Acerca de
Calderón y Televisa: historia de una confabulación
Revista Proceso # 1931, 2 de noviembre de 2013;
PALABRA
DE LECTOR
De Martín
Esparza Flores
Señor
director:
A cuatro
años de nuestra lucha de resistencia, y con motivo de la presente, me es grato
enviarle un cordial y afectuoso saludo en nombre de todos los miembros del
Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), felicitándolo por su profesional
desempeño al frente de un semanario que es punto de referencia obligado en el
acontecer nacional.
Apelando
como siempre a su apertura y pluralidad, deseo hacer algunas precisiones sobre
el reportaje publicado en Proceso 1930, del 27 de octubre, bajo el encabezado: Calderón y Televisa:
historia de una confabulación, firmado por el reportero Jenaro Villamil, en
cuyo contenido se narran situaciones que es pertinente aclarar para que la
opinión pública tenga mayores elementos de juicio, sobre todo por el contexto
histórico que enfrenta nuestro país ante asuntos tan trascendentes como la
reforma energética.
De
acuerdo con la información proporcionada al señor Villamil por el empresario
Mark Randolph James, su socio, Cristóbal Mario Canales Lebrija, le confió que
durante una cena en la que él estuvo presente, celebrada el 28 de septiembre de
2009, y que contó con la presencia de su tío Fernando Canales; del entonces
presidente Felipe Calderón; del secretario del Trabajo, Javier Lozano; del
secretario de Comunicaciones, Juan Molinar Horcasitas, y, supuestamente, de un
servidor, se decidieron dos cosas: una, la concesión a favor de la firma
WL-Comunicaciones para la explotación de la fibra óptica; y dos, el futuro del
SME, mediante la extinción de Luz y Fuerza.
Líneas
adelante nuevamente se me ubica en la supuesta reunión donde, según las fuentes
informativas, tuve un ríspido desencuentro con Calderón. Y cito textual: “En su
momento, Esparza contó este episodio a la reportera Rosalía Vergara…”. Quiero
por ello aclarar que nunca estuve en dicha cena y desconozco en lo absoluto su
veracidad y el contenido de la misma. Ignoro si en el imaginario de la
periodista de referencia se haya concebido un suceso del cual nunca fui
partícipe, como también lo menciona Mark Randolph, quien endosa a Cristóbal
Canales el origen de su versión expresada en la entrevista, sustento del
reportaje.
Se
infiere en el cuerpo de la nota que el empresario Randolph James fue defraudado
por el sobrino de Fernando Canales, su entonces socio, razón por la cual se
percató del despojo de que fue objeto para el manejo de una concesión de fibra
óptica, misma que le fue arrebatada para favorecer a Televisa.
Lo
expuesto por el entrevistado, amén de las imprecisiones ya anotadas, corrobora
lo que desde hace años hemos venido denunciando en el sentido de que el Decreto
de Extinción de Luz y Fuerza buscaba desaparecer a la entidad pública y al
Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), porque existía un compromiso ya
pactado del gobierno de Felipe Calderón para otorgar el millonario negocio de
la fibra óptica a la empresa WL-Comunicaciones, donde aparecieron como socios
mayoritarios Fernando Canales y Ernesto Martens, quienes habían sido
secretarios de Energía en el sexenio de Vicente Fox.
A cuatro
años del brutal atropello contra el SME, la lectura del pasado inmediato no
deja duda alguna sobre los verdaderos motivos que llevaron a Felipe Calderón a
desaparecer a la empresa pública, como parte de un encubierto proceso de
privatización y desmantelamiento de la industria eléctrica nacional, pues la
cesión de la fibra óptica a favor de empresas extranjeras y monopolios como
Televisa no fue exclusiva de la infraestructura de Luz y Fuerza del Centro
(LFC), sino de la propia Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Es
evidente que no fue la inviabilidad financiera de la paraestatal el fundamento
real de su desaparición, sino la estrategia neoliberal de aniquilar y
desaparecer a las empresas públicas. La entidad pudo haber saneado sus
finanzas, precisamente, mediante la utilización de sus más de mil 100
kilómetros de la red de fibra óptica contenida en su infraestructura. Valga
recordar que en el Convenio de Productividad del 16 de marzo de 2008 el SME
propuso en la cláusula décima realizar estudios de factibilidad para que, junto
con los directivos de LFC, se solicitara a la Secretaría de Comunicaciones y
Transportes el otorgamiento de una concesión para operar una red pública de
telecomunicaciones que hubiera redundado en beneficios tanto para la población
como para las finanzas públicas.
Documentos
oficiales comprueban que el 5 de diciembre de ese año la Junta de Gobierno de
Luz y Fuerza dio la anuencia para que su entonces director general, Jorge
Gutiérrez Vera, realizara los estudios de factibilidad para concretar la
propuesta del SME. El 17 del mismo mes, el funcionario peticionó la opinión de
la Secretaría de Energía (Sener) para continuar con el proyecto.
El 11 de
junio de 2009, la Sener emitió su aprobación para que los directivos de LFC
gestionaran la mencionada concesión, razón por la cual el 30 de junio se presentó
el último trámite luego de haber dado total cumplimiento a los 46 puntos
peticionados por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).
En el
actual contexto, es de vital importancia decir a los mexicanos que la
contestación nunca llegó porque, en el siniestro doble lenguaje de la anterior
administración, la fibra óptica de LFC ya estaba reservada para consorcios como
WL-Comunicaciones y Televisa. Cuatro meses después vino el artero golpe contra
el SME, que también afectó a los usuarios de la energía eléctrica de la zona
centro del país con la imposición de altas tarifas eléctricas y un mal
servicio.
Si en vez
de favorecer a WL-Comunicaciones se hubiera optado por la creación de una
filial de LFC para brindar el servicio del triple play, a precio y calidad
competitivos en la zona centro del país, la paraestatal habría tenido
anualmente ingresos extra por 100 mil millones de pesos. Recursos suficientes
para sanear sus finanzas y beneficiar a millones de personas con el acceso a
herramientas de enseñanza básicas como el internet a un bajo costo y no al
elevado precio que actualmente imponen en el mercado las firmas privadas.
Es por
ello, señor director, de vital importancia resaltar las precisiones aquí
expuestas, porque no sólo los miembros del Sindicato Mexicano de Electricistas,
en resistencia, sino todos los mexicanos, debemos estar conscientes del deber
que tenemos con el futuro del país y de nuestros hijos, en la defensa de
nuestros recursos energéticos, ante el riesgo de que sean desmantelados y
entregados a consorcios privados, como ya ocurrió con la fibra óptica de LFC, y
como es la oculta pretensión insertada en la reforma energética.
Gracias
de antemano por su solidaria atención.
Atentamente
“Por el
Derecho y la Justicia del Trabajador”
Martín
Esparza Flores
Secretario
general del Sindicato Mexicano de Electricistas
**
Respuesta
de Jenaro Villamil
Señor
director:
Como bien
se asienta en el texto firmado por este reportero, fue Mark Randolph James
quien dijo que su entonces socio Cristóbal Canales había participado en la cena
del 28 de septiembre de 2009, donde estuvieron Felipe Calderón, Javier Lozano y
Martín Esparza, entre otros.
Y fue el
mismo James quien aseguró que el entonces presidente Felipe Calderón se había
enfurecido con “el desafío de Martín Esparza”.
Dicho
desafío había sido registrado por la reportera Rosalía Vergara –y así lo
acredité– en Proceso 1719, del 11 de octubre de 2009.
Por lo
demás, el propio Esparza confirma que hubo una confabulación político-empresarial
para afectar al Sindicato Mexicano de Electricistas y al propietario de la
empresa Tangentte, así como para beneficiar a los consorcios que se han
apropiado del negocio de la fibra óptica en la guerra de las telecomunicaciones
en México.
Atentamente
Jenaro
Villamil
**
Respuesta
de Rosalía Vergara
Señor
director:
Es
preciso señalar que, durante una entrevista concedida por Martín Esparza a esta
reportera en octubre de 2009 y difundida con el título El lucro, origen del
conflicto entre el SME y Calderón (Proceso 1790), él me declaró lo que yo
reproduje y que es citado por Villamil.
Y aunque
ahora Esparza lo niegue, el propio Mark Randolph James confirmó al reportero
Villamil que entre el dirigente sindical y Felipe Calderón hubo, en la
mencionada cena, una confrontación que “enfureció” al entonces presidente.
Atentamente
Rosalía
Vergara
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