3 nov 2013

Comunicado en solidaridad con los obispos de Michoacán


 Comunicado en solidaridad con los obispos de Michoacán

de Carlos Garfias Merlos
Arzobispo de Acapulco 
 PROVINCIA ECLESIÁSTICA DE ACAPULCO
 Comunicado de los obispos de la Provincia Eclesiástica de Acapulco
 30 de octubre de 2013.
A las comunidades diocesanas
A los agentes de pastoral
A las autoridades civiles
A las organizaciones e  instituciones sociales
A la sociedad civil
A todos los hombres y mujeres de buena voluntad:
Nuevamente nos dirigimos a ustedes los obispos de Ciudad Altamirano, Tlapa, Chilpancingo – Chilapa y Acapulco para compartir nuestros temores y esperanzas en el acompañamiento pastoral que hacemos al Pueblo de Dios en el estado de Guerrero. Que la paz del Señor esté con ustedes.
Llamamos a las autoridades y a toda la sociedad civil de Guerrero a que afrontemos las violencias patentes y latentes en el estado con una responsabilidad compartida

Un tema que sigue siendo una preocupación de primer orden es el de la violencia y de la inseguridad en el estado de Guerrero. Los hechos ocurridos esta semana en el vecino estado de Michoacán nos hacen pensar en que pueden darse hechos semejantes en algunas regiones de Guerrero si no hay acciones preventivas de fondo. Por eso hacemos nuestras las diversas expresiones episcopales que están relacionadas con este asunto.
Nos hacemos solidarios con monseñor Miguel Patiño, obispo de Apatzingán quien, en días pasados hizo una valiente denuncia sobre la situación de ingobernabilidad en algunas regiones del estado de Michoacán e hizo un llamado a recuperar el estado de Derecho como una urgencia impostergable. Su llamado merece toda la consideración de las autoridades y de la sociedad en orden a poner las condiciones básicas para la convivencia social y para la seguridad de los ciudadanos. También asumimos el llamado de la Presidencia de la Conferencia del Episcopado Mexicano a las autoridades federales, estatales y municipales para que desarrollen una acción pronta y eficaz ante la injusticia de los levantones, secuestros, asesinatos y cobro de cuotas que afectan al bien y la prosperidad de tantas personas y comunidades.
De la misma manera monseñor Alberto Suarez Inda, arzobispo de Morelia, haciendo eco a las múltiples tragedias que padecen familias y comunidades michoacanas, ha señalado, en una carta al gobernador de Michoacán, la necesidad de “identificar y atender con inteligencia las raíces profundas de los hechos que preocupan y afectan a la población” y.de “crear una sinergia, una colaboración respetuosa y armónica con el Gobierno Federal, las Fuerzas Armadas, los Gobiernos Municipales, los Poderes Legislativo y Judicial, para que se avance, más allá de visiones particulares, en el aterrizaje de las principales propuestas consensuadas en el Acuerdo por Michoacán, que hemos de valorar como un germen de esperanza”.
 En algunas regiones del estado de Guerrero como en Tierra Caliente, Norte, Centro, Acapulco y Costa Grande, ya padecemos situaciones dramáticas causadas por la inseguridad y la violencia y mucha gente vive en una permanente desesperanza. Por nuestra parte, queremos hacer un llamado para que todos nos responsabilicemos de la construcción de la paz de una manera decidida. Nos preocupa que pueden aumentar las expresiones de violencia al no atenderse, de manera integral, las causas que la han generado y que puedan darse situaciones de crisis que generen la violencia y confrontación total que rebase a las autoridades y a toda la sociedad. Ya hay situaciones de emergencia en algunas comunidades guerrerenses y, por otro lado, hay que hacer esfuerzos capitales en la prevención de mayores violencias.
 Esta es una oportunidad para pensar seriamente en una acción coordinada entre las autoridades y la sociedad civil. Es importante que caigamos en la cuenta de que los esfuerzos unilaterales y fragmentados no tienen eficacia y de que las autoridades no tienen capacidad de afrontar la situación de violencia si no cuentan con la colaboración de la sociedad civil. Así como para la atención de la emergencia causada por las lluvias hubo una gran participación de la sociedad civil, expresada en organizaciones, instituciones, empresas y personas físicas, que abrieron bastantes cauces de colaboración entre autoridades y sociedad, cabe pensarque ha llegado el momento de abrir cauces de colaboración en los que la sociedad civil tenga una decisiva participación en los esquemas de seguridad como un componente fundamental de la construcción de la paz.

Planteamientos para la reconstrucción
 Ante la necesidad de prevenir más pérdidas de vidas y del patrimonio de las familias y comunidades afectadas por los desastres causados por las lluvias, es necesario implementar procesos que permitan la colaboración de todos los actores involucrados. Se han planteado acciones preventivas como la evacuación y la reubicación de comunidades enteras y, además, la reconstrucción de las viviendas para las familias afectadas, lo mismo que los espacios públicos afectados. La Provincia de Acapulco hace algunos planteamientos sobre estos procesos para contribuir, de manera corresponsable a la elaboración de estrategias que se enfoquen a mejorar las condiciones de vida de quieres resultaron afectados por las lluvias.

Primero: Que un consejo pro reconstrucción, presente en todos los espacios donde ésta se realice, ofrezca a los afectados toda la información objetiva que incluya bondades y riesgos, que requieren estos procesos, para que estén en condiciones de colaborar de manera consciente, libre y responsable. En los casos de evacuación y reubicación, deben ser informados a cabalidad sobre las condiciones en las que se darían estos procesos y sobre las obligaciones de cada actor involucrado. Consideramos básico que se tenga una forma directa de socialización con todos los involucrados para que conozcan la situación real que tienen y la alternativa completa de reubicación o de resolver el desalojo del que han sido objeto.

Segundo: Que la reconstrucción tenga como horizonte a las comunidades y no solo la infraestructura de las mismas. Que las familias y comunidades afectadas participen, con propuestas y acciones en este proceso como sujetos de su propio desarrollo. Que cuando se trate de reubicación de comunidades, se cuide de manera muy especial, el fortalecimiento del tejido social ya existente evitando la dispersión o la fragmentación de las mismas y que cuando se trate de la reconstrucción se prevean además de los espacios fundamentales como los lugares de gobierno, los templos, los centros de salud, las escuelas…, y también se consideren espacios comunitarios como parques, jardines, canchas deportivas, y demás lugares comunitarios,  que fortalezcan los lazos de relación humana que construya el tejido social.

Tercero: Que el diseño de nuevos centros de población y de las viviendas se tome en cuenta la cultura, el estilo de vida, los usos y costumbres de los pueblos.

Cuarto: Que los afectados sean tomados en cuenta mediante consultas directas y caminos de diálogo como condición para realizar los procesos de evacuación, reubicación y reconstrucción.

Quinto: Que haya transparencia mediante una contraloría social en el manejo de los recursos públicos que se empleen en estos procesos.

Sexto: Que se busque la colaboración de los afectados y se fortalezcan sus capacidades para que participen de manera creativa en el diseño del proyecto y su ejecución y en los procesos productivos que sean necesarios.

Séptimo: Que se busque la colaboración de la sociedad civil y de expertos con aportes específicos escuchando opiniones y propuestas.

La Iglesia católica ofrece su colaboración sin otra pretensión que la de aportar elementos que contribuyan a generar las mejores condiciones de vida para las familias y comunidades afectadas. Seguiremos realizando nuestra mejor aportación que es el acompañamiento pastoral a las mismas para animarlas a colaborar y a responsabilizarse de su futuro.

Una vez más encomendamos a Santa María de Guadalupe y a los santos guerrerenses, San David Uribe y San Margarito Flores todo el proceso de rehabilitación y reconstrucción del Estado de Guerrero. A todos les hacemos llegar con fe y esperanza nuestra bendición.

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