Revista
Proceso,
No. 1987, 29 de noviembre de 2014
La vía de lo posible/FRANCISCO OLASO
BUENOS
AIRES.-Tabaré Vázquez se encamina hacia un segundo mandato presidencial en
Uruguay. Así lo determinan todas las encuestadoras de ese país.
De
cara a la segunda vuelta electoral (balotaje) este domingo 30, el candidato del
oficialista Frente Amplio (FA) tiene una intención de entre 52% y 53%. La
previsión para su contendiente, el candidato del Partido Nacional (PN), Luis
Lacalle Pou, va de 35% a 39%. Las encuestadoras estiman que Vázquez volverá a
ocupar el cargo que ya ostentó entre 2005 y 2010.
Médico
oncólogo, exdirigente deportivo, masón, Vázquez fue el primer representante de
una fuerza de izquierda, el FA, en llegar en 2005 a la presidencia uruguaya. En
2010 fue sucedido por José Pepe Mujica, un exguerrillero tupamaro que había
pasado tres lustros en prisión.
Un
segundo mandato de Vázquez significaría el tercer periodo consecutivo del FA al
frente del gobierno. El candidato se plantea un gobierno diferente respecto del
que encabezó en su primera administración, donde se iniciaron reformas
estructurales, combatiendo los altísimos niveles de pobreza y desempleo que
había dejado la crisis de 2002.
El
actual gobierno de Mujica “profundizó los cambios y los arraigó”, dijo Vázquez.
El
eventual nuevo mandato enfrentará nuevas aspiraciones de la ciudadanía,
surgidas tras una década de crecimiento económico.
En
la política económica no se esperan grandes cambios. Vázquez ha anunciado que
su ministro de Economía será Danilo Astori, quien ya estuvo a cargo de dicha
cartera entre 2005 y 2008 y hoy ocupa la vicepresidencia. Se trata de un claro
mensaje para los sectores que dentro de la coalición reclaman un “giro a la
izquierda” en la política económica.
La
nueva bancada del FA en la Cámara de Diputados tendrá un tono distinto, debido
a la buena elección de sus sectores de izquierda, entre ellos el Movimiento de
Participación Popular (MPP), de Mujica. Tanto Vázquez como Astori representan a
los moderados.
“Si
no hubo un giro a la izquierda con el MPP en el Poder Ejecutivo, dudo que vaya
a ser con Tabaré Vázquez, aunque el Parlamento tenga una composición más
emepepista”, sostiene Pomiés.
El
MPP fue formado por exguerrilleros tupamaros que optaron por la vía política
tras la dictadura (1873-1985). Se sumó al FA en 1989.
“Tabaré
ya dijo que va a seguir la línea que ya había marcado y que Mujica también
siguió –refiere Pomiés–: Tabaré va a hacer lo que dice, porque ya lo hizo en su
gobierno pasado, y porque además sabe que ahí está la clave de su éxito.”
Astori
ha declarado que no habrá un aumento del Impuesto a la Renta de las Personas
Físicas de 25% a 30%, como reclamaba el ala izquierda de la coalición. Se
restablecerá, sin embargo, el cobro del Impuesto de Primaria para los
productores agropecuarios de más de 200 hectáreas.
El
peso de la demanda
Vázquez
se propone mejorar la infraestructura. Dice que invertirá en obras viales,
ferroviarias, portuarias, aeroportuarias y de telecomunicaciones. Afirma que
universalizará la atención a la salud. El “buque insignia” de su gobierno será
el Sistema Nacional de Cuidados, un programa de políticas sociales orientadas a
asistir a las familias en la atención de discapacitados, adultos mayores y
niños desde los seis meses hasta los tres años de vida. Se pretende así que
unas 200 mil mujeres se reintegren al mercado laboral.
Vázquez
ha señalado que de acceder al gobierno, se implementaría una reforma
estructural en educación. Se destinaría 6% del presupuesto a dicha cartera. El
objetivo es que 100% de los estudiantes termine el ciclo básico y que 75% como
mínimo egrese de secundaria.
“Tabaré
habla de reformar el ADN del sistema educativo: Es difícil entender a qué se
refiere con eso –dice Pomiés–. No sé si va a hacer una reforma estructural o
más pequeña, pero la educación necesita una reforma muy profunda. El tema es si
la quiere llevar adelante y pagar el costo político, porque va a tener un costo
político.”
Vázquez
ha dicho que no cambiará la actual política de seguridad, a pesar de que el
crecimiento de la criminalidad es uno de los temas que más preocupa a la
opinión pública. En una eventual presidencia se comprometió a bajar 30% las
rapiñas (asaltos), a ser “muy duro con el delito”, pero “más duro todavía con
las causas sociales y culturales” que llevan al mismo.
En
el plano internacional promueve un “regionalismo abierto”, que prioriza al
Mercosur pero también la apertura al resto del mundo.
“Uruguay
es un país muy pequeño y dependiente de lo que pasa en el contexto –explica
Pomiés–. A lo largo de estos años ha tratado de generar lazos que lo
independicen al menos en parte de Brasil y de Argentina, pero es muy difícil
para un país con un mercado tan pequeño y una capacidad industrial mínima. Por
más que queramos más Mercosur o menos Mercosur, estamos acá, no nos podemos
mover, y los vecinos son los vecinos.”
En
un futuro gobierno del FA se prevé una continuidad en la política exportadora
de productos primarios, como soya transgénica, carne bovina, lácteos, maderas y
pasta celulosa. “El tamaño de marcado del país y su capacidad económica, le
hacen muy difícil hacer una revolución que implique un cambio profundo en la
matriz productiva”, explica Pomiés.
“Nos
encantaría dar un paso más en la cadena productiva de la carne, en el cuero,
pero no ha sido posible por el costo que significa hacerlo en un país tan
pequeño. El mercado europeo no nos permite hacer muchas transformaciones, no
quieren eso de nosotros, entonces uno tiene que ‘vender lo que te piden’, como
dice Mujica”, sostiene.
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