Francisco: Jesuita, americano, culto y humilde/Fred Alvarez
Publicado como portada en el número 55 de revista Código Topo de Excélsior, 1 de abril de 2013.
El perfil del nuevo jerarca de la Iglesia Católica
ayudará a fortalecer su imagen y reoriente su rumbo y sus alcances durante el
naciente siglo XX.
A las 12:06 horas del día miércoles 13 de marzo de 2013 –hora
de México-, salió humo blanco de la chimenea instalada en la Capilla Sixtina;
el repique de campanas en la Plaza de San Pedro confirmó el signo de la nube: habemus papa. El cardenal
jesuita Jorge Mario Bergoglio se convirtió desde ese momento en el
papa número 266, el primer americano, el primer jesuita en la historia del
papado. No sabemos exactamente por cuantos cardenales fue nominado, al menos
fueron 77, en el tercer escrutinio en el segundo día del cónclave.
-¿Aceptas tu elección canónica para sumo pontífice?-, le pregunto Giovanni
Battista Re, cardenal sustituto en funciones al Decano del Colegio Cardenalicio
durante el Cónclave.
Una vez recibido el consentimiento, le preguntó de nuevo:
-¿Con qué nombre quieres ser llamado?”
Después, el nuevo papa confesaría a los periodistas tres días
después: “Francisco es el hombre de la paz. Y así, el nombre ha entrado en mi
corazón: Francisco de Asís”. Ya ese es “el hombre de la pobreza, el hombre de
la paz, el hombre que ama y custodia la creación...”
Una hora diez minutos después la imagen el cardenal protodicano
francés Jean-Louis Tauran
saliendo al balcón principal de la Basílica y pronunció: Annuntio vobis gaudium magnum. ¡Habemus
Papam! Eminentissimum ac reverendissimum dominum y en latín indicó el
nombre de Jorge Mario Bergoglio.
La multitud de la plaza de San Pedro rompió en vivas y aplausos, mientas se
agitaban banderas y las campanas repicaban no solo en Roma sino en todo el
mundo, en especial en Argentina donde hubo escenas de llanto y emoción en
las calles y un multitudinario grupo de fieles se reunió frente a la Catedral
de Buenos Aires.
¡Algo Increíble!
Francisco confesó en el balcón de San Pedro con pudor y modestia la
extraordinaria sorpresa que le había causado la designación como sucesor de
Benedicto XVI, dijo:
“Ustedes saben que el deber del Cónclave es dar un Obispo a Roma. Parece
que mis hermanos cardenales han ido a buscarlo casi al fin del mundo… pero
estamos aquí… Les agradezco la acogida."
Después se supo por el vocero del Vaticano que lo primero que hizo fue
hablar el por teléfono con el obispo emérito de Roma, Benedicto XVI, quien
observó la fumata blanca desde sus habitaciones en Castel Gandolfo.
Después de reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria con los fieles en San
Pedro, agregó humildemente: “y ahora quisiera darles la bendición, pero
primero, os pido un favor: antes de que el obispo bendiga al pueblo, les pido
que recen al Señor para que él me bendiga. (...) Hagamos en silencio esta
oración de ustedes por mí".
Esos segundos fueron claves para ganarse al mundo, para conectarse con él.
. La frase del silencio es muy fuerte. Seguramente Bergoglio la recogió de su
paisano el poeta Leopoldo Marechal: “...y otra vez el silencio, el gran
silencio!
Sorprende pos su sencillez
El primer día del papado, Francisco se dirigió al lugar donde se
hospedó los días previos al Cónclave y pagó la cuenta de su estadía pese
a que los encargados no querían recibir el dinero.
El nuevo pontífice llegó sorpresivamente a la residencia sacerdotal
acompañado de los cardenales Vallini, su Vicario para la diócesis de Roma, y
Santos Abril y Castelló, Arcipreste de la Basílica de Santa María la Mayor.
Un testigo aseguró que los administradores de la Casa Pablo VI para
sacerdotes no querían recibir el dinero pero Francisco insistió hasta que lo
aceptaron. "Es lo justo", les dijo. Antes de acudir al hospedaje,
comentó con los cardenales en la Casa Santa Marta que "también debo pasar
por la residencia, tomar mis maletas y pagar la cuenta".
En otro momento pidió sus compatriotas a no viajar a Roma a la misa d
inauguración del pontificado y dar ese dinero a los pobres. Señaló que sí
espera que lo acompañen, pero con oraciones y con la limosna que así ha
solicitado para los hermanos más necesitados.
Francisco alentó de este modo los tres acentos de este tiempo especial de
Cuaresma: la mortificación o la renuncia, el viaje a Roma en este caso; la
oración y la limosna. Con este gesto el papa repitió uno similar que ya había
hecho en febrero de 2001 cuando era Arzobispo de Buenos Aires y fue creado
Cardenal por el Papa Juan Pablo II.
En aquella oportunidad, el entonces obispo suplicó a las personas que
planeaban ir a Roma para acompañarlo en esa importante ocasión que usaran el
dinero para los más necesitados. Como consecuencia de ello, la delegación del
Cardenal Bergoglio en el consistorio fue una de los más pequeñas.
Otra
medida de sencillez y humildad fue lo del anillo del pescador, que es usado por
los pontífices y que Francisco pidió no sea de oro, sino de plata dorada; eso
si la obra es de un importante artista italiano llamado Enrico Manfrini.
Esta es
otra muestra de la sencillez del Pontìfice que el día de su elección se
presentó en el balcón del Vaticano, ante una abarrotada Plaza de San Pedro, con
la cruz pectoral de hierro que usaba como Arzobispo y tampoco usó la mozzeta,
la gran estola bordada de color rojo con la que aparecieron en su presentación
los anteriores Papas.
Lució el traje blanco, al igual que San Pío V, el Papa dominico “que no
quiso negociar el manto blanco de su orden, comenzando así la tradición del
blanco papal".
Lo
insólito de un telefonema.
El padre general de la Compañía de Jesús, Adolfo Nicolás Pachón S.J, fue
muy claro al describir al nuevo papa: El nombre de "Francisco"
con que desde ahora le conocemos, nos evoca su espíritu evangélico de cercanía
a los pobres, su identificación con el pueblo sencillo y su compromiso con la
renovación de la Iglesia.", pero quizás lo que mejor describió fue lo
inédito de un telefonema.
Dos días
después de haber sido elegido, el nuevo papa tomó personalmente el
teléfono y habló a la oficina del prepósito general de los jesuitas.
Le contestó el teléfono el portero de la oficina en Roma quien nunca esperó
recibir una llamada telefónica del mismísimo papa Francisco.
El hecho
ocurrió la mañana del viernes 15 de marzo, según el relato del director mundial
del apostolado de la Oración, Claudio Barriga Dominguez SJ,- difundido por la
agencia ACI.
El
portero respondió al teléfono. Le dicen que tiene una llamada desde Santa
Marta, y escucha una voz suave y serena:
-Buenos días, soy el Papa
Francisco, quisiera hablar con el Padre General- el portero respondió frió
-¿De parte de quién?-
El papa Francisco entendió que
el joven portero italiano no le creía y le respondió dulcemente. -No, de
verdad, soy el Papa Francisco, ¿y usted cómo se llama?"- agregó.
En ese momento, el empleado
responde con voz titubeante:
-Me llamo Andrés
-¿Cómo estás, Andrés?
-Yo bien, disculpe, ¡sólo un
poco confundido!
-No te preocupes- le dijo
amablemente el papa-, por favor comunícame con el Padre General, quisiera
agradecerle por la hermosa carta que me ha escrito-el portero inmediatamente
respondió
-Disculpe, Su Santidad, lo voy
a comunicar.
-No, no hay problema; yo
espero lo que sea necesario-, respondió el papa.
El joven portero, Andrés,
entregó el teléfono al hermano Alfonso, secretario privado del Padre General
Adolfo Nicolás y quién incrédulo concretó la siguiente conversación:
-¿Hola?
-¿Con quién hablo?
-Soy Alfonso, secretario
personal del Padre General-, respondió el secretario.
-Soy el Papa (Francisco),
quisiera saludar al Padre General, para agradecerle la bonita carta que me
envió- el secretario particular todavía incrédulo, tuvo bien a contestar
-Sí, un momento- y justo en
ese instante entendió lo que estaba sucediendo.
-¡Santo Padre, felicidades por
su elección, aquí estamos todos contentos por su nombramiento, estamos rezando
mucho por usted!
-¿Rezando para que yo vaya
para adelante o para atrás?- bromeo el papa.
-Naturalmente para adelante-,
le responde Alfonso mientas caminaba hacia el Padre General.
Dice el
padre Barriga que “aturdido con la impresión, el hermano ni siquiera golpeó a
la puerta de la oficina del Padre General y entró hasta él, quien lo miró
sorprendido. Extendió la mano con el teléfono inalámbrico y le dice:
¡-Es el papa!
Día de San José:
inicio formal del pontificado.
Intensa alegría popular y también profundo silencios de intensa oración en
la ceremonia del inicio del pontificado del papa Francisco.
Concelebraron con él, 180 personas entre ellos; todos los cardenales del
Colegio cardenalicio presentes en Roma, los patriarcas y arzobispos orientales
no cardenales, el secretario del Colegio de Cardenales y dos sacerdotes
españoles. Asimismo el superior de los Franciscanos José Rodríguez
Carballo y el Prepósito general de la Compañía de Jesús, su exjefe Adolfo
Nicolás Pachón S.J.
Antes del servicio religioso, el nuevo papa ha roto una vez –en una semana-
más los rígidos esquemas del Vaticano, al usar un jeep descubierto -no el
papamóvil blindado acostumbrado- y recorrer durante casi 30 minutos la Plaza de
San Pedro. Incluso bajó del auto para saludar con un beso a un hombre
cuadripléjico, ante la emoción de más casi 200 mil fieles.
El cuerpo de la Gendarmería del Vaticano ha cargo de Domenico Giani,
esperaban el hecho, sin embargo, estaban muy inquietos, ya que el fantasma de
mayo de 1981 cuando atentaron contra Juan Pablo II, no ha sido exorcizado.
(¡Cuidado ahi!)
Tras finalizar el recorrido inició una procesión junto a los patriarcas
católicos de rito oriental y descendió adonde se encuentra la tumba de San
Pedro; allí se encontraban el anillo del pescador y el palio de lana, símbolos
del poder pontificio. El anillo y el palio fueron llevados a la plaza en
procesión, cantando las letanías del Laudes Regiae a cargo del coro de la
Capilla Sixtina y del Instituto de Música Sacra vaticano.
El decano del colegio de cardenales, Ángelo Sodano, puso en el dedo anular
derecho del nuevo papa el hoy austero anillo de pescador y el palio le fue
colocado en torno al cuello por el cardenal protodiácono Jean-Louis
Taurán.
Enseguida, seis cardenales, en nombre de los 207 que integran el
Colegio, hicieron acto especial de obediencia al nuevo pontífice. En esta
ocasión fueron: Giovanni Battista Re y Tarcisio Bertone de la orden de los
obispos; Joachim Meisner y Jozef Tonko de la orden de los presbíteros, y
Renato Raffaele Martino y Francesco Marchisano de la orden de los diáconos.
En la Plaza estuvieron representantes de 132 países; estuvieron presentes
32 jefes de Estado –entre ellos el Presidente Enrique Peña Nieto-, 6 reyes, 3
príncipes, 11 jefes de Gobierno.
Como nadie fue invitado sino cada quien se autoinvito, hubo también gente
indeseable como el dictador de Zimbabwe, Robert Mugabe sentado muy metros de
Angela Merkel y Joe Biden.
Destacó, por cierto la presencia, del Patriarca ecuménico de
Constantinopla, Bartolomeo I, un hecho que no ocurría desde hace mil años,
desde el Gran Cisma de Oriente en 1054. Bartolomé I es considerado el sucesor
de "Andrés el apóstol".
También había delegaciones fraternales del pueblo hebreo, musulmanes,
budistas y de otras denominaciones cristianas no católicas. Un día
después, el papa los recibió en audiencia en la Sala Clementina del Palacio
Apostólico Vaticano. Por cierto, el pontífice los recibió sentado en una
butaca, y no en el trono habitualmente dispuesto, les dio las gracias especialmente
a Bartolomé I, llamándole "Mi hermano Andrés".
A los judíos les recordó que "nos une un vínculo espiritual muy
especial", explicado en el Decreto Nostra Aetate del Vaticano II: "el
misterio divino de salvación en los Patriarcas, Moisés y los
profetas".
"Estoy seguro de que, con la ayuda del Todopoderoso, podremos seguir
provechosamente el diálogo fraterno".
Saludo entonces a los musulmanes que, dijo, "adoran al único Dios,
viviente y misericordioso, y lo invocan en la oración". Insistió en la
importancia de "la promoción de la amistad y el respeto entre hombres y
mujeres de diferentes tradiciones religiosas" y agradeció el trabajo del
Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso).
Las primeras palabras de Francisco fueron para agradecer su presencia y
dirigió un saludo a los Jefes de Estado y de Gobierno, a las delegaciones
oficiales de tantos países del mundo y al Cuerpo Diplomático.
Los dos papas
El gran ausente fue el papa emérito, Benedicto XVI quién siguió la
ceremonia por televisión desde la residencia de Castelgandolfo la misa de
inauguración del pontificado de Francisco. En la tarde de ese día, poco
después de las 17 horas (hora de Roma), el papa le llamó por teléfono a
Benedicto XVI ofreciéndole sus más sinceros auspicios con motivo de la fiesta
onomástica de San José y para manifestarle nuevamente su personal gratitud y la
de la Iglesia por su servicio.
Según informó el Vaticano, la conversación entre ambos fue amplia y
cordial.
En efecto, no fue casual que el inicio del pontificado haya sido el día 19
de marzo en honor a Benedicto XVI: No debemos olvidar que se llama José
(Joshep) como el Santo Custodio de la Familia de Nazaret.
Dos días después fue a verlo a la residencia de Castel Gandolfo: un hecho
histórico debido a que estamos ante momentos inéditos, hoy hay dos papas.
(Como lo escribí anteriormente cuando hice la pregunta de ¿y quién será el
sucesor?)
Benedicto XVI tenía todo previsto cuando llegara el momento de su
sucesión cumpliendo un compromiso.
No es casual que el primer mensaje que hay realizado Francisco Primero se
lo haya dedicado a él; después las llamadas, el inicio del papado el día de san
José, en su honor, y algo más.
Cuando se eligió a Joseph Ratzinger, el cónclave duró dos días; el duelo se
dio entre Ratzinger y el cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio. En el primer
escrutinio Ratzinger logró 47 votos frente a 10 de Bergoglio; Carlo Maria
Martini tuvo 9 sufragios seguido por Camillo Ruini, con seis; Ángelo Sodano
tuvo 4; y el hondureño Óscar Rodríguez Maradiaga y el arzobispo de Milán,
Dionigio Tettamanzi, tuvieron dos votos. En la segunda votación Ratzinger
obtuvo 65 votos y Bergoglio 35; en la tercera Ratzinger logró 72 frente a los
40 de Bergoglio. Ahí quedó bloqueada la elección.
El "duelo" terminó cuando Bergoglio pidió, "casi con los
ojos llenos de lágrimas, que no lo votaran." Al retirarse de la contienda,
Joseph Ratzinger habría ganado. Sin el retiro del argentino Ratzinger no
hubiera sido Papa. Así, se llegó a la cuarta votación; Ratzinger superó el quórum
de los 77 votos, en la Sixtina hubo un momento de silencio, seguido de un largo
aplauso.
Benedicto XVI fue elegido con 84 votos y 26 fueron para el arzobispo de
Buenos Aires.
Ocho años después Bergoglio fue nombrado papa.
Un buen guión para un filme hollywoodense.
Por cierto, Francisco no es ningún hombre joven: Será un papado corto –de
nuevo-. Percibo que hará un excelente papal, los papas de 77 años han hecho
buen papel, solo basta recordar a Juan XXII, el Papa bueno.
El papa Francisco ha cautivado al mundo por su sencillez, es un hombre que
puede regresar a los católicos que se fueron a otras denominaciones y puede
tratar de llenar nuevamente los seminarios con vocaciones.
Parece un verdadero sueño, para una Iglesia que enfrentó momentos, y que no
en vano, mandó llamar (desde el otro del mundo) a sus Fuerzas Especiales, los
jesuitas...los verdaderos marines del papa.
Perfil del
nuevo papa
Francisco es originario de Buenos Aires, Argentina; nació en el barrio de
Flores, el 17 de diciembre de 1936, en una típica familia de clase media baja.
Tiene cinco hermanos, tres mujeres y
dos varones. (vive hoy sólo su hermana)
Antes de comenzar su vida religiosa se
diplomó como técnico químico.
Concurrió al seminario de Villa
Devoto, regido por los padres jesuitas, y a los 21 años ingresó en el noviciado
de la Compañía de Jesús.
Estudió Humanidades en Chile.
Fue profesor de Literatura y de Psicología en el
Colegio de la Inmaculada Concepción de Santa Fe.
Se ordenó sacerdote el 13 de diciembre
de 1969, pocos días antes de cumplir 33 años. En 1971 hizo la tercera probación
en Alcalá de Henares (España) y el 22 de abril de 1973, su profesión perpetua.
Fue nombrado rector del Colegio Máximo y el 31 de julio de 1973 fue elegido
provincial, cargo que ejerció durante seis años.
Luego de una gran actividad como
sacerdote y profesor de teología, fue consagrado obispo titular de Auca el 20
de mayo de 1992, para luego ejercer como uno de los cuatro obispos auxiliares
de Bs As.
Fue designado obispo coadjutor de Bs
As en 1997, un año después asumió el cargo arzobispo titular;
En el consistorio del 21 de febrero de 2001, el
papa Juan Pablo II lo nombra cardenal del título de san Roberto Belarmino.
Además se constituyó en el primado de la Argentina, resultando así el superior
jerárquico de la Iglesia católica de este país.
Formó parte de la Comisión para
América Latina, la Congregación para el Clero, el Pontificio Consejo para la
Familia, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los
Sacramentos, el Consejo Ordinario de la Secretaría General para el Sínodo de
los Obispos y la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las
Sociedades de Vida Apostólica.
¿Cómo es
él?
Es un hombre austero en su forma de
ser, de gran espiritualidad; es un hombre de oración profunda, ha sido un buen
pastor. Tiene buen sentido del humor, es simpático, tiene chispa e
ingenio.
Cuando era el arzobispo dejaba la Curia, tomaba el
Metro y se dirigía a visitar barrios de la ciudad. Subía a un colectivo y se
presentaba a bendecir nuevos comedores populares, a administrar el bautismo, a
celebrar la fiesta del santo.
De jóven le gustaba bailar el tango, en especial la milonga, y jugar al
baloncesto
En literatura sus favoritos son los argentinos Jorge Luis Borges y Leopoldo
Marechal. También Dostoievski y otros clásicos.
No le gustaba que le dijeran cardenal, quería que le llamarán Padre.
**
Un día después
el tema en todo los medios del Mundo.
La Prensa europea prácticamente “se rindió”
ante Francisco llegado "del fin del mundo. La noticia de la elección
acaparó las portadas de todo el Mundo, en especial los principales medios
italianos, europeos y americanos que se rindieron ante la humildad del nuevo
papa.
En Roma, los diarios dedicaron en su
edición decenas de páginas. La Repubblica
dedicó al papa 19 páginas y tituló su portada como "La nueva Iglesia del
Papa Francisco". El rotativo destacó la humildad del nuevo papa, quien
portó en su primer saludo la cruz en hierro en vez de la de oro, y descartó la
esclavilla, la capa roja que distingue a los pontífices.
El periódico Corriere della Sera tituló su portada "La sorpresa de
Francisco", y dedicó 17 páginas a describir la sencillez del nombre
elegido, Francisco, recordando al santo italiano de Asís.
La Stampa dedicó 15 páginas a la noticia y abrió con una gran foto del Pontífice
saludando a los fieles desde el balcón y la tituló "Francisco. El
argentino Bergoglio. Papa en el tercer escrutinio".
El diario presentó a Francisco como
"el Pontífice latino que viaja en autobús, vuela en aerolíneas "de
bajo costo", y "lleva el Evangelio a los pobres".
Además, publicó una imagen de la humilde
casa de la familia de Bergoglio antes de partir hacia Argentina, allá por el
año 1929. "De las colinas del Piamonte a la Pampa. El viaje del emigrante
Bergoglio", se leyó entre sus páginas.
Il Fatto
Quotidiano, publicó en su portada otra imagen del papa sonriente: "Soy Francisco
y vengo de muy lejos", y dedicó nueve páginas al papa, un hombre
"franco y reformador", que prefiere "viajar en bicicleta, metro
y autobús", antes que en auto propio.
En Francia, Le Figaro y Libération, dedicaron sus portadas al papa argentino y
lo llamaron el "Papa de la fraternidad". El inglés The Guardian parafraseó
las primeras palabras del papa y tituló su portada "Buona sera, Pope
Francis".
El Daily Mirror apeló a la ironía y al humor para titular la noticia como “La nueva mano
de Dios", en alusión al futbolista Diego Armando Maradona, de los mejores
de la historia.
Un papa jesuita
Desde que san Ignacio de Loyola fundó la
orden en el siglo XVI nunca un jesuita había asumido el papado. Eso sí
los jesuitas han sido un ejército que siempre ha estado al servicio del papa,
aunque algunos papas los han tratado muy mal: hubo uno –Clemente XIV-que
simplemente suprimió la Compañía en 1773, 41 años después fue restituida por
Pio VII, en 1814.
Hoy se encuentra extendida por 127 países
en los que 17, 637 jesuitas trabajan por la evangelización del mundo, en
defensa de la fe y la promoción de la justicia, en permanente diálogo cultural
e interreligioso.
Es la más numerosa de las congregaciones
masculinas en cuanto a número de miembros, junto con los salesianos y los
franciscanos. El anuario de hace dos años tenía registrados a 17, 906, jesuitas
de los cuales 17,737 son sacerdotes, 1, 535 Hermanos, 2, 850 estudiantes y 784
novicios.
Están distribuidos en 127 países a través
de 85 provincias. En México hay poco más de 400 jesuitas.
Hace cuarenta años los jesuitas llegaron a
tener más de 36 mil miembros en todo el mundo; la disminución en el número de
vocaciones es algo muy común hoy.
El jefe de los jesuitas hoy es Adolfo
Nicolás Pachón S.J.
El 19 de enero de 2008 fue elegido como el
trigésimo Prepósito General de la Compañía de Jesús sucediendo a Peter Hans
Kolvenbach S.J.. Recibe el título oficial de Prepósito General de la Compañía
de Jesús -en latín: Præpositus Generalis.
Se suele referir a él como Padre General. Debido a que, supuestamente, los
Jesuitas eran una gran e influyente orden religiosa en la Santa Sede, esta
posición ha recibido el apelativo de Papa negro
**
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