Comunicado en solidaridad con los obispos de Michoacán
de Carlos Garfias Merlos
Arzobispo de Acapulco
PROVINCIA ECLESIÁSTICA DE ACAPULCO
Comunicado de los obispos de la Provincia Eclesiástica de Acapulco
30 de octubre de 2013.
A las comunidades diocesanas
A los agentes de pastoral
A las autoridades civiles
A las organizaciones e instituciones
sociales
A la sociedad civil
A todos los hombres y mujeres de buena voluntad:
Nuevamente nos dirigimos a ustedes los obispos de Ciudad Altamirano, Tlapa,
Chilpancingo – Chilapa y Acapulco para compartir nuestros temores y esperanzas
en el acompañamiento pastoral que hacemos al Pueblo de Dios en el estado de
Guerrero. Que la paz del Señor esté con ustedes.
Llamamos a las autoridades y a toda la sociedad civil de Guerrero a que
afrontemos las violencias patentes y latentes en el estado con una
responsabilidad compartida
Un tema que sigue siendo una preocupación de primer orden es el de la
violencia y de la inseguridad en el estado de Guerrero. Los hechos ocurridos
esta semana en el vecino estado de Michoacán nos hacen pensar en que pueden
darse hechos semejantes en algunas regiones de Guerrero si no hay acciones
preventivas de fondo. Por eso hacemos nuestras las diversas expresiones
episcopales que están relacionadas con este asunto.
Nos hacemos solidarios con monseñor Miguel Patiño, obispo de Apatzingán
quien, en días pasados hizo una valiente denuncia sobre la situación de
ingobernabilidad en algunas regiones del estado de Michoacán e hizo un llamado
a recuperar el estado de Derecho como una urgencia impostergable. Su llamado
merece toda la consideración de las autoridades y de la sociedad en orden a
poner las condiciones básicas para la convivencia social y para la seguridad de
los ciudadanos. También asumimos el llamado de la Presidencia de la Conferencia
del Episcopado Mexicano a las autoridades federales, estatales y municipales
para que desarrollen una acción pronta y eficaz ante la injusticia de los
levantones, secuestros, asesinatos y cobro de cuotas que afectan al bien y la
prosperidad de tantas personas y comunidades.
De la misma manera monseñor Alberto Suarez Inda, arzobispo de Morelia,
haciendo eco a las múltiples tragedias que padecen familias y comunidades
michoacanas, ha señalado, en una carta al gobernador de Michoacán, la necesidad
de “identificar y atender con inteligencia las raíces profundas de los hechos
que preocupan y afectan a la población” y.de “crear una sinergia, una
colaboración respetuosa y armónica con el Gobierno Federal, las Fuerzas
Armadas, los Gobiernos Municipales, los Poderes Legislativo y Judicial, para
que se avance, más allá de visiones particulares, en el aterrizaje de las
principales propuestas consensuadas en el Acuerdo por Michoacán, que hemos de
valorar como un germen de esperanza”.
En algunas regiones del estado de Guerrero como en Tierra Caliente, Norte,
Centro, Acapulco y Costa Grande, ya padecemos situaciones dramáticas causadas
por la inseguridad y la violencia y mucha gente vive en una permanente
desesperanza. Por nuestra parte, queremos hacer un llamado para que todos nos
responsabilicemos de la construcción de la paz de una manera decidida. Nos
preocupa que pueden aumentar las expresiones de violencia al no atenderse, de
manera integral, las causas que la han generado y que puedan darse situaciones
de crisis que generen la violencia y confrontación total que rebase a las
autoridades y a toda la sociedad. Ya hay situaciones de emergencia en algunas
comunidades guerrerenses y, por otro lado, hay que hacer esfuerzos capitales en
la prevención de mayores violencias.
Esta es una oportunidad para pensar seriamente en una acción coordinada
entre las autoridades y la sociedad civil. Es importante que caigamos en la
cuenta de que los esfuerzos unilaterales y fragmentados no tienen eficacia y de
que las autoridades no tienen capacidad de afrontar la situación de violencia
si no cuentan con la colaboración de la sociedad civil. Así como para la atención
de la emergencia causada por las lluvias hubo una gran participación de la
sociedad civil, expresada en organizaciones, instituciones, empresas y personas
físicas, que abrieron bastantes cauces de colaboración entre autoridades y
sociedad, cabe pensarque ha llegado el momento de abrir cauces de colaboración
en los que la sociedad civil tenga una decisiva participación en los esquemas
de seguridad como un componente fundamental de la construcción de la paz.
Planteamientos para la reconstrucción
Ante la necesidad de prevenir más pérdidas de vidas y del patrimonio de las
familias y comunidades afectadas por los desastres causados por las lluvias, es
necesario implementar procesos que permitan la colaboración de todos los
actores involucrados. Se han planteado acciones preventivas como la evacuación
y la reubicación de comunidades enteras y, además, la reconstrucción de las
viviendas para las familias afectadas, lo mismo que los espacios públicos
afectados. La Provincia de Acapulco hace algunos planteamientos sobre estos
procesos para contribuir, de manera corresponsable a la elaboración de
estrategias que se enfoquen a mejorar las condiciones de vida de quieres
resultaron afectados por las lluvias.
Primero: Que un consejo pro reconstrucción, presente en todos los espacios
donde ésta se realice, ofrezca a los afectados toda la información objetiva que
incluya bondades y riesgos, que requieren estos procesos, para que estén en
condiciones de colaborar de manera consciente, libre y responsable. En los
casos de evacuación y reubicación, deben ser informados a cabalidad sobre las
condiciones en las que se darían estos procesos y sobre las obligaciones de
cada actor involucrado. Consideramos básico que se tenga una forma directa de
socialización con todos los involucrados para que conozcan la situación real
que tienen y la alternativa completa de reubicación o de resolver el desalojo
del que han sido objeto.
Segundo: Que la reconstrucción tenga como horizonte a las comunidades y no
solo la infraestructura de las mismas. Que las familias y comunidades afectadas
participen, con propuestas y acciones en este proceso como sujetos de su propio
desarrollo. Que cuando se trate de reubicación de comunidades, se cuide de
manera muy especial, el fortalecimiento del tejido social ya existente evitando
la dispersión o la fragmentación de las mismas y que cuando se trate de la
reconstrucción se prevean además de los espacios fundamentales como los lugares
de gobierno, los templos, los centros de salud, las escuelas…, y también se
consideren espacios comunitarios como parques, jardines, canchas deportivas, y
demás lugares comunitarios, que
fortalezcan los lazos de relación humana que construya el tejido social.
Tercero: Que el diseño de nuevos centros de población y de las viviendas se
tome en cuenta la cultura, el estilo de vida, los usos y costumbres de los
pueblos.
Cuarto: Que los afectados sean tomados en cuenta mediante consultas
directas y caminos de diálogo como condición para realizar los procesos de
evacuación, reubicación y reconstrucción.
Quinto: Que haya transparencia mediante una contraloría social en el manejo
de los recursos públicos que se empleen en estos procesos.
Sexto: Que se busque la colaboración de los afectados y se fortalezcan sus
capacidades para que participen de manera creativa en el diseño del proyecto y
su ejecución y en los procesos productivos que sean necesarios.
Séptimo: Que se busque la colaboración de la sociedad civil y de expertos
con aportes específicos escuchando opiniones y propuestas.
La Iglesia católica ofrece su colaboración sin otra pretensión que la de
aportar elementos que contribuyan a generar las mejores condiciones de vida
para las familias y comunidades afectadas. Seguiremos realizando nuestra mejor
aportación que es el acompañamiento pastoral a las mismas para animarlas a
colaborar y a responsabilizarse de su futuro.
Una vez más encomendamos a Santa María de Guadalupe y a los santos
guerrerenses, San David Uribe y San Margarito Flores todo el proceso de
rehabilitación y reconstrucción del Estado de Guerrero. A todos les hacemos
llegar con fe y esperanza nuestra bendición.
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