- El próximo martes 5 de noviembre, día del 50 aniversario luctuoso del poeta Luis Cernuda se le realizará un homenaje.
- Sus restos están abandonados en el panteón Jardín de la Ciudad de México.
"..Tú justificas mi existencia:
si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido...·Luis Cernuda Bidón.
También
Sevilla, su ciudad natal, será el día 8 escenario de la presentación del libro,
con la participación más de 40 poetas. Y el día 9 se leerán poemas en las
calles Acetres, frente a la casa donde nació el poeta, y Aire, en la que
creció.
Cernuda
nació en Sevilla el 21 de septiembre de 1902 y vivió allí hasta 1928, hijo de
una familia burguesa. El 5 de noviembre de 1963 murió de un infarto en México,
donde vivía desde hacía años en casa de Concha Méndez, madre de Paloma Altolaguirre,
su amiga, quien le encontró tirado en el suelo, con la máquina de escribir al
lado y un libro de Emilia Pardo Bazán sobre la mesa.
Su
participación activa a favor de la República en España hizo que cuando se
marchó a Inglaterra para dar unas conferencias ya no pudiera volver por la
victoria de los nacionales. Allí comenzaría su "destierro
definitivo", con un peregrinar por Francia, Estados Unidos y finalmente
México.
Independiente,
aliado de la soledad constante, rebelde, con dolor y con nostalgia por una
España de la que se separó no solo físicamente sino
"espiritualmente", escribía: "Soy español sin ganas/Que vive
como puede bien lejos de su tierra/Sin pesar ni nostalgia".
Cernuda
sentía admiración por Unamuno, de quien decía que era el mejor poeta de España.
Y es que en la poesía de este sevillano también están el pensamiento y la
emoción, la poesía pensada: él siente el pensamiento y piensa el sentimiento
que dijera Unamuno.
El
biógrafo Antonio Rivero Taravillo recoge unas palabras de Cernuda que dejan ver
muy bien su sentir vital: "Una constante en mi vida ha sido actuar por
reacción contra el medio donde me hallaba. Eso me ayudó a escapar al peligro de
lo provinciano...".
Gran
amigo de Lorca, Cernuda no se llevó mal con Alberti, de quien dijo que era
"el cristal capaz en un instante de romperse", y siempre reprochó a
Vicente Aleixandre que no hablara de su homosexualidad.
Moderno,
primero surrealista, luego metafísico, poeta del amor, "romántico por
excelencia", admirador de Bécquer, Cernuda está enterrado en México.
Cincuenta años después es una oportunidad para volver a su poesía sobre la
pérdida y la soledad, la de un poeta de la otra España.
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«Cernuda
se ha consolidado como el más influyente de los poetas españoles»
Publicado en Abcde sevilla.com03/11/2013;
Este
martes se cumple el cincuenta aniversario de la muerte de Luis Cernuda, el
mayor poeta español del XX, junto con Antonio Machado. Sevillanos los dos,
ambos murieron en el exilio y con una relación de amor y odio con la ciudad que
les vio nacer.
Antonio
Rivero Taravillo (Melilla, 1963) ganó el Premio Archivo Hispalense por una
monografía sobre la relación de Cernuda con las letras inglesas. Luego ganó el
XX Premio Comillas con el primer tomo de su biografía sobre Cernuda,
novecientas páginas en total. Éste es, posiblemente, la persona que más tiempo
ha dedicado a estudiar la vida y obra del gran poeta sevillano.
Confiesa
este poeta y traductor en una entrevista a ABC que se introdujo en el universo
de la poesía de Luis Cernuda en COU, «leyendo dos poemas, "Si el hombre
pudiera decir" y "Primavera vieja", que recoge el tono elegíaco
de Cernuda, un poco fatalista. Ese poema acababa preguntando "¿llorarías
pensando cuán bella fue la vida y cuán inútil?", lo cual me llamó mucho la
atención».
En
cuanto a la influencia de la poesía del autor de «La realidad y el deseo»
cincuenta años después de su muerte y si está por encima de la que alcanzó
Federico García Lorca, Antonio Rivero comenta que «es verdad que Lorca fue más
importante e influyente durante mucho tiempo, tal vez por la forma en que
murió. Pero a Lorca le perjudicaron sus muchos imitadores de sus romances y
poemas populares, que crearon una especie de marbete lorquiano. Y sinceramente
creo que de varias generaciones para acá Cernuda se ha consolidado como el más
influyente de los poetas españoles».
Según
este biógrafo del poeta sevillano, la influencia actual del autor de «Ocnos»
estriba en que «aunque él no lo hiciera exactamente, pregonaba la necesidad de
escribir como se habla. Y conectó muy bien con las generaciones posteriores. Él
rechazaba el lenguaje ampuloso y altisonante, hablaba de tú a tú, en un tono
bajo, y esa tendencia es la que predominó en generaciones posteriores».
Eso
le llevó a ser, según sostiene Rivero Taravillo, el más «moderno» de los poetas
del 27, precisamente por esa falta de ampulosidad en sus versos. Otro motivo es
que «en Cernuda coincidieron muchos poetas que van evolucionando, desde ese no
clasisismo hasta el surrealismo, el neorromanticismo y el Cernuda meditativo y
reflexivo», sostiene.
«La
gran aportación de Cernuda es su poesía meditativa»
A
esto añade que «la gran aportación de Cernuda, en mi opinión, es su poesía
meditativa, que se nutre en parte de sus experiencias como persona y lectora de
poesía inglesa, durante sus años en Gran Bretaña». Además, Antonio Rivero,
señala que «toda la vida de Cernuda fue un exilio perpeuto. Fue alguien que
manifiestamente no encajaba en la sociedad». En esto influía su «carácter
solitario, rebelde, que le hizo crecer mucho como poeta, pero le hizo perder
muchos amigos. Y por su homosexualidad».
En
cuanto a la relación que mantuvo Cernuda con Sevilla, el poeta fue
especialmente duro con su ciudad en sus últimos poemas. Para Rivero, dicha
relación «fue de amor odio. Y como todos los amores verdaderos y todos los
odios verdaderos fue mutuo». «Antonio Machado ya había dicho antes aquello de
"¡Sevilla, sin sevillanos, qué maravilla!". Cuando Rafael Montesinos visitó
a Cernuda en Londres en los años 40 mostró mucho interés por Sevilla. Preguntó
por la gente de la revista "Mediodía", de la que se había
distanciado, tras lo cual se acercó a Fernando Villalón, un poeta muy distinto
pero al que respeta».
Por
otra parte, este poeta y traductor sostiene que en una Sevilla actual, «creo
que su homosexualidad, que Cernuda no asumió hasta cierta edad, como muchas
personas de aquella época, no estaría mal vista ahora. Pero a diferencia de
otros poetas homosexuales, él nunca la ocultó, la vivió con naturalidad y en
sus poemas se ve claramente el género de la persona a la que están dirigidos».
Ante este tema de la homosexualidad, Rivero Taravillo admite que «Lorca, con el
que se llevaba bien, fue más recatado en este asunto que Cernuda, tal vez por
razones familiares».
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