Misivas.
Del gobierno de
Oaxaca en torno al artículo Simulación oaxaqueña
LA
REDACCIÓN
Revista
Proceso No. 1896, 3 de marzo de 2013
PALABRA
DE LECTOR
Señor
director:
Me
refiero al artículo Simulación oaxaqueña firmado por el señor Ernesto
Villanueva en la edición 1894 de su prestigiado semanario.
Respecto
de ese texto, expreso con toda certeza que no existe ingobernabilidad en el
estado de Oaxaca. Los conflictos sociales son atendidos con atingencia e
incluso muchos se han evitado mediante acciones de prevención y atención
oportuna. Es evidente que se dan manifestaciones públicas que alteran la vida
de la entidad, las que hemos venido resolviendo con mayor eficacia y en mucho
menos tiempo que en administraciones anteriores. Hay evidencias públicas de
esta afirmación.
Se
dice en el texto que “hay graves contradicciones entre puestos y perfiles de
puestos” y que “hay exceso de servidores públicos”.
Al
respecto deseo precisar, además de que no existen tales contradicciones, que la
plantilla de personal de la Secretaría General de Gobierno es menor que la de
gobiernos anteriores. En cuanto a si se considera o no excesiva, habría que
tener en cuenta que Oaxaca es el quinto estado más grande del país y que en su
geografía existen 570 municipios que representan casi 23% de los municipios de
México, donde se registran rezagos de orden social y productivo de por lo menos
50 años, en medio de una orografía cuyas dificultades de acceso son de sobra
conocidas.
Esto
requiere, desde luego, contar con personal adecuadamente ubicado para dar
atención oportuna a los diversos asuntos de la población, particularmente a los
conflictos o potenciales conflictos relativos a la tenencia de la tierra, entre
otros.
Se
hace mención también en el texto a que “el crimen organizado se enseñorea en
los municipios conurbados a la capital del estado”. Basta un análisis sobre
este problema en las diversas entidades del país para concluir que Oaxaca no se
encuentra entre las que más padecen esta grave situación. No niego que tal
problemática exista, pero, por una parte, se está atendiendo y, por otra,
podemos afirmar que no se trata de una circunstancia caótica y sin control,
como lamentablemente ocurre en otros estados.
Le
agradezco de antemano la publicación de estas líneas y le reitero mi cordial
saludo.
Atentamente
Jesús
Martínez Álvarez
Secretario
general de Gobierno, Estado de Oaxaca
Responsable de
la publicación: Licenciado Luis Miguel Santibáñez Suárez,
asesor
del titular de la Secretaría General de Gobierno del Estado de Oaxaca
**
Respuesta del
colaborador
Señor
director:
En
relación a la carta del señor Jesús Martínez Álvarez, secretario general de
Gobierno de Oaxaca, relativa a mi artículo titulado Simulación oaxaqueña,
publicado en la edición 1894, quiero ratificar lo que afirmé:
a)
El secretario y su equipo violan la ley de manera recurrente, habida cuenta que
más de 35% de los servidores públicos de jefe de departamento hacia arriba
incurren en el delito de “usurpación de profesiones”, previsto en el artículo 250
del Código Penal Federal y el particular del estado. Sobre esto no hay ninguna
palabra: el que calla otorga.
b)
El absurdo de los perfiles y los cargos es público. Reléase para ilustrar lo
que afirmo el ejemplo de Frida Serrano
Alavez, titular del área de inteligencia, cuyas credenciales son una
licenciatura en ciencias de la familia. Más todavía, como una muestra de
opacidad, el secretario, violando de nuevo la ley, no publica en la página de
internet el Manual de Perfiles para que la sociedad conozca quién es quién.
c)
La ingobernabilidad en Oaxaca es un axioma; es decir, un principio que es tan
obvio que no requiere comprobación. Vamos, incluso los propios aliados de la
“coalición” han sido agraviados en sus derechos humanos. Lo anterior se
demuestra al leer los 80 números más recientes de Proceso, en los que se
documenta cómo la violación de los derechos humanos y del estado de derecho en
Oaxaca es un hecho cotidiano.
d)
Ratifico que Oaxaca tiene la Secretaría de Gobierno con más servidores públicos
del país y menos resultados. Puebla, por ejemplo, tiene menos de la mitad de
servidores públicos que Oaxaca y 37% más habitantes que ese estado, además de
una orografía complicada, y es notorio que aquélla es una de las entidades
menos inseguras del país.
Atentamente
Ernesto
Villanueva
**
El análisis
cuestioado:
Simulación
oaxaqueña/ERNESTO VILLANUEVA
Revista
Proceso 1894, 17 de febrero de 2013
Entidad
pluriétnica que ha sido imán turístico desde hace décadas, Oaxaca vive hoy
crisis recurrentes de naturaleza política que juegan en contra de la viabilidad
del modelo de los gobiernos de “transición”, al menos en ese estado.
Simulación, violación de la ley, ingobernabilidad y retórica constituyen los
ingredientes de una conspicua correlación de fuerzas que tiene de rehén
político al gobernador Gabino Cué. Veamos por qué.
Primero. Como parte del acuerdo de la amalgama de
fuerzas que hicieron posible la derrota del PRI el 4 de julio de 2010, el
candidato de la coalición, Gabino Cué, arribó al poder con una amplísima
cartera de compromisos de todo tipo. La alianza con el Grupo Oaxaca –que no
tiene relación alguna con su homónimo de la transparencia– pidió “posiciones”
para expoliar a un estado que se explica sólo por la subcultura política que
predomina en la entidad. Una iniciativa jurídico-política de Cué fue reformar
la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo de Oaxaca al principio de su gobierno, que,
entre otras cosas, tenía como rasgo distintivo que los aspirantes a secretari@
o titular de dependencia o entidad debían contar con título y cédula
profesional. Así lo establecía inicialmente el artículo 14, fracción III de la
ley citada. Algunos secretari@s del gobierno oaxaqueño fueron descubiertos con
papeles falsos o sin ningún comprobante de su estatus profesional. Irma Piñeyro,
quien se había ostentado como profesionista sin serlo, “renunció” a la
Secretaría General de Gobierno. En su lugar llegó Jesús Martínez Álvarez, quien
decía ser experto en gobernabilidad y, empero, ha hecho de la paz social una
ilusión.
Segundo.
El secretario Martínez Álvarez –con la aquiescencia de Cué, se entiende–
enfrenta cuatro responsabilidades por lo siguiente: a) Se mantiene la
ingobernabilidad; b) se viola la ley activamente; c) hay graves contradicciones
entre puestos y perfiles de puestos, y d) hay exceso de servidores públicos. En
efecto, la ingobernabilidad latente es un axioma con autodefensas estilo
Guerrero que lastiman el de por sí deteriorado Estado de derecho oaxaqueño.
Por
lo que hace al segundo rubro, Martínez Álvarez tiene bajo su mando un abultado número de
servidores que incurren en el delito de “usurpación de profesiones”, delito
federal tratándose de servidores públicos y local para la comunidad en general.
Más grave es que el propio Martínez Álvarez se convierta en cómplice de esta
suma de delitos sin que pase nada. No es, por supuesto, sólo mi opinión. Creo
firmemente en que el que afirma tiene la carga de probar sus dichos. De acuerdo
al acta 259 debidamente protocolizada ante el notario público número 50 de
Campeche, licenciado Daniel Alberto Espadas Potenciano, se pudo verificar que
desde el secretario particular de Martínez Álvarez, el C. Carlos Felgueres
Jiménez (sic) alias El Ingeniero, hasta un apreciable número de los principales
servidores públicos, como el C. Emilio de Viges Montero, alias El Licenciado,
el C. Feliciano Marín Valdivieso, alias El Licenciado, el C. Cipriano Eduardo
Rodríguez Santiago, alias El Contador Público, y un largo etcétera, incurren en
violación del código penal con la complicidad, también sancionable, de Martínez
Álvarez, engañan a la sociedad, demuestran con su actuar desprecio a las
instituciones y se explica por qué no han podido resolver los problemas de
gobernabilidad de Oaxaca. Vamos: si ellos mismos no han podido, al menos, dar
la cara a la sociedad sin las “máscaras” a que se refiere Octavio Paz para
hablar de la simulación del mexicano.
Tercero.
Por lo que se refiere al divorcio entre los perfiles de puestos y las
funciones, Martínez Álvarez emula el humor involuntario de las películas de
Juan Orol, que sería, en efecto, risible si no se tratara de recursos públicos
premeditadamente gastados en perjuicio de Oaxaca. Así, por ejemplo, instalados
en el mundo al revés, Frida Serrano Alavez, titular del área de inteligencia de
Oaxaca, es licenciada en ciencias de la familia del campus oaxaqueño de la
Universidad Anáhuac, y su perfil de egreso es, entre otros, “ser un constante promotor de la persona, el
matrimonio y la familia”, “ser un líder llamado a instaurar una cultura de la
familia en la sociedad”, y “tener un sentido último de la propia vida” (sic).
Dotada de semejantes valores se entiende por qué las autodefensas gozan de
cabal salud en esa entidad y por qué el crimen organizado se enseñorea en los
municipios conurbados a la capital del estado. Ante lo burdo de esta situación,
cualquiera podría pensar si acaso este tipo de funcionarios son nombrados por
Martínez Álvarez para evitar que atiendan el trasiego de drogas, los secuestros
y otros delitos relacionados con el crimen organizado, o si se trata sólo de
una limitación mental del exgobernador oaxaqueño. De ser ciertos, cualquiera de
los dos supuestos serían gravísimos. Por lo demás, la Secretaría de Gobierno de
Oaxaca es la más grande del país proporcionalmente al tamaño de su población, a
pesar de las dificultades económicas históricas del estado. De entrada, de los
11 asesores de Martínez Álvarez tres incurren en usurpación de profesiones
(José Francisco Alejandro García, Gilberto Matías Melo Torres, alias El
Licenciado, quien es en realidad profesor de primaria con promedio de 7 puntos,
y María Eugenia de Guadalupe Cámara Villamil); una no tiene grado alguno de
estudios y los demás carecen de reconocimiento académico o profesional.
En
Oaxaca, Martínez Álvarez tiene 224 plazas de jefe de departamento a
subsecretario, cantidad exorbitante si se compara con Chihuahua, que sólo
tiene 47, ejemplo de hacer más con
menos; Puebla, 87, con el 35% más de habitantes de Oaxaca; Michoacán, 85, con
10% más habitantes que Oaxaca. En promedio la entidad tiene 120% más
funcionarios que las entidades federativas del país pero mucho menores
resultados. Con esa ruta de Martínez Álvarez, con la autorización de Cué, el
regreso del PRI es sólo cosa de tiempo. Es increíble que ante la evidencia
nadie haga nada. Veremos.
@evillanuevamx
www.ernestovillanueva.blogspot.mx
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