Acerca
de Anticipó los riesgos De Jesús Ortega Martínez
LA
REDACCIÓN/
Revista
Proceso # 1911, 16 de junio de 2013;
PALABRA
DE LECTOR
Señor
director:
En la edición 1909 de Proceso, Jenaro Villamil hace una nota sobre Arnoldo Martínez Verdugo. En tal escrito hace referencia a mi persona faltando a la verdad de manera falaz.
En la edición 1909 de Proceso, Jenaro Villamil hace una nota sobre Arnoldo Martínez Verdugo. En tal escrito hace referencia a mi persona faltando a la verdad de manera falaz.
(el reportaje cuestionado: http://fredalvarez.blogspot.mx/2013/06/arnoldoanticipo-los-riesgosjenaro.html)
Le ruego que en razón de mi derecho de réplica se publique, en los términos de ley, esta respuesta.
Le ruego que en razón de mi derecho de réplica se publique, en los términos de ley, esta respuesta.
Si
bien la realidad es un asunto sumamente complejo, tratar de interpretarla con
responsabilidad la convierte en un asunto doblemente dificultoso. Justamente
este es el trabajo de un periodista que ejerce su profesión de manera crítica y
profesional.
Denisse
Flores González
1.-
He leído con atención la nota de Jenaro Villamil sobre el fallecimiento y
trayectoria de Arnoldo Martínez Verdugo publicada en el número 1909 de Proceso.
Ante ésta, mi primera reacción fue de indignación y pretendí responder invadido
por la cólera. Pero no, la cólera es una reacción que cancela el pensamiento;
es un sentimiento que frecuentemente anula la reflexión. ¡No! Mejor opto por la
sensatez y doy respuesta apoyándome en la serenidad.
2.-
Dice Villamil: “una de la primeras decisiones adoptadas por Jesús Ortega
Martínez cuando llegó a la presidencia nacional del PRD fue cortar la pensión
para los consejeros eméritos del partido. Una de esas pensiones era para
Arnoldo Martínez Verdugo quien fuera Secretario General del Partido Comunista
Mexicano, candidato Presidencial del Partido Socialista Unificado de México y
uno de los personajes claves en la fundación del partido que ahora dirige la
corriente política conocida como los chuchos”.
Jenaro
Villamil desprecia la verdad y comete un grave error, inaceptable en todo
profesional del periodismo: no investigar, es decir, no inquirir la verdad
hasta descubrirla.
A
Jenaro le digo que nunca tomé decisión alguna para “cortar” o suspender las
pensiones de nadie y desde luego tampoco la de Arnoldo. En la nómina del PRD
existían como existen ahora apoyos o pensiones a militantes del PRD que desde
anteriores organizaciones políticas o desde el propio PRD trabajaron y
aportaron al desarrollo de la izquierda.
Esas
pensiones, incluida la de Arnoldo, se refrendaron durante mi gestión. Le envío
a usted, señor Director y al propio reportero, los documentos de lo entregado a
Arnoldo que se encuentran en el archivo de la Secretaría de Finanzas del PRD
Nacional. Este desglose que le envío, comprenden todas las quincenas entregadas
a Arnoldo durante mi administración al frente del PRD. Le rogaría que este
documento fuera publicado.
El
reportero, ante el insidioso dicho de Alejandro Encinas, pudo, debió hacer, una
elemental visita a las oficinas del PRD y de la mencionada secretaría para
obtener los datos y comprobar lo dicho
por su informante o como es el caso, darse cuenta de la falsedad de lo que le “dijeron”.
El
profesor de periodismo hizo exactamente lo contrario a lo que enseña.
3.-
Dice el reportero: “Relegado por sus ex compañeros del PCM dentro del PRD,
recibía un golpe de su viejo adversario Jesús Ortega a quien alguna vez
consideró uno de los “socialistas del presidente” aludiendo al carácter
paraestatal del partido socialista de los trabajadores en la década de los
80s”.
¡De
nueva cuenta se equivoca Villamil! pues cuando yo inicié mi militancia en el
PST (1978) se estaba dando en México y el mundo un debate en el seno de la
izquierda sobre cuál debiera ser el rumbo de esta corriente política. El PST,
como el PRT, el PPM, el PPS, la Corriente Socialista, el MAP, el PMT, Punto
Crítico, el MAUS y desde luego el PCM, y otras organizaciones, participaban de
esa discusión. De todos y entre todos había, naturalmente, diferencias como las
sigue habiendo hoy y las seguirán habiendo en el futuro. Lo que no se entiende
por el reportero –y parece que nunca
podrá comprender– es que las diferencias son parte de la vida política
democrática y que el tenerlas no debe conducir a nadie –como sucedió en el
estalinismo– a zaherir, agraviar, calumniar o hasta eliminar a aquel que,
simplemente, piensa de manera diferente.
Yo
no era, ni lo fui nunca, “viejo adversario” de Arnoldo. En esos momentos del
debate de referencia, Arnoldo, seguramente,
no conocía de mi existencia. Yo era un militante de base y él era el
Secretario General del PCM.
Yo
conocí personalmente a Arnoldo cuando era Diputado por el PCM y lo era yo por
el PST y quienes fueron desde la izquierda, compañeros de esa legislatura,
saben que nunca existió agravio alguno de mi parte y menos aún de parte suya.
Si algo distinguía a Arnoldo era su actitud tolerante y su sapiencia para
tratar diferencias.
4.-
Dice Alejandro Encinas y lo cita textualmente en su nota Villamil: “le
retiraron el apoyo mensual. Me parecía una canallada porque si alguien fue el
verdadero impulsor del PRD fue el propio Martínez Verdugo”.
¡MIENTE
Alejandro Encinas y Villamil comete el error de difundirlo sin comprobar la
veracidad de su fuente. Nunca, nunca di tal instrucción como se lo demuestro
con los documentos que anexo. La canallada es de Encinas, pues se aprovecha del
fallecimiento de Arnoldo, para seguir alimentando su rencor, mismo que lo
envenena y lo ofusca.
Alejandro
Encinas fue durante años militante de Estrategia, una organización dirigida
entre otros, por Alonso Aguilar y, que entre otras cosas, se distinguió por su
crítica radical e intensa en contra del PCM. ¿La militancia de Encinas en
Estrategia, lo convirtió en “viejo
adversario” de Martínez Verdugo? ¿Sabe Jenaro Villamil de las profundas
diferencias de Punto Crítico (PC) y de algunos de sus principales dirigentes
como Raúl Álvarez Garín con el Partido Comunista Mexicano? ¿Eso hizo de Raúl
“viejo adversario” de Arnoldo?
Alejandro
Gascón Mercado mantuvo durante mucho tiempo diferencias con el Partido
Comunista y con el propio Arnoldo. ¿Eso hizo de Alejandro Gascón “viejo
adversario” de Arnoldo? O el propio Heberto Castillo que tenía diferencias con
el Partido Comunista Mexicano. ¿Eso hizo al dirigente del PMT “viejo
adversario” de Arnoldo?
¡Pamplinas!
¡Tonterías! El que piensa de esta manera es sólo un absolutista y un
intolerante que entiende a la política como la eliminación del diferente.
Su
“lógica” es: ¡O estás ahora conmigo o serás para siempre un “viejo adversario”!
Este es el viejo pensamiento de una izquierda seguidora de evangelios,
fundamentalista.
5.-
En la nota se dice: “De hecho el primer representante del incipiente PRD ante
el Instituto Federal Electoral fue Arnoldo Martínez Verdugo en 1989. Su
suplente, un político que promovió la ruptura del PST y se había acercado al
Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, era Jesús
Ortega, quien al poco tiempo se quedó con la representación en el IFE (sic)”.
¿Localizan
el veneno?
Efectivamente
fui representante suplente ante el órgano electoral. Pero la expresión “se
quedó con la representación” destila veneno de alta pureza. No me quedé con
nada, sino simplemente actúe supliendo a Arnoldo –para eso sirven los
suplentes– cuando, por necesidades derivadas de sus responsabilidades
políticas, éste tenía que ausentarse de algunas de las sesiones. Debo decir que
mucho tiempo después se nombraron nuevos representantes ante los órganos
electorales y hasta ese momento, me asignaron la tarea de representante
propietario y a Jesús Zambrano como representante ante el Registro Federal de
Electores.
Por
cierto, Alejandro Encinas fue candidato suplente de Demetrio Vallejo para diputado
federal y al fallecer éste, Alejandro asumió el cargo. Alejandro, pregunto,
¿“se quedó con” la diputación de Vallejo? Quien pensara de esta manera lo hace
desde visiones perversas.
6.-
En la nota en mención se escribe que: “el desencuentro entre Martínez Verdugo y
la corriente ahora conocida como los “chuchos” está entre los orígenes de las
tensiones actuales en el PRD”.
¡En
esta aseveración no existe un elemental estudio sobre la historia del PRD y
sobre la realidad que vive actualmente nuestro partido!
¿A
dónde se quiere llegar al hablar de “tensiones”? ¿Se quiere evidenciar la
existencia de diferencias? Si eso se busca entonces ¡Eureka! ¡Gran
descubrimiento! ¡Cierto, sí hay diferencias sobre asuntos diversos! Pero,
¿alguien, a principios del siglo XXI, pretende encontrar un partido de
izquierda con pensamiento uniformado; pretende, quizás, al PRD como al Kramer
Rojo o como al PCUS en los tiempos de Stalin o al PC chino en los tiempos de la
revolución cultural? ¿Aspira a un PRD de pensamiento único, el cual es dictado
por un profeta cuyo “evangelio” es indiscutible? Pretensiones de esa naturaleza
sólo evidencian nostalgia por una izquierda autoritaria o añoranza por el viejo
régimen priista.
Las
discusiones, las reflexiones que se dan ahora en el PRD no tienen absolutamente
nada que ver con supuestos “desencuentros” entre la corriente de los “chuchos”
y Arnoldo Martínez Verdugo. Eso es un invento descabellado para tratar de
seguir aplicando la máxima absolutista de: ¡O la realidad se ajusta a mi pensamiento
o peor para la realidad! Si se quiere analizar seriamente al PRD, hay que
hacerlo con rigor en la investigación, con profundidad en el estudio, con
crítica seria. Esto no aparece en la nota de referencia.
Por
ejemplo: el año en que Villamil ubica los “desencuentros” de Nueva Izquierda
con Arnoldo (1986) fue el año en el que el PST se encontraba en pleno proceso
de división y yo representaba –junto con otros compañeros– la parte disonante
de Aguilar Talamantes. Disputábamos contra éste, el registro del PST y Jorge
Alcocer, representante del PSUM y Leonardo Valdés Zurita representante del PMT
defendieron el que la disidencia de Aguilar Talamantes mantuviera la
representación legal del partido.
Y
hay que decir, que una de las razones principales de la confrontación interna
con Aguilar Talamantes fue, principalmente, el tema (argumentado por mi parte
en varias ocasiones) de la pertinencia de sumar nuestro esfuerzo al de otras
organizaciones por la unidad de la izquierda. Después de la división, Aguilar
Talamantes formó el PFCRN y nosotros nos sumamos al proceso de construcción del
PMS.
En
1987, un año después en que el reportero ubica los “desencuentros” de Nueva
Izquierda con Arnoldo, se “celebraba” en la antigua URSS el 70 aniversario de
la Revolución de Octubre. La delegación que fue a Moscú en representación del
PMS estaba integrada por Pablo Gómez Álvarez, por Leonardo Valdés Zurita y por
Jesús Ortega Martínez, el mismo que Villamil pretende –sin razón alguna– ubicar siempre en “grandes
desencuentros” con Arnoldo Martínez Verdugo y otros dirigentes del PCM o de
otros partidos. ¿Cómo sería posible que quien “tenía tan grandes y graves
desencuentros con Arnoldo” fuese comisionado para asistir, con la
representación del PMS, a la URSS?
7.-
Se menciona “que en las elecciones legislativas de 1985 el PSUM obtuvo 12
diputaciones, las mismas del PST y que el PRT igual que el PMS, tenían seis
cada uno”.
¡Error
por falta de rigor en el análisis! En 1985 el PMS no podía tener ni uno ni seis
diputados porque en ese año, ¡el PMS no existía!
¡La
fundación del PMS fue en 1987! (dos años después de que Villamil ya le asigna
diputados) y en su proceso de formación participaron, inicialmente el PSUM, el
PMT, la UIC, la Corriente Socialista, el MRP y unos meses después, la Asamblea
Nacional extraordinaria del PST y de la cual yo era secretario general.
¡El
confundido informante del reportero, no sabe, siquiera, cuándo se formó el PMS!
¡Menos conocerá de sus discusiones internas!
8.-
¿“Desencuentros” de Arnoldo con los “chuchos” origen de las “tensiones actuales
en el PRD”?
¡Esto
es, lamentablemente, un desatino!
Otro
ejemplo: A mediados de 1987 (más de un año después de los supuestos
“desencuentros” de Arnoldo con los “chuchos”) es cuando apenas conocí
personalmente a Jesús Zambrano, así como a Camilo Valenzuela, Rosario Tapia,
Alfonso Ramírez Cuéllar, Gabriel Santos y otros compañeros, todos integrantes
del Partido Patriótico Revolucionario, una de las cinco organizaciones
originalmente participantes del proceso de formación del PMS. Los militantes
escindidos del PST, manteníamos con el PPR (como con otros dirigentes de los
otros partidos iniciadores del PMS) un diálogo constante y respetuoso, y si
bien teníamos algunas diferencias, también compartíamos coincidencias
fundamentales al grado de que los militantes del PST que rompimos con Aguilar
Talamantes, fuimos la sexta organización fundadora del PMS.
9.-
¿“Desencuentros con los “chuchos” origen de las “tensiones actuales en el PRD”?
Ignorar
la historia ocasiona grandes yerros en el análisis.
Por
ejemplo: de la formación del PMS y del PRD fueron partícipes Arnoldo, Pablo,
Rincón Gallardo, Alcocer, Eduardo González, Heberto Castillo, Eduardo Valle,
Manuel Terrazas, Carmelo Enríquez, Camilo Valenzuela, ¡Jesús Zambrano!, además
de otras y otros militantes de la izquierda y, entre todos estos, modestamente,
también quienes nos habíamos escindido del PST. Esto fue, como lo he dicho, en
1987.
¡Nueva
Izquierda, fue constituida como corriente, 10 años después de la formación
del PMS
y 8 años
después de la formación del PRD! Como es de observarse
el estudio de la historia es un elemento indispensable y sustantivo para un
periodismo verdaderamente profesional.
10.-
En su nota, Villamil elogia el esfuerzo de Arnoldo para dialogar, en 1978
(apenas siete años después del “halconazo”) con Jesús Reyes Heroles, entonces
Secretario de Gobernación y representante del régimen priista autoritario y
represivo. Elogia, acertadamente, el trabajo de Arnoldo para lograr la reforma
política que dio origen a la LOPPE y con ella a la participación de los
comunistas y otros partidos de izquierda en las elecciones. Dice Villamil “que
ésta negociación de Arnoldo con el gobierno es considerada por distintos
especialistas como el parteaguas que permitió la apertura electoral del viejo
régimen priista y aceleró la formación de nuevos partidos”.
Yo
comparto con el reportero, que Arnoldo fue, junto con otros reformadores, actor
fundamental del proceso de desarrollo y crecimiento de la izquierda, y de igual
manera comparto que tuvo, Arnoldo, la firme convicción y el coraje de no sólo
criticar “al socialismo autoritario” (cuando la invasión de las tropas del
Pacto de Varsovia a Checoslovaquia), sino además, de darle continuidad a un
proceso de creación de un nuevo pensamiento de izquierda (impulsado
principalísimamente por Carlos Pereyra) para recuperar a la democracia como
elemento sustantivo en su quehacer político.
Pero
se cae en la incongruencia (por sectarismo) porque lo que se elogia en el
comportamiento de Arnoldo, se descalifica cuando lo hacen –aunque sea lo mismo–
otros actores.
¡Qué
bien que el PCM dialogó con el gobierno para la “apertura democrática”! ¡Qué
mal que lo haga el PRD para profundizarla y para procurar que –la democracia–
se consolide en nuestro país!
¡Qué
bien que se hicieron reformas electorales! ¡Qué mal que el PRD impulse reformas
educativas, antimonopólicas, antioligárquicas, electorales y políticas contra
los poderes fácticos y para lograr un cambio de régimen!
¡Qué
bien que Arnoldo hizo acuerdos y alianzas con el PAN en 1986 para defender el
voto de los ciudadanos de Chihuahua! ¡Qué mal que el PRD
haga alianzas con el PAN para defender el voto en Oaxaca,
en Puebla, Baja California, Zacatecas y en otros estados!
¡Qué
bien que Encinas diga que es indispensable dialogar con las otras fuerzas
políticas, en donde los principios y la autonomía no están a negociación! ¡Qué
mal (que eso mismo que pregona Encinas) lo haga el presidente del PRD ahora!
Para
Encinas lo acertado de las estrategias no está en su contenido, sino en si él o
algunos de los de su corriente política participan en su implementación. Esto
es, llanamente, sectarismo y grosera arrogancia.
Por
último, el presidencialismo es uno de los obstáculos mayores para la
democracia; es una carga que el país ha padecido a lo largo de su historia, y
si habrá una reforma de fondo para transformar el régimen, ésta tiene que
contemplar la mayor acotación al poder unipersonalizado en cualesquiera de sus
manifestaciones: presidencialismo como monarquía sexenal hereditaria,
presidencialismo como expresión de caudillismo, o autoritarismo populista, que
con ropaje de izquierda, aspira al mismo presidencialismo del viejo régimen.
Con
respeto.
Jesús
Ortega Martínez
(N.
de la R.: La carta precedente fue reproducida de manera literal)
+++
Respuesta
de Jenaro Villamil
Señor
director:
En
relación con la extensa carta que envía Jesús Ortega, dirigente de Nueva
Izquierda del PRD, comento lo siguiente:
1.-
El exdirigente nacional del PRD atribuye a un servidor una serie de ejercicios
mentales y razonamientos que delatan más a quien escribe la carta. Se equivoca,
señor Ortega. El reportero simplemente es el mensajero, no el mensaje. No tengo
interés alguno de apoyar o denostar a grupo alguno dentro del PRD. Si le
molesta que uno de los declarantes del texto haya sido su adversario y actual
senador, Alejandro Encinas, entonces mejor organice un debate racional con el
exjefe de Gobierno.
2.-
La frase “socialistas del presidente” la pronunció en varias ocasiones Arnoldo
Martínez Verdugo para señalar a los partidos de izquierda cercanos a la línea
gubernamental, como fue el caso del PST en sus orígenes. A esos partidos se les
conoció en la jerga común como paraestatales.
3.-
El señor Ortega acepta que siempre existen diferencias entre las distintas
organizaciones de izquierda, pero se ofende porque en el texto se documentan
algunos momentos en que Martínez Verdugo sostuvo diferencias con la corriente
que él representa. Me atribuye “inventos descabellados” y un “veneno de alta
pureza”. Esperaba una argumentación digna de su categoría como político, no
juicios cercanos a la histeria.
4.-
Existe, en efecto, una errata en la edición al cambiar las siglas del PSUM por
las del PMS, en relación con la bancada de los diputados federales anteriores a
1987. Es sólo eso: un error de edición, no un pretexto para que ventile sus
propios fantasmas.
Atentamente
Jenaro
Villamil
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