- Actualmente, afirma Díaz, en el Tec de Monterrey hay homosexuales en prácticamente todos los niveles, desde el estudiantil hasta el magisterial y el directivo. Es algo que no se dice pero “se sabe”.
Revista
Proceso # 1931, 2 de noviembre de 2013.
Un
intento más de algunos alumnos homosexuales del Tecnológico de Monterrey por
agruparse fue bloqueado por las autoridades de ese centro de estudios regiomontano,
considerado conservador. El argumento es que está prohibido hacer proselitismo
en las instalaciones del ITESM… Es decir que para las autoridades de esa
institución –con campus prácticamente en todo el país– los estudiantes de la
comunidad LGBT equivalen a un partido político o a un grupo religioso.
MONTERREY,
NL.- Miguel Díaz Rizo intentó fundar una asociación de alumnos homosexuales en
el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM). No lo
logró
Guatemalteco de 22 años y
abiertamente homosexual, este joven cursa el séptimo semestre de la
licenciatura de animación y arte digital en el ITESM campus Monterrey. En 2011, junto con otros
estudiantes, buscó formar una asociación de alumnos de la comunidad lésbico,
gay, bisexual y transgénero (LGBT).
ero la
institución rechazó su propuesta con el argumento de que en sus instalaciones
no se permite hacer proselitismo. Esto desconcertó a Díaz Rizo, pues su interés
era ofrecer apoyo a los homosexuales, no pedirle al alumnado cambiar sus
preferencias sexuales.
Explica
en entrevista con Proceso: “Hubo apoyo de parte de las primeras personas de la
cadena directiva a las cuales les presentamos la propuesta. Les interesaba el
tema pero –y en esto evitaré dar nombres para no comprometer a nadie– se llegó
a un punto en el que se nos puso una barrera y nos dijeron: ‘Esto no, porque en
el reglamento se dice que no se puede hacer proselitismo dentro de la
institución’”.
Los
directivos del ITESM consideraron que al permitirse una asociación de ese tipo,
sus fundadores harían proselitismo por la causa homosexual, como si fuera un
partido político o un grupo religioso.
Antes, la
comunidad estudiantil referida emprendió por lo menos cuatro intentos en otros
campus del ITESM para crear agrupaciones similares con la bandera de la equidad
de género, la diversidad sexual y el respaldo al sector homosexual, dice Díaz
Rizo.
Cuenta
que en 2010 –después de que en el Distrito Federal se legalizaron los
matrimonios entre personas del mismo sexo–, se gestó un movimiento en el campus
capitalino del ITESM encaminado a impulsar su propia asociación LGBT. Pero la
iniciativa, apunta, fue rechazada por el Departamento de Desarrollo Estudiantil
y por el Área de Grupos Especializados.
Actualmente,
afirma Díaz, en el Tec de Monterrey hay homosexuales en prácticamente todos los
niveles, desde el estudiantil hasta el magisterial y el directivo. Es algo que
no se dice pero “se sabe”, señala.
Cuando
quiso formar la agrupación encontró que no hay un solo grupo de ese tipo en
ninguna universidad del país. En Estados Unidos, en cambio, muchas tienen
fraternidades gay. Harvard, una de las instituciones educativas de mayor
prestigio en el mundo, es reconocida como una de las más respetuosas de la
comunidad LGBT.
Cuestionado
al respecto, el ITESM respondió en un breve comunicado: “Ante todo es muy
importante señalar que el Tecnológico de Monterrey respeta a todas las
personas. No discrimina por su preferencia religiosa, política u orientación
sexual. En cuanto al reconocimiento oficial de grupos estudiantiles, la
institución sólo reconoce a aquellos que a su juicio enriquecen la formación
curricular de sus alumnos”.
“No
estaba listo”
Díaz Rizo
reitera que está orgulloso de estudiar en el Tec –institución fundada en 1943
por el industrial regiomontano Eugenio Garza Sada– y sabe que si se expresa
inapropiadamente de la institución puede ser sancionado.
Por eso
señala que su intención al tocar el tema de la negativa a formar las
asociaciones gay en el Tec es abrir el debate, pues el sistema de la
institución enseña a los alumnos a luchar por lo que quieren y él lo hace.
Se
respalda en el código de ética del sistema Tecnológico de Monterrey, cuyo punto
2 establece: “Tratamos a todos con equidad y evitamos cualquier tipo de
discriminación”. También se apoya en la Lista de Valores del ITESM, donde se
dice: “Vivimos en una cultura global y fomentamos la diversidad”.
Apunta
que en el campus Monterrey hay homosexuales en prácticamente todos los ámbitos;
algunos alumnos gay, dice, se expresan afecto tomados de las manos o con gestos
socialmente aceptados, como abrazarse. Dice que a él nadie le impide hablar del
tema, aunque sabe que hay quienes se incomodan por ello.
La
institución sabe y acepta la existencia de personas de la comunidad LGBT desde
el momento en el que hay grupos de apoyo psicológico para los alumnos que
exponen su necesidad de aceptación por su orientación sexual.
Afirma
que nunca ha acudido a estas terapias pero indica que algunos de sus compañeros
lo han hecho y le han comentado que les han ayudado para avanzar en sus vidas.
Díaz no
tuvo la oportunidad de presentar la propuesta por escrito ni accedió al
formulario para acreditarse como asociación dentro del sistema.
“Cuando
propusimos abrir el grupo queríamos representar a la comunidad, ser vínculo de
personas que desean salir del clóset o con dudas sobre su sexualidad. Hay
muchas universidades en Estados Unidos con grupos de diversidad sexual
permitidos y aceptados”, señala.
Agrega
que tradicionalmente en el Tec hay apertura. Los candidatos presidenciales
acuden a la institución y exponen sus ideas, aunque no reparten gorras ni hacen
proselitismo. Lo mismo ocurre cuando van los fieles de cualquier religión y
pueden exponer sus creencias, aunque no le piden a nadie convertirse, algo que
la institución no permitiría.
Pero los
directivos consideraron que una asociación de homosexuales caería en ese
supuesto propagandístico.
Díaz ha
sabido de intentos similares en otros estados. “Al final –y no sé cuáles hayan sido
las razones– se tomó la decisión de que no se iba a permitir, porque decían que
el Tec no estaba listo para tener una asociación de este tipo, lo que sea que
eso signifique. Y así ha habido otros grupos a los que les han dado los mismos
motivos para no permitirles existir.
“El Tec
cuida mucho su imagen. Quiere evitar que haya controversias. Busca siempre
mantener el prestigio de la institución”, dice.
Por eso,
considera, en el ITESM hay homosexuales que no pueden manifestar públicamente
su orientación, pues temen la reacción del personal docente y de los
directivos, quienes nunca se han pronunciado institucionalmente al respecto.
Díaz se
manifiesta en desacuerdo con la negativa del ITESM de permitir una asociación
de homosexuales, sobre todo si se considera que en la institución hay otro tipo
de agrupaciones de género, como el Foro de Mujeres Líderes, el cual busca abrir
más espacios para ellas y luchar contra el estereotipo.
“Los
derechos homosexuales están establecidos en la Carta de Derechos Humanos de la
Naciones Unidas. Pero a mí y a muchas personas nos causa conflicto que algo
como crear un grupo para promover mi integridad física y para que mis derechos
no se discriminen, sea tomado como proselitismo, porque esto implica una falta
de reconocimiento institucional al hecho de que la sexualidad es parte de la
naturaleza humana”, dice.
Alega que
nadie elige su sexualidad – “y esto es un hecho, así como existe la gravedad”
–, y los psicólogos pueden constatarlo, pues hay un consenso para señalar que
la homosexualidad no es una enfermedad ni algo aberrante o antinatural.
Según Díaz, el propósito de la agrupación que
pretendió crear es representar a la comunidad LGBT existente en la institución,
la cual carece de apoyo activo, no sólo formalizarse en una sociedad para
levantar la mano y hacerse visible.
“Queremos
que se abra un foro donde se hable de sexualidad, de libertad sexual y que las
personas sepan que existimos. Vivimos en una sociedad donde esto no se ve de
una manera aprobatoria y aclaro que esto no es culpa del Tec”, refiere.
“En mi
grupo lo que queríamos era aceptarnos, hablar del tema, apoyarnos, compartir
nuestras historias y formar una comunidad dentro del Tec. Y no era exclusiva
para chavos gay, porque la diversidad sexual está compuesta por todo el mundo”,
señala, y agrega que no existe el dato de cuánta población LGBT hay en el
ITESM.
Dice
entender la reticencia de la escuela debido a su naturaleza conservadora,
además de tener presente que se trata de una institución privada y con reglamentos
que deben acatarse.
“Estoy
muy orgulloso de ser parte del Tec y nos inculcan mucho esto de la
responsabilidad social. En todos sus discursos el rector habla de la hipoteca
social, que dice que al tener una educación superior,tengo un lugar privilegiado
en la sociedad y debo hacer algo para mejorarla.
“Nos
corresponde luchar por lo que queremos y si el Tec piensa que alguna parte del
grupo va contra los preceptos de la institución, está bien. Nadie va a obligar
al Tec. Pero estamos en nuestro derecho y es nuestro deber luchar por lo que
creemos correcto”, concluye.
El ITESM
tiene 31 campus en México y 19 oficinas de vinculación en el extranjero; 99 mil
203 alumnos de bachillerato, licenciatura y posgrado; 8 mil 831 profesores; 60
carreras profesionales –18 especialidades médicas y 15 en otras disciplinas–;
42 maestrías; 12 doctorados y cuatro programas de preparatoria.
Una
página de internet, Campus Pride Index, enlista 382 universidades
estadunidenses que aceptan a integrantes de la comunidad LGBT. Se califica con
un marcador de una a cinco estrellas para medir el grado de aceptación a los
homosexuales.
Este
índice lo elabora la organización estudiantil Campus Pride, que cual busca
crear condiciones más seguras y cordiales para la comunidad LGBT en Estados
Unidos.
La
Universidad de Harvard está aprobada con la más alta calificación en tolerancia
–las cinco estrellas– por su total aceptación a la identidad de género, así
como a las expresiones de la comunidad y a las políticas de inclusión, de apoyo
y compromiso, de seguridad y de cuidado de la salud.
Su
organización es el Harvard Gay and Lesbian Caucus, con cinco mil integrantes
entre estudiantes y directivos.
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