- –¿Le han pedido ayuda a los militares? –se le pregunta.
- –No. En nuestras reuniones nunca ha participado ningún jefe militar. Sólo tenemos comunicación con los federales y con la PGR.
Revista
Proceso,
No. 1987, 29 de noviembre de 2014
Clamor de los
padres: “Queremos que revisen las bases militares”/
PATRICIA
DÁVILA
Para
los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos y organismos pro
derechos humanos, el gobierno federal ha “simulado” la búsqueda; sólo se limita
a recorrer las inmediaciones de Iguala y Cocula, por lo que exigen una nueva
revisión en El Carrizalillo, El Naranjo y Santa Teresa, pero sobre todo en las
bases militares.
“No confiamos en los militares porque no
ayudaron a nuestros muchachos, a pesar de que heridos llegaron a pedirles
ayuda. En su lugar los robaron y sobajaron. Ya fueron algunos padres a un
cuartel, pero sólo llegaron hasta donde les permitieron”, refiere Emiliano
Navarrete, padre del normalista José Ángel Navarrete González.
A
su vez, Manuel Olivares Hernández, secretario técnico de la Red Guerrerense de
Organismos Civiles de Derechos Humanos, dice: “Pensamos que los 43 estudiantes
de la Normal de Ayotzinapa pudieron ser trasladados en grupos a diferentes
lugares, pero algunos de esos lugares no han sido inspeccionados por las
autoridades”.
En
diciembre de 2011, el activista denunció el asesinato de Jorge Alexis Herrera
Pino y Gabriel Echeverría de Jesús, ambos de la Normal Rural Raúl Isidro
Burgos. Hoy manifiesta su desconfianza respecto al caso de las 43
desapariciones:
“Se
supone que el gobierno federal implementó dos tipos de búsquedas: la
institucional, realizada por la Procuraduría General de la República (PGR) y la
Policía Federal (PF), y la alterna, basada en los lugares que proponen los
padres de familia.
“En
el plan que nos presentaron, las autoridades hablaron de cuatro etapas,
divididas en 10, 30, 60 y 100 kilómetros de radio, partiendo de Iguala. Hasta
ahora desconocemos en qué etapa están; lo único que sabemos es que han acudido
a 144 lugares.”
Según
la PGR, sus peritos buscan en fosas por si están muertos y la Policía Federal
intenta hallarlos con vida. Aunque el gobierno diga lo contrario, los militares
tienen poca presencia en el lugar. “Desde el primer día nos dimos cuenta de que
el Ejército no tiene la intención de realizar una búsqueda exhaustiva, lo mismo
que los marinos”, dice.
En
la conferencia de prensa del viernes 7, el procurador Jesús Murillo Karam dijo
que participaban 10 mil elementos en la pesquisa. Una semana antes, Tomás Zerón
de Lucio, director de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), precisó el
plan de búsqueda: hay 10 mil elementos: 6 mil 800 militares, 900 marinos, mil
700 elementos de la PF, 300 investigadores de la AIC, 110 peritos y 50 agentes
del Ministerio Público federal, con el respaldo de cinco helicópteros, cinco
aeronaves no tripuladas, ocho lanchas, ambulancias, 16 binomios caninos y 15
binomios equinos.
Con
base en el mismo plan, se han realizado 100 recorridos terrestres y 143
sobrevuelos, se han revisado 115 zonas y efectuado 40 reconocimientos de agua,
y se han repartido 20 mil volantes; incluso hay una línea telefónica 01800 y se
ofrece una recompensa por 64.5 millones de pesos a quien dé información.
Pero
eso “es falso, ya que esos 10 mil están dispersos en el estado, no concentrados
en un área para la búsqueda. En realidad, sólo ha participado la Policía
Federal con mil 708 elementos”, sostiene Olivares.
Considera
que la búsqueda debe ir acompañada de una labor de inteligencia previa que
nunca ha existido, además de que el gobierno no quiso entrar en casas abandonadas
o lugares “sospechosos”, con el argumento del respeto al estado de derecho.
–¿Qué
día empezaron los recorridos?
–El
29 de septiembre. Se acudió a cinco lugares: la colonia Sol Azteca, Pueblo
Viejo y otros tres. Fuimos junto con elementos del Ejército, las policías
Estatal y Federal. No se encontró nada.
“Un
mes después, el 27 de octubre, cerca de Pueblo Viejo, la PGR encontró las
primeras fosas con 30 cuerpos. Eso quiere decir que el primer recorrido fue de
manera superficial y rápida, porque en un solo día se fue a cinco puntos.”
Según
los padres de los normalistas hubo lugares a los que no entraron, entre ellos
la colonia Pueblo Viejo y Sol Azteca, en Iguala. Y en la capilla católica del
paraje de Mayanalán, municipio de Tepecoacuilco, regresaron a los tres días,
cuando localizaron a los encargados de la iglesia; perdieron mucho tiempo.
Don
Emiliano Navarrete inició la búsqueda el 28 de septiembre, acompañado de otros
tres papás, en los pueblitos contiguos a Iguala. Escuchaban rumores de que los
estudiantes podían estar en Acaquila, Huitzuco y Acayahualco de Tepecoacuilco.
En ese lugar, en una loma, hay una iglesia abandonada.
“Conseguí
esa información con un señor que decía que por allí podía estar, porque esa
iglesia es guarida de la delincuencia y allí llevan gente que secuestran. Es
una iglesia abandonada que es visitada cada año porque hay una cruz y hacen
fiesta el 3 de mayo”, cuenta don Emiliano.
Añade:
“Hace poco más de un mes, en Acapulco pasaban por la radio que los muchachos
estaban en Carrizalillo, en una iglesia. Era el 18 de octubre, fiesta del señor
San Lucas. Le marqué al comisionado y me dijo que iríamos al siguiente día en
la mañana. Nos anotamos 12 padres, pero un familiar dijo que había retenes de
maleantes y muchos se echaron para atrás”.
Luego
les dijeron que habían visto a los jóvenes en el poblado El Epazote, que
andaban armados y eran parte del grupo criminal Los Ardillos. “Una señora dijo
que habían ido a buscar tortillas en ese pueblito. El comisionado aprobó volar
de Chilpancingo a El Epazote, pero sólo fuimos a preguntar a la población si
había visto a los jóvenes. Son pueblitos que se dedican a sembrar amapola y
mariguana, pero no nos iban a decir con sólo preguntar. No se revisó ningún
lugar específico. Nos retiramos.”
En
otra ocasión fueron a decirles que un señor de Chilpancingo sabía en dónde
estaban sus hijos. Se trasladaron a la colonia Independencia. Al llegar, les
dijo a los padres que los jóvenes estaban muertos, que sólo dos estaban vivos,
entre ellos el hijo de don Emiliano. Le pidió a éste mil 200 pesos a cambio de
información. Con la desesperación, don Emiliano le entregó el dinero, y aquél
le dijo que el muchacho estaba en Pueblo Viejo, en donde encontraron las fosas,
sólo que más adentro, en una casa de material.
El
domingo 16, sigue don Emiliano, llegó una persona a la Normal diciendo que ella
sabía dónde estaban porque tenía un hijo al que secuestraron el día en que se
llevaron a los estudiantes; agregó que iban en el mismo vehículo, pero que a su
hijo lo habían dejado salir porque eran hermanos de religión.
“Fuimos
a un consultorio médico de Marino Román, a quien asesinaron por no pagar
derecho de piso, a algunas casas y a una iglesia presbiteriana. Y nada”,
lamenta don Emiliano. En ese lugar los federales sí catearon domicilios.
–¿Le
han pedido ayuda a los militares? –se le pregunta.
–No.
En nuestras reuniones nunca ha participado ningún jefe militar. Sólo tenemos
comunicación con los federales y con la PGR.
–¿La
PF y la PGR les han mostrado un plan de búsqueda?
–No.
Yo les pregunto que por qué tenemos que buscar nosotros si los responsables
–los policías que agredieron a nuestros hijos, el exalcalde José Luis Abarca y
su esposa– ya están detenidos. Ellos son clave para dar con el paradero de los
muchachos; ellos se los llevaron, no la delincuencia.
“Le
dije a Murillo Karam: Por qué, teniendo a los policías que participaron, no
torturan a uno; a final de cuentas son lacras de la sociedad, son personas que
van a dañar a más personas. Y si un segundo tampoco confiesa, pues ya lo hará
el tercero. Dijo que no. Que está en contra de la violencia.
“Entonces,
si están contra la violencia, que le enseñe a su gobierno a no ejercer la
violencia contra los ciudadanos. Nuestros hijos son inocentes, no estaban armados,
pero ellos tiraron a matar: hay más de 200 casquillos en esa agresión. Mi hijo,
a sus 18 años, empezaba a disfrutar la vida.”
Sobre
lo señalado por Murillo Karam acerca de que la procuraduría se dedicó a buscar
en los lugares señalados por los padres, el entrevistado señala: “Nosotros les
dijimos que necesitamos participar independientemente de su plan de búsqueda.
Si ellos no avanzan, es porque no tenían un plan. No se ha visto que tengan una
estrategia, porque con excepción del absurdo del basurero de Cocula, no hay
resultados. Todo está como al principio.”
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