“El Carrete” el
azote del sur de Morelos/
PATRICIA DÁVILA
Revista Proceso # 1943, 25 de enero de 2014;
Con el argumento
de que el alcalde Noé Reynoso Nava no impulsa la obra pública en Amacuzac, un
grupo de personas encabezadas por el diputado petista Alfonso Miranda Gallegos
iniciaron un movimiento para pedir su destitución, que incluyó la toma de
oficinas del ayuntamiento y bloqueos. Detrás de esa andanada se encuentra
Santiago Mazari Miranda, El Carrete, líder de la banda de Los Rojos, que
controla el trasiego de droga en el sur de Morelos. Más todavía: de acuerdo con
un documento obtenido por Proceso, Miranda es tío de El Carrete.
CUERNAVACA,
MOR.– Tras la muerte de Arturo Beltrán Leyva El Barbas, en diciembre de 2009, el cártel que lideraba
se dividió y surgieron las células Los Rojos y Guerreros Unidos. Desde entonces
se incrementó la violencia en la entidad, que hoy tiene uno de los índices
delictivos más elevados del país, pues los integrantes de ambas organizaciones
secuestran, ejecutan, amenazan, extorsionan, cobran derecho de piso, incluso
controlan algunos ayuntamientos.
Los focos rojos
se ubican en los municipios de Amacuzac y Puente de Ixtla, en los límites con
Guerrero. Ahí, al sur de la entidad, los sicarios de ambos grupos se disputan
el territorio; en la zona cañera que comprende Jojutla, Tlaltizapán y Zacatepec
los enfrentamientos son constantes; ambos grupos criminales también tienen
incidencia en la zona centro –Cuernavaca, Jiutepec y Temixco.
Precisamente del
poblado de San Gabriel, municipio de Amacuzac, es originario Santiago Mazari Miranda, El
Carrete o El 8, líder de Los Rojos. Es sobrino de Alfonso Miranda Gallegos,
alcalde de este municipio en el trienio 2009-2012, de acuerdo con un documento
confidencial que circula en las áreas de procuración de justicia morelense.
Hoy, como
diputado local del Partido del Trabajo, Miranda Gallegos inició un movimiento
de protesta el lunes 6 contra su sucesor en la alcaldía Noé Reynoso Nava, a
quien acusa de no impulsar las obras públicas, señala Jorge Messeguer Guillén,
secretario de Gobierno de Morelos.
Según él, “la
colindancia con Guerrero es nuestra mayor preocupación, pues es una de las
fronteras que más vigilamos porque no sólo se utiliza para el trasiego de droga,
sino también como ruta de secuestros y robo de automóviles y autopartes. De las
entidades que colindan con Morelos, el Estado de México, Puebla, el Distrito
Federal y Guerrero, esta última es el foco rojo”.
Durante un
recorrido por Amacuzac, Puente de Ixtla y Jojutla, los lugareños comentan a la
reportera que Los Rojos dominan el corredor que, además de esos tres
municipios, comprende los de Zacatepec, Tlalquitenango, Tlaltizapán y Cuautla.
El alcalde de
Amacuzac y Álvaro Valle, un vecino de la comunidad, presentaron denuncias
contra el diputado Miranda Gallegos por privación ilegal de la libertad,
amenazas de muerte y robo.
Según el
documento confidencial, cuya copia obtuvo Proceso, El Carrete ha participado en
varios secuestros y extorsiones en la entidad y presuntamente tiene línea
directa con el Cártel de Sinaloa:
“Se tiene
información de que El Carrete actúa en complicidad con el diputado Miranda. A
la mayor parte de los pobladores (ambos) les ofrecen protección. Asimismo, la
policía de Amacuzac actúa en complicidad con el diputado y con El Carrete, a
quienes sirven de halcones o como instrumento para cometer secuestros y
homicidios.”
El documento
menciona el asesinato del mayor retirado Justo Buenaventura Jaimes Villarreal,
quien había llegado de Baja California para ocupar el cargo de secretario de
Seguridad Pública de Amacuzac. “Su homicidio se relacionó con el despido masivo
de policías”, destaca el documento.
Menciona también
que desde el arribo de Reynoso Nava al ayuntamiento se incrementaron los
conflictos “políticos, sociales y de inseguridad”, provocados de manera
intencional por el diputado Miranda, en revancha porque Reynoso
le ganó la alcaldía a su hijo René Miranda Domínguez en las elecciones
de 2012.
De acuerdo con
la ficha técnica incluida en el documento, El Carrete es propietario de un
rancho en San Gabriel las Palmas, rumbo al camino que lleva al basurero, o por
el Cuiji. Dice también que recibió recursos de Édgar Valdez Villarreal, La
Barbie, para la campaña de su tío (el diputado Miranda), a través de Juan
Torres, El Banda, entonces jefe de la zona sur y quien hoy está preso.
Y añade los
nombres de sus colaboradores: Jacobo Quintana González, El Chaparrito, jefe del
penal de Atlacholoaya, quien fue detenido en Chilpancingo cuando viajaba en una
camioneta Extrail blanca robada. Durante un tiempo el vehículo lo manejó otro
pistolero, Antonio Román Miranda, La Moña, líder de Los Rojos, quien fue
asesinado el año pasado; Pedro Ramos Hernández y Gabriel Ocampo Galván, ambos
expolicías de Amacuzac, y Ángel Luis Valdovinos Manjarrez, El Gato, del
municipio de Tetecala.
En Amacuzac y
Puente de Ixtla los pobladores identifican al Carrete como narcotraficante que
domina la zona. ¿Hay denuncias contra él?, se le pregunta a Jorge Messeguer
Guillén, secretario de Gobierno.
“Si las hubiera
y tuviéramos elementos jurídicos ya lo hubiéramos detenido. Sé que se le señala
como integrante de Los Rojos.”
–Señalan como
parte de este grupo al diputado Miranda, incluso hay denuncias en que lo incriminan.
–Tenemos una
carpeta de investigación en la procuraduría. Sabemos que hay una relación
familiar (entre El Carrete y el diputado Miranda), pero no se ha presentado
ninguna en la que se le involucre con el narcotráfico.
–¿Cómo va el
conflicto entre el señor Miranda, quien mantiene tomado al pueblo, y el
alcalde?
–Un grupo
cercano a Miranda argumenta que el gobierno (de Reynoso Nava) no ha hecho obra
pública. Yo creo que es un conflicto político “enrarecido por el parentesco
(del exalcalde con El Carrete)”. Hace varios días nos reunimos y los conminé a
que llegaran a un acuerdo. Aceptaron que se practicara una auditoría a la
gestión actual y a la pasada.
Sin embargo, el
martes 21 los manifestantes aún no devolvían las instalaciones del gobierno tomadas
ni se retiraban de las inmediaciones del ayuntamiento.
Con relación al
índice delictivo en el estado, Messeguer Guillén comenta: “Estamos rodeados de
una zona donde el índice de secuestros es el más alto del país –156 en 2013,
por debajo de Guerrero–; en homicidios la cifra bajó (862 en 2012 a 597 el año
pasado); el robo de vehículos con violencia fue de mil 758 el año pasado con
respecto a mil 912 en 2013 y con no violencia fue de 2 mil 684 a 2 mil 869”.
Es evidente,
dice, que la violencia entre los cárteles bajó en términos nominales 25%;
“también se detuvieron las escenas de personas decapitadas o colgadas en los
puentes”. Hoy, el cobro de piso por parte de Los Rojos y Guerreros Unidos se da
en todo el estado. Y en cuanto a la extorsión, se comete vía telefónica desde
penales de Tamaulipas y Jalisco.
“La disputa
política está atravesando por la presencia de este grupo delictivo encabezado
por El Carrete. Eso enturbia el clima en esta región. Tenemos a la Policía
Estatal y al Ejército para detectar cualquier grupo que estuviera operando
allí.
“El Ejército
patrulla de manera permanente. Tiene una base de operaciones en el centro de
Amacuzac, así como en Yecapixtla y Huitzilac. Son 22 sus puntos de operación en el estado.
Apoya de manera coordinada nuestros recorridos, desde la vigilancia de los
penales hasta el corredor de operación de los cárteles.”
Denuncias
acalladas
El mismo grupo
delictivo que opera en Amacuzac también tiene presencia en Puente de Ixtla, en
Zacatepec, Oatlán, Omatepec y otros municipios, sostiene el funcionario. Sin
embargo, ahora se concentran los secuestros en la parte centro del estado, por
lo que la red de vigilancia se extiende a Cuernavaca, Jiutepec, Temixco y
Emiliano Zapata, donde varias de las 78 bandas establecidas en Morelos también
tienen presencia; algunas pertenecen a una u otra de las células escindidas del
cártel del Barbas.
Para Álvaro
Valle, habitante de Amacuzac y funcionario del ayuntamiento en varias
administraciones, “la inseguridad se incrementó en el municipio a partir de que
el señor Alfonso Miranda llegó como presidente municipal; la ola de inseguridad
se reflejó en secuestros, robo a casas habitación, vehículos, abigeato,
extorsión y desapariciones. Desafortunadamente la ciudadanía no denuncia por
temor a las amenazas de Miranda y de su sobrino”.
Y expone: “Hice
denuncias –la primera hace dos años– por privación ilegal de la libertad en
agravio de uno de mis hijos. La puse en la PGJE y ante la CEDH (Comisión
Estatal de Derechos Humanos). En esta última la ganamos porque investigó y
emitió una recomendación; pero en la procuraduría la pararon, a pesar de que él
(Miranda) ordenó a los policías que detuvieran a mi hijo con la intención de
desaparecerlo.
“Cuando Miranda
ocupa la alcaldía, su parentesco con El Carrete lo fortalece. Se ve claramente
que traía el cobijo de su sobrino. Por eso hace lo que quiere.”
–¿Cómo rescató a
su hijo?
–Los que
recibieron la orden de levantar a mi hijo estaban divididos; entre ellos había
gente de mi confianza, como el entonces director de Seguridad Pública, Carlos
Alberto Luna Figueroa, de la comunidad de Tiacalco. Él y otros me avisaron.
“Además, detrás
de los secuestradores iba el cuñado de mi hijo, quien grabó todo: cuando lo
subieron a la patrulla y cuando se pararon y lo bajaron para introducirlo en
unos cañaverales antes de llegar al poblado Tlatenchi, donde pretendían
desaparecerlo. Se salvó, porque se dieron cuenta de que los estaban grabando.
“La de Amacuzac
es una manifestación normal, ciudadana, aunque dentro está la delincuencia
organizada, están Miranda y El Carrete. El miércoles 8 –cuando tomaron el
ayuntamiento– andaba el sobrino, aunque no se metió a la bola, pues sólo
supervisó y movilizó a la gente.
“A quienes
corresponde actuar es a las fuerzas federales y al gobierno del estado. No
queremos desmoralizarnos pensando que el gobierno tiene nexos con esas
personas. Pero, ¿por qué no actúan? La ciudadanía está molesta.”
Insiste en que
cuando su hijo fue secuestrado, envió un documento al entonces alcalde en el
que lo hacía responsable de lo que le pasara a él y a su familia; incluso él
firmó de recibido.
“Entregué el
acta al Congreso local. En ese tiempo estaba Fidel Demédicis Hidalgo (como
presidente de la Comisión de Justicia y Derechos Humanos en el Congreso local).
Nunca tomó cartas en el asunto.”
Valle asegura
que él y su familia han recibido amenazas de muerte; “eso lo saben el
procurador Rodrigo Dorantes y el secretario Jorge Messeguer”.
–¿Qué le dijeron
en la procuraduría?
–Pararon la
investigación. No sé si por el fuero, la buena relación que tiene el diputado
Miranda o porque paga. Al no actuar, la procuraduría pone en riesgo nuestra
integridad física, por eso mucha gente no quiere denunciar. En 2009, cuando
Miranda andaba en campaña para ser alcalde, le robó a mi tío cuatro toretes,
por lo que éste lo denunció ante el Ministerio Público. Cuando Miranda se
enteró le dijo que si ratificaba la querella se atuviera a las consecuencias.
Mi tío se quedó callado.
Los puntos
críticos
En Amacuzac, el
diputado petista también es acusado de demoler el techo de la alcaldía, así
como de apropiarse de un mercado municipal y de una unión ganadera que
construyó con los 17 millones de pesos que le prestó Banobras al ayuntamiento.
El alcalde
Reynoso Nava coincide con Valle: “Aquí la delincuencia inició hace cuatro años.
Detectamos la inseguridad por los secuestros. Se generó un gran terror en las
comunidades por los plagios de mucha gente de trabajo. El municipio está hecho
garras y la autoridad no actúa. Sólo detuvo al subdirector de la policía en la
administración de Miranda (Pedro Ramos) por presuntos nexos con Los Rojos.
“Desconozco con
qué grupo se le relacionó, pero lo detuvieron en Puente de Ixtla. Él todavía
trabajó conmigo un par de meses como elemento, cuando estaba como director el
mayor Justo Buenaventura Jaimes.”
–¿Enroló a todos
sus policías en la delincuencia? –se le pregunta al alcalde.
–Le puedo decir
que el gobierno del estado les aplicó los exámenes de control y confianza a
todos los elementos –eran como 60–. Quienes no pasaron fueron dados de baja;
los que aprobaron –alrededor de la mitad– se quedaron a laborar.
“Eso fue hace
seis meses, al inicio del mando único. Cuando los policías se enteraron de que
iban a ser evaluados, tuvimos conflictos con ellos. Los elementos se alteraron
y decían que yo los quería sacar. Las amenazas vinieron después. En lo que
cabe, sólo actué conforme me ordenó el gobierno del estado.”
–¿Cuáles son los
focos rojos del municipio?
–La cabecera
municipal y las comunidades de Huajintlan, San Gabriel y Rancho Nuevo. Ahí es
donde más han secuestrado a gente que vive de su trabajo. Por seguridad, muchas
familias no reportan los secuestros a las autoridades. Uno de ellos es el de
Leonardo Marquina, quien desapareció hace más de dos años.
–Y con respecto
a los asesinatos.
–Son ajustes de
cuentas internos. Lo que está muy activo es la extorsión. Los delincuentes
cobran entre 8 mil y 15 mil pesos por cada rescate. El año pasado hubo 40.
Acerca de su
accidentada llegada a la presidencia municipal en 2012, Reynoso Nava refiere:
“Cuando uno es gente de trabajo, no nos damos cuenta de que el cargo está muy
peleado, que hay muchos intereses en juego. He tenido varios problemas con mi
excontrincante, el hijo del diputado Miranda. He tratado de entablar un diálogo
con el diputado para frenar esta situación, que ya está dañando al pueblo”.
–¿Cuándo
surgieron las amenazas?
–…
–Usted quiere
evitarlo, pero la realidad es que el conflicto mantiene paralizado al municipio.
Aunque quiera dejarlo ahí, institucionalmente no puede, ¿o sí?
–No… Es
inevitable, porque no me deja trabajar.
–¿Fue saqueado
el ayuntamiento?
–Sí. Se
apoderaron de vehículos oficiales y golpearon al subsecretario de Seguridad
Municipal, Odilón Estrada Valladares. Hay gente del municipio y de otros
pueblos, como Puente de Ixtla, Tetecala y Coauchichinola, a la que le pagan de
200 a 300 pesos el día por manifestarse.
–¿Siguen las
amenazas?
–Ya perdí la
cuenta… Mandan razones con desconocidos; algunos están armados, no sabemos
quiénes son. Paran a una gente del pueblo para mandarme mensajes; me han pedido
que deje el ayuntamiento, que me vaya de aquí.
Ante las
amenazas, saque a mis hijas del municipio. Es triste, pero no tuve alternativa.
Sin embargo, no renunciaré. Estoy obligado a dar seguimiento al trabajo
municipal. Si Dios quiere, terminaré mi cargo; si no, me quedaré en el camino.”
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