IFE
o INE: la encrucijada
Notas de Carole
Simonnet y Ernesto Núñez
Enfoque de Reforma 3 noviembre 2013.- Entre la
indecisión de la Cámara de Diputados en el nombramiento de cinco consejeros
electorales, y del Senado en la aprobación de una nueva reforma electoral, el
IFE volvió a quedar incompleto. Y, además, su futuro es incierto.
Esta
vez fue reducido a su mínima expresión en 23 años: cuatro consejeros que, por
lo pronto, deberán distribuirse el trabajo de sus seis comisiones permanentes:
María Marván, Lorenzo Córdova, Marco Baños y Benito Nacif. Este último
encabezará el Consejo General durante el primer periodo de presidencias
rotativas mensuales acordado el pasado jueves.
No
es la primera vez que el IFE queda mutilado por la incapacidad de la Cámara de
Diputados para nombrar a sus integrantes conforme a lo estipulado en la
Constitución: entre octubre de 2010 y diciembre de 2011 el IFE funcionó con
seis consejeros; fueron 14 meses en los que se llegaron a poner en riesgo los
preparativos de las elecciones federales del 2012.
El
IFE duró 13 meses completo, pues en febrero de este año renunció el recién
llegado Sergio García Ramírez, consejero cuestionado por su cercanía al PRI. Y,
aunque la Cámara tenía el mandato constitucional de suplirlo –e incluso fue
exhortada a hacerlo por el Tribunal Electoral– el IFE se mantuvo con ocho
consejeros.
Hasta
que el pasado miércoles expiró el periodo de quien era su presidente, Leonardo
Valdés, y de los consejeros Macarita Elizondo, Alfredo Figueroa y Francisco
Guerrero.
Mutilado,
esta vez el IFE enfrenta al mismo tiempo la incertidumbre de su futuro, pues
los senadores negocian una reforma político-electoral en la que el acuerdo se
ve cada vez más lejano.
INE,
una quimera
Hace
un año, en el marco de las negociaciones del Pacto por México, los dirigentes
del PRI, PRD y PAN acordaron crear una sola autoridad electoral de carácter
nacional, encargada de organizar todos los procesos electorales federales,
estatales y municipales.
Esto,
para imprimir a los comicios locales el mismo grado de legalidad y certeza que
le da el IFE a las elecciones federales.
En
el Pacto firmado el 2 de diciembre de 2012 se estableció como compromiso 90
llevar a cabo una reforma constitucional para crear esa autoridad nacional, un
código de procedimientos electorales de aplicación general y una ley de
partidos políticos.
Los
firmantes se comprometieron también a realizar ajustes al financiamiento de los
partidos, los topes de campaña y las causales de nulidad en las elecciones.
El
compromiso se refrendó en el adéndum al Pacto firmado el 8 de mayo, en el que
se estableció que la iniciativa de reforma política se presentaría y aprobaría
en un periodo extraordinario del Congreso, antes de septiembre.
No
ocurrió así. Pero el PAN presentó su propia iniciativa de reforma; una
propuesta que establece la desaparición de los institutos electorales de las 32
entidades federativas y la creación del Instituto Nacional de Elecciones.
Desde
entonces, el debate en torno al INE mostró el rechazo de académicos, ex
consejeros y ex magistrados electorales, y algunos legisladores.
El
PRD se sumó a la propuesta y el PRI también se pronunció a favor, aunque
tímidamente.
Al
inicio del periodo ordinario de sesiones, en septiembre, el jefe nacional del
PAN, Gustavo Madero, emplazó al gobierno de Enrique Peña Nieto a aceptar la
creación del INE para poder apoyar su reforma energética.
A
principios de octubre, tras semanas de estira y afloja, el gobierno federal y
las dirigencias de PAN, PRD y PRI llegaron a un acuerdo en el seno del consejo
rector del Pacto por México: crear el INE, desaparecer los institutos y
tribunales locales, elaborar una legislación electoral única y diseñar una Ley
General de Partidos.
Según
senadores consultados, la propuesta incluía también la figura de los gobiernos
de coalición (propuesta 87 del Pacto) y la reelección de legisladores. Y ésta
se negoció directamente en el Consejo Rector, con la participación del
secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, y el jefe de la Oficina de la
Presidencia, Aurelio Nuño.
Sin
embargo, la confrontación entre el PRI y el PAN por el incremento de impuestos
en la reforma fiscal vino a estancar la negociación del INE en el Senado.
A
lo que se sumó el rechazo de algunos gobernadores, entre los que destacan los
de emblemáticos bastiones priistas: Eruviel Ávila, del Estado de México, tierra
del Presidente, y Francisco Olvera, de Hidalgo, entidad natal del secretario de
Gobernación.
A
la crítica se sumó el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel
Mancera.
Los
tres mandatarios se manifestaron en contra la semana pasada, haciendo eco de
los argumentos esgrimidos por los presidentes de las autoridades electorales
locales, quienes desde hace meses salieron en su defensa, negando que estén
cooptados por los gobernadores.
Desde
mediados de octubre, el coordinador del PRD en el Senado, Miguel Barbosa, y el
presidente de la Comisión de Estudios Legislativos Segunda, Alejandro Encinas,
exigieron al gobierno federal una renegociación de los términos en los que el
Pacto negoció la creación del INE.
Aurelio
Nuño y el subsecretario de Enlace Legislativo de la Secretaría de Gobernación,
Felipe Solís Acero, formaron un grupo de trabajo en el que participan –además
de Barbosa y Encinas– el vicecoordinador de la bancada del PAN, José María
Martínez; el presidente panista de la Comisión de Justicia, Roberto Gil, y el
presidente de la Comisión de Puntos Constitucionales, el priista Enrique Burgos.
En
la última reunión, el senador Martínez –jalisciense cercano a Gustavo Madero–
defendió la propuesta del consejo rector, pero el corderista Roberto Gil y
Encinas se opusieron a la desaparición de los 32 institutos locales.
Hasta
la semana pasada, se vislumbraba la posibilidad de acordar una opción
intermedia: crear el INE para cumplir con el Pacto, pero mantener los
institutos locales.
La
propuesta de coexistencia, impulsada por Encinas, prevé convertir al IFE en INE
pero descarta la elaboración de una legislación única y sólo prevé atribuirle a
la nueva autoridad electoral la facultad de nombrar a los consejeros locales a
través del Servicio Profesional Electoral.
Propone
también cambiar el mecanismo de designación de los nuevos consejeros nacionales,
quienes seguirían electos por mayoría calificada de la Cámara de Diputados pero
con una selección técnica previa a cargo de órganos constitucionales autónomos.
Otros
puntos que deberán definir los legisladores en las semanas por venir son el
número de integrantes del Consejo General y si los consejeros actuales podrán
formar parte del nuevo INE.
Por
lo pronto, los consejeros del IFE (tanto los que se fueron como los que se
quedaron) hicieron la semana pasada llamados para que la Cámara no mantenga esta
situación por demasiado tiempo, y advirtieron sobre los peligros que entraña la
negociación en curso.
En
su última intervención como presidente del IFE, Leonardo Valdés dijo el pasado
miércoles: "la contribución del IFE para la gobernabilidad democrática se
convirtió en el fundamento para crear una autoridad nacional de elecciones.
Paradójicamente, esa expectativa de transformación estructural está pasando por
una negociación que vulnera, lamentablemente, la garantía constitucional de
estabilidad e independencia de esta autoridad electoral".
Si
los partidos cumplen con su intención de aprobar la reforma política antes de
la energética, la fase decisiva de dicha negociación comenzará esta semana.
**
El
INE no debe ser juez'.- Woldenberg
Carole
Simonnet
Ciudad
de México (3 noviembre 2013).- Detractor
de la propuesta de un Instituto Nacional de Elecciones, el ex presidente del
IFE (1996-2003), José Woldenberg, delinea un piso mínimo de tres condiciones
para que este organismo en ciernes pueda funcionar como única autoridad
electoral con los mismos patrones de calidad que ha demostrado el Instituto
Federal Electoral:
Que
se tome al IFE como base de dicho instituto; que se instauren juntas
permanentes para la elección de diputados locales y ayuntamientos, y que se le
quite la función de ser juez de las quejas entre los partidos.
"Si
queremos que las organizaciones locales, ahora organizadas por el INE, tengan
los estándares de calidad del IFE, se tiene que pensar en una estructura
similar a la del IFE para los asuntos locales", advierte.
El
académico de la UNAM asegura que el número de consejeros a nivel nacional no
importa tanto (7, 9 o 11), pero sí es crucial establecer debajo de las 32
juntas y consejos locales y las 300 juntas y consejos distritales que existen
ahora un nuevo andamiaje compuesto por juntas y consejos para distritos locales
y ayuntamientos.
Considera
que los legisladores cometerían un error si deciden regresar a funcionarios de
temporada para las elecciones locales.
"He
escuchado voces que me preocupan mucho, claro que se puede hacer elecciones sin
servicio civil de carrera, durante décadas se hicieron así en México pero es
uno de los candados de seguridad más importantes del IFE", dice.
Y
pone un ejemplo concreto: si se va a contratar a un funcionario por 6 meses, se
tiene que pensar dónde va a trabajar después de estos 6 meses y dónde va a
estar su lealtad. "Mi punto no es que no se pueda sino que no se
debe", enfatiza.
Subraya
que los integrantes de dichas juntas (que calcula en no menos de tres por cada
una) deben ser seleccionados por concursos de oposición abierta y sujetos a
todos los beneficios otorgados en el servicio civil de carrera respecto a
capacitación, promoción y estabilidad en el empleo.
El
investigador insiste en que los partidarios del INE no han realizado un
diagnóstico certero cuando afirman que todos los institutos locales han sido
cooptados por los gobernadores.
Y
agrega que, aunque fuera cierta esta tesis, el remedio que proponen no responde
a la enfermedad, pues resultaría más efectivo fortalecer a dichos organismos
con la homologación de los criterios de elegibilidad, permanencia en el cargo e
inamovilidad de sus consejeros y la instauración del Servicio Profesional
Electoral para su personal administrativo.
Advierte
del peligro que sería plantear el INE dejando incólumes a los institutos
locales actuales.
"Sería
un absurdo, porque cuál sería la tarea de cada quien", dice.
Lo
que no se debe hacer
En
un ejercicio de proyección sobre el mejor diseño de las nuevas funciones del
INE, Woldenberg sostiene que puede funcionar siempre y cuando se le quite la
facultad de resolver los procedimientos sancionadores.
"Cuando
hay litigio hay que irse directamente a las salas regionales del Tribunal
Electoral del Poder Judicial de la Federación", subraya.
Plantea
la urgencia de robustecer la definitividad de los actos y etapas del proceso
electoral, para evitar que se impugne a contentillo y en cualquier momento.
Y
expresa su total rechazo a la pretensión de PAN y PRD de agregar en la
Constitución el rebase de los topes de campaña como causal de nulidad.
"Seguir
metiendo causales lo que va a causar son estímulos para que se impugnen las
próximas elecciones. No se necesita ser Sherlock Holmes para pensar que el
resorte que se va a activar para impugnarlas es el rebase de los topes de
campaña", dice.
Respecto
al nombramiento de consejeros, Woldenberg considera que la Cámara de Diputados
sigue siendo el mejor elector, por ser un órgano colegiado de Estado en donde
ninguna de las fuerzas políticas tiene la mayoría. Esto, a pesar de los
procesos fallidos de 2003 (cuando quedó excluida la izquierda del reparto) y de
2010-2011 (cuando la Cámara tardó 14 meses en elegir a cuatro consejeros).
Independientemente
de los candados que se pongan para la evaluación de los candidatos al Consejo,
el académico precisa que lo fundamental es que los candidatos designados no
aparezcan como correas de transmisión de los partidos políticos.
Y
pone como ejemplo de lo que no se debe hacer la última convocatoria lanzada
para nombrar a cinco consejeros del IFE, en la que se plantea que cada una de
las fracciones designen una lista de 10 candidatos.
"Quedan
marcados por los partidos que los promueven, y eso no es bueno",
sentencia.
**
Es
una mala idea'.- Ugalde
Ugalde
asegura que si el Congreso va a crear el Instituto Nacional de Elecciones debe
tomar previsiones para hacerlo "menos malo"
Carole
Simonnet
Ciudad
de México (3 noviembre 2013).- Lo peor
que podrían hacer los legisladores sería crear un Instituto Nacional de
Elecciones (INE) y mantener a los 32 institutos locales, advierte Luis Carlos
Ugalde.
"Sería
el peor escenario, porque esto haría crecer la burocracia y la duplicidad de
funciones... podemos acabar en ésa por cuestiones de negociación
política", indica a unos días de que los senadores definan la reforma
político-electoral.
El
presidente del IFE entre 2003 y 2007 considera que si el Congreso quiere
preservar los logros y el prestigio alcanzados por el IFE en los últimos 23
años, debe evitar sobrecargar de nuevas funciones al nuevo instituto.
Vaticina
que, de no hacerlo, el órgano responsable de la organización de todas las
elecciones en el país se convertiría en un monstruo burocrático inoperante,
susceptible de ser cuestionado en 2018 por los mismos partidos políticos que
hoy lo impulsan.
Encargado
del polémico proceso electoral del 2006, Ugalde es uno de los expertos que ha
levantado su voz en contra de la iniciativa de crear una sola instancia
electoral a nivel nacional, impulsada principalmente por el PAN –y defendida al
principio por el PRD– con el argumento de acabar con la intromisión de
gobernadores en los comicios estatales vía los institutos locales electorales.
El
actual director de Integralia Consultores sugiere al Legislativo tomar cinco
previsiones a la hora de crear el nuevo órgano electoral.
1.
Quitar al INE la facultad de administrar las miles de quejas y litigios que se
suscitan en campañas entre partidos y candidatos, para transferirla a las salas
regionales del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
2.
Remover de la Constitución la prohibición de realizar campañas denigratorias,
incluida a raíz de la reforma electoral de 2007.
"Éstas
representan el 45 por ciento de las quejas que interponen los partidos durante
el proceso electoral. Si se remueve esta prohibición, que además es
antidemocrática, absurda y simuladora, se les quita al IFE o a las salas
regionales del TEPJF una carga que obstaculiza su labor de organización de los
comicios", puntualiza.
3.
Eliminar el establecimiento de topes de gastos de campaña que por definición no
son observables y, en cambio, orientar la labor de fiscalización a detectar el
dinero paralelo que se inyecta en campañas de manera ilegal.
"No
debe haber topes de campaña porque nadie los observa y porque no es posible
establecer una sanción creíble a partir de topes. Mejor que el nuevo INE se
meta a revisar cosas que sí puede atacar con inteligencia financiera:
donaciones no reportadas, dinero del crimen organizado y desvío de recursos
públicos", explica.
Para
logarlo, abunda, se debe modificar el actual sistema de fiscalización basado en
una revisión ex post de los informes de partidos políticos, que ha demostrado
ser totalmente ineficaz.
4.
Descargar al INE de la emisión de credenciales de electores.
5.
Quitarle el monitoreo de la transmisión de spots en medios de comunicación.
A
su juicio, deben crearse dos organismos autónomos responsables de emitir
cédulas de identidad para toda la población (las cuales servirían para votar),
y de regular el funcionamiento de los medios de comunicación tanto electrónicos
como impresos (revisión de transmisión de spots, cálculo de ratings y
audiencias de televisión, radio y periódicos).
"Pensar
que el INE, además de organizar todas las elecciones del país, va a dedicarse a
castigar a los partidos en todas las elecciones es convertirlo en un foco de
conflictividad y convertir cada problema local en un problema nacional",
sentencia.
Cuidar
la marca
Ugalde
urge a cuidar dos grandes valores del IFE: su marca y el personal
administrativo y operativo que forman parte del Servicio Profesional Electoral.
Considera
indispensable una cirugía mayor al proceso de designación de los consejeros
electorales, deslegitimado por haberse convertido en un reparto de cuotas entre
los partidos políticos.
"El
proceso actual está rebasado, está quebrado, no genera confianza", señala.
Ugalde
recomienda establecer una convocatoria abierta, una preselección de candidatos
con una fase técnica (examen de conocimientos por el Instituto Nacional de
Evaluación Educativa) y política (comparecencia en comisiones legislativas), y
una votación por consenso de las dos terceras partes de la Cámara de Diputados.
Y,
en caso de que no se pongan de acuerdo, debe proceder la insaculación.
En
cuanto al número de consejeros, sostiene que, más que incrementarlos –la
iniciativa del PAN propone que sean 11–, se debería convertir a los consejos y
juntas locales en verdaderos "órganos decisorios", lo que implica
tomar medidas para fortalecerlos con órganos de gobierno y mecanismos válidos
de selección de funcionarios.
"No
necesitas 11 o 15 consejeros, porque el INE será nacional. Lo que sí es
fundamental es crear comisiones a nivel estatal y municipal que supervisen el
trabajo en ese ámbito geográfico electoral. Las juntas locales y distritales
ejecutivas del INE tendrán que ser órganos decisorios muy relevantes, con
consejeros que tengan poderes de decisión en su ámbito", subraya.
Dichos
consejeros locales –añade– deberían ser designados por los propios consejeros
electorales federales para garantizar la operatividad de la nueva institución.
Ugalde
pide evitar que se haga realidad en el INE el principio de Peter, que dice que
las organizaciones que realizan bien su trabajo generalmente son sobrecargadas
de nuevas funciones hasta que llegan a su nivel de incompetencia.
"El
INE es una mala idea de política pública. Dado que mi opinión versa sobre cómo
hacerlo menos malo, creo que se tiene que volver al INE a los orígenes de una
autoridad electoral cuya función es organizar elecciones más que resolver
conflictos", indica.
**
Debe
tener la fuerza del IFE'.- Valdés
El
último presidente que ha tenido el IFE se pronuncia a favor de la autoridad
electoral nacional, pero con nuevas leyes que la respalden
Ernesto
Núñez
Ciudad
de México (3 noviembre 2013).- Leonardo
Valdés se apega a lo firmado por los partidos en el Pacto por México para
delinear su reforma electoral idónea: Instituto Nacional de Elecciones sí, pero
con Ley General de Partidos Políticos y Código Nacional de Procedimientos
Electorales.
A
punto de dejar la presidencia del IFE, Valdés dice confiar en que los partidos
cumplirán lo que acordaron y firmaron en diciembre del año pasado.
"Una
exitosa reforma electoral en este momento en México requiere de la ley de
partidos, del código nacional y de la constitución del INE", insiste.
El
ex consejero electoral advierte al Poder Legislativo que el INE deberá
construirse a partir de los recursos humanos y el patrimonio material del IFE:
su servicio profesional electoral como sustento de la credibilidad y certeza en
el arbitraje comicial; sus inmuebles, sus sistemas informáticos y de monitoreo.
Según
Valdés, sólo cuidando este patrimonio el INE va a poder hacer frente a las
elecciones del 2015, que se anticipan complejas por la concurrencia de la
elección federal en la que se renovará la Cámara de Diputados, más 20
elecciones estatales, 9 de ellas de gobernador.
"El
INE que organizará eventualmente esa elección nacional, federal y local tendrá
que tener la fortaleza que hoy tiene el IFE para dar buenas cuentas a la
nación", advierte.
También
ubica áreas en las que debería aprovecharse la reforma política en curso para
mejorar procesos y corregir errores del actual IFE: el cómputo distrital donde
se hace el recuento de los votos, el modelo de comunicación política y el
modelo de fiscalización.
Valdés
coincide en trasladar al Tribunal Electoral del Poder Judicial la resolución de
los diferendos entre los partidos; los "procedimientos especiales
sancionadores" que absorben gran parte del trabajo del Consejo General.
Sin
embargo, sugiere que el IFE preserve la facultad de emitir medidas cautelares
para que, en caso de que una propaganda afecte la equidad en la competencia,
pueda suspender su transmisión de manera inmediata.
"Hay
muchas áreas de oportunidad, la ley electoral siempre es perfectible y es bueno
que después de una elección presidencial, en el ciclo natural de los procesos
electorales se revise, se actualice; se ponga a prueba en la elección
intermedia y se consolide para la siguiente elección presidencial. Ésa es una
buena experiencia de México en esta materia", añade.
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