La
versión del piloto Plumlee: La Casa Blanca protegió a Caro Quintero/MUSSIO
JAIR CÁRDENAS PALOMO
Revista Proceso # 1932, 9 de noviembre de 2013
En
abono de las afirmaciones hechas a Proceso (edición 1928) por el exagente de la
DEA Héctor Berrellez y por Phil Jordan, exdirector del Centro de Inteligencia
de El Paso, Texas, en el sentido de que la CIA mandó matar a Kiki Camarena el
expiloto aviador de esta última agencia, Robert Tosh Plumlee, sostiene que la
Casa Blanca ordenó “proteger” al narcotraficante Rafael Caro Quintero. De
hecho, en el mismo número de este semanario Plumlee también avaló con sus
declaraciones las de Berrellez y Jordan. Y ahora, en exclusiva, entra en
detalles: dice que Washington no quería que el capo revelara las operaciones
secretas de la CIA, entre ellas el apoyo a la contra nicaragüense…
LAS
CRUCES, NUEVO MÉXICO.- Robert Tosh Plumlee, el piloto aviador al servicio de la
Agencia Central de Inteligencia (CIA) y que estuvo implicado en el caso
Camarena, sostiene que transportó más de 40 toneladas de cocaína a Estados
Unidos. Añade que fue subcontratado por la agencia mediante la empresa SETCO.
Más
aún, revela: “Yo saqué a Caro Quintero de México por órdenes directas de la
CIA, operando bajo las órdenes de la Casa Blanca, de la administración de
(Ronald) Reagan”.
En
la edición 1928 de Proceso, los exagentes federales estadunidenses Héctor
Berrellez y Phil Jordan, así como el propio Plumlee, confiaron a este semanario
y a la cadena estadunidense Fox News que Enrique Kiki Camarena no fue asesinado
por Rafael Caro Quintero –quien purgó una sentencia por ese crimen– sino por un
agente de la CIA. La razón: el integrante de la DEA había descubierto que su
propio gobierno colaboraba con el narco mexicano en su negocio ilícito. En
Proceso 1929, Berrellez amplió su versión.
Ahora,
Plumlee detalla que la orden de “proteger” a Caro Quintero vino desde
Washington. El propósito: que no revelara las operaciones secretas de la CIA,
entre ellas el apoyo logístico a la contra nicaragüense, las cuales terminaron
con la vida de Kiki Camarena en febrero de 1985.
Cuenta:
“Mi contacto era un hombre que se identificaba como Robert Bennett, presunto
contacto con la CIA. En marzo de 1985 me pidió recoger a un pasajero para
llevarlo a Santa Ana, en la zona Quiché de Guatemala”.
El
pasajero era Rafael Caro Quintero, quien, dice el entrevistado, iba acompañado
de otro “hombre de seguridad de la CIA”, aunque no lo identifica.
Según
el relato de Plumlee, Quintero venía de Mazatlán, Sinaloa, donde estuvo con su
hermano Miguel y su tío Juan José Quintero Payán. Al parecer permaneció ahí un
par de días para luego volar a su rancho en Veracruz:
“No
podía volar directamente a Costa Rica, como se dijo en un inicio y como lo
creyó la DEA (siglas en inglés de la Agencia Federal Antidrogas). En primera,
porque no contaba con la papelería necesaria para hacer ese recorrido; en
segunda, porque (la aeronave) necesitaba forzosamente recargar combustible.”
Continúa
el piloto: “Lo transporté a Guatemala en una avioneta 310 Cessna durante unas
cuatro o cinco horas hasta una especie de zona de aterrizaje abandonada”.
Cuando
se le pregunta por qué lo eligió la CIA, Plumlee responde: “Obviamente porque
soy anglosajón y no hablo español. De esa manera no tendría conversación con el
pasajero”.
Una
carta enviada el 14 de febrero de 1991 por el entonces procurador general de
Estados Unidos, Gary Hart, al senador John Kerry, presidente del Subcomité
para el Terrorismo, Narcóticos y Comunicaciones Internacionales y encargado de
investigar el escándalo Irán-contras, cuya copia tiene Proceso, revela que el
dinero obtenido por el tráfico de cocaína a Estados Unidos desde Sudamérica a
través de México se utilizaba para enviar armas a la contra de Nicaragua.
La
operación, según el documento, era coordinada desde la Casa Blanca: “Esas
operaciones no eran de la CIA; estaban bajo la dirección de la Casa Blanca, el
Pentágono y personal del Consejo de Seguridad Nacional”.
La
carta refiere que “el gobierno mexicano tiene conocimiento directo de los
cargamentos ilegales de armas y tráfico de narcóticos que toman parte en el
rancho de un civil en Veracruz bajo el control y patrocinio de Rafael Caro
Quintero”.
Hart
relató también al senador que Plumlee entregó mapas, nombres y fotografías que
apoyaban sus declaraciones, y solicitó una investigación que nunca se realizó.
Los
argumentos de Washington
Plumlee
explica las presuntas razones de la administración de Ronald Reagan, el
Pentágono y el Consejo Nacional de Seguridad para proteger a Caro Quintero y
sacarlo de México: “Caro tiene suficiente información para armar un ejército en
México y expulsar a todo un gobierno”.
A
decir del piloto, quien estuvo involucrado en la triangulación de armas y droga
desde 1979, Caro Quintero tiene “información clave mucho más contundente que la
que yo he recabado”.
E
insiste: “Lo protegen porque hay un legado de Reagan. Si Caro Quintero hubiera
sido arrestado y extraditado, hubiera dicho todo lo que sabía y entonces todo
un gobierno y un legado estarían expuestos”.
–¿Por
qué el gobierno estadunidense eligió al capo? –se le pregunta a Plumlee.
–Caro
Quintero era el pretexto ideal para varias cosas, entre ellas utilizar sus
ranchos como puntos de reabastecimiento de combustible para los aviones de las
compañías subcontratadas por la CIA que llevaban las drogas de Sudamérica a
Estados Unidos y las armas de Estados Unidos a Sudamérica.
“Además,
Caro controlaba una ruta de tráfico establecida hacia los Estados Unidos que
encajaba perfectamente con las necesidades del gobierno estadunidense. Caro era
el ejemplo perfecto, tenía los ranchos y los medios.”
Según
Plumlee, el Departamento del Tesoro estuvo subvencionando la operación a través
de intermediarios privados, el Pentágono y la CIA: “A Caro se le pagaba
mediante el Frente Sur unos 300 mil dólares por mes; incluían los sobornos a la
DFS (Dirección Federal de Seguridad), pilotos privados y para el entrenamiento
de los llamados freedom fighters (contrarrevolucionarios nicaragüenses).
“La
idea era decir que se estaba permitiendo la entrada a toda esa droga para
investigación y futura aprehensión y extradición de Rafael Caro Quintero… El
problema es que nunca fue extraditado.”
Pero
el entrevistado considera que eso nunca sucederá: “Si Caro estuviera muerto,
alguien ya lo hubiera alzado como una bandera. Sin embargo, fuentes confiables
aseguran que él está recibiendo protección de mi gobierno; incluso está en un
programa de testigos protegidos. Confío en que el gobierno mexicano haga algo,
pues se llevó la peor parte”.
La
trama reaganiana
Ronald
Reagan estaba decidido a acabar con el comunismo en el mundo. Sin embargo, en
1982 se encontró con un obstáculo: la enmienda de Boland (Boland Amendment)
aprobada por el Senado, que limitaba la asistencia de Estados Unidos a la
contra nicaragüense.
Para
enviar armas de manera ilegal a Nicaragua, la Casa Blanca creó el llamado
Frente Sur (Southern Front), dirigido por el exteniente coronel del Cuerpo de
Marines Oliver North, quien actualmente es productor en la cadena de noticias
estadunidense Fox News.
North,
a su vez, utilizó a la CIA para coordinar las operaciones secretas y los vuelos
desde Estados Unidos hasta El Salvador, Nicaragua y Costa Rica para trasladar
armas; también lo hizo con los vuelos de cocaína de Colombia y El Salvador
hasta Miami, California y Arizona, pasando por territorio mexicano.
Según
Plumlee, la CIA subcontrató a empresas de aviación, como SETCO, creada por el
narcotraficante hondureño Juan Matta Ballesteros, quien sirvió como enlace
entre el Cártel de Medellín y el Cártel de Guadalajara.
Dice
que fue contactado por esa empresa y asegura haber introducido más de 40
toneladas de cocaína a Estados Unidos como parte de esa operación encubierta en
una Cessna 130 y un DC-6B. “No era el único –aclara–. Había unos 10 pilotos más
que debieron haber traficado lo mismo”.
Dice
haberse percatado de que su trabajo con SETCO formaba parte de una acción de su
propio gobierno desde que le dieron claves privadas para pasar los retenes
migratorios en Estados Unidos y México.
“No
se necesita ser un genio para saber que cuando se acerca un avión para
interceptarte sólo es cosa de poner un código y este avión del gobierno se
aleja de ti y te deja en paz”, explica.
Esas
operaciones ilegales eran coordinadas por la rama Equipos de Acción Encubierta
(CAT, por sus siglas en inglés) de la CIA, el Pentágono y el Consejo de
Seguridad Nacional, “con la completa aprobación de la Casa Blanca”.
El
Pentágono, agrega, “era un intermediario para la administración de Reagan.
Ellos (la Casa Blanca) crearon el Frente Sur, hicieron un pequeño comité dentro
de la CIA para que contratara empresas particulares de aviación y que ellos
contrataran a los pilotos, como a mí”.
El
reportero obtuvo mapas entregados al gobierno estadunidense en 1985 y
clasificados hasta 2020, en los cuales se detallan las rutas en territorio
mexicano que SETCO ofreció a Plumlee y a los demás pilotos para introducir las
armas, traficar la cocaína y transportar a los miembros de la contra
nicaragüense, quienes presuntamente eran entrenados en los ranchos de Caro
Quintero.
En
esos mapas se adjuntan nombres, fechas e incluso un número de teléfono de la
residencia de Caro Quintero en San Felipe.
La
operación terminó en 1986, cuando el Frente Sandinista de Liberación Nacional
derribó un avión de transporte estadunidense con suministros para la contra,
además de cocaína.
Poco
después, Eugene Hasenfus, tripulante del avión derribado, afirmó en rueda de
prensa que tanto él como sus compañeros Max Gómez y Ramón Medina trabajaban
para la CIA.
Paradero
desconocido
El
11 de agosto pasado, tres días después de la liberación de Rafael Caro Quintero
gracias a un “tecnicismo legal”, el gobierno de Barack Obama protestó por esa
decisión.
En
un comunicado, la portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Caitlin Hayden,
expuso: “Estamos profundamente preocupados por la liberación de Rafael Caro
Quintero de una prisión en México. Ha estado purgando una condena de 40 años en
prisión por el secuestro, tortura y asesinato del agente estadunidense de la
DEA Enrique Kiki Camarena en 1985.
“Hemos
visto reportes que indican que otro individuo conectado con el asesinato de
Camarena (se refería a Ernesto Fonseca) también puede ser liberado.
“Nos
mantenemos comprometidos hoy en ver a Quintero y demás involucrados en este
crimen enfrentar a la justicia en Estados Unidos, de la misma manera que
hicimos inmediatamente después del asesinato de Kiki Camarena, y trabajaremos
de cerca con las autoridades mexicanas.”
Sin
embargo, hasta el viernes 8 se desconocía el paradero del capo.
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