dio.
Por
el contrario, al amanecer de febrero, el secretario Chuayffet volvió a la carga
contra Elba Esther Gordillo y las prácticas de su sindicato:
“El
silogismo jurídico es lo más maravilloso que hay. Si A es, debe ser B. Si no
vas a dar clases, entonces te quito tu salario. Ese es el silogismo jurídico.
El derecho lo hemos ido abandonando para hacer acuerdos, acuerditos y
acuerdazos en lugar de aplicar la ley como debe ser aplicada.
“La
rectoría de la educación es una decisión presidencial y además un acuerdo de
los partidos. La política educativa la dicta el gobierno, el Estado. El
sindicato tiene que hacer lo que le manda el apartado B del artículo 123
constitucional: defender los derechos individuales y colectivos del trabajador,
que obviamente es una tarea justa y elevada, pero en modo alguno el de
intervenir en el diseño o aplicación de las decisiones políticas fundamentales,
más que en las esferas de factura que les toque llevar a cabo.
“Esto
no es un asunto sindical. Es un asunto de proyecto nacional. Abarca a la
sociedad en su conjunto, a la nación entera y, en consecuencia, no puede
parcializarse, porque parcializar es degradar”, dijo Chuayffet ante
legisladores.
Publicitada
como ninguna otra de sus entregas, la medianoche del 14 de febrero Televisa
trasmitió en el Canal 2 la entrevista de Adela Micha con la maestra Gordillo.
Sobre
el secretario de Educación Pública, la conductora preguntó:
–¿Usted
no tiene confianza en el licenciado Emilio Chuayffet?
Como
reflejo, Gordillo contestó:
–No.
Ni él en mí.
Más
adelante, en el mismo programa, Gordillo diría que nunca olvidaría la
“ingratitud” de Roberto Madrazo, Chuayffet y Manlio Fabio Beltrones, los
últimos “hoy en posiciones clave”.
El
domingo 24, en la víspera de que se promulgara la reforma educativa, el SNTE
emitió un comunicado de prensa manifestando su preocupación por la “ignorancia”
del titular de la SEP “respecto al sistema educativo”.
La
última referencia pública del secretario a Gordillo se dio el lunes 25, en
Palacio Nacional, durante la promulgación de la reforma educativa, cuando ya se
había librado la orden de aprehensión contra la lideresa.
“Contra
la reforma se han propalado rumores falsos que se acompañan por la ignorancia,
cuando no por la mala fe. Se dice que gracias a la reforma la escuela dejará de
ser gratuita y que por virtud de ella se sacrificarán derechos adquiridos de
los profesores”, dijo Chuayffet en clara referencia a Gordillo, quien ha
denunciado que la intención del gobierno es privatizar y ceder el control de la
educación a “poderes fácticos”, a través de organizaciones como Mexicanos
Primero, ligada a Televisa.
“Nada
es más falso –continuó Chuayffet–, frente a los vientos y de la calidad que
inspira a la reforma, hay quienes izan, por intereses particulares, las
banderas de la confusión. Que les quede claro, ha sido el poder Constituyente
de la Unión el que ha dado el paso, no hay marcha atrás.”.
Y
concluyó: “Vamos a perseverar y a seguir convocando a todos para que la
autoridad siga siendo la rectora en materia educativa, y que esa rectoría ni se
traicione ni se empantane, ni sea motivo de chantaje ni mucho menos, como ha sido,
de frivolidad”.
Desde
la captura de su adversaria, cumplida la encomienda, con el silencio como
decreto, Chuayffet se resguardó en las sombras.
***
No hay comentarios.:
Publicar un comentario