Revista
Proceso,
No. 1987, 29 de noviembre de 2014
Pruebas
fabricadas, contra los detenidos del 20/11/SARA PANTOJA Y MATHIEU TOURLIERE
Además
de ser agredidos por policías federales y del Distrito Federal la noche del
jueves 20, 11 personas fueron detenidas, consignadas por la PGR y remitidas a
penales federales de alta seguridad por los delitos de motín, asociación
delictuosa y tentativa de homicidio fabricados en una averiguación previa
sesgada. Y aunque la defensa alega inocencia y presenta testimonios y videos
que desmienten la versión oficial, el procurador Jesús Murillo Karam sigue
diciendo que son culpables.
El
titular de la Procuraduría General de la República (PGR), Jesús Murillo Karam,
se mantuvo inflexible y el miércoles 26, en una reunión con los integrantes de
la Comisión Especial para el Caso Iguala en la Cámara de Diputados, insistió en
que los 11 detenidos durante el violento desalojo del Zócalo capitalino del
jueves 20 eran culpables porque, dijo, “estuvieron en asociación delictuosa”.
Los
11 detenidos –cuyas edades oscilan entre 18 y 55 años y entre los cuales hay
estudiantes y trabajadores– ya habían sido consignados desde el sábado 22 por
los delitos de motín, asociación delictuosa y tentativa de homicidio
(AP/PGR/SEIDO/UEITA/194/2014), y trasladados a varios penales de alta
seguridad.
Y
mientras en el Juzgado 17 de Distrito con sede en Xalapa, Veracruz, donde está
arraigado el caso, continuaba el desahogo de pruebas para determinar la
situación jurídica de los 11 implicados y emitir su dictamen –el plazo vencía
hasta el sábado 29–, Murillo Karam insistía en considerarlos culpables.
En
la reunión a puerta cerrada con el procurador, Lilia Aguilar, vicecoordinadora
del Partido del Trabajo, le preguntó a Murillo Karam: “¿Entonces usted es de la
opinión de que, como dice el presidente Enrique Peña Nieto, hay un complot para
desestabilizar su gobierno?”, según relata a Proceso.
“Estamos
seguros que están asociados con ellos, con los violentos. Los detenidos no
están en los videos, pero sí están asociados con los de los videos”, respondió
Murillo Karam. En el video de los disturbios del Zócalo que la PGR presentó
para fundar sus acusaciones no aparece ninguno de los consignados.
Luis
Alberto Muñoz, abogado de la Oficina de Defensoría de los Derechos de la
Infancia (ODDI) que representa a cuatro de los detenidos, asegura que el
documento de la PGR, del que Proceso obtuvo una copia, tiene sesgos, pues se basa sólo en las
declaraciones de cinco granaderos adscritos a la División de Fuerzas Federales
de la Policía Federal.
Según
esos testimonios, el jueves 20 los granaderos encapsularon y detuvieron en una
sola acción al grupo de los 11 que supuestamente lidera Roberto César Jasso del
Ángel. Él, según los declarantes, agredió al policía Jorge Antonio Juárez
Mauro, al tiempo que gritaba a sus compañeros: “¡Maten a este perro!”
Ese
día por la noche, la Secretaría de Gobernación y el Gobierno del Distrito
Federal coordinaron el operativo de desalojo en el Zócalo y sus elementos
detuvieron de manera violenta a los manifestantes en lugares diferentes, como
observaron reporteros y fotógrafos de Proceso. El jueves 27, a través de su
oficina de Comunicación Social, la PGR confirmó a este semanario que policías
capitalinos sí participaron en los arrestos.
En
el video de la detención de Jasso, disponible en internet, también se observa
cuando un grupo de granaderos capitalinos rodean al supuesto instigador de la
agresión a Juárez Mauro.
Durante
el desahogo de pruebas, el miércoles 26 la defensa presentó nueve testigos y
cuatro videos en el Juzgado 17 de Xalapa, los cuales, refiere Muñoz, comprueban
que los detenidos “estaban en distintos lugares y fueron detenidos por
distintos policías”. Eso invalida la versión de los granaderos, quienes
aseguran que fue un grupo de federales el que aprehendió a los supuestos
agresores.
Según
interpretó la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia
Organizada (SEIDO) para fundamentar el delito de homicidio en grado de
tentativa, al “proteger” a su colega los policías frustraron el intento de
“privar de la vida a Jorge Antonio Juárez Mauro”, ya que los asaltantes “tenían
el pleno conocimiento de que un golpe en la cabeza provocaría la muerte de
dicho servidor público federal”.
La
versión “veraz” de los granaderos
Los
policías también declararon: “Este grupo de personas, entre ellos los
detenidos, gritaban las siguientes frases: (…) ‘Viva la anarquía’, ‘Viva
nuestro colectivo’, entre otras, siempre comunicándose entre sí como si
previamente se conocieran, ya que se decían ‘compa’ y ‘compañero’, haciendo
referencia que pertenecían a un colectivo anarquista (sic)”.
La
SEIDO tomó a la letra las afirmaciones de los granaderos para culpar a los
detenidos de “asociación delictuosa”. Los presuntos agresores, por su parte,
sostienen que no se conocían y aclaran que el jueves 20 incluso marcharon en
diferentes contingentes.
No
obstante, la PGR insistió en que todos se encontraban en el Zócalo a las 20:30
de la noche en el momento de la supuesta agresión al policía, aunque no estaban
solos, pues a esa hora había miles de manifestantes.
Y
aun cuando la dependencia presentó informes policiacos para “comprobar” la
existencia de grupos anarquistas en México y la participación de algunos de
ellos en la movilización del jueves 20, el abogado de la ODDI afirma que en
ninguno de los documentos aparece el nombre de ninguno de los detenidos.
La
versión de los federales es que “los actos violentos (realizados por los hoy
detenidos) perturbaron el orden público, ocasionando que se cerraran calles y
las personas corrieran en diferentes direcciones entrando en pánico”. Sin
embargo, los videos exhibidos por Muñoz y los reportes de Proceso del jueves 20
indican que la gente comenzó a moverse cuando los granaderos iniciaron el
desalojo.
Y
así como los policías reconocieron a sus agresores “sin temor a equivocarse”,
la SEIDO vio por “verdaderos los testimonios de cargo” y “sin dudas ni
reticencias sobre la sustancia del hecho”, determinó enviar a las tres mujeres
detenidas al penal de alta seguridad de Tepic, en Nayarit, y a los ocho hombres
al de Villa Aldama, en Veracruz.
En
contraste, la PGR no otorgó ningún crédito a las declaraciones de los 11
detenidos, aun cuando todos narraron con detalle ante el Ministerio Público
(MP) las condiciones en las que fueron encapsulados por los granaderos y llevados
detrás de las vallas que protegen el Palacio Nacional; algunos incluso fueron
golpeados.
Sus
detenciones, dijeron, fueron arbitrarias; una parte de ellos fueron capturados
cuando corrían entre la muchedumbre que huía de la explanada del Zócalo; otros
estaban esperando a sus amigos, unos más deambulaban por las calles aledañas.
El
jueves 27, Amnistía Internacional (AI) denunció que luego de la detención los
11 recluidos fueron golpeados en la cara; algunos presentaban “hemorragias en
los ojos y cortes en los brazos”. Sin embargo, según los policías, “se daban
con el escudo y su equipo de protección, causándose daños ellos mismos”.
El
coordinador del Comité Cerezo, Francisco Cerezo Contreras, refiere que la noche
del jueves 20 las autoridades detuvieron a 15 personas, dato confirmado por la
Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, aunque sólo se consignó a
11.
Tras
la publicación de los nombres de los otros cuatro presuntos detenidos por parte
del comité –que desde 2001 documenta casos de detención arbitraria–, éstos se
comunicaron con él; dos de ellos explicaron que los policías los soltaron
después de interrogarlos porque “estaban bastante golpeados”.
Después
de reunir a los detenidos detrás de las vallas, los trasladaron a la SEIDO, donde
estuvieron incomunicados, según atestiguó este semanario; ni los abogados
voluntarios pudieron hablar con ellos.
La
noche del viernes 21, cuando un grupo de padres de familia lograron ingresar a
la SEIDO, se enteraron de que sus hijos ya habían hecho su declaración ante el
MP y se les había asignado un abogado de oficio.
Tania
Damián Rojas confesó a su padre que la señora encargada de tomar su declaración
añadió una línea al final del documento que decía: “Me subieron a la camioneta
porque ataqué a la paz pública”. Tania firmó porque, según dijo a su padre, de
no hacerlo la señora le hubiera imputado más delitos.
A
las 7 de la mañana del sábado 22, firmada ya el acta de consignación, los
detenidos fueron enviados a los penales de alta seguridad; las autoridades no
avisaron a sus familiares.
La
defensa presentó al Juzgado de Xalapa el “Informe Especial 1DMx” publicado por
la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) el pasado 10 de
abril para comprobar que las agresiones y detenciones del jueves 20 fueron
similares a las más de 60 realizadas el 1 de diciembre de 2012, cuando miles de
personas salieron a la calle a repudiar la toma de posesión de Enrique Peña
Nieto como presidente de la República.
Ese
informe documenta la arbitrariedad de los granaderos hacia los manifestantes y
las personas que pasaron por la zona de las protestas e incluye videos sobre la
agresión policiaca. Hace dos años, las detenciones se efectuaron “sin previa
explicación, con groserías y uso excesivo de violencia, golpes en el cuerpo,
jalones de cabello, agresiones verbales y amenazas”, afirma la CDHDF.
El
1 de diciembre de 2012, añade, los detenidos fueron subidos a vehículos
policiacos sin informarles por qué ni a dónde los llevaban. Al llegar al MP,
debieron esperar horas para conocer su situación jurídica; no los dejaron
llamar a sus familiares o sólo les permitieron verlos unos minutos.
El
jueves 20 la defensa de los 11 detenidos solicitó a la Comisión Nacional de los
Derechos Humanos (CNDH) y a la CDHDF entregar al juez de Xalapa las actas que
levantaron durante el desalojo de ese día, ya que, según el abogado Muñoz, en
varios videos aparecen integrantes de esos organismos autónomos pidiéndoles sus
datos. (Con información de Jesusa Cervantes.)
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